Esta es una novela que ejerce como tal sólo a ratos. El resto del tiempo se debate entra la crítica social y el reflejo de una realidad nunca agradable siempre que uno no sea imbécil y sienta placer sudando por cuenta ajena. Puesto a catalogar sería, tal como están las cosas en la cosa del trabajar, una tentativa de falso documental de terror. Pues imagínense ustedes la lectura de un algo así de indefinible durante 380 páginas y yo durante todas ellas sin sentir sueño, lo cual tiene un mérito enorme porque soy de obligarme dormir poco y lo acabo pagando siempre con los mismos. La cosa es como un inmenso chiste sin gracia: estos son un carnicero, una tele-operadora, un mecánico, un albañil, una costurera y algunos seres humanos más -que voy a omitir por prudencia y para que tengan algo que rumiar- que trabajan en una nave frente a unos focos y un público entregado a verlos ganarse la vida con el esfuerzo de cada día y cada día más suspicaces con la inescrutable intención de un invisible empresario que tira de eteté para no tener que plantarles cara, hecho este, por cierto, que debería ser interesante como "misterio" pero que lo es a ratos sí a ratos no (no al menos lo suficiente para que lo leamos únicamente por semejante motivo). Que al final ese misterio dé un poco igual es lo que demuestra (por si quedaban dudas) que lo que a Rosa de verdad le importa es lo otro: el relleno. Definir “lo otro” es complicado: es la gente currando y nosotros asistiendo a sus pensamientos que son como el cuento navideño de Dickens con ligeras variaciones: fantasma del pasado, del presente y del futuro que le hacen una revisión a una vida laboral con sólo un punto en común: que la vida es un asco si te toca bailar con la más fea. En hacer esto interesante reside el punto exacto del mérito del escritor por más que a mí, caprichoso por naturaleza, no me baste.
Lo peor ha sido la permanente sensación durante la lectura de que el espíritu de José Saramago se había apoderado del alma de Isaac Rosa, le había cogido las pelotas y obligado a escribir igualito que él para perpetuarse, cual franquicia, más allá de sí mismo. No solamente se replica la intencionalidad de los argumentos del portugués (que tampoco es un problema porque la exclusiva creo que no la tenía) sino también la ejecución (que tampoco). Incluso los personajes, todos sin nombres, importando nada más que su profesión porque este libro va de trabajar y no de tomar copas al acabar el día. Esto tiene de cumplido la parte que tiene que ver con que a Saramago le dieron el Nobel y de crítica la sospecha de que de original no tiene tanto. Otro cantar ya que sea realmente así pero yo les hablo de mis dolores como paciente no de la sintomatología del prospecto.
Esta novela que es un “sinvivir” se lee, a pesar de ello, sin grandes sufrimientos (alguno sí, porque no siempre es igual de apasionante ver lo mal que tratan al personal, pero a mí me llevó dos días acabarlo y no siempre me ocurre) pero es prescindible y olvidable en igual medida. Yo siento empatía con facilidad pero en esta ocasión no pude. Lo que sí pude, en cambio, fue solidarizarme con ellos pero únicamente porque soy de tradición judeocristiana y me inclino siempre por el desfavorecido aunque no lo merezca. También es verdad que con semejante plantilla Rosa no da a elegir. Ya sabíamos que ser albañil, tele-operadora, mecánico, carnicero, fregona o mecanógrafa no tiene mucho que ver con lo que se entiende por felicidad pero en este caso concreto me han dejado un poco fríos sus pesares por más que haya padecido alguno. Hay documentales que exploran el lado miserable del mundo laboral que sólo duran hora y media y además los puedes escuchar desde el baño leyendo el Babelia, por ejemplo. Esta novela roja de Rosa me ha exigido como lector cierta complicidad, algo que no me ocurrió, por ejemplo, con “El vano ayer” que me supo a Literatura desde la página uno hasta el final finalísimo a pesar de odiar a muerte la novela de dictadura (entendiendo ésta como subgénero literario).
