Llego a esta novela gracias a un comentario que leo en un blog de confianza en el que el gestor dice que la ha leído y parece que lo ha dejado medio en estado de shock. Aunque me lo creo visito -bendito google- otros blogs, total para descubrir que parece haberse llegado a un acuerdo general: todos aseguran, con estas u otras palabras, que nos encontramos frente a una novela ejemplar, una pequeña obra maestra de un autor injustamente valorado, despreciado por la crítica, etcétera, etcétera, etcétera y qué penita, además, que se murió tan joven. Se habla tanto y tan bien de ella que dudo por un instante si no será este algún autor español de rabiosa actualidad. Y no. Joven sí, seguro, de hecho, insisto, murió a los treintaypocos pero famoso (o de actualidad) no, ni remotamente.
El segundo punto en común al que llega la mencionada opinión general (un segundo punto en común menos ambiguo que la aseveración de lo genial de la obra en cuestión) tiene que ver con las referencias artísticas. Cuando se habla de Ungar se habla de Kafka, de Brod, de Musil, de Walser, se dice que si a Mann le flipaba, que si a Zweig también, que si un genio tras otro caían rendidos a sus pies según lo iban descubriendo. Es hoy y lo matan a fajas. A mí este tipo de comparaciones me gustan lo que me gustan, que no es mucho, y si las reproduzco es únicamente para meterme con ellas. Quiero decir que como reclamo publicitario están bien pero al final, kafkas aparte, es un libro frente a un lector y en estos casos cuantas menos promesas, mejor. Thomas Mann ya no acepta reclamaciones.
En mi opinión “Los mutilados” es una novela brillante, descomunal a pesar de su brevedad. Genial, joder, vale, sí, en el sentido de gran obra, no de referente artístico ni mucho menos, pero genial en la medida que es empezarla y no poder parar, no querer parar, no saber parar. Los hombres del subsuelo tienen un algo especial. Aviso a navegantes: el protagonista no es escritor en ciernes, no sufre una crisis pasajera (bueno, un poco sí), no es un aventurero en busca de un santo grial, ni lleva látigo ni tiene miedo a los monstruos de la noche. Olvídense de vampiros adolescentes, heroicos soldados o detectives con medias de seda. Franz Polzer, el protagonista, es un desecho humano viviendo en un estercolero. Figuradamente, esto. Polzer es un hombre sin vida que trabaja en la banca, no tiene aficiones ni aspiraciones. No sueña, pero no por ello carece de imaginación. Su vida es limpiar sus zapatos, contar sus monedas, las resmas de papel que le quedan, entrar y salir de su habitación sólo para ir al banco o a pasear el domingo y tomarse un café en el bar de la esquina. Es un hombre sin nada que contar y muy poco, así a primera vista, que aportar a la literatura. A este hombre, nuestro Polzer, un día le cambia la vida tras ponerse un sombrero. A partir de ese momento y por buscar un símil cinematográfico, Ungar abre el plano y vemos algo más que ese agujero que es el alma de Polzer. Vemos su entorno: a su casera, una viuda gorda y fea que se lo quiere follar; a su jefe, a sus compañeros de trabajo de quienes recibe constantes burlas, pero sobre todo vemos a Karl Fanta, su amigo de la infancia, casado y padre de un hijo, que vive en una silla de ruedas: ha perdido las dos piernas y poco a poco va perdiendo también los brazos y es de suponer que algún día también la cabeza. Pero este es sólo uno de los muchos Mutilados que pueblan esta novela: el resto son todos aquellos a quienes les falta algo -no necesariamente carne- es decir, todos y cada uno de ellos.
“Los mutilados” es tremendamente desagradable. La carne es desagradable, la voluptuosidad es desagradable; también lo es el sexo, la religión, las mujeres, los hombres, los niños, las casas, las camas, el rincón tras la mesilla de noche. Todo huele mal, tan mal como las heridas purulentas de Karl Fanta. Todos los personajes son despreciables, monstruosos, son los desechos de la sociedad, son aquellos con los que nadie quiere estar y nuestro hombre, Polzer, vive con ellos, duerme con ellos, come con ellos, trabaja con ellos y los odia a muerte tanto como los teme, pero es un pusilánime, un infeliz sin asomo de personalidad y no puede huir. Es el gilipollas perfecto del que todos se aprovechan, a quien todos exprimen, maltratan, insultan. Violan.
