viernes, 22 de noviembre de 2013

[#ineditosis] “Los versos del hambre” de Sara Bernard

Cuando escribo esta reseña Sara tiene 467 seguidores en twitter lo que viene a significar que hay 467 organismos pluricelulares a los que les interesa lo que Sara tenga que decir. Un mes después de la publicación de este libro Sara Bernard había vendido 20 ejemplares. A los desinformados les diré que estamos hablando de un subproducto que cuesta 1,16 euros en versión digital y 5,10 en papel. Para eso sirven las redes sociales: para demostrarte a ti mismo cuánto le importas al resto mundo. Pero la conclusión es otra. Es esta:  a 1,16 euros el libro, hay que ser muy hijo de puta para conocer a Sara Bernard, seguirla, interesarte por sus cosillas y no perder de tomar ni un triste café.

La gente no tiene corazón. 

Esto, claro, no tiene nada que ver con una reseña, pero aquí nos gusta hablar de todo un poco y, las cosas como son: yo nunca, nunca, jamás, hubiese leído ni me hubiese fijado en “Los versos del hambre” si no fuese por la relación casual que tengo con Sara en la red social (el pareado es de regalo).

Cuando Sara despertó, Yo Precario ya estaba ahí.

Etiquetemos. “Los versos del hambre” es Literatura de Autocompasión, mal que le pese a la escritora. Lo es. No es una crónica ni es un reportaje. NO. Es exactamente lo mismo que Yo Precario. Literatura de Autocompasión. Es echarle la llorada al personal. El Precario, López Menacho, (reseña aquí) encadenaba trabajillos churreros a una pasión por la literatura que rayaba lo enfermizo desde que se había hecho un cursillo en la de Jordi Carrión. Podemos colorearlo para que quede bonito, pero en esencia el libro de Sara es clavadito a aquello. Ella busca trabajo, encuentra un trabajo, trabaja y se acaba el trabajo. Y a la puta calle, que diría Fallarás. Repita seis veces, entre en detalles para ir llenando páginas de insatisfacción y rece para que otros lo vean como un reflejo de tiempos convulsos y no como la consecuencia directa de estar en el paro.

Que hay mucho hijo de puta ya lo sabemos. Que no hay jefe bueno, también. Pero mientras que el dinero llama al dinero, la precariedad llama a las puertas de las editoriales; editoriales que no siempre tragan porque no a todas le cabe en la boca según qué cosas. Para estos casos: Amazon. Bendito Amazon. ¡Amazon libre! Amazon gratis. Amazon, el recurso de los monos con lápiz. Sólo hay una cosa peor que vender un manuscrito por Amazon: repetir la experiencia después de un desastre. 

Atención a la cita en la que Sara Bernard, la protagonista, se indigna:
“Leo también una entrevista a una profesora universitaria que viene a decir “los títulos universitarios ya no sirven para encontrar empleo”. ¿En serio? ¿Era necesario publicar esta obviedad? Pestañeo incrédula, ante la pantalla. Vuelvo a pestañear. Respiro hondo.”
Lo hacemos. Respiramos hondo. Pestañeamos. Volvemos a pestañear. Y nos preguntamos: ¿era necesario publicar esta obviedad? ¿Era necesario publicar “los versos del hambre”? ¿Este es el libro por el que Sara Bernard quiere darse a conocer?  ¿En serio? ¿Cómo era lo de respirar?

Sara Bernard lo tiene a huevo para una segunda parte que podría perfectamente subtitular como "generación 40". Le bastará con reescribir la novela, fantasear un poco y donde pone Los versos del hambre poner Los besos del hambre y donde cuenta la historia de una parada de larga duración que encadena trabajos de mierda, escribir la historia de una parada, también de larga duración, que recurre a la prostitución de clase media (ni mamadas en portales, ni cava en lofts confortables) para dar de comer a sus hijos y a sus hijas y a sus padres, que perdieron el piso por su culpa, y a su marido a pesar de que este no ha vuelto a tocarla desde que se dedica a tal oficio. Los capítulos podrán ser largos o cortos, dependiendo de la pollas protagonistas y en algún momento la triste putilla se enamorará del vecino del quinto que cada viernes requiere sus servicios y con el que acabará viviendo una hermosa historia de amor entre látigos y potitos de bebé. Podría cerrar una trilogía con una "generación 50" si se anima a vender órganos; incluso abrir una vía al género negro si son ajenos.

