jueves, 30 de diciembre de 2010

Lo Mejor del 2010 (1º Parte)


“La literatura, dice Gombrowicz al comienzo de sus diarios, ablandada continuamente por diversas tías bonachonas que fabrican novelas o folletines, por proveedores de poesía y prosa de segunda categoría, por blandengues dotados de facilidad de palabra, corre el peligro de convertirse en un huevo pocho, en lugar de ser –de acuerdo con su misión- un huevo duro”. Ha sido gracias a ese criterio que he logrado depurar los veinticuatro libros obtenidos del primer filtro hasta dejarlos en diecisiete, una cifra que, por más que lo he intentado, no he sido capaz de reducir. Del total seleccionado únicamente siete de ellos fueron publicados en el (todavía) presente año. Y de ellos trata esta lista que presento en riguroso orden de lectura. Del resto, ya hablaré en otro momento. 


Mis 7 lecturas favoritas de libros publicados en 2010 

“Homer y Langley” - E.L. Doctorow 

“Providence” – Juan Francisco Ferré 

“Black, black, black” – Marta Sanz 

“Nada es crucial” - Pablo Gutiérrez 

"Correspondencias" - Hugo Abbati 

“Las teorías salvajes” – Pola Oloixarac 

“La otra orilla” - Julio Cortázar 



Entrando en detalle

“Homer y Langley” es de ley que figure pues desde siempre he sentido debilidad por los falsos documentales y en esta ocasión cuenta además con el añadido de esa genialidad doctorowniana de construir, con personajes reales, una realidad alternativa con lo que pudo ser y no fue. (Esta querencia por los falsos acontecimientos que son o se fingen reales es la misma que me hará incluir “El gabinete de un aficionado” en el siguiente listado). “Providence” y “Black, black, black” ganadora y finalista del Premio Herralde respectivamente caen por su propio peso: la primera, entre otras muchas razones, por el complejo mecanismo que la hace funcionar, algo de lo que ya hablé largo y tendido en su momento y que en cierto modo es la culpable del nacimiento de este blog, y la segunda porque es la demostración palpable de que no está todo dicho en cualquiera que sea el género en que adscriban ustedes esta novela (drama, comedia, intriga,…) porque los toca todos y todos reinventa y revaloriza; es una novela tan rematadamente buena ésta de Marta Sanz que me entró complejo de imbécil las tres veces que intenté hacerle una entrada. “Nada es crucial” tiene un mérito enorme: consiguió no hacerme vomitar siendo el motor de la narración una historia de amor y por algo más: porque me la he creído. A pies juntillas. Me refiero al mencionado tejemaneje amoroso entre los dos seres humanos que fingen ser los protagonistas y que parecen haber nacido para estar el uno junto al otro durante el resto de sus vidas. (Y no quiero ni hablar de la prosa porque me entran ganas de llorar recordando lo buena que es). "Correspondencias" de Abbati es como una lotería: de no ser por el azar las probabilidades de llegar a ella hubieran sido prácticamente nulas porque además de no editarla Anagrama, Tusquets, Planeta, Mondadori o Seix Barral no es fácil encontrar en la red comentarios sobre ella. Voy a hacer una excepción y les voy a contar parte de la trama sin estropearles la fiesta que es su lectura: se trata de una epistolar entre dos viejos amigos, que se reencuentran y hablan de sus cosas, de su pasado y su presente. ¿Apasionante, eh? No se hacen idea. Yo sí, porque la he leído, pero ustedes no. Más quisieran. Si sus librerías habituales son como las mías lo llevan claro pero les invito al esfuerzo porque vale mucho la pena. (Les confieso: hubo un proyecto, conjuntamente con otro blog, de hablar de esta novela sin hablar de esta novela, de alimentar no tanto las expectativas como la inquietud por leerla. Un proyecto que vive en una suerte de injusto limbo y que, quien sabe, quizá algún día, cuando menos se lo esperen, salga a la luz). “Las teorías salvajes” ha sido mi primera experiencia masoquista. Leer a Pola es como la mañana de Reyes en el País de Nunca Jamás: bajo un abeto, que es su sombra, se ocultan miles de pequeños paquetes, cada uno de ellos envuelto en papel de regalo de distintos colores y formas y cada uno de ellos conteniendo una pieza de un puzzle, a su vez de infinitas interpretaciones, que sólo al final puede cobrar sentido si sabe mirarse con la perspectiva y desde la distancia adecuadas. La ventaja añadida es que si a uno le aburre la novela siempre puede entretenerse con la fotografía incluida en la solapa de la portada. “La otra orilla” de Cortázar es uno de los libros de relatos que se incluye en la reedición de sus Cuentos Completos en dos tomos. Una confesión que me saldrá cara: esto es lo primero que leo del autor: ya pueden empezar a gritar, llevarse las manos a las mejillas y rasgarse las vestiduras que me da igual. Si esto, que a mí me parece soberbio, es lo que Cortázar no quiso dejarnos leer no quiero imaginarme lo que será este 2011 que viene cargado de proyectos cortazianos de lectura, con sus rayuelas, sus bestiarios y sus cronopios.




(Próximamente: Mis 10 lecturas favoritas de libros NO publicados en 2010) 

miércoles, 29 de diciembre de 2010

"Ya no pisa la tierra tu rey" de Cristina Sánchez-Andrade


Les voy a ahorrar el esfuerzo de escribir en google “Ya no pisa la tierra tu rey”, en busca de resultados que les permitan establecer comparaciones entre este y otros blogs si acaso se les ocurre, por qué sé yo qué milagro navideño, que pueda ser interesante comprar y/o leer este libro, y les voy a resumir lo que se van a encontrar: 

[1] Encabezando el resultado aparece la web de la editorial (Anagrama) referenciando al título en cuestión, algo que parecerá muy lógico pero que no es tan habitual como debiera. 

[2] El segundo enlace nos remite a la versión reducida y adaptada a estos tiempos modernos de prisas injustificadas del “Google Books” que cuenta con el atractivo añadido de estar extraído de una reedición por otra editorial que se tomó la molestia de prologarlo. 

[3] Elcultural.es presenta un interesante y en exceso crítico artículo de la novela que tiene la desfachatez de empezar elogiando a la narradora y su editor [ver [1]] por arriesgarse a “subvertir los esquemas del relato habituales” para terminar criticando más o menos lo mismo: su “falta de equilibrio”, el “peso excesivo de los elementos pintorescos”, el “abultado relieve de la prosa”. Termina este cultural sacándole los colores a la autora en puntuales juegos léxicos que no ha sido capaz, no digo ya de comprender, sino simplemente aceptar. 

[4] El cuarto enlace es, al menos para mí, un completo desconocido. Se trata de una agencia literaria, que, como tal, inspiraría poca o ninguna confianza si no hubiese leído la novela antes de llegar a ella (a la web de la agencia). Cosas como: “[…] ha logrado dar vida a una novela poco (o nada) convencional, llena de lirismo, en la que la soledad, el desamparo del hombre, la dura tarea del ser, la libertad y la búsqueda de la identidad personal juegan papeles cruciales y determinan las acciones y los sentimientos de quienes habitan sus páginas” hacen un flaco favor a la novela que en ningún momento necesita de esos valores añadidos para hacerse valer, no logrndo con ello otra cosa que confundir al lector que probablemente, ante el temor a darse de bruces con un bloque de granito, arte y ensayo, saldrá espantado antes de darle la oportunidad que se merece. 

[5] En el quinto puesto, por méritos ajenos, esta Ciao!: la popular web especializada en cálculos esotéricos que ayuden a determinar en qué momento exacto del día o de la noche y bajo qué específicas circunstancias se nos va a joder la lavadora, hecho éste que no solo será un problema en sí mismo sino que nos servirá para descubrir fallos garrafales en las garantías de las grandes marcas, que los vendedores son unos incompetentes y que el motor, en realidad, es de una marca de segunda fila fabricado en algún país del este. En esta ocasión, de las tres opiniones resultantes de la búsqueda, una es un comentario de texto muy poco profesional de una buena mujer que no recuerda el precio de libro porque no lo ha comprado pero que a cambio de semejante dislate se compromete a preguntárselo a quien se lo dejó por si algún desaprensivo (esto es mío) quisiera volver otro día a comprobarlo y quizá echárselo en cara; la segunda es también una mujer que en esta ocasión nos narra, con todo lujo de detalles y una breve lección de historia, su viaje a Pisa, tierra de torres; el tercer comentario no tiene desperdicio: nos pone al corriente de las excelencias del cepillo eléctrico Braun SB 1 Satin HAIR Brush 648208 que son más bien pocas: la pobre mujer sufrió en sus propias carnes los horrores del instrumento aquel día que, tras haberse pasado una eterna hora peinándose para estar -y cito textualmente- “monina para un chico”, llovió a mares y se le estropeó el pelo y él le preguntó si se le rizaba y ella le contestó que no y se acordó de los “de arriba claramente”, signifique eso lo que signifique. Ciao! es el ejemplo perfecto de cómo la realidad supera la ficción porque esto ni queriendo me lo imagino. 

[6] El sexto enlace es una pesadilla dentro de un mal sueño: un buscador de todos aquellos pdf´s que contengan el texto referenciado motivo de esta entrada y entre las que se encuentran las siguientes lindezas: una página del suplemento cultural de La Vanguardia hablando de otro libro de la autora, uno que dedica (o trata de) Coco Chanel; las novedades del otoño de 2007 de la biblioteca “El Carmen” de Murcia; un enlace al libro pirateado de Orson Scott Card, concretamente la quinta parte de la Saga del Retorno; la lista de precios de 2008 del catálogo de la editorial Anagrama; un pdf del libro “Residencia en la tierra” de Pablo Neruda, que viene acompañado de un profundo y sesudo análisis y en el que no hay ni una sola cadena de caracteres que cumpla las condiciones establecidas; un resumen de prensa de “La crónica de hoy”, diario mexicano, probablemente (hasta aquí llega mi curiosidad) digital, que sospecho ubicado en Guadalajara y que menciona la entrega a la autora del Premio de Literatura Sor Juan Inés de la Cruz en 2004, que tuvo lugar en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y mandó de vuelta a la autora a su casita con cien mil pesos en el bolsillo (que si no me equivoco vienen a ser unos 6.000 euros; que es más de lo que gano yo en un día). Y así algunos pdf´s más, algunos incluso repitiendo información. 

