Hablemos de amor. “La felicidad conyugal” está narrada en primera persona. Esto lo digo para que vean el atrevimiento del joven Tolstoi. La protagonista es una acomodada jovencita de diecisiete años que vive con su hermana y la chacha en una aldea. Pues resulta que esta muchacha se prenda de un maromo veinte años mayor que ella que las visita de vez en cuando por motivos que no vienen al caso. Toda la primera parte de la novela es ella sintiendo cosas que no imaginaba pudieran existir y con las taquicardias propias de la presencia viril, un poco Blancanieves tras conocer al príncipe, bestiario de compañía y conejito juguetón incluido, y la primavera desatada en pleno invierno. Él insiste en las visitas y ella se frota los talones cada día un poco más hasta que cae en la cuenta de que las palpitaciones han de ser aquello que dicen Amor. Sabe con certeza que lo ama el día que lanza las bragas al aire y se quedan pegadas al techo. Más tarde él le pone la mano en el hombro mientras toca el piano, ella exclama ya eres mio y ya está. Como lo del maromo también lo es (no hay más que verlo de contento, a su edad que ya lo daba todo por perdido, pillando una de quince) pues se matrimonian ipso facto para irse a vivir con la suegra, que es una vieja un poco estrecha por culpa de lo cual les da cosa hacerlo a gritos. A ella el sacrificio no le importa de tan enamoradísima que está y a él, acostumbrado a los rigores de propios de la situación, le trae todo sin cuidado mientras tenga cosas que hacer en el campo. (La interpretación es algo libre, pero se aproxima bastante a las indicadas en el Manual Técnico de Cortejo, Desahogo y Matrimonialización en la Rusia del siglo XIX).
Bueno, pues todo muy bien hasta que se van de vacaciones a Petersburgo. A él le gusta la vida tranquila del campo pero entiende que su gacelilla quiere trotar salones de baile. Tal cual. A medida que avanzan los días se va cumpliendo la predicción de la niña cayendo en la tontería. Tú no me entiendes, pascual, aquí soy feliz como una perdiz. Y él, Santa Abnegación, aguanta como puede hasta que un día revienta y le dice mira amor o te vienes o me voy. Y no. Al final se queda (lo de las tetas y las carretas, ya saben) por las putas apariencias, que son unas destrozahogares. En el último baile de su estancia en la ciudad conocen a un príncipe muy poco azul. Eso tensa la rama de la pasión que revienta cual purulenta espinilla dejándolo todo perdido de odios viscerales y arrepentimientos maritales. Y otra vez a ordeñar vacas. Pero ya nada es lo mismo, claro, después de haber visto las luces de la ciudad a nuestra Flora Poste no le interesa tanto el titilitar de las estrellas como el de los pies.
Bueno, casi les voy a contar el final (spoiler, sí); total, para lo que queda…
El resto es ella evidenciando el abismo entre ambos y escuchando el rugir de su furioso corazón, todavía joven, impetuoso y arrebatado. Sigue la boba tonteando con otros hombres hasta que, ya, por fin, La Madurez, que traducido al tolstiano quiere decir sumisa aceptación de la situación, suegra incluida. Ahora que te has cansado de hacer el memo, amor, vuelve a mis brazos y a esta nueva etapa de amor maduro, de cuidar los hijos, de cambiarle el agua a los peces. Gracias, calamarcito, por ser tan paciente -llora amargamente, ella, de sincero arrepentimiento- y que bien te lo has montao, pescao. Eran otros tiempos.
* * * * * *
Esta es una de las primeras novelas de un Tolstoi que estaba a puntito de liarse a escribir Guerra y Paz. Y no es que esté mal ni que a mí todo esto del amor -y las flores del estío y las gotas de rocío en el cabello o su mano en el talle o la caricia en la nuca- no me interese (que no) sino que quien mucho abarca poco aprieta y en mi opinión Tolstoi reduce el sentir de la mujer a cuatro pulsiones demasiado básicas: inexperiencia, ilusión, obcecación y resignación. Lo coge una feminista y le parte las piernas. Pasar de puntillas por la maternidad creyendo que es poco más que besar las piernas rollizas de los infantes tampoco ayuda (no digamos ya el estoicismo ante la suegra, algo a todas luces impropio del ser humano). Escrito, lo que se dice escrito, está muy bonito y por falta de interés no es, que para que yo me lea 172 páginas de orgasmos contenidos algo tiene que tener, pero de no olvidar tampoco.
