Me van a perdonar dos cosillas: la demencial rima del título y el pequeño rodeo que me dispongo a dar. También que afronte esta aproximación habiendo leído nada más que dos relatos (y pico) de este recopilatorio, pero así es más divertido.
A ello.
Recordarán Twin Peaks. Sabrán que vuelve a estar de moda, que el próximo año habremus continuación. Pero este, por mucho que nos entusiasme la idea, no es el tema. Este otro sí: si vieron la serie seguro que recuerdan aquella famosa escena en la que una estimulante Sherilyn Fenn hacía, únicamente con su lengua, un nudo al rabo de una cereza. Se contaron por millares, las erecciones. Total por un simple nudo. Total por un vulgar truco. Quién sabe, quién sabía, si tal vez la buena de Audrey, como tal se daba en llamar su personaje en la serie, no sabía hacer otra cosa que nudos en los rabitos de las cerezas; si hasta ahí llegaba todo su virtuosismo. Que todo puede ser.
Pues así Eloy Tizón, en mi opinión.
Tizón coge una frase, coge una idea, coge, no sé, lo que se encuentra, lo que sea, que bueno es Tizón para estas cosas de coger, lo vacía de contenido (si acaso lo tenía) y lo desfigura, lo retuerce un poco, le da una vuelta, otra vuelta y otra vuelta más. Le hace un nudito. Lo deja bonito, listo para regalo. Saca la lengüita y te lo enseña, el paquetito, con el nudito. Mira que nudito, mira qué bonito. Mira qué paquetito. Mira qué cositas hago, con mi lengüita.
También aquí se cuentan por miles, las erecciones. Que todo son elogios y cuatro ediciones y qué grande qué grande, torero, nuestro insigne escritor. Y anda la crítica que no da con adjetivos suficientes y anda el lector meando pepsicola: que si el mejor (EL MEJOR) cuentista español de todos (TODOS) los tiempos (Malherido dixit); que si aunque no cuente nada, da gusto cómo lo cuenta (unlibroaldía); que si así Sinestésico Senabre para El Cultural (el subrayado es mío):
«Los cuentos -o sueños, o fragmentos, o discursos a medias- de Técnicas de iluminación no se ajustan a los cánones habituales del relato, como la linealidad cronológica o el encadenamiento diáfano de los hechos. Son difícilmente contables -a lo sumo darían para un esqueleto de tres o cuatro líneas-, porque las acciones se presentan a menudo de manera desvaída e incompleta, y su lugar es ocupado por las sensaciones; unas sensaciones que se traducen de un modo plástico, con inesperadas percepciones sinestésicas (“doy unos pocos pasos conmovido, bailando el claqué del dolor en la acera [...], mis piernas van volviéndose de mimbre, tengo un cesto de ropa sucia en la cabeza, respiro serrín, me ahogo”, p. 59) o calificaciones sorprendentes ( “casas [...] pintadas de amarillo úrico”, p. 61; “vecinos de mirada agropecuaria y pelo rústico”, p. 91)».
Considerar sorprendente lo de amarillo úrico o lo de vecinos de mirada agropecuaria da una idea bastante aproximada de las razones por las estamos como estamos, que no levantemos cabeza ni a patadas y del gratuito prestigio del autor, que a poco que mueva una ceja ya tiene a veinte alfombrándole el camino con pétalos de rosas amarillo úrico.
Me gustaría pensar que lo que ocurre con Tizón es que ha dado con el truco para escribir poesía sin matar de sueño al lector pero la experiencia me dice que no, que no es eso, que ha que ser, por fuerza, otra cosa. El caso es que tiene, Tizón, defensores como otros tienes espinillas y para esto no hay más que dos opciones: o alguien se está follando a demasiada gente o hay demasiado amigo del verso libre en libertad.