La foto que usted cuelga, es del sr Rosa de teleoperador? Bromita aparte, un par de apuntes. "En las novelas españolas, se trabaja poco", declaró el sr Rosa -áhora caigo en el tema Reservoir Dogs. Cuando escucho generalizaciones de este tipo, me echo a temblar. He ojeado bastante la novelita pòr los grandes almacenes de dios, y me pareció bastante Saramago, de acuerdo. El cielo está llenito de buenas intenciones. Me temo que este señor ha echado pocas horas de teleoperador, carnicero o fregón, pues hubiera escrito algo más divertido. Incluso, ERE al margen, podria haber incluido a un periodista del diario PUBLICO.
ResponderEliminarDiagnóstico final: la seriedad del asunto, nunca justifica el aburrimiento.
Muy bien visto lo de Ladrillo Saramago.
Y ahora, que vayan pasando los siguientes que, como Rosa, llevan anunciando meses el advenimiento y temática de su próxima obra: Olmos, Ibrahim, etc. Guau.
Dr Jacques, me quedo con "Homo faber", Max Frisch. Y si el trabajo es salud, que trabajen los enfermos. Mejor novelas de/con enfermitos -Montaña mágica- que de/con supuestos currelantes.
A Isaac Rosa le habrá ocurrido como a Belen Gopegui en su último libro.
ResponderEliminarAl final, la politica y la sociología no hacen buena la literatura ...
Estoy muy de acuerdo con la crítica. Es una novela que se lee sin mayores preocupaciones. Con lo cual, si el objetivo del escritor era tocaarnos la fibra sensible, falla estrepitosamente. Mal dibujados los personajes. No transmite nada de nada. Creo que le ha quedado demasiado políticamente correcto para su target de lectores. No hay color, por ejemplo, entre la que nombras, El vano ayer, pero tb respecto a El país del miedo, y el engendro final de La mano invisible.
ResponderEliminarNo soy de los que están todo el día criticando a los Ibrahim, Olmos, etc, pero llama la atención, con la lata que han dado anunciando la llegada de esta novela, colgadno enlaces, dejando entrevistas, reflexiones, etc de Rosa, y ahora no expongan la crítica de Babelia donde la crítica va por tu mismo camino. Al menos, no me digas que no, es curisosísimo...
Saludos. Buenas tardes
Contestando al primer anónimo, voy a tener que romper una lanza por Rosa. La cita "En las novelas españolas se trabaja poco" era parte de un titular de prensa, en la que se hacía un juego de palabras con el tema de la novela: el trabajo: en las novelas españolas se habla poco del trabajo. Así que todo lo que dices de ahí en adelante sobre eso te lo podrías haber ahorrado aprendiendo a leer.
ResponderEliminarPor lo demás, bastante de acuerdo con las críticas esenciales. En principio estoy de acuerdo con los valores que promueve Rosa, con la ideología, como lo está mucha gente. Y por otro lado me han gustado sus anteriores trabajos ('El vano ayer' y 'El país del miedo', aunque éste con algunos peros). Y sin embargo, meter por cojones la política en la obra literaria, con calzador, a presión, sin que haya otra cosa, es una cosa como para tirarse de los pelos.
¿Que Belén Gopegui quiere ser política...? Pues muy bien. ¿Que Isaac Rosa también quiere intervenir en lo social? Estupendo. Pero desde luego el camino que han tomado es un disparate, un fracaso y un coñazo absoluto. Hay muchos grandes autores que han dejado destilar política a través de sus obras de ficción, pero han sabido hilar mucho más fino.
También es tradicional en la cultura judeocristiana joder al personal. No hay más judeocristianos que los señores/as empresarios y banqueros, siempre bajo palio.
ResponderEliminarY esta frase no acabo de entenderla.