Lo que sea con tal de alagar la pena.

Pongámonos serios. Esta no es una historia extraordinaria. Ni siquiera es una historia interesante. Tampoco se esperaba, que conste. Es la monótona y autocompasiva historia de una mujer que no es nadie en mundo laboral plagado de monstruos. Por no ser, no es ni mínimamente original. Sí es, a ratos, entretenida pero no lo suficiente si uno busca algo más que satisfacer la curiosidad de saber qué hace Sara frente a un folio. Es olvidable en grado sumo. Inevitablemente olvidable.

Quizá la cosa no sea como para invitar al suicidio pero sí para plantear la automutilación como una alternativa real al tiempo de ocio de quienes no saben qué hacer con su culo en las pausas de los telediarios o durante la cópula de los delfines en los documentales de La 2. 



28 comentarios:

  1. 1- Sobre los 427 "hijoputas" que siguen a Sara en twitter (ya ves tú) pero no se gastan ni un euro en descargarse su libro, hay una palabra que lo explica todo. "piratería". O que no les gusta tanto como le dicen a ella, qué carajo, que también tienen derecho...a la hipocresía o al criterio propio, según lo mires...
    2- Aquí, amigo Tongoy, has perdido la oportunidad de resarcir una discriminación evidente y, de paso, enmendarle la plan a tu amigo/enemigo íntiomo, Alb el Malherido: ¡cómo? pues atendiendo al requerimiento de la propia Sara Bernard en los comentarios a la malherida crítica a este mismo libro:
    http://lectormalherido.wordpress.com/2013/07/25/los-versos-del-hambre-de-sara-m-bernard/
    ¿Dónde está la foto-tetas de Sara? ¿Qué te costaba a ti ponerle una foto-tetas, ya que Alb no lo hizo? Falta de reflejos, Tongoy, falta de reflejos....

    ResponderEliminar
  2. Ay, Tong, de verdad. Muy currado, pero ya sabes que sólo te odio a muerte cuando hablas de Olmos. El resto del tiempo, no. No mucho, vamos.

    ¿Hacía falta publicar esta crónica periodística? Pues ya te digo que sí, porque he ganado más céntimos con lo que he vendido (entre ofertas y compras, llega a 140 ejemplares ahora) que lo que he sacado de "trabajo" estos tres meses.

    ¡No habértelo leído, coño! ¡Qué ganas de sufrir tienes!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya está la otra....

      ¿Te dedico un post y tú te pones a hablar de Olmos? Muy bonito... Te lo tienes que mirar, Sara; no es normal esa obsesión. Y ahora en serio, ¿para cuándo una novelita? ¿O vas a seguir con las memorias? Yo voto por lo segundo. Lo puedes titular "Mi amigo O." 

      Eliminar
    2. Pero no te pongas celosiño, si Olmos no es mi amigo... Lo de "generación 40" es muy buena ideal, pero hay que cambiar el argumento por memorias de una mendiga en la puerta del Mercadona o así. Espera, lo voy a llamar "generación 35".

      Y lo de la novelita, estoy en ello, cambiando un montón de cosas para que sea un amasijo perfecto de todo lo que odias. Si encima me preocupo por ti. ¿Qué quieres primero, "Generación 35" o "La novela que hará vomitar a Tongoy"? :D

      Eliminar
    3. Que sea a base de microrrelatos. Entonces le haces potar, seguro...

      Eliminar
  3. A veces eres despiadado...