Para muestra, otro botón: aquí otro ejemplo perfecto, firmado por Alberto Olmos, de esa tontería supina de ver nada más que lo que se quiere ver y justificarlo con esa pobreza de no tener a qué aferrarse, que no se sabe si se defiende porque sí o porque también o porque está de moda o porque, puestos a crear imágenes imposibles, la genitalidad corporativa no conoce más límites que los del diccionario panhispánico de dudas:
«Las enumeraciones son constantes, pero no rutinarias; no se enumera para informar, sino para voltear el idioma; una lista de objetos, en Tizón, es una lista de palabras, palabras que casualmente nombran objetos, pero eso es lo de menos. La lógica de la enumeración, por ello, no es la lógica de inventario del gran almacén, sino la lógica de la seducción literaria. Esta seducción está siempre coqueteándote desde lo imprevisible, desviando tu lectura del camino trillado: si dice “aloe vera” uno aguarda “gel” o “champú” o “perfumes”, y no: “diccionarios de sinónimos”. Ahí el autor nos sorprende, nos pone en vilo; y luego viene “botines”, “desayunos”: la frase tiene ya la fuerza de lo imprevisto; momento en el que entra la sintaxis, un nuevo regate a las expectativas: “un rizador de pestañas”, artículo indefinido. Con una frase, hemos dado la vuelta entera al lenguaje». (Albertiño enamorado)
Ahora les subo yo mi lista de la compra, verán que maravillosa combinación de palabras (y no una lista cualquiera, sino de las que nombran objetos, por más que esto sea lo de menos): empanada, croissants… [y cuando esperan pan tostado]… chocolate, azúcar.. [y cuando esperan galletas]… sandalias, toallas… [y cuando esperan crema solar]… lápices, lápices del número 2… [y cuando esperen post-its]… ¡sexo oral con la cajera número 12!, y así también nosotros le damos la vuelta a lenguaje y dejamos que nos explote la cabeza de puro placer, que ya no distingue uno entre un orgasmo y una nota a pie de página. Ya pueden darse ustedes por seducidos.
Lo que hay que leer, de verdad. La crítica como justificación y el éxtasis gratuito. Y después que si los binomios, que si las superposiciones, que si las metáforas, que si los tropos. Que si esto: «Desde entonces esperé durante años, con una paciencia luminosa» o «un comité de árboles» o «Manotazos de lluvia». Ja. Superoriginal; lo nunca visto, oiga.
En fin. Que si Tizón y la escritura. Que si el ejercicio de lo inútil. Que si la práctica del embellecimiento de los conjuntos vacios. Que si Tizón y el efectismo. Que si la petulancia desatada; la vacuidad; el asentimiento; el consentimiento; las ganas de agradar; de aplaudir; la necesidad de abrir una puerta a ese ejercicio de ser únicamente palabra escrita. Ser todo, pura y únicamente Sentimiento.
Les dejo ya (no hace falta que me den las gracias) con un fragmento ligera, ligerísimamente, alterado del primer relato (todo el primer párrafo, para ser exactos) que creo que ejemplifica a la perfección lo que he venido a dar a entender con este post cargado de prejuicios y razón a partes iguales. Juzguen ustedes mismos y después aplaudan, claro, a Eloy Tizón, la nueva luminaria en nuestro úrico firmamento literario y a su cohorte de complacientes críticos agropecuarios.
«UNO ESCRIBE Y ESCRIBE. Escribe a la sombra. Escribe al sol. No deja de escribir nunca, despacio o rápido dependiendo de los días. Da vueltas en círculo. Se empapa con la lluvia y se seca con la luz. ¿Por qué escribir tanto? No hay respuesta. No hay tiempo para analizarlo. Se trata de escribir, sin más. Y se escribe. Adelante, siempre adelante. Por gusto, por hartazgo, por necesidad. A través de puentes y espesuras y concavidades y encrucijadas y lunes. Se atraviesan bosques, conventos. Se empujan masas de aire con las piernas. Se desplazan bolas de humo. Se cruzan ríos parecidos a locomotoras. Se tarda un mar o dos en terminar». (1)
Hola Tongoy.
ResponderEliminarVengo a hollar este lienzo de los comentarios con el mío.
Me gusto este libro de Tizón cuando lo leí, mucho diría, tras releer mi reseña o panegírico o exaltación tizonesca, donde de paso recogía el guante de este -Albertiño enamorado- y lo ponía en órbita, lo que se conoce como "técnicas de exaltación".
http://www.devaneos.com/libros/tecnicas-de-iluminacion-eloy-tizon-2013/
Me gustó este libro de relatos por párrafos como este. Este, párrafo en concreto más que de "nuditos", va de sogas: la soga de la convivencia, de estar esposados, el desvelamiento (y desvalimiento) de vivir en pareja y eso.