"Esta novela roja de Rosa me ha exigido como lector cierta complicidad, algo que no me ocurrió, por ejemplo, con “El vano ayer” que me supo a Literatura desde la página uno hasta el final finalísimo."
O sea, que la novela que no exige complicidad no es literatura. Hombre... para mi que es al revés.
No coincido: la novela me gustó más de lo que creía. Y es menos políticamente correcta de lo que uno esperaría. No hay tanto buenismo. Además, es a la vez una novela tradicional y moderna, lo que extrañamente consiguen muy pocos.
ResponderEliminarSeñor Tongoy: ¿no habrá reseña de Bajo este sol tremendo? Esa es una buena novela, con un final abrupto, pero buena al fin y al cabo. Saludos.
Muy rápido ahora, que tengo lío; mañana con más tiempo:
ResponderEliminarHablador, quizá me expresé mal. Lo que quería decir es que esta novela me exige complicidad, pero no con la novela, sino con Rosa. Cuando leí El Vano, no sabía nada de Rosa y me sedujo igualmente. Mi lectura (y expectativas) de esta tiene mucho que ver con lo mucho que me gustó aquella. Ese tipo de complicidad, la de los viejos conocidos.
Anónimo de las 19:20
Sí, habrá reseña. La tengo a medias; la dejé porque soy un vago redomado. Mañana o pasado la acabo y la subo. Prometido. Le adelanto que sí, que me gustó. El final me da igual, no suelen importarme siempre y cuando no me jodan el resto.
Saludos,
Aclarado. Gracias, Carlos
ResponderEliminarDiscrepo parcialmente. La mano invisible es un artefacto narrativo (novela, ensayo, test?) de gran envergadura escrito con una gran destreza estilística en donde se nos mete a los lectores en un proceso de degradación que llega a atosigar. Para mí no ha sido fácil la lectura porque se me ha hecho dura su "mecanización" continua, su frialdad. En ese proceso he reflexionado sobre aspectos obvios, pero no siempre evidentes. Y aunque no estoy de acuerdo con algunas de sus conclusiones, tiene el valor de abordar con carácter total y "totalitario" el mundo laboral. Saludos.
ResponderEliminarqué casualidad, Alberto Olmos, también critica hoy en lector mal-herido esta misma novela... esta compenetración me da miedo...
ResponderEliminarDanilo, ya volviste a perder el Jaén, sigue comiendo mierda, perdedor. ¡Viva Herbert!
ResponderEliminarpero nada que ver: olmos le baja los pantalones a i rosa, pero no para azotarlo, sino lo otro. ah, y para hablar de él mismo,como siempre.
ResponderEliminarIsaac Rosa en el Babelia de este sábado no sale muy bien parado ...
ResponderEliminarSeñor Tongoy, espero su reseña de Helena o el mar del verano, que vi que la estaba leyendo hace dos libros...
ResponderEliminarGracias Gonzalo, por el comentario. La lectura más que difícil yo diría que es... no sé... áspera? Seca, demasiado mecanizada, sí. Puede ser que trate de parecerse al mismo proceso mecánico de los trabajos que pretende explicar. De ser así vale, bien, pero durante la lectura tuve la sensación de que Rosa estaba demasiado distanciado de sus personajes, de que no sentía ningún cariño hacia ellos. Había una falta de pasión excesiva.
ResponderEliminarNo cuestiono el esfuerzo de la novela, evidentemente Rosa ha tenido que documentarse, y mucho, en cada proceso: asistir durante tiempo como testigo, reflejar lo que ocurre y luego dibujarlo. Mucho trabajo, sin duda, me quito el sombrero, pero creo que como NOVELA falla o más exactamente no acaba de funcionar. Y sí, creo que un error parecido (en cierto modo) al del último trabajo de Belen Gopegui.
Anónimo de la 21:43... relájese, hombre, relájese.
Danilo, es una compenetración natural: de aquí a un mes veremos muchas reseñas de esta novela. Después no porque ya estará en librerías Franzen y Olmos y a otra cosa mariposa.