[7] Este séptimo enlace no merece presentación: se trata de una web especializada en venta de libros a través de Internet de renombre en la que sólo una vez, que yo recuerde, compré un par de ellos (de libros), de los cuales uno vino roto y descolorido y se ve que por entones era yo mucho mas bueno y tonto que ahora porque a pesar de haberme costado una pasta gansa nunca me planteé devolverlo quizá entusiasmado como estaba con un documental que se incluía en el paquete a modo de regalo y que supuse “ofrenda de compensación” por lo maltrecho del envío y aunque más tarde descubrí que formaba parte de una promoción semanal que me había pillado por rebote me quedé con todo y ni dije ni pío. El libro, la primera edición de un robusto ensayo sobre los últimos 500 años de la vida cultural en occidente, sigue todavía hoy sin leer en mi estantería. 

[8] El octavo (enlace) es otra página de venta de libros por Internet o tiendas físicas ubicadas en México, algo así como la Fnac de allí. Apasionante, ya se pueden ustedes imaginar. 

[9] Enlace directo a un foro de libros y literatura. Ambas cosas y no necesariamente a la par. El mismo foro que me obligó a leer el libro para así poder rescatarlo del abismo del subgénero erótico al que había sido condenado por ciertas maliciosas y oportunas frases publicitarias que no tenían otro ánimo que llamar la atención sobre lo que parecía entonces (y se confirmó después) una novela digna del mayor de los respetos. 

[10] El último enlace digno de mención [*] es de mis favoritos: se trata de una web llamada escritoras.com cuya temática, que pueden ustedes deducir sin mi ayuda, está especializada, según ellos mismos, en “literatura escrita por mujeres”. Mi debilidad por esta página, que tiene escasa o nula objetividad, es la misma que me despierta cualquier otro grupo étnico, cultural o social que reivindica su inclusión en lo global a través de la autormarginación. 


¿Satisfechos? Bien, una vez comprobado que Google no sirve para nada con este tipo de libros de autores (semi)desconocidos, de los que se aparentemente se hacen poco a poco, sin padrinos, os voy a decir qué podéis hacer con él: leerlo. Leedlo, porque no hay mejor opinión que la de uno mismo y porque es estupenda (que no magnífica, pero casi: por los pelos). Esta novela, de esta escritora injustamente desconocida (aquí, no tanto en México, visto lo visto), habla de las cosas que pasan, no se sabe cuándo, no se sabe dónde, dentro y fuera de los muros de un convento en el que unas monjas, algo traviesas, espían el mundo desde una ventana clausurada cada día y cada día violada, subidas unas a la espalda de las otras, turnándose unas veces y otras no. Frente a su mundo un palacio y un marqués y una boda y un matrimonio y su madre y su lacayo y el de su mujer y una cocinera juguetona. Tras el muro una abadesa algo deteriorada y medio loca y medio atea y un enorme agujero en el jardín y un misterio, y una muerte y luego otra y un ministro de dios acechado por las dudas de la integridad moral del convento. Y así todo el tiempo, durante las 228 páginas que dura el relato, con una prosa endiabladamente bonita, tan rematadamente dulce que merecía ser pecado y condenarnos así a todos sus lectores a las llamas del infierno de los buenos y menospreciados libros. 


[*] Puesto que el resto son, fundamentalmente, restos de serie y una sucesión infinita de librerías más o menos elaboradas y fiables (entendiendo como fiable un criterio de lo más personal: si la ficha del libro de referencia incluye foto de la portada y breve resumen del argumento me fio mas que no tiene nada de nada y sólo espera de nosotros el dinero de la venta a cambio de un mínimo esfuerzo).

miércoles, 15 de diciembre de 2010

INTRODUCCIÓN A "Lo mejor de 2010"


Les voy a contar un secreto: ¿saben ustedes porqué las listas de “lo mejor de 2010” en lo concerniente al ámbito de la literatura acostumbran a tener un número indefinido de entradas nunca inferior a diez?: para que quepan, además de las verdades, las mentiras; esto es: los amiguismos e intereses partidistas. No pasa nada, todos tenemos nuestros compromisos; somos humanos; estamos en nuestro derecho de sentirnos “obligados a” para evitar ofensas o defendemos intereses económicos o simplemente queremos tener un gesto de cariño hacia un primo o un cuñado o un suegro o a la editorial que nos publica o al amigo que —hay que joderse— nos ha puesto en su lista si, como él, somos también escritores y hemos publicado en este 2010. Pero digo yo, por decir algo: ¿no sería mejor evitar llegar a eso y limitarnos a decir los libros que realmente nos han gustado sin sentirnos en la obligación de incluir aquellos que deberían pero no ha podido ser o aquellos que sin estar mal no están lo suficientemente bien? Lo que quiero decir es: ¿no sería mejor decir la verdad? 

Se ve que no. 


EJEMPLOS PRÁCTICOS, A CUAL MÁS DIVERTIDO, DE ESCRITORES/BLOGGERS QUE HACEN LISTAS 

Vicente Luis Mora acaba su (extensísima, todo hay que decirlo) lista justificando todas y cada una de sus recomendaciones. Decía mi madre que cuando el río suena… algo habrás hecho; eso decía. Pues con Mora lo mismo: lo que Mora expone, la “relación del crítico con” no es ni más ni menos que una forma de decir: “Eh, amiguitos, ¡ved que no miento!:”. De lo que Mora no parece darse cuenta (o está directamente haciéndose el tonto) es que podemos dudar de estas últimas palabras tanto como de las primeras. MÁS: Jorge Carrión, glorificado por Mora, glorifica a su vez a Fernández Porta, Manuel Vilas y Patricio Pron (: estos tres son unos sosos y no tienen lista hecha. También puede ser que estén esperando a que acabe el año, no como todos los demás, que parece arderles el culo por ser los primeros. A ver qué hacen todos estos tan listos si se encuentran con una obra maestra de aquí a fin de año. Porque lo que no quiero pensar —porque sé de primera mano que es impensable que los artistas hagan estas cosas— es que el propósito de estas prisas sea sugestionar al lector cuando a éste le llegue el momento de escribir la carta a los Reyes Magos. No, ellos nunca lo harían). MÁS: Ibrahim B., éste es buena pieza también: glorifica entre otros a: Vicente Luis Mora, Patricio Pron, Jorge Carrión y Eloy Fernández Porta. ¿Les suenan los nombres, verdad? Sí, efectivamente: son siempre los mismos. Pueden ustedes visitar el blog que quieran que uno o dos de ésos se los encuentran seguro. En mi blog no, lo siento, porque aunque me los he leído a casi todos ninguno me parece tan bueno como para hacerlo figurar en ella. También puede ser un problema de mal gusto, que no creo; yo, que tengo un gusto exquisito. MÁS: Luna Miguel. Lo de esta muchacha es buenísimo: en su lista hay dos amigos, la editorial en que publica, la editorial en que prologa un libro, la editorial que publicará a su novio, la editorial de sus padres y no contenta con eso dice que es la más sincera que ha podido hacer. No lo dudo, no, para nada, pero si eso es así esta chica debe estar hasta los ovarios de leer por compromiso regalitos de las editoriales. MÁS: QUIMERA 325. Este es el mejor de todos. Pensé que era Luna Miguel pero no; es éste. (Imagínense). Atención: en el ranking de “Los 10 de 2010” (confeccionado a lo largo del mes de Noviembre para poder salir en Diciembre y coronarse así como los más rápidos entre los rápidos) figuran, entre otros: Patricio Pron, Jorge Carrión y Eloy Fernández Porta. No se asusten: no han tenido un deja vu. Todos los demás, o hasta donde yo sé “en su mayoría”, son también colaboradores de la revista. No se precipiten, no es momento de rasgarse las vestiduras. Yo se lo explico; Quimera se lo explica: “[…] nuestra selección no pretende, ni mucho menos, ser objetiva, sino que es el reflejo de los conocimientos, los criterios de valoración y, sobre todo, los gustos personales que nos han llevado a un grupo de personas a trabajar juntos.” Es decir: la gallina antes que el huevo. Y me puede valer, ojo: un grupo de seres humanos al que une la mutua admiración acaba colaborando en una revista especial(-izada). Perfecto. Lo que ya me parece el colmo de las casualidades es que todos ellos escriban obra maestra tras obra maestra, publiquen este año y además sean lo mejor de él (del año). Si no fuese tan buena persona pensaría que todo esto es un complot para tomar el mercado editorial navideño a golpe de mentiras. Pero no es así: ellos lo admiten: confiesan que su lista no es sobre lo mejor sino que tratan de ser consecuentes con su proyecto y ofrecernos “una lista que refrende el tipo de literatura” en la que creen. (Flaco favor les hace el comentario.) Pues nada; que se la compren ellos. Mi madre también me decía que la ropa me la compraba ella pero los vicios me los tenía que pagar yo. 

¿Qué quiere decir todo esto? Pues lo de siempre: que los que libraban batalla contra el mercado editorial por dejarse dominar por los Perez-Reverte de turno lo hacen a golpe de corporativismo generacional. Una batalla para la que sólo parece haber dos finales posibles: la derrota, que acabaría con todos regentando librerías y colaborando con revistas y periódicos digitales o la victoria, que nos devolvería al status quo habitual, listo para que una nueva hornada de gafapastas literatos, los que hoy abanderan la generación de la espinilla y la hormona desatada, presenten su correspondiente batalla contra los ManuelesVilas, JorgesCarriones, FernandezsPortas, VicentesLuisesMoras, Ibrahimes y Lunas varias que ocuparán el firmamento de “Lo más vendido” de El Corte Inglés.

viernes, 10 de diciembre de 2010

"España" de Manuel Vilas



Esto no es un blog, ni la entrada de un blog, ni el texto de una entrada de un blog (no busquen subterfugios: los conozco todos). Y no lo es por la misma razón y del mismo modo que tampoco el libro de Manuel Vilas llamado “España” es una colección de relatos. No lo es. Es una novela. Y si ustedes no se han dado cuenta es porque no están en la onda; en la onda de la posmodernidad, se entiende. Ni ustedes ni yo. Yo tampoco. Ni me acerco a posmodernidad si para ello he de aceptar algo así. (He dejado la ironía, ya ven, pero vuelvo a ella enseguida) Fogwill, el recientemente fallecido y (y así ya, en pleno) ensalzado escritor argentino defiende mi argumento del siguiente modo (y no quiero pensar que se murió por mentiroso, Fowgil, para una vez que me da la razón): “Hilvana medio centenar de historias y microrrelatos agrupados caprichosamente en once capítulos que el editor español no vaciló en llamar novela siguiendo la práctica fraudulenta de la industria. No es una novela: es literatura en estado puro[…]” Pues mi blog lo mismo. También literatura en estado puro, qué coño, y si a mi Fogwill no me defiende es porque está cadáver, pero él no hubiera querido dejarme sin mi momento de gloria ni el reconocimiento escrito que merezco; por eso he pensado que quizá sería este un buen momento para poner en su boca palabras que hagan frases y a su vez ideas, propias de un genio como él, que como ya está muerto (siento insistir en este dramático punto pero es de vital importancia que lo tengan en cuenta) deben ser seguidas a pies juntillas y no osar, ni por asomo, a dudar del efecto clarificador que debe tener esto en sus dulces e inocentes instrumentos de pensar. 

