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Hoy le vamos a dar un repaso a Automática Editorial. ¿Les suena? Supongo que a muchos no. Es una nueva editorial (sorpresa!) dicen que joven, dinámica y atrevida. Bueno, relativamente nueva. Quiero decir que no nació ayer. No recuerdo la fecha exacta de su estreno pero no hace mucho de ello, este mismo año, eso seguro. No sé porque estoy haciéndoles perder el tiempo con este detalle tan chorras. Lo de joven, dinámica y atrevida me parece mucha osadía hasta como promoción. “El viajero sobre la tierra”, la novela a la que dedicaré el último párrafo, es, si no me equivoco, la quinta que sacan. Cinco libros no son muchos libros. No tienen web (todavía, dicen) pero sí un blog que no actualizan demasiado: cuatro entradas en seis meses. Trepidante, sí. Empezaron bien, pero se fueron dejando, se fueron dejando… Con todo lo que hay que decir, madre mía. Bueno, da igual, ellos están en Facebook o en twitter o en ambos, no sé. No son difíciles de encontrar si uno siente un mínimo interés.
La excusa de este post es doble: por un lado pretende reseñar una novela tan pequeña que no justifica un post por sí misma y por otro quiero aprovechar que la editorial en cuestión está todavía en pañales para echarle un vistazo en condiciones, que luego, con veinte libros publicados da más pereza. Si se enteran ustedes de alguna otra (joven, también, y dinámica) no duden en avisar y le damos también un homenaje. Retomando: la editorial en cuestión saca varios libros. Yo les cuento cuáles, a ver si hay suerte y me meten en nómina o me abren una cuenta de gasto en concepto de publicidad, propaganda y relaciones públicas. No soy ambicioso, me conformo con que me dé para, digamos, diez libros de otras editoriales.
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Automática me interesa porque soy un tío con inquietudes -no como otros- y porque uno de sus primeros libros (el segundo, si no me equivoco) es una reedición (ejem!) de “La torre herida por el rayo” de Fernando Arrabal, un escritor/personaje que no necesita presentación. De esta novela (“La torre…”) me enamoré perdidamente cuando la leí no hace menos de veinte años. Por aquel entonces estaba yo muy enganchado a eso del ajedrez y de hecho supongo que fue así como la descubrí; luego me eché a perder. El caso es que pensé (o debí pensar) que leer una historia protagonizada por dos ajedrecistas que están echándose una partidita sería una gran idea. Lo fue. Ganó el premio nosequé, el Nadal, creo. En esto no tuve nada ver. No voy a perder ni un minuto destripándoles el argumento porque no es esta la novela que venía yo a comentar. Simplemente, lo que ocurre es que me hizo ilusión volver a encontrármela en las librerías y no he querido dejar de comentarlo. Por cierto, incluye un epílogo bastante cachondo que entiendo hecho ex profeso para esta edición: se trata de una entrevista que el cadáver de Nabokov hace al escritor. Parte de esta ficción pueden leerla en sigueleyendo, o comprándose el libro, claro, u hojeándolo en la Fnac o dónde sea que hagan ustedes estas cosas.
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Del orden no estoy seguro pero creo que la tercera novela editada fue “Delhi no está lejos” de un tal Bond, Ruskin Bond, que aquí no conoce ni dios pero que en su país de origen es como muy famoso. De esta novela apenas sé nada, lo siento, ni habiendo leído su reseña en Babelia este fin de semana. Tiene algo que ver con la India y de ahí mi falta de interés. Es que a mí la India me interesa tan poco que no voy ni a perder un minuto buscando información en google. Venga, va, un minuto sí. [Un minuto después...] Listo, Calisto. No hay mucho que contar: Pipalnagar es el lugar inventado en que se desarrolla la historia de un joven escritor que malvive como escritor de novelas de serie B y que comparte piso con una chica un poco puta y un chaval algo epiléptico. Creo que los tres son bellísimas personas y tal y aprenderemos mucho con ellos sobre la bondad, el amor y el optimismo. Algo así. Se lo pongo muy resumidito para no hacerles llorar. Yo es que no me veo leyendo esto.
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“El viajero sobre la tierra” de Julian Green sí que la leí. Fue la última que publicaron, hace nada. Me llamó la atención sobre el resto por la portada. Me gustan las novelas que muestran en sus portadas casas antiguas. Es una debilidad reciente. Empezó después de leer Gótico Carpintero. Así de reciente. Luego me enteré de que era pequeña como una rata (la novela, digo), que era justo lo que yo buscaba para este inesperado mes de tanto teatro y tanto relato.
La novela cuenta la historia de un joven que vive con tío, su tía y el padre de ella. Cuando el último se marcha, la segunda se muere y en vista del que el primero parece un poco cabrón, el chaval se escapa de casa para darse a los estudios. Llega a una casa, se hospeda y al poco se muere. La novela se construye con el relato que el joven escribe antes de morir en el que cuenta cómo llegó allí. A modo de apéndice y ocupando poco más de una tercera parte de la novela se recogen cartas de varios personajes secundarios que aportarán su punto de vista de los hechos que tuvieron lugar justo antes de la muerte.