Hola a todos!
ResponderEliminarEs autobiográfica. Tolstoi es Masha. Acababa de publicarse Madame Bovary y Tolstoi no quiso ser menos que Flaubert. "Si él es ella, yo voy a ser tú" le dijo a Sofia. E inmediatamente, el porfiado León se puso a tomar clases de baile y a tratar adentrarse en los oscuros dominios del punto de cruz. Fruto de la frustración de que una ovejita no terminara de salirle como aparecía en el patrón, es "Guerra y Paz". Pero esa ya es otra historia de la que hablaremos cualquier otro día.;-)
¿Y me tengo que leer Guerra y Paz para que me la cuentes? Sea.
EliminarPero es verdad, el parecido con Madame Bobary es "curioso". Luego vuelve a intentarlo con Sonata a Kreutzer, que me gustó mucho más. Pero esa ya es otra historia del que hablaremos cualquier otro día. ;-)
Acuérdate, Carlos, del enorme partido que le saca H. Murakami a la Sonata de Kreutzer en "Tokio Blues", me parece que es. La pieza musical como leiv motif recurrente de la trama.
EliminarEsta nota oportuníííssima (con voz de Dalí) para que algunos se den cuenta de que aunque aquí seamos unos zopencos, tenemos un nivel de erudición A-PE-LO-TAN-TE. Capaz de desarmar intelectualmente ¡sapristi! a cualquiera. Lo que ocurre es que no... alardeamos. Somos más del bocata de chorizo y de que el Quique nos ponga los dientes largos con los polvazos que echa.
Un abrazo enorme para todos.
El parecido con Madame Bovary puede quedarse en lo que se cuenta, que es mucho (aunque Flaubert quería "una novela que tratara sobre nada"), pero no resiste la comparación la ejecución técnica, el punto de vista del narrador, la pericia constructiva ni la intencionalidad objetiva de la obra del francés. Madame Bovary intenta ser aséptica y no entrar en juicios, Tolstoi, sin embargo, inunda su texto de una gran carga moral y su obra en general, está concebida desde la subjetividad más explícita.
EliminarLa comparación está bien traída, pero ya digo que desde el punto de vista del tema, nunca de la forma, en que Flaubert fue un obseso y un neurótico perfeccionista.
Un saludo.
Es que por un lado está el realismo imperante en la época, y aquí es donde podemos comparar y encontrar similitudes, y por otra la obsesión de Flaubert en desaparecer o hacerse invisible literalmente de sus textos como autor. Todo un maestro en eso.
EliminarYo no quería establecer comparación alguna con Bovary, líbreme dios de semejante cosa. La Madame (ahora Señora) es uno de mis libros favoritos y la cosa esta de Tolstoi no pasa de (si acaso llega) entretenimiento. Curiosidad, más bien.
EliminarLo que nunca he entendido en Bovary es esa afirmación acerca de que Flaubert no quería hablar de nada. A mi me parece que dice tantas cosas...
En realidad de lo único que no quería hablar era de él.
EliminarY para que os hagáis una idea de la mentalidad de Flaubert, que a mí personalmente me parece uno de los escritores más brillantes de la historia de la literatura, ese propósito de 'desaparecer' de sus textos nació en realidad como una apuesta con George Sand. Ésta lo retó, para vacilarle más que nada, a que por más que alguien lo intentara era imposible que la mano del autor no se viera en la obra. Y Flaubert le dijo '¿estás segura, querida?'. Otra cosa es que sea fácil de conseguir.
EliminarLo había escuchado.
EliminarHoy le dices a uno que no salga en su libro y se queda sin novela. ¿Acaso puede haber algo más interesante que uno mismo?