En definitiva, que es heavy la novela. Tan heavy como buena. Encontrar algo así no pasa todos los días.
NOTA: La versión leída por un servidos es la publicada por Seix Barral en 1989. Casualidades del destino la han reeditado hace nada y al mismo tiempo Siruela, en su calidad habitual, y Backlist (Planeta) que la saca también en digital a un precio demasiado caro en comparación con la edición el papel. Lo de siempre, vaya. La traducción es, en todos los casos, la misma. La culpable: Ana María de la Fuente.
No me la pierdo. Gracias.
ResponderEliminarLas tildes qué? Todas en su sitio? Y tanta sordidez no ahoga la historia? Seguro?
ResponderEliminarCarne putrefacta, las consabidas referencias a Kafa y Musil, y un personaje que se llama Fanta. ¿Se puede pedir más? Este libro no me lo pierdo.
ResponderEliminarUn saludo.
No se arrepentirá, se lo garantizo. A todo esto, ya tengo sobre la mesa su recomendación: "Viaje en torno a mi cráneo" de Frigyes Karinthy. Me leo un par cosas pendientes y me pongo con él.
EliminarYo la leí hace muchos años, cuando todavía me atrevía a llevarme libros si saber nada de ellos presintiendo grandes descubrimientos. Ahora ya no me atrevo tanto a cometer esas hazañas en librerías. Pero, en su día, acerté al llevarme a Ungar solo por el título que tenía la obra. Ahora que leo su reseña, me entran muchas ganas de releer esta novela. Usted me ha hecho recordarla y se lo agradezco muchísimo. La apuntaré en esa hipotética lista de lecturas que no tengo, a ver si vuelve a caer dentro de algún tiempo.
ResponderEliminarGracias.
Qué bueno. Me alegra coincidir. Ahora ando detrás de "La clase" pero no hay forma de dar con ella. Crucemos los dedos, quizá alguien se anime con la reedición.
EliminarUn abrazo y gracias a usted.
¿Qué queda de aquellos que un día nos hicieron creer que en la anatomía del Hombre moderno residía el culmen de la profundidad revestida de literaria verdad?
ResponderEliminar¿Tanto ha mutado el mundo para que los personajes que nos pueblan hoy no sean capaces de llevar la máscara que a los pies nos hable de nosotros?
El Hombre, hasta donde se nos alcanza, se pasea hoy más que nuca de la mano de etiquetas, aún cosidas en la maga, de esas que se sabe, han salido de la gran colección de las novelas ya escritas.
La postmodernidad tal vez sea eso, reconocer que nadie, ni esforzándose, es tan literario.
No hay espejos.
Democrítico.
Bastante de acuerdo, sí. Al ser la naturaleza humana como es y al tener la poca pinta que tiene de ir a mutar, los temas son los que son y están ya muy trilladitos, sí.
ResponderEliminarOtro cantar son las maneras de enfocar esos asuntos de toda la vida, las formas empleadas para hacerlo y la relación entre lo uno, lo otro, el contexto en que se hizo y las circunstancias del autor al escribirlo. ¿Es eso lo literario? Segú la RAE es el "arte que emplea como medio de expresión una lengua". Y punto. ¿Con qué objetivo? Pues no dice nada, la RAE.
A ver si el holgazán de Tongoso pone un día el tema sobre la mesa pues puede ser interesante y divertido, lo cual es bueno siempre que no haya demasiado interés ni demasiado divertimento, pues una cosa y la otra podrían ahogar el debate. Y no es eso lo que se pretende.
Por Dios, eso no.
¿La RAE es esa ralea tan ínclita?
ResponderEliminarLa naturaleza humana no la inventan los libros. ¿O sí lo hacen? Y de hacerlo, la mentira más lograda es la que nos contamos a nosotros través de las palabras ajenas, triste es reconocerlo.
Pero, por Dios, no, no es eso.
Democrítico saluda.
Claro, claro.
ResponderEliminarQue alguien acompañe a este señor al hospital, a ver si tienen camisas de su talla.
¿No es poco temprano pra adolecer del mal carácter del escritor consagrado tan prototípicamente hispano?