Dejo pues a continuación el contenido íntegro de lo que Fowgil quiso decir y no pudo quizá por ir justo de tiempo, pero que a la sazón viene a ser exactamente lo mismo que dijo (palabra aquí, palabra allí) de este “España” de Vilas que me he empeñado en comentar sin conseguirlo:

La medicina de Tongoy” es un blog de inusitada frescura, algo sorprendente procediendo de un escritor español. Hilvana multitud de ficciones y microrrelatos agrupados caprichosamente en entradas que el editor español no vaciló en llamar blog. No es un blog: es literatura en estado puro y procesa sin miedo los desafíos de la identidad y el verosímil que enfrentan los verdaderos creadores como Tongoy, y muestran que España está en otra parte y no donde creen los sudacas que quieren conquistarla poniendo desaparecido en la página 78 o en la 132.

Claro que, por otro lado, no veo qué problema puede haber a la hora de establecer si A o B (siendo A cualquier cosa y B cualquier otra) es o no es una novela y de qué tipo. ¿No basta acaso con dar con un hilo conductor? ¿Un nexo que haga las veces de guía? ¿No es la intención del escritor lo que define en última instancia qué es y qué no es una obra? Manuel Vilas establece, porque así es su deseo -al fin y al cabo es su libro- que sea España la médula espinal de su novela, de su obra, de ese compendio de palabras o lo que sea. También pudiera haber elegido Zaragoza, que se nombra mucho, o él mismo, Vilas, omnipresente personaje, real e imaginario a la vez de muchos sino todos los relatos, magníficos por otro lado, en su mayoría, al menos. ¿Y yo? ¿Cuál es mi nexo aquí? Pregunta: ¿qué puede hacer de La Medicina de Tongoy una novela? Respuesta: que así esté planteada. Efectivamente. El problema (el suyo más que el mío) es que ustedes ven solo una parte del todo y así es normal que carezca ese "todo" del sentido al que hago referencia, mientras que yo, como creador, como mente pensante, como fuerza motor, asisto imperturbable a la clarividencia de lo global  y si he de ser sincero he tenido, por un instante, la certeza de estar, no frente a un novela que finge ser un blog sino frente a una escultura que finge ser una novela que finge ser un blog y que reproduce con aterradora perfección la secuencia de elementos que conforman la buena literatura, esto es, el ADN del arte escrito. 

En definitiva: ¿es o no es “España” una novela? Permitan que les responda con otra pregunta: ¿lo es (una novela) “La medicina de Tongoy”

Pues eso.

lunes, 22 de noviembre de 2010

"Los dos húsares", León Tolstói





19 de abril de 1856 

Un Tolstoi de 28 años escribe en su diario (“Diarios (1847-1894)”) que ha terminado su novela en curso (“Padre e Hijo”) a la que, siguiendo el consejo de su amigo y poeta Nekrasov (que por entonces era también codirector de la prestigiosa revista literaria rusa “El Contemporáneo” -primer lugar en qué se publicó esta novela corta-) cambia el título por el de “Los Dos Húsares”, nombre con el que se conocerá partir de ese momento. 


1968 

Este es el año en que se publica por primera vez en nuestro país. Lo hace de la mano de la Editorial Juventud (S.A.) bajo el título “Polikuska y Dos Húsares” (siendo “Polikushka” otro de esos relatos largos o novelas breves de los que nada se sabe pero que gustan de ser incluidos en recopilatorios de diversa índole). 



1993 

Compro en Círculo de Lectores el ensayo póstumo de Italo Calvino “Por qué leer los clásicos”. Se trata de una recopilación de críticas literarias de grandes y medianos clásicos, más o menos (des)conocidos; críticas que parecen llevar implícita la esperanza de invitar a su lectura a la vez que defender obras en desuso. En cierto modo esa compra es mi primer intento serio de acercarme a ellos: a los “clásicos”, quiero decir. Recuerdo, por aquel entonces haber afrontado sin mucho éxito lecturas como la “Metamorfosis” de Ovidio, las “Noches Blancas” de Dostoievski y muy probablemente también “Niétochka Nezvánova”, del mismo autor, si es que, tal como recuerdo, estaban compendiados en un tomo de coleccionable: aquellos publicitados como grandes obras de la literatura: encuadernados simulando piel y de tamaños diferentes, quizá con la intención de darle al comprador, por el mismo precio, la categoría de coleccionista de arte y (fraudulento) lector de culto. Creo recordar que hubo también un asomo –y subsiguiente susto- a “La Eneida” de Virgilio en una (extraviada) edición mucho más vulgar: blanca, de bolsillo: de auténtico lector de bajo presupuesto. Esperaba encontrar en el libro de Calvino una invitación que me hiciese atractiva la recuperación de estas obras. Vano intento pues erré de plano al afrontar su lectura de un modo lineal. Quiero decir con esto que debí ahorrarme paseos por latitudes literarias demasiado lejanas porque al fin y al cabo, ¿qué podía esperar mi yo de entonces del relato (“Anábasis”) de Jenofonte sobre una expedición de diez mil mercenarios griegos a Persia o las maravillas que se ocultan en “Las Mil y una noches”? ¿Qué me hizo pensar que aquella metamorfosis ovídica era un paso a la hora de afrontar obras más modernas y menos mitológicas? (esto me hace sospechar que fue el libro de Calvino lo que me influenció a la hora de llegar a Ovidio y no, como creí al iniciar este relato, mi incapacidad de enfrentar al segundo por lo que busqué al primero) o ¿de dónde saqué la ridícula idea de que la mejor forma de huir de “El Quijote” era refugiándome en “Tirant lo Blanc”?). Ahora sé que hubiera sido mejor acercarme sin tanto recelo al ecuador del libro porque a pesar de ser una zona también desconocida resultaba, por su realismo, mucho más accesible; estaba toda ella (la zona) empapelada de referencias a textos inéditos de Dickens (“Our mutual friend”), relatos de Flaubert (“Tres cuentos”) y otras obras que quizá por ignorancia consideraba entonces menores: “El hombre que corrompió a Hadleyburg” de Mark Twain, “Daisy Miller” de Henry James, “El pabellón de las dunas” de Robert Louis Stevenson y el motivo de este artículo: “Los dos Húsares” de Tolstoi. 



2007 

El diario El País reedita “Los dos húsares”: es un libro más entre los 30 que integran un coleccionable diario dedicado al relato breve de grandes autores. Recuerdo vagamente aquel coleccionable. Quizá pensé que era una forma un tanto extraña de aumentar las ventas; seguramente no: lo más probable es hubiese descartado su compra, no por no ser comprador habitual de periódico alguno (ya que no sería la primera vez que hiciese el esfuerzo por según qué colección) sino porque por aquel entonces me interesaba más la compra de clásicos modernos del cine en dvd. 



Octubre de 2010 

Descubro por casualidad, al caer la faja promocional de un libro que consulto un poco por azar en unos grandes almacenes, que estamos en el “Año Tolstoi”. No necesito investigar demasiado para darme cuenta de que es un homenaje que está pasando sin pena ni gloria, sin publicidad, sin esperanza de vender reediciones de libros que al fin y al cabo ocupan ya las estanterías de la gran mayoría de las casas, gastados en su mayoría de tanto no leerse: húmedos, carcomidos, suplicando un prólogo decente. Nadie ha tenido la genial idea de aprovechar el momento para reeditar sus obras completas en económicos fascículos quincenales, con formatos variables y falsas encuadernaciones en piel. ¡Qué poca iniciativa editorial! ¡Qué falta de visión comercial! ¡Qué lástima la sensación de ver pasar el año y no tener ni un triste calendario con foto que usar de marca páginas! Hacer coincidir este año con este homenaje no es casual; no ha sido el azar el que ha dictaminado tal cosa, ni hay intereses ocultos en esto. El 20 de noviembre de hace 100 años, con 82, moría Tolstoi de neumonía en la estación de ferrocarril de Astápovo, acompañado de su hija Alexandra y de su inseparable médico Makovitski con quienes había huido de Yasnaya Polyana, su hogar, y de su mujer, Sofia, para envejecer en soledad. Apuesto a que la estación estaba nevada y solitaria, como nos gusta a los nostálgicos que sean las estaciones rusas de hace 100 años; nevadas como aquellos parajes en los que vivían pobres y enamorados Yuri Zhivago y la dulce Lara. Muere Tolstoi dejando un legado de 180.000 páginas manuscritas entre las que se encuentran algunas de las obras cumbres de la literatura mundial. 