Con las primeras luces del alba nos miramos de frente en la tranquilidad del comedor, con todo aquel viaje en el cuerpo. Estábamos casados. Habíamos invertido una cantidad formidable de tiempo, dinero y fortaleza física y moral en aquel invento del matrimonio. Llevábamos juntos seis años y varios kilómetros de cinta transportadora. Lo suficiente para saberlo todo uno del otro, todos los trucos del ilusionista, tanto lo bueno como lo malo, incluso aquellos defectos e intimidades que por pudor habríamos preferido no conocer: la pared descascarillada, allí donde se deposita el óxido, la fosa séptica de los sentimientos, la orfandad emocional, la energía cruda del amor. Allí estábamos, la sangre mentirosa y la sangre melodramática. Éramos transparentes el uno para el otro, como maletas volcadas. (pág 80)
Tongoy, un placer leerle, como siempre.
Y como ha sido usted tan malo con mi querido Tizón, le replicaré recomendándole que se lea lo úlitmo de Reig, un árbol caído -el Reig, no- bueno sí.
http://www.devaneos.com/libros/un-arbol-caido-rafael-reig-2015/
Saludos.
PD. Cuando haya leído del tercer relato en adelante, espero su reseña total, porque esto de dejarnos con el caramelito en la boca, a nuestros años, no se hace.
Lo que el señor Alquimista viene a decirnos es que (continuando el símil de Tongoy) de vez en cuando, cada tres exhibiciones de lenguita, nuditos y rabitos retorcidos de cereza que no sirven más que para provocar erecciones, hay una que otra chupada. Que tampoco es que sean mamadas antológicas, como el (ligeramente) indignado Alquimista nos muestra en el párrafo elegido.
EliminarAlquimista del tedio: existen autores que enseñan menos la lenguita y la usan más, que más bien follan y hacen el amor, que provocan placer y excitacines satisfechas e inquietudes deliciosas. Note, por favor, cómo lo sorprendí al más puro estilo Tizón. Cuando ustes esperaba algo como "orgasmos" yo, magistralmente, suelto un "inquietudes deliciosas". De pronto le doy la vuelta al lenguaje. Admíreme.
La semana pasada terminé de leer todos los relatos. Un horror. Si tengo tiempo saco reseña, pero está la cosa jodida y lo seguiré estando una temporadita. Sorry.
EliminarSe espera reseña. Sí, por favor.
EliminarLo que más me gustó de todo: ese uno final, entreparenteseado, esperando incólume.
ResponderEliminarEntre esto, y mi hijo quinceañero que quiere forjarse un futuro como poeta, acabaréis conmigo.
Si va a escribir poesía que lo haga ahora, Alberto. A partir de los veinte, preocúpate.
EliminarEl (1) era para meter el texto original, pero que me maten si sé dónde lo metí.
Del libro no puedo opinar. Del párrafo que nos traes de Alberto Olmos alabando las enumeraciones, la verdad es que da un poco de, no sé, de vergüencilla
ResponderEliminarPropongo una deconstrucción, frase a frase. Dejemos simplemente a nuestra lógica y sentido común descifrar o valorar las siguientes proposiciones
"Las enumeraciones son constantes, pero no rutinarias; no se enumera para informar, sino para voltear el idioma"
"una lista de objetos, en Tizón, es una lista de palabras, palabras que casualmente nombran objetos, pero eso es lo de menos"
Esta que sigue es muy buena:
"La lógica de la enumeración, por ello, no es la lógica de inventario del gran almacén, sino la lógica de la seducción literaria"
(ni que estuviésemos leyendo a Perec)
"Esta seducción está siempre coqueteándote desde lo imprevisible, desviando tu lectura del camino trillado: si dice “aloe vera” uno aguarda “gel” o “champú” o “perfumes”, y no: “diccionarios de sinónimos”
(Aquí ya es que es el desconjone)
"Ahí el autor nos sorprende, nos pone en vilo; y luego viene “botines”, “desayunos”: la frase tiene ya la fuerza de lo imprevisto"
(¿Cooomorrrll?. )
Y el remate:
"momento en el que entra la sintaxis, un nuevo regate a las expectativas: “un rizador de pestañas”, artículo indefinido. Con una frase, hemos dado la vuelta entera al lenguaje"
(Repito: "Con una frase, hemos dado vuelta al lenguaje". Donde lenguaje debe traducirse como "pestañas". Y sobre todo, ¡¡grandísimo valor del indefinido. No sé que sería de la revolución lingüística, o de nosotros sin él, al menos en esta frase!!