ResponderEliminarDemocrítico se arrepiente.
La novela de Ungar es de lo mejor que he leido últimamente. Creo que también está impregnada de un sentido del humor negro negrísimo que tanto le gustaba a Kafka... no olvidemos que leyendo la Metamorfosis su autor se partía de risa... ¡Ojala hubiera más autores de esta calidad, virulencia crítica y deseo de comunicar hoy en día!
ResponderEliminarLibro a recomendar a espíritus feroces. Voraz va directo a la médula, sin atajos, esa es su fuerza y, por que no, su deficiencia juvenil en exceso.
¡Ojalá hubiera ALGÚN autores de esta calidad, virulencia crítica y deseo de comunicar hoy!, diría yo. Hace tiempo, mucho tiempo, eones, que no leo nada hispano que me agite cómo esto. Quizá en su momento Escuela de Mandarines, pero ya será mucho pedirle al personal. Pobre personal; bastante tiene con los cambios de diseño del facebook.
EliminarUn ejemplo de lo que estoy leyendo ahora ayudará a ilustrar las razones por las que me entusiasmo tanto con ciertos libros:
Tenías muchos libros. Los estuve mirando pero no conocía a ninguno de esos escritores de segunda fila que leías. Estuve buscando la Biblia porque seguro que la tendrías por algún sitio, tan católica que has sido siempre. Tan católica para unas cosas y tan puta para otras. Supongo que el sagrado libro lo guardabas en la mesilla de noche para leer un poquito antes de dormir, con lo bien que descansa uno escuchando El Larguero.
Otra:
AQUEL DÍA dejé el maletín de las reuniones junto a la nevera y me hice un sándwich de jamón y queso. Me fui al baño y me puse a cagar mientras me lo comía. Por un momento me hizo gracia cagar y comer a la vez, incluso sonreí.
Y otra, la última, de verdad, lo prometo:
Mientras recogíais los vasos para irnos a la fiesta me asomé por la ventana, se veía una ciudad despierta, con luces que era capaz de oír, y una dulce brisa que empezaba a apagar el verano más caluroso del último milenio. Por un momento me preocupó el cambio climático, entonces decidí bajar el volumen de la televisión para no consumir energía innecesaria, pero no lo hice para poder ver los goles de la Supercopa.
Brutal, ¿no le parece?
P.D. Es la primera novela del escritor, que hasta ahora había ejercido sólo de poeta. Y futbolista, se ve.
EliminarNo puedo creerlo, de verdad, ¿has leído Escuela de Mandarines? La Tríbada Falsaria es uno de mis libros preferidos, reseña ya, tongo. Su originalidad no tiene límites, es un compendio del lenguaje castellano. Sobre los textos anteriores no tengo palabras, la verdad. Increíble que sea un poeta, manchando así la imagen de los poetas, pero bueno.
EliminarNo me ha quedado claro, ¿tú has leído ESCUELA?
Eliminar¿Reseña? Oh, no, ni de coña. No me siento capacitado para algo así. EdM es la hostia. La rehostia. La requetehostia. La leí ya hace un par de años (cómo pasa el tiempo) y me la regaló mi cuñado estas navidades. Tengo muchas ganas de volver a leerla, pero es una novela para trabajar lentamente. En otoño, quizá.
Con lo del poeta este he hecho trampa. Es un personaje de la novela que tiene que ser despreciable. A mi sigue sin gustarme el estilo pero las cosas como son: el tipo cae mal porque tiene que caer mal. No se puede ser más gilipollas (sigo hablando del personaje). Acabé ayer la novela. Si todo va bien esta noche me pongo con la reseña.
P.D. La imagen de los poetas se mancha ella solita, no hace falta que le echen una mano.
EliminarNo, yo no la he leído, la tengo en casa por ahí pero
Eliminarno. Es muy gorda, y preferirí otras cosas "gordas"
ahora mismo (broma).
Pero el autor me parece de los mejores que yo haya
leído.
PD. Te mereces que tu hija se haga poeta.
Son ustedes un dúo la mar de simpático. ¡Contratados!
ResponderEliminarSobre mi holgazanería: es congénita, no hay nada que hacer. Pero me voy pensando lo de lo literario. Si tienes alguna idea se agradecerá que la compartas. Últimamente estoy vago hasta para pensar.