Pónganse un reto: traten de no meter a Olmos en algún post.
Helena o el mar de verano no sé si tendrá post. Ya veremos. Estos días estoy vaguete y sin ganas de escribir. Es un milagro que me haya salido el de Rosa. Tampoco es una novela que se preste mucho a reseña más allá de qué bonito el amor de juventud y qué bonito también el verano y tal y cual. Trataré de montar algo, aunque sea chiquitito, pero no le prometo nada.
Un saludo a todos y gracias por pasar.
Hombre Carlos es más que unos recuerdos de juventud, bastante más, aunque es cierto que es para ser leida más que comentada.
ResponderEliminarPara el anonimo que pide reseña :
http://hemeroteca.lavanguardia.com/preview/1996/07/06/pagina-25/33946993/pdf.html?search=Helena%20o%20el%20mar%20del%20verano
FB
Sí, FB, ya sé que es más que eso. Estaba simplificando por aquello de ponerle humor al asunto. Pero ahora que lo dices la verdad es que sí es más de ser leída que comentada. Yo me acordé mucho durante su lectura de mis años de chaval, de los veranos de dormir diez en un desván y las llamadas al orden de los mayores, las comidas familiares de treinta primos gritando... De hacerse mayor, en definitiva. Por poner peros le pondría un pero a la parte final porque se pone un poco gominola durante demasiado tiempo, pero claro, por otro lado el libro se llama Helena... Es que yo soy tan poco de leer sobre el amor y los amantes. Sin ir más lejos acabo de abandonar la lectura de "Un día que me esperaba a mí mismo" por ese motivo: amores, amantes y poetas. Cielos, qué horror.
ResponderEliminarSaludos,
Gracias por la reseña, FB.
ResponderEliminaralgo en contra de Franzen?
ResponderEliminaralgo a favor?
Joder, con los cuentistas. Acabo de revisar esta entrada de Wikipedia para buscar un dato y es un CHISTE. Entre los cuentistas del siglo XXI no aparecen Vicente Luis Mora, Gonzalo Calcedo, Hipólito G. Navarro, Pedro Ugarte, Miguel Ángel Muñoz, Germán Sierra, ni otros muchos (menciono los primeros que me vienen a la cabeza), pero sí algún que otro impresentable sin una trayectoria mínimamente relevante, sin ni siquiera un libro de relatos publicado, haciéndose autobombo. Lo dicho, un chiste.
ResponderEliminarhttp://es.wikipedia.org/wiki/Categor%C3%ADa:Cuentistas_de_Espa%C3%B1a_del_siglo_XXI
Amigo S.B., espero no causarte un shock, pero las entradas de Wikipedia no tienen por qué coincidir exactamente con la realidad. Cualquiera puede incluirse en cualquier categoría. Solo hace falta un rato libre para desperdiciarlo de una forma tan burda. En los dos volúmenes dedicados a España de Pequeñas Resistencias (donde aparecen esos autores que citas y muchos de los que aparecen en Wikipedia) y en la antología Siglo XXI encontrarás pistas más fiables sobre este particular.
ResponderEliminar¿No hablamos de "cuentistas"? ¿Entonces de qué nos quejamos?
ResponderEliminarDanilo, lo siento, a mí Franzen me gusta pero si quieres leer cosas malas de él te paso un enlace a una "reseña" de Buenaventura (que tradujo "Las Correcciones" y desde entonces odia a muerte al muchacho) en la que dice que "Libertad" NO es Literatura (luego dicen de mí): http://rbuenaventura.wordpress.com/2010/12/05/la-libertad-de-jonathan-franzen/
Un saludo,
El amigo S.B. no será Sergi Bellver ¿verdad? Porque es uno de los citados en esa categoria de la Wikipedia, y sería una manera muy burda de venir a publicitarse. De hecho, aquí NO se estaba hablando de cuentistas.