Vaya telita, telita de la buena...
¿Es bueno, eh? Lo más increible es que en los comentarios de ese post de Olmos todo eran OHHH, GUAU y tal. Nivelón. Luego dicen de aquí.
Eliminar¿Quién es Alberto Olmos?
ResponderEliminarNadie, me temo.
EliminarOYE, Tong.
ResponderEliminar¿Comentarios de publicación directa? Capasao, ¿ya nadie viene de visita? :'(
ResponderEliminarQué pesados con las visitas, menuda fijación, ni que os fuera la pasta en ello. La gente está más tranquila, nada más. Además es un coñazo tener que dar el ok a los comentarios.
EliminarSalvo el cuento de "Velocidad de los jardines", en este autor veo la obsesión por decirle al lector: mira cómo escribo, no te lo vas a creer, esto es nuevo, con prosa magnética poética...y cansa mucho. No puedo leer tranquilo sus últimos cuentos, me pone nervioso.
ResponderEliminarAcudo entonces a Jiménez Lozano, Mateo Díez o a los tres volúmenes de diarios de Iñaki Uriarte (excepcionales), o a Gonzalo Hidalgo Bayal. ¿Por qué no se habla de estos libros? Puede ser que no fatigo suficientemente la bloguería literaria.
Tongoy, la serie "Olive Kittleridge" es muy interesante, tres capítulos, creo recordar. Frances McDormand se sale.
Perdona Gerard ¿Uriarte ha publicado un tercer volumen?
EliminarYa lo he visto. Hace un par de semanas. Iremos a por él, de inmediato
EliminarEsa es la clave: Tizón pone nervioso. Y eso es un horror
EliminarHola Gerard.
ResponderEliminarYo soy un defensor a ultranza de Gonzalo Hidalgo Bayal desde que leí su libro Paradoja del interventor. Sed de Sal y Campo de amapolas blancas son también muy buenos. Y el palindrómico Amad a la dama, también.
Su libro de relatos Conversación es un maravilla.
http://www.devaneos.com/libros/conversacion-gonzalo-hidalgo-bayal-2011/
A Iñaki Uriarte quiero leerlo, porque todos hablan maravillas de él y quiero confirmar si es para tanto la cosa. Y sí, hay ya un tercer volumen de Uriarte en circulación.
Alquimista, totalmente de acuerdo. En lo que respecta a Iñaki Uriarte, a mí me han gustado mucho sus tres diarios. Pueden parecer ligeros e intrascendentes, pero tienen chispa, y sobrado ingenio de un diletante, de esos que ya no ves por ahí, de una manera inopinada en tiempos dedicados a las moderneces porque sí. Además el último contiene relatos autobiográficos de gran altura. Aviso: soy ya mayor y me gustan estas cosas de las que nadie parece hablar. No sé si tiene éxito o no Uriarte, la verdad.
EliminarRecuerdo con nostalgia leer "La fuente de la edad" de Mateo Díez o "El mudejarillo" de Jiménez Lozano, o a otro olvidado como Eduardo Alonso con novelas sobre Quevedo (El insomnio de una noche de invierno), o sobre San Juan de la Cruz (El preso de la ballena) en una editorial católica perdida por Valencia, libro extraordinario aunque lleno de erratas. Este último es una delicia apta para pocos, eso sí.
Tengo muchas ganas de leer a Uriarte. Supongo que al final tendré que gastarme la pasta en ellos porque serán muy buenos pero no hay un triste ejemplar en toda Galicia (hablo de bibliotecas públicas, claro).