Democrítico, no se arrepienta usted nunca, que nos ponemos tristes.
No lo hago lo suficiente, Micer T., yo también me aburro. Tal vez debería leer.
EliminarDemocrítico no lee.
Vamos, a ver, la idea consistía en que abrieras ese debate. ¿Qué coño más quieres? Pues coges el próximo libro que vayas a reseñar y tú solito y sin que nadie lo advierta, mientras sueltas tus puyitas y chascarrillos, vas planteando la pregunta de en qué consiste lo literario, a ver si entre todos nos ponemos más o menos de acuerdo, que ni de coña. Pero nos lo podemos pasar cojonudamente entre todos mientras nos sacamos los ojos.
EliminarAh, bueno, vale, si os vais a sacar los ojos entonces sí. Venga va, a la próxima reseña que escriba le meto un par de puyitas. Ya te aviso cuando lo haga. O mejor no y así lees con más atención.
EliminarBesos,
http://elpais.com/elpais/2012/06/26/vinetas/1340724638_367979.html
ResponderEliminarPara evitar esto, entre otras cosas, sirven las editoriales independientes. No es bueno juzgar de manera frivola el trabajo de un colectivo tan importante.
Eutelequia dice en su page
Eliminar“Si el texto nos convence volveremos a ponernos en contacto contigo
En caso contrario no recibirás respuesta de nuestra parte.”
Con estos humos de gran editorial y esa falta de respeto por el trabajo ajeno que rezuma el texto, muy independiente será, educada no.
Democrítico se aburre.
Ahora que lo dices, estaría bien que Tongoy abriera el debate acerca de en qué consiste exactamente la labor de las editoriales.
EliminarOtra gran pregunta. Cuánta buena pregunta. Y qué poquitas ganas de escribir, madre mía...
EliminarPues en mi modesta opinión, que es tan bastarda como las medidas huérfanas que siempre han de ser adoptadas, el debate, de serlo, aquí sólo tengo graciosas dudas, sobre lo literario, es hoy, más que nunca necesario, toda vez que desde aquí cuarenta siglos nos contemplan, y vemos con un pie en el limbo como las editoriales están hoy más que nunca extraviadas en su laberinto.
EliminarEs como las bodas de cadmio y armonía, esto nadie sabe en que acabará y la desacralización galopante de los libros se cierne sobre las innumerables almas que ya preparan su viaje al Hades.
Por otra parte ya soy ciego, cual ciruela, y la nuez que atraviesa mi garganta está ya seca.
D.
España es el quinto país del mundo que más títulos edita, no figurando ni mucho menos en esa posición en cuanto al número de lectores. Y luego.. cada uno.. cada lector lee lo que se merece. No me vengan con hostias. Si Tongoy -o el que sea- se aburre que deje de leer gilipolleces y se lea (o vuelva a reelerse) las obras completas de Mahfuz, las de Baroja, las de Bufalino, Pavese, Carlo Levi... Así espabilará. Leyendo mierda el lector terminará por redactar como un dodotis. No es tú caso, Carlos; (no vayamos a joderla a lo tonto).
ResponderEliminar"cada lector lee lo que se merece"
EliminarEspabilar es una cosa muy necesaria para el Lector, muy pedagógico e higiénico, no faltaba más, pero los ajos no proporcionan humildad, mi querido bluff, ¿se escribe así?
Saludos
Tachar a "la verdad" (entre comillas)de "orgullosa" (entre comillas) no ayuda a que las cosas mejoren. Sin ninguna humildad (sin comillas) se lo digo (y también sin ninguna soberbia).
EliminarSi le ha molestado mi anterior comentario, le pido disculpas.
Estoy contigo Bluff. Y la primera piedra me la tendría que tirar yo a la cabeza porque no hay libros ni nada que leer sin tener que tragar la mierda que trago y he tragado y, lo que es peor, tragaré. Pero... creo que todo se puede (y debe, en cierto modo) leer; basta compaginar lecturas. Leer novedades, nacionales principalmente, tiene algo de buscador de oro en una mina agotada. Quien sabe, ¿y si aparece una pepita? ¿Quien nos dice que la novela que se publique mañana no será reconocida en treinta años? ¿Te imaginas haber estado ahí y haberlo visto?