ResponderEliminarDe hecho, me quedo pasmada de asombro, porque para mí él es justo uno de esos a quienes critica. ¿Alguien le conoce algún libro de cuentos? Por favooooor, que vergüencita de tío.
Tongoy, ¿ha leído la reseña de IB? http://www.jotdown.es/2011/09/antonio-j-rodriguez-el-munon-y-la-otra-mano-invisible/
ResponderEliminarNo la había visto. Muchas gracias por el enlace.
ResponderEliminar¿Qué quiere que le diga? Está bien, es su opinión (que ya suponía) pero no la comparto, obviamente. Además es un tipo de reseña que no me gusta demasiado, la verdad. Tengo la sensación de que en este caso dedica los dos primeros párrafos a justificar el tercero cuando personalmente hubiese preferido sólo uno que me contase sus impresiones durante la lectura. El “problema” es que este tipo de crítica tan “Quimera” parece dirigida a un público minoritario, a aquellos a los que únicamente les interesa la lectura ideológica y no a quienes buscan un “acercamiento estético” (esa chorrada de leer por placer) que son a la larga los que mayoritariamente acabarán pagando por el libro. Pero tiene que haber de todo.
Me ha hecho gracia lo de la “solidaridad nula de la clase trabajadora”. Nula, dice. Interesante.
Cuando no se sabe muy bien qué decir hay que tirar de citas. Siempre queda bien.
ResponderEliminarPues lo que ha pasado es que todo el gupete ese de "cuentistas" y twitteros de la nada -vamos a hacer un poco de literatura de todo esto...- se desayunaron el sábado pasado con el Babelia y se encontraron un pequeño palo a La mano invisible y ellos, que son el auténtico muñón invisible de este pequeño país y que aspiran a quedarse con la poltrona a medida que casquen los abueletes, ellos - todos esos ibras, olmos , moras y demás- con su ya tan conocido espíritu critico, se hicieron caquita y además, añado, salieron por peteneras: "Pues ahora mismo escribo yo un a critica mía que se va a cagar el de El país", porque los susodichos entienden la escritura como una guerra donde sólo puede quedar un bando, el de los vencedores, que casualmente es el de ellos. Y se hicieron caquita porque sacan librito dentro de poco y , sin saber muy bien -bueno, de Olmos sí, que está todo el día en formspring, "sí, el papel higiénico lo prefiero garabateado triball", pues apuesto desde ya en betfair.com a que les va a llover palos del sector independiente, es decir, de todo lo que no sea Qumimera, el suplemento cultural de LA Vanguardia y demás compliadores de "cuentistas-vanguardistas" patrios, rómulos de las ubrecillas post-bolañistas y pre-vilamatistas, que el pobre Vila.matas tiene que tenerlas secas ya, de tanto mamoncillo colgado ahi. Por supuesto, este comentario ha sido patrocinado por Timadori, colección narrativa alopécica e imberbe para jóvenes suficientemente sobrados de ego.
ResponderEliminarEste último comentario anónimo es sublime, afirmo.
ResponderEliminarGracias, Iracundo.
ResponderEliminarYo tambiçen le admiro.
Lo ultimo, Olmos leyendo a Busqued =ver twitter.
Curioso el trabajo que hacemos los denominados anonimos.
Dr. Jacques, desde el locutorio. La crisis me ha dejado sin escritorio.
Lo cierto es que el tema de la crítica de Babelia a la novela de Rosa es bien palpable de que lo que el anterior anónimo explica. Caso similar percibí, cuando esos mismos en sus respectivos sitios y/o perfiles, cuelgan críticas de Babelia como autoridad moral, y, hete aquí, que una crítica nada favorable al amigo Rosa, no aparece en ningún perfil/sitio. Saquen sus propias conclusiones.
