lunes, 5 de mayo de 2014

Sobre “Doctor Glas” de Hjalmar Söderberg

Llevo media hora dando vueltas por internet, rastrando reseñas de esta novela, leyendo algunas en diagonal, otras descartándolas en la segunda línea y en general me he dado cuenta de dos cosas, bueno tres: una, que perdemos demasiado tiempo en tonterías; dos, que habiendo más críticas de las necesarias venir a sumar otra es un ejercicio preocupantemente gilipollas y tres, que a la versión que yo leí debían faltarle páginas porque comparando lo leído con lo reseñado hay algunas cosas que no acabo de entender.

Dejen que les resuma brevemente el argumento: el Doctor Glas es un hombre inteligente y perspicaz que si peca de algo es de exceso de celo a la hora de aplicar las leyes vigentes, como por ejemplo, el aborto. Entre los pacientes del doc se encuentra el pastor Gregorius, un tipo entrado en años y en carnes, casado con una joven hermosa a la que lleva veinte años y a la que insiste en preñar a golpe de egoismo. Esto a ella ya no le gusta, le da un poquito de asco su pilila, igualito que el médico, el doctor Glas, que siente desde su más tierna infancia una suerte de rechazo a todo lo sexual, lo cual, en cierto modo, acaba por unirlos en la desdicha de no querer ser follados. Ella le pide protección, le dice: no deje que me viole. Glas lo intenta primero por las buenas, mintiendo, diciéndole al viejo qué débil es su corazón ándese con ojo, pero el buen pastor es una fuerza de la naturaleza y continúan los envites. Total, que al final el doctor decide dejar un rebaño sin pastor. 

Ya, lo siento, tenía que decirlo.

Lo que no comparto con el resto de la crítica es que la explicación al, digamos, posible crimen, pasa por hacer del médico un loco enamorado de la mujer de otro. Esta simplificación del crimen como algo pasional es bastante insultante, la verdad, sobre todo si tenemos en cuenta que es harto evidente que el médico lleva bastante mal el hecho de no aceptar su condición homosexual. Doctor Glas, reprimido gay asesino, sí; Doctor Glas, tonto galán enamorado, pues mira, no.

«Pocas veces he visto un hombre tan hermoso. Fríos ojos de un gris claro, pero en un marco que los hace parecer soñadores y profundos. Cejas perfectamente rectas y horizontales, que llegan hasta cerca de las sienes; frente de mármol blanco, pelo oscuro y espeso. Pero en la mitad inferior de la cara es la boca lo único perfecto; por lo demás se encuentran ligeros defectos, una nariz irregular, una tez oscura y como quemada, en fin, todo lo que hace falta para salvarlo de aquella perfecta belleza que acostumbra a suscitar la burla
[Hablando ahora de una mujer] «Tiene unos ojos claros y sinceros y una rica cabellera morena. La nariz no está del todo bien modelada. La boca... En cuanto a su boca no me alcanza la memoria. Ah, sí, es roja y tirando a grande, pero no la veo con toda precisión.»

De hecho, Ella (la Ella de la cita inmediatamente anterior, no la Ella del párroco) es una pretendienta, un partidazo por la que el doctor siente esta clase de desmedido afecto: «Tiene buen corazón, esa chica... ¿Y si la dejara amarme? Estoy tan solo. El invierno pasado tuve un gato de rayas grises, pero escapó al llegar la primavera.» 

Todo un romántico, el doctor.

Me gusta la versión de asesino que necesita ser tenido en cuenta más que amado, entre otras cosas porque enriquece bastante la novela, que pasaría de ser una hermosa novelucha de amor a ser una épica y elaborada auto-justificación de un crimen por motivos mucho más complejos que los que da a entender y que desde luego tienen muy poco, muy poco, más bien nada, que ver con el amor: «¿Cómo era aquello? ¿Yo buscaba una hazaña que cumplir, verdad? La mendigaba. ¿Es eso una hazaña, mi hazaña? ¿Lo que hay que cumplir, lo que yo solo veo que hay que cumplir y lo que nadie salvo yo se atrevería a cumplir? Lo menos que puede decirse es que presenta un aspecto un poco raro, mirado como una hazaña.»

Lo que sea.

Estupenda novela, salpicada de reflexiones en torno a la vida, la muerte, la moral y otras cosas del matar. Muy recomendable, especialmente a todos aquellos que planeen cometer un crimen.

«Querido amigo, sabes tan bien como yo que la moral se encuentra en estado fluido. Ha sufrido alteraciones sensibles incluso en los irrisorios instantes que tú y yo llevamos en este mundo. La moral no es más que ese famoso círculo de tiza alrededor de la gallina: solo encierra a los que creen en ella. La moral es la opinión que tienen las otras gentes sobre lo que es justo. Pero lo que ahora se discute es mi propia opinión.»





10 comentarios:

  1. Yo no diría que es homosexual, probablemente sí virgen; lo que diría es que tiene PAVOR al amor. Se muestra incapacitado para ello.

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  2. Pocas veces se pueden leer definiciones tan acertadas y rotundas sobre lo que es la moral.
    Me apunto la novela

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  3. Veo que el prólogo y la traducción es de Gabriel Ferrater... Se merecería alguna pequeña mención, aunque fuera de pasada ¿no?.

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    1. Mira Ire, el día que yo me acuerde de nombrar al traductor será fiesta nacional.

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    2. Ya, pero no te lo pediría si fuera un simple traductor... Por curiosidad, ¿qué tal prólogo?

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    3. En un documental sobre Ferrater de La2 salió de Azúa diciendo que Ferrater lo tradujo ¡sin conocer el idioma! Como sabía muchos otros lo "intuía". Supongo que también habrá parte de leyenda pero... impresionante.

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  4. Hombre, yo no me atrevería a decir tanto, y menos teniendo en cuenta lo riguroso que era cuando ejercía de lingüista. Lo que sí es cierto es que tenía una capacidad natural para los idiomas, y que muchos de los que dominaba los aprendió de forma autodidacta.

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  5. El blog sobre fútbol de Hoeman es casi tan bueno como sus comentarios.

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