    Y encima has echado por tierra el proyecto en el que llevo trabajando dos días enteros: "Diario de un zombie en paro". Iba a acompañarlo con fotos propias de mi cama sin hacer, la mesilla con libros amontonados, el fregadero con platos sin fregar..., ya sabes, todo muy original pero tb muy artístico (metiendo al tun tun filtros del photoshop todo puede ser).

    Y ahora qué? Me dedico a leer? Si no recomiendas nada bueno!

    Al menos dime, has leído a Martín Caparrós? Qué te parece? Lo tengo en la biblio y dentro de poco viene a mi pueblo a dar una charla.

    Abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues no, no he leído a Caparrós. Estuve a punto cuando ganó el Herralde hace un par de años, (de hecho pedí yo el libro a la biblio) pero luego me dio pereza. Además sabía que había ganado el planeta (argentino) unos años antes y lo supuse sospechoso de... de todo.

      Este año no lo voy a leer, voy a mil. Si lo haces tú, cuéntame y lo apunto para el 2015.

      Eliminar
    2. Todos los zombies están en paro, por definición, ¿no? Bueno, vale, está lo de comer cerebros y eso, pero parece más un hobby que una ocupación remunerada...
      Otra cosa es que podamos considerar a los parados como zombies.... En ese caso, ya le pueden ir cambiando el nombre a Españistán por el de Haití. O Haitinistán, que mola más... ; )

      Eliminar
    3. Ok, tú con tal de no dar palo al agua.
      Ya te diré.

      Eliminar
    4. Jonan, muertos vivientes los hay en todas partes, parados incluidos (aunque abundan más en la administración pública). El problema es que los médicos no se atreven a diagnosticarlo claramente: las bajas serían inasumibles.

      No, si al final me voy a convencer de que ese diario zombie es realmente necesario...

      Eliminar
  4. No creo que la piratería sea un problema en este caso. Una cosa es leer un tuit, o un post, y otra un libro cuya temática a priori no te interesa demasiado.

    ResponderEliminar
  5. Pues no sé, yo no creo que en una novela, crónica, etc. lo que se trate sea mínimamente importante; más bien es la forma de expresarlo y dellegar. ¿Acaso Bukowski no cuenta sus peripecias con los empleos, el alcohol y las mujeres? ¿no es Céline principalmente blasfemias nihilistas contra todo y todos? etc.

    ResponderEliminar
  6. 20 ejemplares me parecen muchos para semejante título, para semejante subtítulo, para semejante portada, para una autopublicación y -por lo que comentas- para semejante mierda de contenido.

    Yo mejor me espero a leer el primer libro de Nuria Cabello, esa sí que apunta maneras, ese libro va a ser la hostia, el que todos estábamos esperando, un acontecimiento vamos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues son 140. Y uno más que se han comprado esta mañana. 141. Ya ves, la gente es muy tonta, o muy cotilla, o las dos cosas.

      Estaba a punto de pedir el libro de reclamaciones porque no había Anónimos tongoyanos, ¡menos mal!

      Eliminar
    2. Sara M. Bernard: me atrevo a sugerirte que no te humilles polemizando con impresentables como el anónimo de las 17:56. Una cosa es encajar las críticas con deportividad y otra bien distinta es rebajarse a la altura de un siniestro fariseo que elogia a una persona mediante el clásico dispositivo de denigrar gratuitamente a otra.

      Eliminar
  7. Hay cierta regla para estos casos:

    Métrica=Poesía.

    Y si no hay métrica, o hay Dichtung o a ver...

    De todas formas, muy complicada la reseña. Como no he leído el poemario, poco más tengo que decir, salvo que, como hablamos de poesía, hablamos de mp3, de .rar, de te concentro 20 páginas de contenido en una Octava Real de sentido.

