Pues decepción, contenida, sí, pero decepción al fin y al cabo, y no porque sea mala sino porque la esperaba mejor que Plop y no lo es. Por ahí le anda, pero no.
Pero vayamos por partes. Rafael Pinedo es, era, argentino. Murió en 2006. Al cumplir dieciocho años quemó todo lo que había escrito hasta entonces -dice la editorial en su perfil- y sólo a los cuarenta retomó su producción literaria. Lo de quemar su primera producción es muy argentino; (dicen que) también lo hizo en su momento Sábato, si no recuerdo mal, y miren que bien le fue. Que cunda, pues, el ejemplo. Hasta los veinte uno que escriba lo que le salga de los reales alcázares, lo mismo en cantidad que en calidad, pero que sepa que después ha de quemarlo todito todo en la más absoluta de las intimidades (que no nos enteremos hasta pasado un decenio; nada de ir presumiendo por ahí) incluyendo diarios íntimos y correspondencia privada. De los veinte a los cuarenta vivir, así sin más, que ya no está mal, pero saliendo de casa, nada de hacerlo en el Facebook que luego se nota la falta de experiencias vitales. Después, en la serenidad de la madurez, escribir, entonces sí, para publicar. Con esta fórmula no sólo ahorraríamos papel, ayudando con ello a salvar el Amazonas, sino que nos libraríamos de leer las estupideces que unos cuantos creen que merecen ser leídas. No miro para nadie en concreto pero sí para todo el mundo.
El caso es que Pinedo murió como mueren los escritores de verdad del otro lado del charco: dejando inéditas un puñado de obras. Yo no sé qué pasa en Latinoamérica que si no es por Herralde y Mondadori allí no se publica ni el Hola. Angelitos, deben andar todos como locos por morirse para alcanzar la gloria merecida. Pues lo mismo Pinedo. Cuando leí Plop creí que no iba a volver a leer nada más (ver reseña aquí) de este señor -yo soy mucho de meter la pata menos por ingenuo que por desinformado- y ahora resulta que tiene otro libro, Frío, que además quedó finalista en no sé qué premio. Bueno sí que lo sé, era el Premio Planeta Argentina y esto ocurrió en 2004, que digo yo que da igual porque al final el puto libro quedó sin publicar ya no sé si por desinterés o falta de presupuesto. Pero aquí estamos los españoles, valientes como cosacos, que lo mismo conquistamos sus tierras, que tomamos sus mujeres, que editamos sus libros. El caso es no dejar piedra sin remover ni libro sin publicar, ni mujer sin tomar, sí. Pero esto no queda aquí, ya verán. Dice Elvira Navarro, insigne escritora nacional y prologuista del libro en cuestión, que hay otro más porque aquello que parecía algo casual era en realidad una trilogía de armas tomar de bien planificada, que se lo dijo un pajarito porque ella el manuscrito no ha llegado a catarlo. Más o menos esto, con un poco de libre interpretación por mi parte, pero sin salirme de la idea principal.
Pero hablábamos de “Frío”. Esto va del apocalipsis, again. Si en la primera parte (Plop) lo peor era ver el maltrato infantil, la amoralidad general y cómo se follaban todos a todos sin miramientos ahora la cosa va de pasarlo peor que mal con el cambio climático que después de una revisión a la baja de la prima de riesgo es lo peor que le puede pasar al ser humano. Pudiera ser perfectamente un paso atrás ya que aquí, en Frío, parece que esté a punto de ocurrir lo que ocurre en Plop. Un poco rollito precuela, pues, y está por ver si en la tercera parte no se nos contará qué tiene la culpa de todo o si realmente no se habrá equivocado el becario de Salto de Página y las habrá ido pasando a edición en el orden equivocado. Retomando: la cosa va de una niña de unos veinte años que se queda solita sola en una suerte de colegio privado para jovencitas, abandonadita toda ella con su devoción por el santoral y el despertar sexual, que es acordarse de la polla del portero y darle un sofoco de tener que refrescarse con agua bendita. Al poco llegan las ratas que se lo van comiendo todo menos a ella que parece haber hecho un pacto con el demonio y no con dios como se cree. Las historias que cuenta el libro, compartimentado en minúsculos episodios tipo Plop o El Gran Cuaderno (de Agota Kristof) (esto es, dos o tres páginas cada uno) son de una economía de lenguaje ejemplar y van desde la organización diaria, a la caza de ave picuda (único sustento de la muchacha), o a las misas autoinfligidas. Y no les cuento más que les dejo sin libro tan pequeñito que es. En general la cosa va de pasar mucho frío y tenerle un miedo atroz a todos los rabos que no sean de rata. (No me juzguen precipitadamente: este chiste tan fácil tiene más enjundia de lo que aparenta pero si se lo cuento no les iba a hacer maldita la gracia y prefiero quedar yo de gilipollas antes que dejarles a ustedes sin sorpresa.)
Lo dicho, más de lo mismo: apocalipsis y religión, no poder follar por culpa de ambos y hacerlo mal cuando se intenta por ser ya demasiado tarde y estar demasiado loco. Pero por más bonito que lo haga Pinedo y por más bien que me lo pasé yo con las desdichas ajenas no deja de ser la eterna revisión de los mecanismos de supervivencia de seres débiles que van perdiendo kilos y cordura a partes iguales. El antes y el después y el durante de un infeliz ser humano en el fin de los tiempos y lo mal que se lleva todo si hay exceso de fe porque todo el mundo sabe que para combatir el frío nada mejor juntar dos cuerpos desnudos sean estos de novicia o no pero mejor que sí. El final, que no parece querer otra cosa que provocar rechazo con una imagen efectista, me ha decepcionado bastante precisamente por eso y por otro lado el componente ligeramente sobrenatural de ciertas partes me sacaron pronto de una historia que de otro modo me hubiera podido creer a pies juntillas. A pesar de todo, un buen entretenimiento. Y ya.