EliminarA todo esto, bluff, la recomendación se la robé a VD en su blog. Luego vi que la repetía en el blog de malherido. (¿Qué hago? ¿Anoto Verano Tardío o no?)
Abrazo,
Carlos,
EliminarHabiéndote leído a los de mi madre es un pez ¡cómo no vas a anotar verano tardío!. Ahora no leo mucho. La playa... las chicas. Yo la tengo ahí, pendiente (le di un avance con las veinte primeras páginas miemtras terminaba "La Caída" -cuentos de Mann-) junto a "La señorita", de Ivo Andriç, otro coloso literario del siglo XX.
Lo de descubrir a nuevos autores españoles, es como jugar a ser una especie de Jesús Ordovás de la lite (como diría Malherido) y, al loro, que este acabó poco menos que defendiendo que los Siniestro Total eran como los Clash y Derribos Arias iguales a los Psychedelic Furs.
Y luego otra. Si de verdad llegase algún día a aparecer por aquí un nuevo Paco Umbral, y lo proclamases tú, ten por cuenta que nadie, absolutamente nadie, desde los medios oficilistas, iba a atribuirte la primicia.
Yo no quiero un paco umbral. Yo quiero un Ken Follet, para hacerme millonario. La primicia la regalo. Será por autoestima...
EliminarHola, Carlos
Eliminar"Verano Tardío", la he dejado en la página 90. No la anotes.
Un saludo. Y que se lo pase bien leyendo lo que quiera que en estos momentos tenga entre manos.
Albricias! Siempre es bienvenida una novela que no hay que leer.
EliminarAhora leo TRIBADA. Una novela más que interesante.
Gracias, Julian.
Me interesa el libro del que habla, amigo. Y, además, como usted escribe como escribe, pues resulta doblemente convincente. Pero, para personajes grisáceos e insignificantes y llenos de hastío existencial, ya me tengo a mi. Para ceros a la izquierda, como Walser decía de sí mismo, ya me miro al espejo todos los días. Que conste que me fío de lo que dice y me contagia usted su entusiasmo literario, pero estoy demasiado deprimido como para echarme un Ungar a las espaldas. Sería anteponer el placer sadomaso al criterio estético. Y, sin embargo...
ResponderEliminarUn abrazo desde El infierno.
No, pues tampoco es plan de acabarle con la moral. Hay libros muy divertidos mas adecuados para estos momentos y ya luego, con verdaderas ganas, se come usted es te libro verá qué rico.
EliminarAbz,
Estimado Barbusse, parece que mi despistado editor ha olvidado recomendarle la muy gratificante lectura de mi entrañable Sol de Justicia.
ResponderEliminarLo hago yo convencido de estar haciéndole un favor a usted.
De nada, pues.
Cierto, cierto. El libro de Quique es la alegría de la huerta. Si está usted triste, amigo BArbusse, se lo lee y se le pasan todos los malos. Al menos en lo que le dure la lectura, luego ya no puedo garantizarle nada.
EliminarA todo esto, me acabo de comprar EL INFIERNO de Barbusse. Qué gracia. Y TOM JONES. Ya que estaba...
Buenas compras, sí señor.
EliminarEn cuanto a Sol de Justicia, ya investigaré.
Saludos.
Este blog morirá de fuego amigo.
ResponderEliminarCarlos, por Dios, di que no.
EliminarQUE NO.
Eliminar(Este blog morirá, eso seguro, es ley de vida, pero de fuego amigo seguro que no. Creo que me cansaré yo antes de que eso ocurra.)
Si acaso morirás de semen amigo, que no es que sea mejor forma de morir pero bueno.
EliminarA ver cuándo da la cara la Follarás... que le gusta mucho esto del anonimato.
ResponderEliminar¿No se apellidaba Fanta la Berta que acogía las tertulias en su casa de Praga de las que participaba Kafka (Franz, como el protagonista)?
ResponderEliminarLa lectura de el libro que reseñas me resulta atractiva, pero con la calina que está cayendo... me da miedo que tanta carne se eche a perder. Igual me espero a otoño
Gracias por tus recomendaciones, Carlos