EliminarCoincido, Tongoy: es prosa onanista, redicha, hojarasca. Y entiendo que a Olmos le ponga mucho porque peca de lo mismo.
ResponderEliminar¿Por qué alguien querría pasar de la puerta de este blog, que es un puto coñazo y hecho por un analfabeto funcional?
ResponderEliminarNo he visto jamás en mi vida a alguien que lea a Dovstoiesky con esa devoción y no se le pegue ni un gramo de inteligencia.
2013
Tongoy: venga hoy me apetece masacrar a un autorcito español. No me importa que su libro, secretamente, me guste. Vamos a jugar.
190 comentarios.
2015
Tongoy: venga hoy me apetece masacrar a un autorcito español. No me importa que su libro, secretamente, me guste.
11 comentarios.
Hombre, no hace falta ser un lumbreras para entender.
Valiente el anónimo este. Muy Valiente. Para decir chorradas no hace falta ser un lumbreras. A mi Tizón me parece aburrido hasta la nausea... y no pude con este librito, con la pasta que me costó. Para que no pase eso, resultan convenientes advertencias al consumidor como las que realiza Tongoy y luego que cada cual obre según sus gustos... que para todo hay en el mundo.
EliminarCoincido con lo dicho por Gerad... dejemos de hablar de autores españoles que desean deslumbrar con su ostentosa vacuidad al lector y centrémonos en otros que sí saben contar algo con garra, fuerza y sin temeridad.
Lo advertencia al consumidor tiene así como mucha gracia en este contexto: un libro de cuentos (de relatos, oiga, el género más arrastrado por el barro que hay en este país) que vende cinco ediciones y HAY QUE ADVERTIR de que no se compre, como si esto fueran las cruzadas.
EliminarLe tomo la lección si quiere: se mira usted reseñas de hace año y medio y reseñas de ahora, y coteja número de comentarios. ¿Tiene usted éxcel para hacer la relación? ¿Necesita ayuda?
Son ustedes tan gilipollas que no me queda duda de que, de un tiempo a esta parte, llegaremos a los dos o tres comentarios por reseña destructiva de autor español. Y las risas que nos vamos a echar, van a ser... ay.
Vaya por el carril bici, que no sabe por dónde le vienen los coches, Agapito.
Yo no he dicho que no se compre. Cómprenlo, mastúrbense con él, si quieren. Yo solo he dicho que me parece que está superhipermegasobrevalorado. Nada más. Estos post hacen menos daño del que cree. Es más, suele ocurrir que tienen el efecto contrario. Y sé lo que me digo.
EliminarSiendo un servidor un Tizonista y habiendo disfrutado mucho con sus relatos tanto con Técnicas de Iluminación como con Velocidad de los jardines, que el Sr. Anónimo tenga que insultar y atizar con sus espumarajos verbales a quienes critican los libros de Tizón porque a estos no le gustan sus libros, dice mucho (nada bueno) de él. Además, cinco ediciones, no significa nada. Podemos hacer un listado de libros infumables que venden un montón. Ya saben, cositas del marketing.
ResponderEliminarPD. Del Anonimato al Olvido hay un paso y a veces, ni eso.
¿Pero este blog va de literatura o de venir a atizar? Porque no creo que nadie tenga mayores dudas sobre su función, Alquimista.
EliminarVaya, que viene a ser: Tongoy el faltón lee en diagonal y los anónimos -en su gran mayoría- vienen a rematar el cadáver del autor español que toque.
Este es el blog de los espumarajos, querido Alquimista. No me acuse sólo a mí. Yo soy una monjita en comparación con algunos especímenes de los que aquí recalan.
El sálvame deluxe de las reseñas literarias.
Y Tongoy es nuestro Jorge Javier Vázquez, aunque más analfabeto y, por fortuna, menos capaz con cada reseña. ¡Minipunto para él! Su sueño, ser gordo y minoritario.
No me vengan con rollos, hombre, que diez o quince comentarios por reseña es un resultado más que discreto.
Aquí se viene a lo que se viene.
Y siguiendo con la comparación diremos también que los libros que se escriben no son mejores que los de Belén Esteban.
