No soy yo muy amigo de prosas elaboradas ni demasiado líricas pero tengo que reconocer que la de Pierre Michon un poquito sí que me pone. Ponía, tal vez, más que pone, y tampoco siempre pero donde hubo fuego… Y luego está ese comienzo de “Rimbaud, el hijo”: «Dicen que Vitalie Rimbaud, de soltera Cuif, mujer del campo y hembra perversa, sufridora y perversa, fue la autora de los días de Arthur Rimbaud.» Es que ese comienzo me pone mucho. El resto del libro también, pero menos. Viciosillo que es uno.
¿Pero venimos a hablar de Michon o venimos a hablar de Salmón? De Salmón, ¿no?
¿No?
Se ve que no.
Y no porque no quiera. Es que no me deja. Salmón, digo. No me deja y no me deja.
* * * * * * * * * *
Leyendo a Salmón uno cree estar leyendo a Michon.
Esto como faja, puede valer. Ahora bien, como poco más.
Leer a Salmón y no dejar de pensar en Michon, sobre todo si te gusta Michon, es un tanto inquietante. Diría incluso que irritante. Porque una cosa es que a Salmón le guste Michon, que prologue sus obras o le rinda homenajes en el calor del hogar (allá cada uno y sus altares) pero de ahí a mimetizarse hasta ese punto, un tipo madurito como Salmón, ya, con su trayectoria y su público y sus libros y sus cosallas y ese permanente vivir en la mesa de novedades, da como un poco de grima, si lo piensas.
Yo creo.
También puedo estar equivocado (me extrañaría, pero es posible) y cuantos más haciendo la ola, mejor. Que si Michon, Salmón. Que si veinte más a libro por año, fieles aprendices de Nothombs. Si está bien, por qué no. ¿No?
Escucha la obra, ignora al intérprete.
La rueda de los días gira. Con ella se devana la suerte de Lavinia. Caldos, los más nutritivos; perfumes, los más exóticos; médicos de toda clase y condición. Cien lenguas se mezclan a la cabecera de la enferma entre retortas, ampollas, alambiques. Rostros de griegos cetrinos, semitas adustos, galenos venidos de Roma con la celeridad de un ave rapaz, incluso un mago del Norte, un bárbaro llegado de las últimas fronteras, que durante días llena la habitación de Lavinia con su corpulencia absurda, indigna de sobrevivir en las estatuas, y con las fórmulas desquiciadas de una lengua imposible, ante la que incluso los perros se rezagan en sus carreras.
Escucha la obra, ignora al intérprete.
Pero es que no es fácil ignorar al intérprete, chico, especialmente si parece un guiñol francés. Que si fuera otro, uno cualquiera, uno de tantos, de esos de dictado… pero Michon, joder, se nota tanto el afán de franquicia. Qué pena.
Casi lo olvido: la novela va de algo:
A un matrimonio se le muere el hijo en la primera página y empieza lo que vendría siendo la segunda parte de La hora violeta y todos con el corazón partido. Las cosas como son: la pena es terrible pero se presta demasiada atención a las formas y al lector sólo le llega el esfuerzo del intermediario. El caso es que el matrimonio se va a tomar por culo. Normal, todo son silencios y darse la espalda y no poder dejar de llorar y fumar mirando al infinito. Y en aquella cama follar es peor que masturbarse sin ganas. Y un buen día, durante una cena, catacrack, se acabó. A la puta calle, Antares.
A esto que resumo en dos líneas le dedica Salmón como setenta páginas de prosa michoniana pero en aburrido, que ya es difícil (nunca se ha podido acusar al francés de ser la alegría de la huerta): «Deshilachaba las flores y las sonrisas mimosas, al igual que todo lo demás: porque no quería a ese hijo, que era ella misma, o porque no se quería a sí misma, vete tú a saber; porque lo único que quería de sí misma era ese pozo desmedido en que todo se sumía; y estaba demasiado absorta palpando a tientas los costados del pozo y buscando el fondo para fijarse en las florecillas que crecían en el brocal.» (Cita extraída al azar de Rimbaud, el hijo)
Imagínense.
La segunda parte es una novela dentro de la novela sobre la infancia imaginada de Jesús. Escritor escribiendo sobre un escritor que escribe. De cagarse, esto. La ficción incluye dos breves episodios para lectores lentos de reflejos sobre Jesús apareciéndosele a uno de ellos para preguntarle por las razones que tiene para hacer tal cosa (imaginar esa infancia, que maldita la falta) y para desearle suerte y llamarle valiente. Besito en culo y a la cama.
Que sí, en serio. Excepto por lo del beso, que hay que imaginarlo, lo demás tal cual.
[Jesús] Tiene cinco años.
Ha conocido la familia.
Ha conocido el lenguaje.
Ha conocido al extranjero.