ResponderEliminarEs la primera crítica con cara y ojos que les leo en mucho tiempo. A ver si se dejan de tendencias y chorradas y recuperan un poco del prestigio que tuvieron en algún momento. No lo digo porque dejen a parir al pobre Rosa, sino porque me parece bien estructurada y argumentada.
ResponderEliminarPues nada, Charlie, que no me lo compro. De momento sigo con Chronic City (un mes laro llevo, creo, y todavía estoy en el cáncer de pie de su novia la astronauta).
ResponderEliminarMira a ver si me puedes recomendar algo decentito para los siguientes dos meses. Para que se caguen los editores con el poder que te gastas.
Dr. Jaques: pues hablando de “vilamistas” un día de estos tengo que escribirle una reseña de una muchacha escritora que tiene mucha gracia (la novela, no mi reseña, que todavía tengo sin escribir).
ResponderEliminarSupe por usted que Olmos estaba leyendo a Busqued. Qué ilu. Hoy ha publicado también. Qué gracia. También gracias a eso descubrí otras cosas. Qué fuerte.
Anónimo, creo que Babelia se cuidó mucho de dar una de cal y una de arena. Es que se los comen, vamos.
Anónimo de las 20:55, me alegra que le haya gustado, de verdad. Le agradezco el cumplido. Sólo un detalle, bueno dos: ¿”les leo”? verá, somos uno, nada más. Y lo otro es eso del prestigio: hombre, este blog tiene un añito sólo, el prestigio, de haberlo, tuvo que ser efímero y fruto de la casualidad. Vamos a darnos un par de años más a ver si encuentro el tono. De todos modos la idea es hacer algo cachondo más que de calidad. Otra cosa ya sería si me esto me diese de comer…
Joder Quique, a ese ritmo te va a durar toda la vida. Te voy a tener que recomendar un versículo de la biblia a ver si ese te lo acabas en una semana. Pero venga, va, te voy a recomendar uno chiquitito, 158 páginas de nada (y a ver si se anima alguna editorial y lo reedita que me apetecía tenerlo): “La niña que amaba las cerillas” de Gaetan Soucy.
Un saludo,
No me has entendido, Carlos. Iba por los del País, jeje, pero puedes hacer tuyas esas palabras si te apetece.
ResponderEliminarsaludos
jajajaja, vale, ahora sí. Necesito un café. Bueno, me ha venido bien para reflexionar.
ResponderEliminarA ver esa crítica de la chica vilamatista.
ResponderEliminarLlama la atención que Olmos´, culo veo/quiero, haya leido/criticado a Busqued justo ahora, no?
No me gustaria entrar en la cuestión de que todo esto fuera una creación de Olmos, porque entonces me preguntaria de donde ha sacado la foto girada de su perfil.
Dr. Jacques.
Yo también espero no ser Olmos. Bastantes problemas tengo ya como para tener que sumar el de identidad.
ResponderEliminarSi lo ha leído, Dr Jaques, habrá sido gracias al Poder Anónimo.
Jaja...algún dia debería usted escribir una entrada sobre sus problemas cotidianos, "humano, demasiado humano". Piénselo. Efectivamente, me extraña mucho que el Poder Anónimo no esté representado en el Festival Ñ. Será que buscan Añónimos con más nombre..
ResponderEliminarDr.
Esa idea (de hablar de los problemas) no me gusta nada pero no la descarto como última entrada de este blog el día que lo cierre. No sé dónde anotarlo para acordarme.
ResponderEliminarRíase usted pero si lo montamos bien de aquí a un año tenemos a un enmascarado (no podría ser de otra manera) hablando en el programa ese de libros de La 2 de la influencia (perniciosa, of course) del Lobby Anónimo en las estanterías de novedades de El Corte Inglés. Al tiempo.
A mi la novela me ha parecido un muy buen cuento, si Rosa se hubiera detenido en la página 48, cuando acaba de contar lo que hace el albañil. Creo que hay está todo el ideario de Rosa para esta novela, entonces, ¿por qué seguir escribiendo?
ResponderEliminar