Ja! Exacto. Por eso lo comentaba.
EliminarSi gusta Flaubert, espero que muchos se animen.
Eliminarhttp://www.elinfiernodebarbusse.com/2012/09/otono-flaubert.html
(Y perdón por la publicidad, pero viene a propósito)
Un saludo.
Nada de pedir perdón. Una aportación muy interesante. Gracias por la info y cuente con mi visita.
EliminarSaludo,
Sí, el problema de siempre. Los personajes femeninos del XIX son de cartón piedra si los comparas con lo que vino después. Una pena que no te guste el verso. Creo que Tatiana de Eugene Oneguin te sorprendería. Puschkin es de lo mejorcito de Rusia.
ResponderEliminarYo es que no soy muy de Tolstoi cuando habla de amor. Prefiero a Turgueniev o a Chejov.
Y habría que levantarle un monumento a Acantilado. Pena que no se interesen más por publicar a autores jóvenes. Criterio literario les sobra.
Un abrazo.
Ayer se metieron un poco conmigo por la cosa esta de la poesía. Uno me decía que probase con "La tierra baldía" y me habló de Blaise Cendrars; otro me recomendó la lectura de un libro llamado "Poesía para los que leen en prosa" de la editorial Visor. Como viene siendo habitual apunté los tres, pero ya veremos.
EliminarA título personal sigo apostando por el exterminio total de la poesía o los poetas (a estas alturas ya me da igual el orden).
A mi Tolstoi cuando habla de amor me gusta porque es muy divertido meterse con él.
¿La tierra baldía? No hombre, no, eso no. No sé, es como recomendarte en novela a Joyce si no te gusta la novela. Te recomiendo Baudelaire, Storni, Christina Rosetti, las mujeres en general salvo Ajmatova, H.D, Pizarnik y cosas así, y Whitman incluso, aunque este último no lo tengo muy claro. De aquí, Machado, Hernández, León Felipe, Ángel González o Panero, el loco (tampoco tengo muy claro estos dos últimos). En galego Rosalía y Manuel María, sin duda. Aunque el mejor poeta de nuestra tierra es Pondal me parece un poco heavy.
EliminarDe todas formas es una estupidez. Si no te gusta, no te gusta. Leer por obligación es una somera gilipollez. No sé, yo detesto casi todas las óperas y no pasa nada. Y mira que me gustan los motetes y las arias, pero con Verdi y compañía no puedo.
¿Las mujeres en general? ¿No te estás pasando un poco? ¿Te vigilan o qué?
EliminarGracias Vincent, eres un bendito tú. Me desapunto todo YA.
No era leer por obligación. No me gusta adelantar acontecimientos pero quería leer un libro y antes de leer ese libro quería leer algo de poesía. NO sé si me sigues. Total, que no sé ni por dónde empezar, pero igual no te falta razón y paso de todo directamente. Casi será lo mejor.
Según parece te gustan los monstruos, Tonguito. Quizá también te llegue a interesar leer a su padrino dialectico, Sartre ("Las palabras", "Ratas y hombres" -prefacio a "El traidor" de Andre Gorz-, "El Diablo y el buen Dios"; "Aden-Arabia" -oración fúnebre a la memoria (y novela de igual título) de Paul Nizan-, y su "Diario de guerra", sólo las entradas del 6 de marzo de 1940 (el parrafo que comienza "seguramente soy el producto monstruoso del..." y termina con "... y yo estoy hecho de viento") y aquella del 14 de marzo (2do y 3er párrafo) del mismo año... aaah! y a no olvidar esa cantera de morbidez que resulta ser su delirante San Genet, comediante y martir (checa el conmovedor intento de ejecución sumaria de Nietzsche, más o menos a la mitad del libro... hablando de quienes mueren a plena consciencia debido a muertes que son ... bueno... feas... y por ende taaan suyas). En fin, reaccionario como soy... me late que en literatura el resto son bailables.
ResponderEliminarGratie ago W.
Esta porquería ¿qué es exactamente, Tongoy? Y lo de BoBary lo has escrito aposta, seguro. Siguiente.