La novela tiene un punto gótico, con sus fantasmas o su esquizofrenia, no se sabe. No aburre pero tampoco ilumina, aunque sí entretiene y es bastante más digna que mucha de la basura que se publica ahora mismo. Green la escribió a los veinte años lo que hace de ella poco más que un ejercicio de lo que luego sería, dicen, una próspera carrera. Por lo que se escribe a los veinte años no se puede juzgar al escritor pero sí al editor, si acaso este nos hace perder el tiempo. No es el caso o al menos yo no he tenido esa sensación.
Y bueno, hasta aquí la carrera de Automática Ediciones. Quedamos a la espera de esa página web que nos cuente y nos adelante lo que está por venir ahora que ya hemos visto lo que ha venido y no nos ha disgustado. Me quedo con las ganas de saber si también le harán hueco a la nueva narrativa española (¡preparen sus manuscritos!) o se quedarán en el extrarradio de la reedición. Nada que objetar si lo hacen bien y bueno, de momento no pinta del todo mal. Estaremos observando.
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Y bueno, hasta aquí la carrera de Automática Ediciones. Quedamos a la espera de esa página web que nos cuente y nos adelante lo que está por venir ahora que ya hemos visto lo que ha venido y no nos ha disgustado. Me quedo con las ganas de saber si también le harán hueco a la nueva narrativa española (¡preparen sus manuscritos!) o se quedarán en el extrarradio de la reedición. Nada que objetar si lo hacen bien y bueno, de momento no pinta del todo mal. Estaremos observando.
Esta editorial nueva se dedica a publicar títulos que ya están en el mercado editorial. El de Green lo publicó Valdemar en una preciosa colección de fantásticos, los de Gorki, Laia y edicones Z y ahora lo hace también Reino de Cordelia...
ResponderEliminarSería más útil publicar un buen número de novelas y teatro que siguen sin ser editados en nuestro país y que son muy recomendables.
Precisamente el viernes me llegó mi ejemplar del libro de Green. Y seguiremos su evolución. Claro.
ResponderEliminarFer
Yo lo intenté con Arrabal, pero me pareció demasiado cansino... el tío no hacía más que repetirse; con ingenio pero (para mi gusto) sin gracia.
ResponderEliminarOtra editorial de rescates, pero no de rescates nuevos, sino de libros que ya han sido publicados en España. Otra editorial pleonástica de rerescates. Prefiero editoriales de riesgo, como Tongoy Editions.
ResponderEliminarSí señor, anónimo. Pero no hay quien te entienda, en serio. Lo mismo eres un tío cojonudo que un retrasado mental. No tienes término medio.
ResponderEliminarHasta ahora todo lo que ha publicado Tongoy editions ha sido realmente brillante.
Aún no puedo afirmar si todo lo que ha publicado Tongoy Editions es brillante, pero sí puedo prometer que planeo leerme el catálogo entero. Tu novela promete, Quique, pero hay antes unos tres o cuatro libros, que tampoco que Tongoy Editions tenga acceso VIP en el calor de mi hogar. Pero en el verano cae tu novela, y, por el capítulo 0, confío en que resulte una lectura, por lo menos, divertida.
ResponderEliminarCuenta con ello, ano. Pero mucho cuidado porque parece ser que "el humor ahoga la historia". Hay que joderse. En el drama no se ahoga nadie, oye. Ni en las digresiones. Ni en la vulgaridad. Ahora, en el humor sí que se ahogan las historias, mira tú por dónde. Así que ojo.
ResponderEliminarBueno, gracias por la confianza en Tongoy Editions.
Eso que tú escribes no es humor, pero si se lo envías a un editor de verdad se partirá de risa antes de tirar tu manuscrito a la papelera.
EliminarOstras, tío, eso ha dolido. Eres tope chungo.
EliminarHay quien se ahoga en un vaso de agua, Quique. No hagas caso.
ResponderEliminarGracias a todos por pasar. Tendremos tiempo de hablar con más calma de las novelas de Automática en el futuro.
Un saludo,
Oye, qué se sabe de Nehmo?
ResponderEliminar¡Aquí estoy! Triunfante tras las evaluaciones, juntas, reclamaciones y memorias de fin de curso. Algo de trabajo me queda hasta el viernes, pero puedo prometer y prometo que me reincorporaré entonces, y con una opinión formada de la novela de Quique. Adelanto, eso sí, que será favorable.
EliminarUn saludo.
Hola, Nehmo, estábamos preocupados por tu existencia, ciertamente. Yo, en concreto, empezaba a sentirme cual silla de tres patas.
EliminarMe alegro que hayas resistido al final del curso, yo no sé si seré capaz.
De lo de Quique, andan algunos preocupados por temor a ahogarse en un mar de azúcar, de tanta buena crítica que tiene. Pero a mi me va apeteciendo una opinión de esas tuyas tan profundas y bien escritas. Será envidia (que no complejo, que pensarán algunas) por mi poca facilidad de palabra.
Unha aperta
Marieta
Pues lo último que sé (que supuse) es que andaba leyendo tu novela. Con la misma se ahogó el también. Con lo majo que era. Fuera coñas no sé nada y tampoco sé si gritar sirve de mucho.
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