EPÍLOGO

Noviembre de 2010 

Resulta desalentador descubrir que aquella pequeña obra motivo de esta entrada, considerada por cierto sector de la crítica como la tercera mejor novela del autor, malvive en el anonimato. Todos mis intentos de encontrarla han sido inútiles. Inútil encontrarla y por extensión imposible leerla. Hubiese sido un bonito gesto que este año, aniversario de su muerte, alguna modesta editorial la hubiese rescatado del olvido. Me hubiese conformado con una edición sencilla, de bolsillo, ya fuese sola o recopilada conjuntamente con otras obras mayores, menores o insignificantes, cuentos o relatos, o restos de diarios como aquel que su mujer le encontró oculto en una bota. Pero no ha podido ser. Me quedan dos consuelos: por un lado la mastodóntica reedición que sacó el mes pasado la editorial El Aleph, que vuelve a traducir "Guerra y Paz" para presentarla con un excepcional formato y hacerle, esta vez sí, un justo homenaje a su figura, inmensa también; y por otro esa novela llamada "Sobre mi padre" traducida por la editorial Nortesur, que sirve para recoger los diarios escritos por los protagonistas de los últimos días de Tolstoi, en especial los de su hija y confidente Tatiana Tolstoi.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Prólogo a "25 centímetros" de David Refoyo






Esto no es una crítica de la novela de David Refoyo (1). Y desde luego no es un plagio. Esto no es más que un prólogo no autorizado a su novela. Pero no contento con eso, además de ser un “prólogo no autorizado” es a la vez un ejercicio gimnástico de contenido (alto y) abiertamente sexual. En definitiva y por ahorrarles tecnicismos: tengo la (in)sana intención de pornografíar esta entrada del blog del mismo modo que, en cierta manera, David Refoyo parece haber pornografíado su novela. Digo “parece” porque este prólogo nace tanto del apetito literario -y algo sexual- del momento como de la insatisfacción -también literaria y también sexual- que me produce no tener acceso a su novela, puesto que lo que hasta ahora se conocían como “medios naturales para poder leer un libro” (comprarlo, alquilarlo, etc.) han demostrado ser a todas luces insuficientes. No sé si de la manifiesta falta de profesionalidad que de todo esto se desprende es culpable la editorial, la distribuidora o la librería; para el caso es lo mismo: a mi esta situación me tiene desde agosto en permanente estado de erección y, como podrán imaginarse, con un terrible dolor testicular. 

Es por ello que harto de ambigüedades editoriales y eternizantes esperas -y ávido de inseminaciones culturales- he optado por el camino más lógico y menos tortuoso: me propongo prologar, del modo que prologan los preliminares sexuales en el juego del amor carnal, la novelita en cuestión. Se nos ha ocurrido (“nos”: esto es cosa de dos; una coproducción en toda regla) que nada mejor para hablar de sexo que hacerlo harto evidente. Y he aquí el quid de cuestión: lo que importa: el leit motiv de este descalabro verbal: ustedes no lo saben, pero todo lo escrito hasta este instante es fruto de la inspiración sugerida por los albores de un juego erótico aún por concretar y que atiende a una única regla: desnudar mi alma y mi cuerpo al mismo tiempo y someterlos (al segundo con especial interés) a todas cuantas prácticas sexuales sean posibles lápiz en mano. Me comprometo, sinceramente, a trascribir fielmente en esta entrada lo que tenga lugar en la alcoba; no “antes”, no “después”: durante; no duden ni por un instante que no les cuento la verdad. He elegido prologar antes que epilogar por temor a una eyaculación precoz porque luego me entra la modorra e igual no me da por escribir. He aquí pues, ya sin más demora, el ejercicio: 

PREELIMINARES 

Empiezo por quitarme los pantalones. Bien, digamos que, técnicamente, me los quitan: no puedo escribir y desbrochar botones al mismo tiempo; ya sólo la dificultad en la prosa de la cuarta frase del párrafo anterior ha evitado una erección demasiado temprana. Mi partenaire, en cambio, se las tiene que apañar solita para quitarse la ropa, lo cual mis sentidos agradecen enormemente, no así mi pulso, que tiembla horrores (: no había, hasta hoy, masturbado un lápiz). Me está quitando la camisa… muy despacio… cuando surge el primer problema técnico: debí pensarlo antes: interrumpo la escritura por causas de fuerza mayor… … para retomarla segundos después de lo esperado: la camisa, en mi torpeza, no salía. Los nervios, supongo. Entiéndanlo: es mi primera vez en público. He dudado, lo confieso, durante el ínterin, en dejar esta memez y echar un polvo en condiciones, pero mi pareja me ha recordado que este no es un acto sexual sino literario y que debe prevalecer por encima de todo el rigor periodístico si quiero hacerme un hueco en la industria. La lascivia en su mirada me desconcierta; no sé a qué industria se refiere exactamente entre las dos posibles en este entorno tan hostil. 

En ropa interior nos tumbamos en la cama; busco apoyo para la libreta en la almohada y mientras fruto de una habilidad pasmosa veo caer, en el armario, el reflejo de las últimas prendas que nos quedaban descartamos, entre risas nerviosas, el sesenta y nueve como punto de partida. Su espalda es mi pupitre y el espejo del techo evita que acabe siendo su piel improvisado pergamino. Y así, enamoradísimos (ya se pueden imaginar) empezamos a lamernos: los pezones, los ojos, el mentón, el lóbulo de las orejas, las orejas mismas… por lamer nos podríamos lamer hasta la vesícula biliar de tanto que nos gusta; y arqueando la pierna uno y la espalda el otro, y consintiendo gestos obscenos, acabamos mezclándolo todo: efluvios, fluidos y 




superado así el éxtasis de la eyaculación caemos rendidos tras esta media hora de agotador combate, esta suerte de amor inmenso, y con la espada todavía en alto ruego a dios que me dejen de temblar los brazos o acabaré dibujando criptogramas. 

David Refoyo merece el cielo por hacer posible este momento. Qué gran novela la suya. Qué gran idea escribirla y publicarla y hacerla inaccesible. Qué gran labor este secuestro editorial. Un visionario, David: un mago: haciendo realidad nuestros deseos. 

Y puesto que el objetivo de esta entrada era pornografiar un prólogo, y no habiendo en el reposo poscoital mas erótica que la uno mismo otorga, doy por concluida la labor documental confiando en que hayan ustedes disfrutado con la lírica del relato de este momento de sincero periodismo informativo que descansa ahora embellecido con dos cuerpos tendidos, exhaustos y sudorosos. 



(1) PRESENTACIÓN DE 25 CENTÍMETROS POR MANUEL VILAS (a): Esta novela de David Refoyo es puro sexo. Es sexo y política. Sexo y destrucción. Sexo y complejidad social. Sexo e Internet. Sexo y alienación. Sexo y terror. El escritor se cuela en los intestinos de la industria del porno. El porno aquí es un símbolo del deterioro de la civilización occidental. Casi todo el libro demuestra que nuestro tiempo ha convertido a la pornografía en el último animal tecnológico. Se folla mucho en esta novela. Actores porno, prostitutas, emigrantes, mujeres desesperadas, gigolós, convierten esta primera novela de David Refoyo en una orgía tipo «Walk On The Wild Side» de Lou Reed. Es una novela coral, pensamientos de mucha gente que cuelgan del aire postindustrial. David Refoyo ha escrito una novela original y distinta, también valiente, y tal vez todo ello signifique que estamos circulando ya por las nuevas avenidas de la literatura española del siglo XXI, lugares del futuro, porque esta novela revela que España es ya un país globalizado. 25 centímetros es una narración de terror. Me gusta este libro. Me he leído este libro con pasión, y he pasado miedo, miedo auténtico. Me gusta pensar que España tiene ahora escritores diferentes, nuevos escritores.
(a) Presentación de Manuel Vilas: Fíjense que no tiene entrada en la wikipedia Manuel Vilas de tan famoso que es. Pero yo se lo cuento: es escritor; y muy bueno. Tan bueno como desconocido. Así de bueno. Buenísimo. Se le asocia al movimiento literario llamado Nocilla pero hubo cierto jaleo y no sé yo si al final renunciaría al cargo. Pero miren: en google aparece: lo encuentran por ahí seguro. 

martes, 26 de octubre de 2010

"Dietario Voluble", de Enrique Vila-Matas



Programar una entrada en un blog es establecer una fecha y hora concretas para la publicación automática de un texto previamente escrito. 

De eso va esto. O de esto va eso. De programar. De esperar. De la paciencia y la recompensa. De no hablar por hablar. De no entender nada, también, pero eso solo vosotros. De olvidar, como olvidareis; de recordar, como os recordaré. Programo así vuestro olvido y me comprometo a rescatar vuestra memoria. No temáis, yo os protejo; o temed, por lo mismo.




Acabo de programar una entrada en el blog para dentro de un año aproximadamente: el 12 de octubre de 2011, a las 10 de la mañana, se publicará lo que será el verdadero comentario –no este pequeño engaño- de lo que me sugiere un libro de Enrique Vila-Matas llamado “Dietario Voluble”. Tienen ustedes, pues, un año entero para leerlo y adelantarse así a los demás en la comprensión del texto final. 


Quizá un año parezca excesivo. Estoy de acuerdo. Pero también se antoja(rá) necesario como reafirmación de la idea sugerida. Dentro de aproximadamente un año sabremos si estaba (o no) equivocado y si ha valido (o no) la pena esperar. Y entonces lo entenderéis todo. (O no). No, directamente no: no lo entenderéis: pero no temáis, que yo os lo explico; entonces: dentro de un año. Aproximadamente. 

lunes, 25 de octubre de 2010

La Culpa: El Hoax de Tongoy



"Los Hoax y la cópula son abominables, 
porque multiplican el número de hombres” 
Victor Galeo 


Aviso a navegantes: La revista QUIMERA nº 322 del mes de Septiembre de 2010, la de la portada del rostro difuminado que promete adentrarse en el proceloso mundo de la falsificación es, en sí misma, mas falsa que Judas. Por menos de 20 monedas de oro Vicente Luís Mora se ha colado en nuestros revisteros para beneficio propio y ajeno. Ha venido a mofarse de nosotros, lectores de Quimera entre los que no me incluyo, demostrando que no tenemos ni flores de nada y que nos da igual que nos den pata negra curado o de plexiglás. Por si a estas alturas alguien no se ha enterado, Quimera 322 está escrita por una sola mano fingiendo ser otros. No hay nada, absolutamente nada en esa revista que sea verdad. Ni los anuncios. Mora, en su blog lo introduce así: 

Sí, es cierto, lo confieso: he redactado el último número de la revista Quimera, el 322, correspondiente al mes de septiembre, desde la primera línea hasta la última, a través de 22 seudónimos y varios nombres reales que se han dejado usurpar por mí. 