ResponderEliminar¿Cómo que qué es esto? ¡Esto es HAMOR, Sara! Recuerda; OCTUBRE es el mes de AMOR en Tongooooy. (Lo de "Bobary" no, no lo escribí a posta, se me fue el dedo, pero visto ahora me gusta casi más que con v).
EliminarHe subido tu foto arriba, a la derecha. Lo habrás visto. Incluye autoría. El cheque como siempre a tu casa, verdad?
¿Por qué una foto de ella y no una mía, Tonguete?
EliminarPorque las tuyas las llevo en la cartera, bobita.
Eliminar"Bobita" suena a prostituta de lujo. Me parece bien.
Eliminar¿"Bobita" suena a prostituta de lujo? ¿Pero tú en qué ambientes te mueves, Inma? A las prostitutas de lujo que conozco nunca se me ocurriría llamarlas bobitas. Bobita es la expresión mas sinceramente cariñosa que encontré dentro del limitado campo de la sintaxis en que me muevo. Buscaré otra, pues.
EliminarUy, pues a mí esa no me resulta erótica para nada, así que no te apures que no debes seguir buscando. Es tal la imagen de dominio y superioridad que manifiestas con tal expresión que me parece bien dentro del campo de lubricación glandular en que me muevo.
Eliminar(Otra cosa es "boba", de BoBary, que, ya sea por ser expresión atípica de mi tierra me resulte tremendamente exótica) Pero el diminutivo es aceptable para inhibir mi eje hipotálamo-hipofisiario.
¿Que has hecho qué? ¿Por qué la lías siempre cuando no estoy pendiente? Grrrrr. Oh, ahora se van a pensar que somos amigos y me van a odiar. Qué divertido. :D
EliminarBueno, espantarte tampoco era mi objetivo. Seguiré buscando, entonces. Alguna habrá. También puedo limitarme a llamarte por tu nombre. Yo con los hipotálamos prefiero no meterme.
EliminarEsta es la parte, Saruca, en que los anónimos empezarán a decir que si tú eres un invento mío, que si tal que si cual. Vete preparando.
EliminarNo me hagas caso. Esto sería así en cualquier otro momento, pero ¿en un post de Tolstoi? Ni de coña, vamos. Aquí estás a salvo.
Espantarme a mí, digamos que es... ¿imposible?
EliminarExplícame esa distopía de que ahora soy invento tuyo, digo, para irme preparando que soy muy sensible.
Piensa que ser yo es lo mejor que te puede pasar.
EliminarEsto viene a cuento de que hace algún tiempo a algunos de los lugareños de este blog (anónimos) les dio por creer yo no sólo era yo sino también alquien que decía ser mi hermana, o algún otro comentarista. Se barajó también la opción de que podía ser (yo, siempre yo) algún que otro escritor que prefiero no mentar para no despertar a las bestias. Un día me desperté creyendo que era todo el mundo y no veas que locura. Todavía me quedan voces en la cabezo que no acabo de identificar.
Y bueno, grosso modo eso. Este blog ha tenido momentos un poco raros.
Venga, me voy a leer un ratito.
Venga, campeón, reconoce que yo soy tú. Reconócelo! Me inventaste para crear un contrapunto "secular" entre tanto erudito de las letras, la filosofía y la cultura en general.
EliminarLa verdad es que estoy bastante de acuerdo en esto. ¡Un comentarista guapo y rico que folla más de que lee!
Si no fuera un producto de tu imaginación mercadotécnica te cobraría por pasar por aquí.
AutoSaludos.
Hola Tongoy:
ResponderEliminarNo he leído este libro.
Yo lo primero que leí de Tolstoi fue La sonata a Kreutzer. Tenía 20 años o así y la verdad es que me defraudó bastante, me pareció (entonces) que Tolstoi no estaba a la altura de su fama. Una idea que me quité más tarde cuando Guerra y paz (Edición Taller de Mario Muchnik) se convirtió en mi novela favorita de todas las leídas. Me gustó mucho también Anna Karenina, y no está a la altura de estas dos pero también merece la pena Resurrección.