    Complicado como digo.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  8. Y mira que al comenzar a leer la entrada pensé que pondrías en buena posición el libro, por eso que comentas de las ventas -como si mereciera más, que no digo que no-, pero va a ser que no.
    Todo esto me recuerda a un libro que leí -bastante autocompasivo también- autobiográfico. Una pena todo.

    ResponderEliminar
  9. Yo compré el libro, por darle una oportunidad a alguien de quien tan bien se hablaba en la red. Y por el precio, claro. Eso ayuda.

    No me gustó nada. Me parece que carece de estilo literario. Como dicen por ahí arriba, puedes hablar de lo que quieras, como Céline o Bukowski hacen, pero... ¿y el estilo? Ah, amigo... ése es el 'conceto' :)

    ResponderEliminar
  10. A las mujeres les gustan sinceros. Dicen. Pues ya la tienes a tu merced. Cabroncete.

    Te pidió ella que lo leyeras o ha sido iniciativa tuya?

    Quique

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Fue cosa mía. Ella me pidio que NO la leyese.

      Pero ya me conoces.

      Eliminar
    2. Que no lo comprase, ni lo leyese, ni mucho menos lo comentase. Hasta le cambié el título para que se pensara que era un poemario.

      Y este es el caso que me hace. Tongoy es amor.

      Eliminar
    3. Esta sí que es buena. Al leer la reseña pensé que ella había insistido demasiado y se estaba llevando su merecido. Al menos sirve para afirmar tu firme imparcialidad ante quienes nos acusan a algunos de comerte el ojete.

      Bueno Sara, lo superarás. Yo lo hice. Pero claro, lo mío le gustó mucho. Y aún así decidí cambiar la literatura por el sexo. Puedes hacer tú lo mismo y avisarnos del estreno, a ver si nos podemos acercar.

      Quique

      Eliminar
    4. ¿Superar el qué? Si el ataque de risa ha sido monumental, quiero más de estos.

      A Tongoy sólo le gustan las historias de cuarentones amargados y aburridos, si ya lo tenemos calado. Todo lo demás, sobra jaja.

      Eliminar
    5. Sara yo no he leído su libro pero, ¿lo envió a algún editor antes de decidirse a publicar por Amazon? ¿Por qué se decidió a publicar con Amazon con todas las criticas que recibe? Saludos y ánimo.

      Eliminar
    6. Decidí publicar por Amazon porque quería hacerlo de manera inmediata y que fuera productivo, aunque sea una birria de céntimos.

      De las plataformas existentes, Amazon es la que ofrece mayores facilidades para una distribución global. Y no hablo del ebook sino también en papel, donde me interesaban Inglaterra, Alemania y América.

      Después, las herramientas que ofrecen para el diseño son de las más completas (más opciones) que en otras plataformas. Y porque prefería hacerlo yo, antes que depender de un departamento de maquetación, que para eso también soy maquetadora y diseñadora. En la versión papel he podido elegir el tamaño del libro, calidad del papel, tipografía, márgenes y poner la portada que me ha dado la real gana, todo calculado al milímetro exactamente como lo quería.

      Llámeme maníatica perfeccionista, que sí. Todo esto no quita que siga pensando en Amazon como el horror, pero es la única opción que encontré en ese momento.

      Eliminar
  11. Tongoy, esto me parece de muy mal gusto. Si la conoces, ¡no reseñes su libro! Deberías ser como los jueces, que se tienen que inhibir en caso de conocer a una persona. Sería abominable que sólo tuvieras elogios para tus amigos, pero tampoco está bonito que seas tan cáustico, máxime cuando estamos hablando de una obra autoeditada y a ese precio. Puestos a elegir, prefiero lo segundo, pero mejor ni lo uno ni lo otro. Si ves que no tienes mucho bueno que decir, ¡tanto te cuesta estar callado! A la autora: si saco el tiempo que ahora no tengo te has ganado un lector. El tema interesa, que conviene saberse ese catálogo de putadas del mercado laboral ahora que uno intenta sobrevivir no se sabe por cuánto tiempo. Saludos

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.