(Hoy) no voy a engañar a nadie: no me he leído el número en cuestión. Lo he comprado, si, gastándome el dinerillo como acto solidario –comprometiéndome incluso en silencio a su compra mensual a partir de ¡ya!-, pero leer, lo que se dice leer, no, no lo he leído. Y no lo he hecho por la misma razón que sí lo he comprado: porque es mentira. Quimera 322 (no es justo con la revista -en esta ocasión, al menos- desprenderla de su numeración) es un artefacto magnífico; una idea genial por parte del escritor, que se habrá dado la paliza de su vida demostrando además un buen hacer (esto sólo lo supongo, pero en base a cierta experiencia puedo afirmar que no me equivoco (1)) y una osadía ejemplar por parte de los editores de la revista a los que la jugada lo mismo que les salía bien les podía haber ido fatal; pero de eso probablemente no llegaremos a enterarnos nunca porque quienes se han manifestado lo han hecho mayoritariamente en el blog de Vicente Luis Mora, Seres a los que considero Intelectualmente Afines –entre ellos- (por no tacharlos directamente de amigos) que no han dudado en mostrar su apoyo incondicional. Sin que sirva de precedente confesaré ahora mismo ser uno de ellos: no “amigo”, sino lo otro: “Ser Intelectualmente Afín” y haberlo hecho. Apoyarlo, digo, glorificarlo, enaltecerlo, todo eso, públicamente y en su blog, porque, al margen de maniobras editoriales o egos insatisfechos de escritor, Quimera 322 me parece una de las mejores cosas que han pasado en el mundillo literario en lo que va de año, obviando, claro, la sorpresa que ha sido el NOBEL de Literatura de este año, que demostrará (ya lo verán) no ser más que una burda maniobra perpetrada con el único fin de restar protagonismo a mi Quimera particular, ésta que trato de explicar y no me deja la verborrea. 


El Hoax de Tongoy tiene, a grosso modo, la función de mentir. Claro. El objetivo es evidente: crear un artefacto que engañe al lector y le haga creer que quien ha escrito algo realmente no lo ha hecho (o/y viceversa). En su momento [enlace] Oblomov finge su suicidio para así dar veracidad, un poco después  [enlace], a las palabras de quien esto escribe: Tongoy; no se busca otra cosa (caos) que celebrar una ceremonia de la confusión. ¿Existe Oblomov? La respuesta es evidente, al menos para mí. No lo es tanto para ustedes, testigos mudos (2), del mismo modo que servidor tampoco podrá saber nunca si lo que me cuenta VLM (Vicente Luis Mora) en su hoax particular es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad o si quizá, dentro de un año, alguien nos descubrirá una segunda mentira en algún número especial dedicado al fraude del fraude, al hoax del hoax; puede incluso yo mismo, también de aquí a un año, confiese no haber mentido cuando sí lo hice. ¿Y qué pueden hacer ustedes al respecto, afortunados portadores del libre albedrío, ignorantes testigos de mi demencia senil? Muy sencillo: pueden leer los dos blogs creyendo que son uno, o leer uno creyendo que somos dos, o no leer, o leer otras cosas o esperar por la próxima entrada en la Oblomovka Herida (3), que supongo será la más sincera de cuantas han leído ustedes hasta el momento. O hagan ustedes lo que han estado haciendo desde siempre: lo que les plazca. Y no se me quejen por la mentira, no sean pijoteros, que a ustedes les ha salido gratis mientras que a mí me costado una jaqueca y una suscripción a Quimera. 




(1) Y ustedes, en base a la suya (a su experiencia) pueden optar por no creerme y no les faltarán razones. 

(2) Porque quieren: ¡Comenten, comenten! 

(3) No les doy la dirección: si a estas alturas no está en sus “favoritos” ya no sé qué mas decirles. Pero pueden pinchar en el enlace. 

martes, 19 de octubre de 2010

A Roberto Bolaño le gusta Tongoy

Elijo una estación descocida para partir en este improvisado Viajeros al Tren!: entro en la web de Bolaño, por dármelo a conocer, puesto que no nos habían presentado y me encuentro un página casi en blanco: un fondo gris y cinco pequeños enlaces: fea y funcional: muy de gran escritor. Justo lo que buscaba yo para mí.

Me da una rabia terrible que Roberto Bolaño no haya hecho nunca referencia alguna a la calidad de mi blog: ni buena ni mala. Si, ya sé que se murió antes de abrirlo, pero la pena es la misma (la de su muerte y su silencio y viceversa). Llevo tiempo buscando la fama con la insana intención de demostrarle al mundo que nada me puede cambiar, ni tan siquiera un éxito indecoroso, y estoy seguro de que todo hubiese sido mucho más fácil si Bolaño hubiese dicho algo, aunque fuese poco. Me hubiese bastado en un sencillo “Me gusta” en alguno de esos Avances Editoriales que publicito en el facebook semanalmente. Con ese “Me gusta” me las hubiese apañado perfectamente para sacarle provecho. Pero no pudo ser: se murió antes: Bolaño. Y ahora estoy yo, por su culpa, medio huérfano de éxitos, haciéndome valer en soledad.

Se me ocurren terribles maldades y abuso de este silencio salvaje para fantasear con alguna: es primavera (aprovecho lo opcional de la escenografía) y me doy de alta otra vez en el facebook pero esta vez como Roberto Bolaño, no el muerto, claro, sino otro, haciendo coincidir el nombre. Altero una foto con algún morphing para darnos parecido, porque lamentablemente –qué delgado estaba, qué envidia!- no coincidimos ni en las gafas. Ya dentro del facebook me hago un perfil literario; me publico libros con ligeras variaciones: “Las detectives Salvajes”, por ejemplo, o "Putas Homicidas" o "2999": cosas similares. Y entonces le doy a Tongoy prioridad absoluta y me ensalzo en comentarios y en todo lo que encuentro y procuro que la gente vea que “A Roberto Bolaño y 6 personas más les gusta esto”. Después de eso: camino de rosas: entro en foros y digo: “A Bolaño le gusta Tongoy”: miradas de asombro; estupefacción: qué alto ha llegado y en qué poco tiempo. Quién va a fijarse en la fecha. Y aún haciéndolo: con las dudas se entra y bueno, digo yo que alguno se quedará, no para siempre, seguramente no, pero un par de meses, porqué no: algunas entradas. Si ven el error, que lo verán, puede hacerles gracia: “Qué gracioso, mira, de tanto mentir no sabe hacer otra cosa”, dirán y yo tan feliz, entusiasmado, aceptando las críticas mordaces y demoledoras a cambio de un poco de fama. Llega entonces lo mejor: su familia, sus amigos, su fundación: me denuncian: bloquean mi cuenta del facebook y un juzgado de guardia determina "prácticas indecorosas de carácter literario en la red"; me libro de prisión "por vacío legal" y me ofrecen escribir un guión para contar mi historia en una película dirigida por Bigas Luna que me pondrá a follar sin parar con los mejores actores. Y así, cubierto de gloria, la muerte: paseando por un campo nevado caigo con mis setenta años, cual Robert Walser, a plomo; y allí me quedo, infartado, dejando un legado de fotos aéreas y un blog lleno de mentiras.

Este tren no lo quiero, prefiero la estación, tan ocurrente. Me doy cuenta enseguida de la enorme influencia que han ejercido en mi prosa los dos únicos capítulos que he leído del ultimo libro de Daniel Sada y me propongo hacer pronto las américas: buscar referentes mejores, amigos suyos. Se me hace tarde sin haber partido el tren. Bajo y me voy. Ya viajaré otro día.

lunes, 18 de octubre de 2010

Relato original de Ajancio, Proconsul Ovejero



(INTRODUCCION) 

Hace unos días, de viaje en Murcia por motivos de trabajo, me senté, un poco por azar, en una terraza del Café Santos: aquel en que Miguel Espinosa conoció a Mercedes Rodríguez, musa natural y amiga, y donde es de suponer que concibió y en parte escribió “Escuela de Mandarines”. Fui atendido por un hombre muy mayor, pálido y ojeroso, delgado como una estaca, que llevaba en la solapa de la camisa blanca nuclear de camarero una placa identificativa que le otorgaba el peculiar nombre de Macacio, como aquel “Macacio El Canoso”, personaje de la novela de Espinosa, “Enmucetado de Historia, Fundador de la Secta de los Resurrectos y último Ditirámbico de la Feliz Gobernación”, albino, soberbio y arrogante que nació tarde y quiso ser terrible en un época que solo permitía ser majadero. (1) 

De vuelta en casa me dio por recordar a Oblomov Varese, suicida ejemplar e infeliz amigo, pensando sin querer en lo imposible de la resurrección y queriendo establecer, -a pesar de todo- como en su día hizo Macacio, una secta destinada a tal fin: resurrectora de seres queridos, importantes o de efímero e intrínseco valor, dándoles una segunda oportunidad con una única condición: que hiciesen con su vida aquello a lo que parecían destinados antes de perderla. Oblomov, sin duda, estaría obligado a reescribir su pasado, testigo inmutable de la buena literatura. Aunque su temprana muerte nos privó de ese placer, queda todavía, afortunadamente, abundante correspondencia y numerosos relatos. Quizá fuese posible, aplicando la Medicina adecuada, alargarle, en cierta manera, la vida; la literaria. 

Animado por esta idea de la resurrección rescaté, de entre todo su legado, un relato breve que llevaba el misterioso título de “Relato Original de Ajancio, Proconsul Ovejero” (2), que también, como aquel camarero de Murcia, es un personaje de la novela de Espinosa. A continuación reproduzco íntegro y sin correcciones el texto íntegro de Oblómov: 



“Relato Original de Ajancio, Proconsul Ovejero” por Oblómov Varese. 