Pues a mí me gustó. Lees demasiados rusos.
ResponderEliminarAnonimoski.
... pues que se abusa un poco del rollito apocalíptico. ¿Y el libro de Sara mesa lo leyó?
ResponderEliminarMire que es usted inculto, cristo. Menuda sarta estupideces juntas y mal escritas.
ResponderEliminar¿Era necesario meter el dedo en el ojo...? lo de insigne escritora nacional, me refiero.
ResponderEliminarJejeje, todavía me río.
Pues sí. Premio Mondadori Jaén, para allá que vamos: conosur. Premio Herralde Anagrama, ya sin finalista: pa la Argentina, como de costumbre. Creo que es por cuestiones estratégicas y comerciales. Y tamién que a los directores editoriales y autores no hay cosa que les guste más que pillarse una cogorcilla antropológica estructural en el Df, o en Buenos Aires, si es posible a gastos pagados, en buenos hotelacos y en compañia de traductoras e ilustradoras aborígenes. Pero no cuela. Luego, nos inundan via Pirineos con gabachos anagramescos, los unos, y por la costa atlántica, yankis post-wallace, los otros. Cansancio. El domingo, me verán en el mercadillo de Sant Antoni, en Barcelona, donde, según mediaLuna, la becaria, saldan las novedades de Timadori a 3 leuros. Pillo cargamento, dos maletonas, y las traigo pal Rastro. Lo que saque, a las islas Belice pa la Ong.
ResponderEliminarDr J, del instituto de estudios avanzados Nos&Vos
Si a mi también me gustó.... más claro que el primer párrafo... Simplemente me había formado la idea equivocada de que sería mejor que Plop. Y luego que tanto apocalipsis cansa y el punto sobrenatural que tiene (aquello de la ratas (no digo más)), bueno... baja el nivel. Pero insisto: es una buena lectura. Muy entretenido. No lamento ni uno solo de los minutos invertidos.
ResponderEliminarUn saludo,
Tongo, debo prevenirte, no leas 'las vírgenes suicidas'. Es imposible, imposible, que te guste. Lo sé, porque a mi me está gustando.
ResponderEliminarAvisado quedas.
Un bico
Marieta
Si hubieras leído Frío antes, Plop no te parecería tan buena. La culpa es tuya. Pinedo y Frío son inocentes.
ResponderEliminarAnonimoski.
Qué cansino esto del apocalipsis...
ResponderEliminarLo tengo aborrecido :))))
Qué quieres que te diga, acabar diciendo que lo del apocalipsis entretiene... pues bueno, que me hago una idea.
Por cierto, una entrada buenísima, Carlos. Me parto. Me encanta tu mala leche.
Anonimoski: no creo. Bueno, mejor: sé que no. Ambas tratan el tema del fin del mundo de forma muy diferentes y no hay nadie en este planeta mas receptivo que yo para este tipo de historias. A FRIO le sobre el punto sobrenatural.
ResponderEliminarGracias, Paz. Eres muy amable.
¿Qué tienes en contra de lo sobrenatural? ¿No estás bautizado según una secta que adora a un ser sobrenatural?
ResponderEliminarAnonimoski.
Hola Carlos:
ResponderEliminarMe ha gustado la entrada. Me estás llamando la atención sobre este autor. He leído también (ayer) la entrada que hiciste sobre Plop, y me está picando el gusanillo del género apocalíptico, que ya leí en la adolescencia.
Me encantaron por ejemplo "La tierra permanece" de George R. Stewart, un clásico de los años 50, aunque me parece que se debe de quedar light al lado de "La carretera" (que también quiero leer).
También estaba muy bien (la película no está a la altura, en cambio) "Soy leyenda" de Richard Matheson, otro clásico de C-F.
No está mal "La muerte de la hierba" de John Cristopher.
Y me gustaría retomar el apocalipsis de J. G. Ballard del que leí "Un mundo sumergido".
saludos
David
Pues no me va a apetecer leerme apocalipsismos, la verdad. Estoy un pelín saturado.
ResponderEliminarA cambio he encargado la primera parte de un libro que desconocía y del que he descubierto la segunda parte de puta casualidad en las estanterías de la librería de El Corte Inglés.
Se llama Jin Ping Mei. ¿Te la has leído, Tongui? Tiene 1200 páginas nada más. Parece ser que, entre otras muchas cosas interesantes, es bastante cochinete.
Y eso viene a ser todo lo que tengo que decir a día de hoy, que no es poco.
Anonimoski, no hacía falta que me ayudases a encontrar razones que me justificasen.
ResponderEliminarDavid, tomo nota de la recomendación... para dentro de un par de años. El de Ballard lo leí hace mucho, eones diría, pero recuerdo que me había gustado. El de "LA carretera" ya he dicho varias veces que mucho. "La tierra permanece" lo tengo por alguna parte pero no recuerdo haberlo leído nunca. No podría jurarlo.
Estos creo que te gustarán. Por lo menos Plop.
Quique, el siguiente post será toda una sorpresa. Me refiero al que ya está publicado.
¿Has dado con un libro chino cochino? ¿En el corte inglés? Recuérdame que te lleve de compras cuando vengas por aquí. Yo paso, así de entrada. Es que lo de los nombres me mata. Pase con los rusos, pero con los asiaticos no puedo. Claro que si alguien sabe de una novela de un único personaje...
Saludos,
La protagonista de Frío no es de ninguna manera una novicia ni tiene 20 años...! es por el contrario una señora mayor, una profesora de colegio de monjas dedicada a economía doméstica...
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