EliminarVeo que tiene usted fijación con los comentarios. Bueno, vamos a ver, estamos mezclando. Una cosa son los comentarios y otra son las visitas. Estadísticamente, con datos en la mano, enero de 2015 fue el séptimo mes con más visitas del blog. Teniendo en cuenta el poco caso que le hago desde hace un año, es casi un milagro. NO voy a presumir de nada, entre otras cosas porque no tengo nada de qué presumir, pero un post de 200 comentarios no tiene necesariamente más visitas que uno de veinte.
De todo modos yo no estoy en absoluto preocupado por el fin de este blog. No le dé usted muchas vueltas, estas cosas vienen y van, son flor de un día. Como vine me iré y aquí no ha pasado nada. Trate de divertirse mientras dure.
Sospechosamente hace unos días un anónimo le pedía a Tongoy que comentase algo de Tizón para ver si era para tanto como se decía. Unos días después, Tongoy, siempre amable y diligente, destripa a Tizón. Tangoy, no tangues.
ResponderEliminarSr. Trol.
Claro, a eso me dedico, a dejar pistas chorras. Use la cabeza, un ratito solo. Hace unos días alguien comentó en facebook que un libro X le había encantado. Una semana después yo ya lo estaba leyendo. Robo recomendaciones cada cinco minutos y Tizón lleva años en lista de espera. Venga, ahora tómese la pastillita que ya es tarde.
EliminarSinceramente, Tongoy, me has decepcionado. Has puesto a parir decenas de libros que me gustaron y ahora, con el que para mí ha sido el mayor FRAUDE de lo que va de década, te pones blando... ¿Por qué has sido tan suave?
ResponderEliminarEsto no es una reseña.
EliminarCuestión de tiempo, espero.
Ojalá sea así, porque esto se ha quedao en na!
EliminarYa, bueno, uno no siempre es dueño de su tiempo. Todo se andará. Paciencia.
EliminarHacía tiempo que la peña no se ponía tan agresiva, Tong. Algún interruptor habrás tocao...
ResponderEliminarDe Tizón no opino. No me llama tanta prosa tintineante cascabelera.
Seguro que además es poeta. Menudos impresentables.
EliminarA mí Tizón me parecía maravillosísimo hasta que lo leí en novela. En las distancias cortas funciona muy bien, en una carrera de fondo agota ese preciosismo. He leído sus novelas y todas me han dejado una sensación que iba de la intrascendencia a lo fallido. El problema es que una vez que lees sus novelas vas prevenido a los cuentos y te fijas más en lo malo que lo bueno: le ves los truquetes, que los tiene; de hecho siempre usa el mismo recurso. Aun así, su Velocidad de los jardines me sigue pareciendo más que interesante.
ResponderEliminarNo creo que yo repita. Tizón no es lo mío pero le deseo toda la suerte del mundo.
EliminarNo, qué va, para nada.
Tongoy, no he entendido la respuesta XD ¿Le desea toda la suerte del mundo a Tizón, a mí en la lectura? ¿No, qué va, para nada, que Velocidad de los jardines es interesante, o que no le desea toda la suerte del mundo?
EliminarPara mí, Tizón es una especie de Ramón Pérez de Ayala. Muy bonito todo y muy espectacular y un pelín cargante al cabo de un rato. No me entusiasma ese tipo de prosa, pero tampoco me entran ganas de matar al autor. Es el "sí, pero".
PD: Tengo ganas de leer qué te parece Andrés Ibáñez. A ver si me llevo una sorpresa, pero creo que no te va a gustar ni pizca.
Cuando me compré y me leí este libro pensé: ¿con los libros no devuelven el dinero?
ResponderEliminarVamos a ver, ¿para qué se inventaron las bibliotecas o los sillones de la Fnac? PRudencia, señor lector.
EliminarNo sé si por este blog hay más envidia o ignorancia suelta, la verdad...
ResponderEliminarEnvidia, hombre... te envidiamos a ti por tu sapiencia y a Tizón por lo bien que escribe, aunque duerma a las ovejas su excelsa escritura...
Eliminar¡Grande, Tongoy! Tenía tantas ganas de que le dedicaras uno de tus impagables posts a este vendedor de humo con cara de oficinista atolondrado...
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