Primera Parte

Fue durante una jornadas gastronómicas visitando “Casa de la Ermita”, una bodega cuyos viñedos se encuentran en El Carche, la sierra con las montañas más altas de toda la región de Murcia, donde me descubrieron otro vino, un Cabernet Sauvignon, un Syrah Chileno del Valle del Maule, en la cordillera andina, llamado “Oveja Negra”; un tinto muy expresivo, especiado y con un toque de pimienta que le confiere un matiz muy singular. Quien me lo vendió, un hombre viejo, viejísimo, la Vejez Andante si existiera, aseguraba ser camarero de aquella bodega y decía llamarse Ajancio; y algo de verdad había pues demostró ser lo bastante hábil para convencerme de comprar varias botellas de ese vino ovejero del que era, secretamente, representante. Quedamos esa misma noche en una vinoteca del centro de Murcia (creo recordar que en la calle Jimenez Baeza, cerca de la plaza Sandoval en la que estaba mi hotel) y acompañados de unos ibéricos dimos cuenta de algunos Ribera del Duero cuyo nombre nunca he logrado recordar. En la conversación se colaron inevitablemente cosas de nuestro pasado; yo le hablé de mi familia y de mi particular mal: la pereza, la desidia, la desesperanza; aquel que más tarde, cuando descubrí la novela de Goncharov, bauticé como oblomovismo. Hablamos de libros y literatura, de arte y ensayo, de filosofía y de política. Avanzada la noche y la confianza le invité a llamarme Oblomov pero él insistió en usar el apodo de “Ermitaño”, puesto que había sido en la Ermita donde me había conocido. Me acordé sin quererlo de aquel Eremita que un día bajó de una montaña para luchar con la palabra contra cierta Feliz Gobernación. No podía imaginar entonces cuán cerca estaban mis recuerdos de vincular hechos con verdades. Un par de botellas después, desinhibido por el alcohol o la confianza empezó Ajancio a hablar de su pasado y lo hizo del modo siguiente, tergiversando la gramática y llamando a las cosas por nombres que aún hoy no acierto a comprender cómo logro recordar: 


Segunda Parte: "Breve Historia de Ajancio"
Te contaré mi vida en pocas palabras, Ermitaño querido, pero precisamente por ello has de tener la mente despierta o correrán entre por tus orejas sin anclar significancia y perderanse los ulteriores motivos en el insondable olvido de la ignorancia, supina o no. No preguntes ni interrumpas mi relato ni por sorpresa ni por pasmo pues solo así podremos avanzar en el infortunio de mi vida y concluir la historia antes de que truene el alba y deba partir. Y disculpa mis palabras, restos de un pasado difícil de borrar. Soy Ajancio Cornelio, hijo de Sila y Belania: dictador él, consorte ella. Gocé por mor de mi rancio abolengo de dádivas que aquí, frontera aparte, son cuando menos prefectura de alcalde corrupto. Mi infame condición era el pilar sobre el que se sustentaba el futuro de el Molino de la Noble Vaguada, que es como se conoce también al Consistorio Locuaz o Concejo Local Decisorio, lugar en el que no duelen prendas hacer imperiosas las más simples legislaciones locales y del que era regente mi antecesor y padre hasta que a su muerte lo fuese yo por designio consanguíneo, manifiesta voluntad esta la suya al tomar el poder semanas antes; pero quiso la mala fortuna que un golpe de estado al golpeado estado anterior dejase mi osamenta maltrecha en un lagar, viviendo de limosnas y gracias a las lisonjas que hiciere a las damas de alterne y a cuantas putas esclavinas tuviese a bien encontrar, mientras padre y madre, desgraciados ellos en su propia culpa, servían altramuces y limpiaban el culo al nuevo Gestor Ordenante Consuetudinario. Quizá te extrañe que una gobernación de segunda, anexa a poblaciones de jurisdicción nacional como aquella de la que tú procedes, tolere Golpes de Estado y Gracia Funesta en favor de políticas arbitrarias como aquellas que devienen de dictaduras amorales y periódicas; pero el reino al que hago referencia habita entre inexpugnables montañas y se circunscribe a legislación propia. No atiende a imposiciones externas ni tolera sistematizaciones democráticas que deformen la práctica de la corrupción como modelo de envilecimiento local. Aporta y sostiene este régimen político que el esclavismo en un bien común exclusivo de clases altas que busca únicamente beneficiar al conjunto de la casta noble y aquella subalterna por anexión forzosa y necesaria. La escasa población ha favorecido durante años la tropelía local auspiciada y protegida siempre por prácticas habituales de terror común. Y hallábame yo así, desprovisto de altares y condenado al fragor del trabajo diario mal remunerado, -habiendo sido días antes locuaz referente de dispendio excesivo-, cuando tomé la oportuna y necesaria decisión de liberarme por piernas de tan nefasto destino. Pero el Concordato por la Defensa del Mayúsculo Oprobio estaba compuesto por numerosa soldadesca ávida de latigar y someter a la plebe a una voluble normativa, adoctrinada desde los estamentos superiores (3), que aplicaba las normas atendiendo a una absurda filosofía de salón de té, estando entre ellas aquella conocida como “Estética del Temor” establecida por Donicilo durante su efímero mandado que excluía de libertad de movimiento a aquellos descendientes de dictadores, en previsión de algún manifiesto contra el Gobierno Del Momento. Hube de esperar setenta veces siete lunas antes de coincidir con aquella noche cerrada que me permitió soltar mis nocturnas cadenas y cruzar a caballo las montañas que cerraban la Gobernación. Hubo la fortuna de cruzar en mi camino a quien se dio en llamar Espinosa, bondadoso hombre que tuvo a bien ocultarme en su vehículo. Llevóme a la ciudad y diome vestimento y alimento a cambio nada mas de hablarle de mi vida tarde tras tarde, acompañado, unas veces sí y otras no, de una joven acuñada Merceditas. Su insistencia me obligó a confesarle la ubicación aproximada (ni yo la sabía, con aquella noche tan cerrada y aquellos cerros tan lejanos) de mi casa, de mi vieja ciudad, aún sin nombre definido. Me dejó una noche de abril en casa de unos amigos chilenos, exportadores de oficio, tras haberme conseguido un empleado en la bodega que ya conoces. El resto es historia. No he vuelto a ver a Espisona -ni me ha dado jamás por retornar a mi aldea- y no sé de sus obras más que de oídas, tan falto de interés quedé de todo lo de antaño. 


Tercera Parte

No me duelen prendas admitir que le creí; su peculiar fisonomía y su más que particular forma de hablar me convencieron, quizá también por estar sumido como estaba en brumas etílicas, de que no era del todo descabellado pensar que Espinosa se había inspirado en él y sus relatos para construir, años después, su Escuela de Mandarines. Numerosos estudiosos han hablado siempre de varias versiones de la obra (tres, que se sepa) de la que solo queda constancia la última; dejándonos sin saber si sería aquella primera un relato más fiel a la realidad de esa comunidad intemporal que habita en sólo Dios sabe que monte Murciano. Borrachos perdidos salimos juntos de la bodega y entonces, torpe, caí. Al levantarme ya no estaba Ajancio, ni sus posturas, ni su flema ni su prosa. Solo una noche fresca y un recuerdo a pesar de todo imborrable. Años después retomo su historia, su flema y su prosa y espero nada más que haber sido más fiel de lo que, a la vista de los resultados, Espinosa fue. 


Dedicado a cierta Oveja, 
Negra también, como aquel vino, 
más ecléctica que eléctrica, 
descubridora del Hecho 
y cómplice en proyectos imposibles. 



(EPILOGO) 

Y así acaba la historia, narrada por Oblómov Varese, de Ajancio, Vejez Andante, Proconsul Ovejero, quizá también Infeliz Gobernante. Su muerte, fatal, me deja sin saber si hay asomo de verdad en algo de lo que dice: si no es más que un relato, una excusa para invitar a la lectura del libro de Espinosa o si realmente existe en Murcia un espacio, una génesis de aquel otro conocido como la Feliz Gobernación. 






(1) “Escuela de Mandarines” - Introducción - 6 y 7 

(2) En la novela de Espinosa el Proconsul Ajancio era Ovejero de la Ciudad; se reveló con motivo de una Sublevación de Curtidores, negados a pagar tributos, hacia el año 400.012. Los agrupó, citándolos en un campo de aljibes para discutir la jefatura de la protesta, y los degolló sin dejar de gritar: «¡Mata, Ajancio, mata!... Didipo admiró la hazaña desde niño, y la emuló en su famosa matanza de los mandaderos [...]. Cambazzio lo describió «tan fuerte e irracional como un toro, y tan loco como cien legiones en saqueo». Alcanzó los más altos honores, aunque no la Dictadura, porque le aburría el Gobierno. Ya viejo y chocho, tornose sentimental, fundó un Orfanato para Hijos de Curtidores, y murió paternal. Nunca conoció mujer. [54, 547, 6] 

(3) Más tarde supe que se autodenominaban “Miembros Comunes del Concejo Leguleyo Determinante”.

jueves, 14 de octubre de 2010

LA CONFESIÓN


Jorge Carrión es escritor de libros de viaje y desde hace relativamente poco también de una novela tan inclasificable e interesante como es “Los Muertos”. Inclasificable por lo arriesgado de su estructura, que mezcla la ficción televisiva con el ensayo e interesante porque fue en su momento la culpable de un parto, el mío, que dio lugar a un hijo, un blog, pero no este, sino otro; un gemelo algo tardío. El blog de Oblomov Varese, también conocido como Oblomovka Herida. Servidor. 

Efectivamente: yo, Tongoy, soy también Oblomov Varese. Míos son sus tíos, sus primos y sus padres; sus hermanos y la demente conocida como “Leidi Morgana”. Oblomov nace, como dije más arriba, tras haber leído esta novela. Mi simple deseo de comentarla hace posible la existencia de este personaje, esta pequeña marioneta que en mis manos toma forma de monje con tendencias suicidas. Su Oblomovismo fue sólo una forma de hacerlo diferente a mí; de justificar un cierto hastío y una pereza innata a la hora de escribir nuevas entradas en su blog. Oblomov es pues un ser irreal, tan de ficción como lo son las historias que nos ha contado a lo largo de estos dos meses. Oblomov no lee, yo leo; Oblomov no habla, yo hablo; Oblomov no escribe, yo escribo. Oblomov no es; simplemente. 

