“El cadillac de Big Booper” es una curiosa novela que podríamos enmarcar —por aquello de hacer con ella lo que hacemos con todas— dentro del género de las novelas a las que hay que querer como son.
No es mal género. Para sí lo quisieran muchos.
El caso:
Esto va del típico tirado que tiene un accidente de coche y llama a la grúa, con tan buena suerte que el conductor que lo viene a recoger es como una versión edulcorada del Michael Landon de Autopista hacia el cielo. Que ya es difícil. El caso es que aprovechando la intimidad que proporciona la cabina del camión, el tipo le cuenta la historia de su vida o parte de ella, al menos.
“El cadillac de Big Bopper” es, por tanto, la historia del conductor, no del parado de larga duración. He ahí el primer sorprendente giro. Ja.
La parte carnosa empieza cuando el pollo, que es un poco delincuente y brazo ejecutor de un estafador de seguros, acepta el encargo de escojonciar un cadillac que una virgen de noventa años quiso regalar a Big Bopper (a la sazón cantante de un éxito fugaz) por culpa de un orgasmo que tuvo una tarde escuchando la radio. El auto en cuestión quedó sin entregar porque Bopper se dio una hostia tal que tiene hasta entrada en la wikipedia.
El entonces futuro gruista, que es más romántico que ver Pretty Woman el día de los enamorados, decide rendir un homenaje al amor y la música prendiéndole fuego al coche sobre la tumba del cantautor, para lo cual desatiende órdenes directas del matón de barrio, un hijo de puta al que lo mismo le da romperle los dientes de una mano que los dedos de la boca.
Y ya toda la novela es él recorriendo América, escuchando vinilos de 45 en un Hi-Fi portátil y recogiendo autoestopistas tan majaras que si no fuese porque se dan nombres de ciudades y gasolineras creeríamos que el tipo se pasa la novela dando vueltas a un psiquiátrico con un cochecito de los playmobil. Y luego está lo de las drogas. No se ven tantas pastillas ni trabajando en la Bayer. Es un no dejar de meterse desde el minuto cero, con puntuales paradas para mear y comprar chuches.
Total, que muy bien.
La pregunta: ¿qué hay de ese parecido razonable con “En la carretera” de Kerouac? Bueno, pues a excepción de los coches, nada, y eso que aparecen por ahí un par de nombres y que el mismo protagonista saca a colación el tema pero sólo lo hace para burlarse de los gafapastas esos y poner en evidencia de consustancial estupidez de algunos fans. Para que nos entendamos: en “El cadillac de Big Bopper” hay, desde los títulos de crédito, una intención clara que no tiene tanto que ver con vivir como si no hubiera un mañana como la idea romántica del poder vivificante de la música y el amor y todas esas cosas que hicieron grandes los musicales de la Metro, ideales incluidos.
Quitando el último tramo, que cae en el delirio durante demasiado tiempo, el resto es una suerte de homenaje road movie rollo beat pero a ritmo de Rock n’ Roll. Divertida y alocada “El cadillac de Big Bopper” recoge personajes decadentes e infelices, pobres como ratas y dibuja con ellos lo parece el fin de una época, esa en la que ir directo a la locura estaba considerado un valor en alza, en la que la idea romántica de ganarse un tiro por nada era mirado con la ternura de ver nacer un corderito.
Ahora viene la parte en la que todo el mundo me dirá que debo leer Stone Junction. Ya les adelanto la respuesta: que sí, que sí… cualquier día de estos.
Muy señor mío,
ResponderEliminarsiento discrepar con todo el mundo, pero yo le diría que se ahorrase "Stone Junction".
Abrazos. Chau.
1-0
EliminarA mi tampoco me convención Stone Junction. Me pareció un buen libro pero de segunda división.
EliminarEsta no la conocía pero pinta bien así que tomo nota, a ver si algún día la puedo 'querer como es'... oye, ¿Qué tal el prólogo del irreverente Amat?, no se pierde una para prologar el muy cabroncete.
ResponderEliminarYo si que te recomiendo "Stone Junction", flipante todo el tema de los cuatro elementos naturales y la peña de la AMO (Alianza de Magos y Forajidos), todavía no la he olvidado...
* Empato el comment de arriba y dejo la cosa en 1-1... a ver como se resuelve la prórroga. Salut!
1-1 Me quedo como estaba. Supongo que lo leeré, algún día.
EliminarEl prólogo... bah, normalito. Lo leí en diagonal. NO soy yo mucho de leer prólogos.
Muy buena reseña, Tongoy, me ha gustado mucho, y la novela pinta bien. No es que la hostia de Big Bopper tenga entrada en wikipedia, sino que, como sabes, le fue dedicada una de las mejores canciones que jamás se han escrito. Dejo el link a la canción, como homenaje a él, y a las otras dos "guindas del pastel".
ResponderEliminarSí, lo sé, pero me hacía más gracia lo otro. ;)
EliminarGracias.
Buen reseña!!
ResponderEliminarGracias por la informaicón.
Un saludooo
Muchas gracias.
EliminarHe comenzado a leer El mago de J. Fowles. Pinta bien
ResponderEliminarYo empecé ayer. Coincido.
EliminarAlguien sabe si Olmos está de nuevo a la carga con promoción viral? Porque sale hablando otra vez del 15-M y los iphones y la cantidad de mierda flotante que hay en este mundo y lo que hay que aguantar..
ResponderEliminarDice la tele que la hija de Pajares saca novela. Espero tu opinión para comprarla o no. De la novela, se entiende. Las tetas ya se las he visto y ya tengo opinión.
ResponderEliminarQuique.