Ha conocido el amor.
Ha conocido la muerte.
Su experiencia del mundo, aunque parezca exagerado decirlo, es ya muy intensa.
La tercera parte es la historia de la madre, pero esta no se la cuento, no les vaya a estropear la sorpresa. Que bueno, a ver, tampoco es El sexto sentido. Confórmense con saber que incluye la enseñanza de la novela y que ésta tiene que ver con el reencuentro y recuperar la vida y descubrir que hay futuro después de la muerte de otro. Que te puedes quedar sin hijo y salir igualmente de copas, vaya; que es cuestión de Tiempo, que todo lo cura.
Yo creo.
También puede que trate sobre cómo matar de aburrimiento al lector.
Resumiendo: si te gusta Michon y las novelas de padres que recuperan las ganas de vivir y no te importa que el escritor sea otro y que los personajes tengan el atractivo de una ameba, este es tu libro.
Primero: casualidades, hace un rato he dejado un nuevo post en el blog con un poema que se abre e inspira en una cita de Michon. ¿Por qué me copias, Tongoy, pretendes robarme a mis tres visitas diarias?
ResponderEliminarPara mí, Rimbaud, el hijo, es lo mejor de él, ya te lo comenté. Tiene páginas sublimes. Hasta tú, corazón de perro, lo sabes.
Vidas minúsculas también tiene buenos "relatos" pero no me gustó tanto y el último que ha sacado, Los Once, me parece que es Michon presumiendo de ser Michon. Aunque sólo por algunas páginas geniales merece la pena leerlo.
Igual lo mismo le ha pasado a Salmón, no lo sé, no he leído este libro, pero tb. creo que se ha ido enmichonando por el camino. Leí La Ofensa y aunque algo frío, me gustó. Y en La luz es más antigua... ya empezó a parecerme algo más rebuscado, vaya como que le molaba escucharse en alto, aunque todavía había buenas y originales reflexiones... Por lo que dices no creo que me anime a leer esta novela.
Quizá sea un problema de autores con un estilo muy marcado, que al final, quizá, no lo sé, en un intento de no defraudar a su público, acaban por imitarse a sí mismos sin prestar más atención a la historia, y en ese proceso desde luego se adivina un tufillo a falsedad que malogra el texto.
Un abrazo
Las casualidades no existen. Esto tiene un nombre: se llama simbiosis.
EliminarSe gusta demasiado, eso está claro. PUes que escriba un diario, qué coño...
A ver qué problema va a tener usted con los escritores escribiendo sobre escritores que escriben, señor Tongoy, porque a mí me parece un tema igual de válido que cualquier otro si se escribe bien lo cual no parece el caso de Michon Salmón en esta ocasión. Felicidades por este blog de todos modos.
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarProblema ninguno. Es que a veces cansa tanto escritor que escribe. A veces, digo. Este es un buen ejemplo.
También cansan los viejos que miran atrás en su vida, las personas con destinos marcados por la guerra civil, los matrimonios en crisis existencial… ¿dejamos de escribir sobre ellos? No importan los protagonistas ni los temas, mientras que se escriba bien sobre ellos.
EliminarOyendo a Salmón realizar la sagrada promoción de este libro en la Ser daba grima... era como si oyera hablar al Rouco, pero mas afeminado e igual de iluminado, decir que estaba en "estado de misión evangélica permanente". Amen. Claro, el libro que lo lea su...
ResponderEliminar¿Estás de coña? Ya es lo que le faltaba...
EliminarA mí las amebas siempre me han resultado muy atractivas.
ResponderEliminarSeix Barral sigue afinando su colecci´on Blufs de Ayer y Hoy> Salmon ya venia apuntando maneras. Lo dicho sobre V Matas. Carrasco Platero y Yo en las estepas. Eso si, las portadas y los titulos, niquelados. De comprar y llevar, oiga..
ResponderEliminarLa endogamia esta resultando letal para los hijos de las redes wifi, que no de la ira, el cielo esta cruzado de autores que viajan a presentar sus libros por amigos autores followers, y la comedia continua. Felicitarnos por un premio Alfaguara a Colombia, premio a la exportacion, Eurovision y mas matraca narcotremens con fraseado en vallenato. Si es que nos la cuelan por todos lados. Tenemos que expatriarles a elviras navarros, olmedos y fresys, es la guerra. Nos invaden con los post bolanios, les enviamos a los lengua de trapo, menos treinta y caballos de troya.
Te has quedao un poco corto con Salmón. Para mí es uno de los escritores más injustamente sobrevalorados de la década, de su generación, etc. No creo que todavía haya hecho nada digno de ser perdurable, ni recomendado, ni comentado, se lo llevará el viento en un plis, pero eso sí, qué bien queda la pose de escritor megaliterario. Todo pura pompa de jabón bien relamida.