Iba esta confesión a ser demorada más tiempo (meses, años, qué se yo) pero este Oblomov es agotador y terriblemente exigente por su rigor histórico. Parir una idea es por lo general complicado si uno busca ser mínimamente original pero se multiplica exponencialmente esa dificultad si él, Oblomov, es el creador de una de ellas, por su empeño de dotar de verosimilitud cada una de sus disparatadas aventuras familiares, por conciliar fechas y por asegurarse diligencia en el attrezzo. En ese sentido debo confesar que hay cierta iniciativa ajena a mi voluntad, puesto que sin desearlo me encuentro siempre con que sus historias toman el control sobre las mías. Este descubrimiento dota de un nuevo sentido muchas de las referencias veladas de sus entradas. Sirva como ejemplo aquella conocida como MARIONETISMO (1). Quizá ahora se entienda tanto su afán por darme protagonismo cómo el mío por dárselo a él. 

Por vez primera me siento obligado a hablar del motor de la novela para hacerme entender. Carrión habla en ella de una situación un tanto peculiar: la llegada al plano real (nuestra realidad) de seres de ficción, protagonistas fallecidos de producciones americanas, que son tratados como humanos de segunda categoría. Pero no es esto lo quiero destacar de su libro con esta entrada sino el (falso) ensayo que tiene lugar al final de la primera temporada (esto es, al final de la primera de las dos partes que lo componen) en el que se subraya la importancia que tiene la muerte de un personaje de ficción para los televidentes. Si somos testigos de sus vidas, si sufrimos con sus desventuras, ¿no sería natural llorar su muerte, tal como en su momento hicimos todos con Bambi, King Kong o victimas similares de la vida (cruel)? En cuanto lo leí comencé a gestar la idea de crear un ser de ficción que, en la medida de lo posible, se hiciese querer. Quería ser dueño de mi propio hoax. Obviamente mi treta incluía una pequeña trampa, similar a las que pueblan los guiones de las series americanas, puesto que mi creación debía pasar por real, con la secreta intención de multiplicar el efecto de su muerte (2). El objetivo final de esta pequeña farsa era, como se habrá adivinado, crear una ficción real que me ayudase a reflejar y valorar en su justa medida la sugerencia que hace Carrión en “Los Muertos”. Espero haberlo conseguido. 

Y esta es toda la verdad. Esto es todo lo que hay. La “Oblomovka Herida” es ahora la “Oblomovka Muerta” (chiste) y yo soy su propietario tal como lo fui desde el comienzo. Pido disculpas a todos aquellos (que sé que los hay) que sintiesen por el pobre Oblomov cierto cariño o gustasen de sus peculiares entradas y también a todos los que creyesen realmente en su suicidio. Me comprometo a mentir de vez en cuando en su memoria, incluyendo aquí entradas del tipo que hacía para él, pero me niego a reabrir su blog por ser a todas luces innecesario, amén de la escasa popularidad de la gozaba y que no quiero heredar. Al fin y al cabo ya sabemos que la cópula y los hoax son abominables pues multiplican el número de blogs. 





(1) http://oblomovkaherida.blogspot.com/2010/09/marionetismo-ano-x-numero-121.html 

(2) Encontrará ahora explicación el amigo lector a tanto fúnebre comentario de Oblomov a lo largo de su blogvida. 





miércoles, 13 de octubre de 2010

Epitafio (no autorizado) a Oblomov Varese




Después de esto:

http://oblomovkaherida.blogspot.com/2010/10/oblomovka-muerta.html

Después de eso, no tengo palabras.

Ha muerto. Oblomov, mi amigo Oblomov; se ha suicidado. Me asaltan las lágrimas, los sollozos. No acierto con las teclas adecuadas. No creo siquiera que existan. Ha muerto Oblomov Varese. Necesito repetirlo para creerlo. Lo ha hecho en silencio, sin otra publicidad que una entrada en su blog. Lo descubro publicado y no me lo creo. Lo llamo y no me contesta. Le escribo y no me responde. Hace dos días ya que ocurrió. Que lo hizo. Que se mató. Sólo sabía de él que vivía en Toledo. Nada más que eso. Esto es todo lo cerca que he estado de ubicarlo, de contextualizarlo. Me he puesto en contacto con la policía local y me confirman que efectivamente hubo levantamiento del cadáver el lunes. Me lleva horas localizar una reseña en algún periódico. Toledo es pequeño. Oblomov, a su lado, insignificante. 

A las 21:00 horas del lunes, el agente del Ministerio Público acudió al número 2 de la calle Olmedo para realizar el levantamiento de cadáver de quien respondía al nombre de D.H.Q. 
De acuerdo a lo establecido en la constancia de hechos 927/2010/OH el difunto vivía solo y era atendido regularmente por los servicios sanitarios del Hospital Psiquiatrico “San José”, perteneciente a la Diputación Provincial, que afirman que D.H.Q. se recuperaba actualmente de una grave crisis depresiva. 
No dejó relato póstumo en el que explique los motivos que tuvo para quitarse la vida. 

Parece una broma de mal gusto que sea una cita tan espantosa la que dé un punto y aparte a su vida. Que sea una prosa tan lamentable al final de un enlace que trata accidentes laborales y errores existenciales por igual. Me niego aun así a hacerle otro epitafio que éste o a escribirle exequias porque sé que de eso se ha ocupado él. Parecían gestos divertidos aquellos negros augurios que ahora revierten en mí como señales no atendidas. Eran los gritos de ayuda de los que siempre renegó, que adjudicaba a otros, pobladores de las historias de Pynchon, secundarios de las suyas propias. No alcanzo a entender el motivo de su marcha ni mi implicación en ella. No sé si mi silencio de estos días tuvo algo que ver o si fue, como él dijo, culpa toda de Alvaro Colomer y cierta determinación existencial nacida en la lectura de la novela. No sé qué absurdo nihilismo lo alejó tanto de todos ni cómo pudo en su omoblovismo alcanzar tal desesperanza. Leo “Los bosques de Upsala”, que ahora descansa en mi regazo a medio terminar pero no hay nada en esta maldita novela, no hay rastros. Sólo señales invisibles de sentirme yo en parte culpable. Viajo con ella en la mano durante el trayecto de vuelta a casa, tras despedirme en silencio de él al recoger su legado en una gélida oficina de correos: una inmensa colección de cartas manuscritas, algunos relatos de su pasado y varios libros que siempre insistía en legarme. Me abrazo a uno de ellos (“Los Bosques….”); lo toco, lo abro, lo cierro, lo sobo y lo miro una y otra vez. Busco párrafos, pistas, señales, marcas, páginas gastadas, esquinas dobladas, líneas discontinuas de algún lápiz traidor. No hay nada más que el mismo vacío existencial tan lleno de palabras como lo estaba él mismo. No hay nada que me haga pensar que no tengo parte de culpa en todo esto. Su silencio es tan voraz que me consume por dentro, que me mata y me atenaza y no me deja respirar. 

Ha muerto Oblomov Varese. Y con él mis palabras. Ha matado su muerte mi pasión por escribir. No tenemos nada más que decir y, así, no decimos nada.

viernes, 8 de octubre de 2010

Viajeros al blog!: Primer Viaje


Viajeros al blog!, será, si nadie lo remedia, la primera sección fija de este espacio. Es de ley reconocer que la idea me la dio el “Dietario Voluble” de Enrique Vila-Matas. Concretamente el siguiente párrafo:

Hace unos días entré en un diario blog peruano de carácter literario y ese blog me llevó a otro y acabé entrando en un tercer blog, también peruano y literario, el del escritor…

La intención -por si no ha quedado bastante claro con la cita- es la entregarme periódicamente a un viaje todo lo literario que sea posible a través de los blogs de la red, con un itinerario sin definir, sin concretar el tipo ni la cantidad de paradas y contando siempre con un final incierto: justo destino para un viaje cuyo punto de partida debe ser lo más azaroso posible.



EL PRIMER VIAJE


Para este (espero que breve) primer viaje decido rendir un homenaje partiendo desde una estación conocida: se trata de uno de mis blogs literarios  favoritos de cuántos pueblan la red, que es también el de un amigo, culpable sin quererlo (que no sin saberlo) de la existencia de éste. Bolmangani habla en una de sus entradas de algo (a pesar de todo) tan literario como son las malas novelas. Aunque inicialmente su objetivo se centra en dos obras muy concretas no está en su naturaleza evitar una reflexión más global que en este caso tiene su origen en una traducción que una revista literaria gratuita en la red, de periodicidad variable (esto me encanta) hace de un ensayo de B.R. Myers publicado en el número de julio/agosto de 2001 en la revista Atlantic Monthly y por la que fue calificado de “amateur, outsider, y sensacionalista”; puesto que el artículo es demasiado largo me lo imprimo para llevarlo en la mochila y leerlo tranquilamente en el banco de algún parque, pero hasta que llegue el momento busco saciar mi curiosidad sobre el tema y encuentro un lugar común en que citan, mucho más brevemente, este mismo libro y destacan -cosa que no hace Hermano Cerdo- un irónico decálogo que sirve de apéndice al mencionado ensayo y en el que descubro, no sin cierta satisfacción, que el quinto mandamiento del buen escritor (“Si la frase no es larga y aburre, entonces seguro que no es literatura”) pone mi comatoso estilo en el buen camino -el de la alta literatura- y empiezo inmediatamente a sentir la presión de los grandes escritores que viene acompañado de un vértigo terrible y decido que lo mejor que puedo hacer es ir acabando esta frase y buscarme otro tópico menos estresante en el que caer. Puesto que este “lugar común” es el final de una vía y no me ofrece continuidad opto por bajarme y esperar el viaje de vuelta tomando un café mientras leo el ensayo de B. R. Myers, triste al pensar que este corto trayecto me aleja de la excelencia.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Sobre la Cuestión de Estar Solo (2ª Parte)




PRÁCTICA: Guía Práctica De La Soledad (o Como estar solo):

Recordamos el objetivo marcado en la primera parte del estudio:

La segunda parte del estudio se ocupará de desvelar  las claves que deben seguir todos aquellos que quieran caer en el olvido, hacerse invisibles a los ojos de todos y/o, lo más importante, quedarse casi completamente solos.

Para la consecución del objetivo, esto es, para quedarse (casi) completamente solo el Investigador nº 3 se ha ofrecido para la creación, desarrollo y mantenimiento del uno de los instrumentos que más favorecen el aislamiento en la red: un blog experimental de reseñas literarias. El investigador deberá hacer todo lo posible por conseguir tener seguidores, esto es, ir contra corriente. Para asegurar el esfuerzo se establecen ciertas normas: si el investigador no logra diez seguidores visibles (aparte de los dos falsos que se le otorgarán inicialmente) en el plazo de tres meses perderá el sueldo y casi seguro la casa y el coche porque lo que pagamos no da para ahorrar.

Lo que sigue a continuación es la reproducción parcial del diario detallado del Investigador Nº3.



DIA 1
Creo el blog bajo el nombre de “La dosis de VitaLibros” con el proveedor “blogger” y le aplico un formato sencillo de colores pastel muy bonito y agradable a la vista que ha elegido mi mujer.
Me doy de alta en un foro de literatura y durante una semana dedico cuatro horas diarias  a leer y contestar muchos mensajes con la esperanza de hacerme conocido. Ya no digo popular. Conocido es suficiente. Mi nombre de guerra es Zackarias y estoy haciendo grandes amigos.
Las otras cuatro horas diarias de trabajo las dedico a leer aquellos libros que puedan ser susceptibles de comentario. Elijo libros desconocidos para no caer en el tópico y provocar espantadas: hay demasiados blogs hablando de los mismos libros y no quiero tropezar en la misma piedra que los demás. No.

[…]

DIA 8
Escribo la primera entrada. Esto no es tan fácil como pensaba. Sale al tercer intento. Es un libro de Fernando Arbal llamado “Lubricación”. La entrada llevará el nombre “”Lubricación” de Fernando Arbal”. Me eligieron por ser el más imaginativo de los investigadores pero ahora no se me ocurre nada gracioso ni divertido y creo no estar a la altura de lo que se esperaba de mí. El libro es raro y decido que la crítica también lo será. Así puedo establecer paralelismos y dejar una entrada de arte y ensayo cojonuda.

[…]

DIA 9
Aviso a los dos compañeros que se hacen pasar por seguidores y dejan comentarios elogiosos que invitan a confiar en mi buen gusto. Me publico en el foro y espero resultados pero me hago un lío con las estadísticas, creo que por haberme saltado alguna asignatura en la facultad. 

[…]

DIAS 11 y 12
He acabado otro libro. Se llama la “El pájaro despistado” de Luis Rocal. Le hago una entrada delirante pero muy larga y supongo que dará problemas, pero juro por dios que el libro lo merece. Es muy bueno y muy divertido y tengo un sentimiento de culpa enorme por disfrutar de estos libros y estos momentos y estas redacciones por las que voy a cobrar. Y cuando lo cuelgo vuelvo a avisar a mis amigos y al foro en el que sigo participando y en el que algunos ya me llaman por mi nombre y todo, pero nadie me dice “muy bien” ni nada ni se da de alta ni se hace visible a los ojos de los inspectores. Tampoco sé si entran o no porque sigo sin entender la mierda esta de las estadísticas. El título de la entrada será “Dónde está mi pájaro”. Me siento más suelto cada día y mi osadía va en aumento.

[…]

DIA 17
Tercera entrada. Sólo a mí se me ocurre hacerla de un libro de setecientas páginas. A partir de ahora seleccionaré lecturas más breves y menos febriles porque esta era terrible de larga y de difícil. Se llama “Providencia Divina”. Es un libro rarísimo sobre una monja urbanita que se va a vivir a un campo de margaritas durante un mes y acaba enganchada a varias drogas de diseño minimalista. No estoy seguro de haberlo entendido bien por eso le hago una entrada estrambótica que mis compañeros miran con agrado de tan inteligente que parece. Me dicen que me notan cambiado, más inteligente pero que he ganado algo de peso.

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DIA 29
Los del foro siguen en plan misterioso. Llevo diez entradas y ellos ni mu. O ven en mí una amenaza o directamente no me ven porque hacer no me hacen ni puto caso. Las estadísticas, a las que empiezo a cogerles el truco, dicen que la gente entrar entra pero a mí no me dan las cuentas. Nadie se ha dado de alta como visitante fijo y como esto empieza a preocuparme y yo quería tener un hijo este año empiezo a visitar blogs de otros, a ver si así, con gente del gremio, logro algún adepto.

[…]

DIA 30
La literatura de altura ya no tiene secretos para mí. Lástima no poder decir lo mismo de las claves del éxito. Mi mujer me pregunta cada noche cómo lo veo y le confieso la verdad y me pone triste verla devolver la ropa que compró la semana pasada y aprovisionarse de arroz blanco. Sospecho que piensa que no lo conseguiré y su falta de confianza en mi está minando nuestro matrimonio. Ayer le grité, le dije que me dejara solo, que se fuera al baño, que me hiciera una crítica desde allí y me dejó sin postre. Mañana empezaré algún clásico porque sospecho que debe que haber cuota de mercado por explotar entre los lectores elitistas de 50 a 65 años. De los jóvenes ya no espero nada que abulte más que su ombligo. Me estoy poniendo de una mala hostia terrible.

[…]

DIA 41
Hoy me ha faltado enseñar el culo en el foro. Me he publicitado como quince veces. Si lo hago una más me banean seguro. He empezado a fingir que estoy enamorado de un par de foreros, los que parecen más faltos de cariño, para ver si así logro algún adepto. No me ha importado su orientación sexual porque tampoco espero consumar. Mi mujer cree que estoy buscando amor fuera de casa ahora que las cosas están tan tensas y yo no sé cómo explicarle que solo trato sacar adelante el trabajo pero no entiende que no me coja ni un día libre ni que dedique tanto tiempo a todas esas hojas de cálculo con sistemas de desarrollo, tablas dinámica y flujos de datos, de análisis de las fuentes que más me visitan. Hemos llorado y se ha marchado un par de días a casa de su madre. Mi próxima entrada será sobre algún libro de autoayuda porque me viene bien y parecen bastante populares.

[…]

DIA 45
Sin entrar en detalles: he hecho las paces con mi mujer y me ha sugerido que me publicite en facebook. Me parece una gran idea. Me afeito y me saco una foto bien guapo y me doy de alta y empiezo a buscar conocidos y familiares por allí. Me desconsuela descubrir que tengo tan pocos amigos y tan poca memoria que no me acuerdo de los compañeros del colegio ni de la mili ni de las convivencias espirituales de la parroquia. Me siento fatal, muy solo y eso que me visitan el blog cincuenta personas diariamente. No entiendo porque no se dan de alta si tanto les gusta! Ya tengo 16 contactos entre unos y otros. Mañana, más sereno, trataré de alcanzar la fama sin que me afecte.

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DIA 46
Publicito mi primera entrada en facebook, la de hace 38 días. Le hablo a mi familia y amigos del blog y les digo en el muro que entren, que me miren, que me lean, que me quieran aunque sean un poco. Y espero. Y nadie comenta nada. Nadie me dice “me gusta esto”. Y entonces espero un poco más y me paso la noche mirando la pantalla. Y anuncio la segunda entrada como si de una novedad se tratara. Me duelen los ojos. Cuando dan las ocho de la mañana me voy a la cama. Despierto sin querer a mi mujer que me dice que debo dormir más, que no puedo andar con esas ojeras. Se levanta de la cama y me pone mascarilla en los ojos para no tener mal aspecto cuando me levante. Está medio desnuda y eso despierta mis sentidos que a su vez despiertan a los suyos y follamos entre cremas depilatorias y sombras de ojos. Eso me sugiere la entrada del siguiente día: “La cópula y el Hoax de Quimera: un orgasmo en dos fases”. Me acerco peligrosamente al ensayo, algo que supongo altamente impopular, en cambio nunca he tenido tanto sexo ni tan bueno.

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DIA 48
Si me preguntaran hoy les diría a mis inspectores “que le den por  culo al trabajo”. He probado a hacer una entrada de literatura erótica y muy bien. Mi mujer también está encantada y me ha dicho “Me gusta esto” en el facebook. Lo hemos celebrado emborrachándonos otra vez y leyendo juntos a Cortazar.

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DIA 55
No me lo puedo creer. No me hacen ni puto caso. Doce mensajes en el muro con doce entradas en el blog. Me ha faltado suplicarles pero me habré vuelto invisible. En cambio mi hermano ha dicho “Me voy a la cama que estoy muy cansado” y tiene siete comentarios y seis “me gusta esto”. Yo también me voy a la cama y lo digo, pero ni así. Seguro que piensan que es el título de un libro.

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DIA 61
Esto clama al cielo. Algunos motivos de mis desvelos: la fotografía hipervitaminada de uno de mis cuñados: un photoshop de aficionado: ocho comentarios, tres me gusta esto; la conformidad de mi cuñada con una nueva normativa de tráfico: 10 comentarios y tres me gusta esto; otro cuñado (mi familia política ha demostrado tener un abierto afán de protagonismo) parece estar haciendo un curso de inglés y subtitula canciones populares del youtube: una media de dos comentarios y dos me gusta esto. Me consuela el relativo fracaso de este último y confirma mis sospechas: tres minutos de lectura ininterrumpida es demasiado. El propio facebook tiene una limitación de caracteres en la entrada que debería ser constitutiva de delito. Me ha obligado a reducir tanto mis Avances Editoriales que han acabado por perder significado aunque ganan, eso sí, en estilo. Son ahora como un poema que haya que interpretar.

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DIA 75
En el foro ya nadie me habla después de haberme peleado con algunos foreros tratando de obtener cierto protagonismo que me hiciera popular. Me doy de baja en facebook por prescripción facultativa tras el ataque de ansiedad de la semana pasada, pero ya estoy mucho mejor. Más sereno. He tomado conciencia de mí mismo y mis limitaciones y me gusta lo que eso ha hecho de mí. En estos dos meses y medio me he leído 40 libros y mi blog tiene 30 entradas. A mi mujer le gustan y se hace seguidora aunque me acusen de tramposo. Sigo teniendo a mis dos falsos fans, que eso si, demuestran un sincero entusiasmo. Mi matrimonio va bien, estamos buscando otro piso más pequeño y mi mujer se ha quedado embarazada. Los últimos quince días del estudio los vamos a pasar en las Rias Baixas, gastándonos los ahorros en Carta Nevada e hinchándonos a marisco, Borges y Proust. Le he prometido escribirle un poema de corte soez. Ella se ríe y me tira un Tolstoi y declaramos abierta la Guerra de Sexo para los próximos treinta años.

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