ResponderEliminarNo hace mucho, creo que en ABC, lo ponían encabezando una generación literaria. En serio. Así están las cosas.
EliminarTengo un par de libros de la trilogía anterior por leer. Ya habrá tiempo de hablar de Salmón. Hoy quería centrarme en esa manía de escribir como otro.
¿No te ha gustado Menéndez Salmón? Qué raro. A mí me encanta leerlo; con tantas referencias artísticas, históricas y culturales, no demasiado manidas pero tampoco demasiado obvias (el punto justo, oiga), este señor siempre consigue que me sienta inteligente y culto. Porque esa es la razón de la escritura de don Salmón, halagar el ego del lector, pero sólo en menor medida que el suyo propio. En otros libros ha hablado del nazismo, de Dostoyevski, de no sé qué más, y en éste se atreve con Jesucristo. Ahí es nada.
ResponderEliminar¿Ahí es nada? No me parece digno de elogio atreverse con Jesucristo, sinceramente. Además no cuenta nada digno de mención.
EliminarDe Salmón leí otro (no recuerdo el título) y bueno, bien, mejor en este caso me aburrí mucho y si lo terminé fue únicamente porque se lee en una patada.
Bueno, el "ahí es nada", como el resto del comentario, iba en tono irónico. Diciéndolo más claro, Menéndez Salmón me parece un presuntuoso lleno de humo.
EliminarPara novela (descojonante) sobre la imfancia de Jesús, os recomiendo Regalo de Reyes, de Jesús Zamora Bonilla. Es la bomba
ResponderEliminarA mí el de "La luz es más antigua que el amor" me gustó. Me parece que cuida mucho el estilo. Aunque no he leído nada más de él.
ResponderEliminarMira que bien: dos pájaros de un tiro.
ResponderEliminarCon esto: "Deshilachaba las flores y las sonrisas mimosas"
y esto: "Caldos, los más nutritivos; perfumes, los más exóticos"
me sobra.
Así no pierdo el tiempo con ninguno de los dos.
Gracias por el tiempo.
A mí eso de "Caldos, los más nutritivos; perfumes, los más exóticos" me ha traído a la cabeza un trozo de una zarzuela, me parece que es, que entonaba mi abuelo, que en la gloria esté. Este de aquí: "¡Costas, las de Levante; playas, las de Lloret!". El truco estriba en añadir musiquilla al leer. ;-)
ResponderEliminarBluff, me he descojonao. Muy bueno. Escritores zarzueleros con aroma a Chanel number five.
ResponderEliminarComer sardina, eruptar pollo.
Dr J.
En efecto, el concepto "caldo nutitivo" solo puede figurar puesto por escrito:
EliminarBien, en una lata de comida para mascotas.
Bien, en el prospecto de algún mejunje, no exento de anabolizantes, destinado a fisiculturistas.
Bien, en un texto novelesco de un escritor español de la máxima relevancia.
Tal cual,
Me pillas. Ni idea ni de uno ni de otro. A ver, busco. Ya te contaré.
ResponderEliminarPor cierto, basura, basura y más basura la nueva de Tao Lin. Lo prefería cuando escribía rematadamente mal. Un desastre Taipei. Ha perdido toda la gracia el chaval.
Un abrazo.
Tan lejos de su admirado Bret Easton Ellis. Tan aburrido.
EliminarNada personal, Tongoy, pero ten un poco más de cuidado con las erratas, que a según que clarividentes globales pueden molestar. Por ejemplo en el anterior post "Teso" por "Teseo", en éste "cosallas" por "cosillas", etcétera. Si por cada errata que cometieses te cortásemos un dedo ¿no tendrías un poco más de cuidado? Perfecto. Gracias.
ResponderEliminar¿Pero de dónde ha salido este tío, el "cortadedos"?. ¿Y usted se imagina si cada vez que un comentarista dice una gilipollez, en un blog, le cortaran la polla? ;-)
EliminarPues tú tendrías que estar requetecapado, Julian Bluff.
EliminarJulian Bluff es Tongoy.
EliminarO su amante.
Se nota que os da gusto oiros.
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ResponderEliminarY todavía te preguntas, Tongo, el porqué de tanto aspirante a escritor. Imagínate que ves porno y no la tienen tan grande, ni tan firme, ni tan malva.
No te lo plantearías bastante seriamente? Pues eso.
Quique
Una reseña del mismo cariz: http://www.revistadelibros.com/resenas/weltschmerz
ResponderEliminarUn bluf más de autor. Un coñazo. Y esto último es lo que más jode, porque puedes ser un bluf divertido. No, no es el caso, señoras y señores.
ResponderEliminarDesconfío con todas mis fuerzas de los autores que van a libro por año. A éste, que va de intelectual, lírico y profundo, se le empieza a ver mucho el plumero.
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