Me gusta también La muerte de Ivan Ilich y algo menos Hadyi Murad.
En realidad con haber escrito Guerra y Paz y Anna Karenina ya le sobra a Tolstoi para ser uno de los grandes.
Saludos
Yo con Anna Karenina lo intenté hace mucho y no funcionó. Pero era yo muy joven. Tengo la nueva traducción en casa preparada para ser devorada en breve. Me daré un maratón de tres días, así no duerma, pero estoy esperando el momento adecuado.
EliminarLa de Kreutzer (no nos lancemos, tengo la reseña escrita y preparada para salir este mes) yo creo que se disfruta más a los 40 que a los 20. Como casi todo, supongo o al menos eso me está pasando últimamente.
Panda de frikis, sois.
ResponderEliminarY digo yo: el "subgenero" (por no decir plagios) que se montó en el XIX a partir de "Mme. Bovary" (con v: el Bobory era su marido, en todo caso)con el Tolstoi y las aventurillas de la pava ésta, pero también la Ana Ozores de Clarín, esta moda o subgénero o como queráis llamarlo, ¿es comparable a los epígonos que le han salido ahora a esa otra obra maestra que es "Cincuenta sombras de Grey"? ¿En el siglo XXIII habrá gente comentando tan portentoso hecho en facultades, suplementeos literarios y blogs, caso de que existan para entonces?
ResponderEliminarAlguno lo intentaría, seguro, por aquello de meter el mainstream en el canon -jaja- pero del Grey este no se acuerda nadie dentro de un mes. Estas cosas se confirman solas.
EliminarUf, ya comparar Bovary con Grey es para que se te corte la meada. Yo creo que no. Esto de Grey es puntual y no significará nada. Hay desde hace años estanterías repletas de novelas romántica. El ECI tienen sección propia. EL truco está en cambiarles las portadas. Quiero decir que todos esos libros ya están escritos. Grey no inventa nada.
ResponderEliminarDe acuerdo. Y añadiré que a mí me parece especialmente divertido el subgénero, dentro del género rosa (llámalo rosa, llámalo romántico (!), llámalo porno soft)de las novelas de highlanders, a pesar de no haber leído jamás ninguno de tales... portentos literarios. Pero las portadas en sí, ya me parecen de un delirio arrebatador. Mi pregunta, a todas las señoras y señoritas (de gustos heterosexuales, se entiende)que frecuenten este blog es: ¿tanto os ponen los escoceses con faldita? Porque servidor lleva años disfrazándose de esa guisa por Carnavales, y nunca me he comido un colín... un rosco, quiero decir.
EliminarHostia, ¿y que subgénero es ese? Nunca tal cosa he visto. ¿En serio lo hay? Maravilloso. Tanto por explorar...
EliminarRespecto a lo tuyo, Jonan, ya que no me lo preguntas, te diré que arracan de un error fundamental. Los carnavales. En carnavales la erótica es cero. Esto es de sentido común. De mi sentido común, al menos. Por lo tanto, si lo que quieres es comerte algo (lo que sea ya no es asunto nuestro) te diría que la faldita escocesa te la pusieses cualquier otro día del año para no ser el rarito que espera a los carnavales para satisfacer alguna fantasía sexual. Cualquier otro día triunfas seguro.
Entiende la faldita como una metáfora de vuestro lado femenino, hombre, que seguro que en algún sitio lo tenéis. Veros como seres 'frágiles' a quienes un mal viento puede dejar en ridículo tiene mucho morbo.
EliminarUf, yo ahora no soy una buena candidata a responder. Como me dijo alguien hace poco, iré a que me practiquen la castración química.
ResponderEliminarEso, o bien escribir una gran obra, aún no le he decidido.
¡¡Inma!! Chica, hace un siglo que no sé de ti. Tienes que hacerte menos de rogar.
EliminarMe apunto a una castración de esas. Tiene que ser maravilloso. La de tiempo libre que te debe quedar después de algo así.
Las grandes obras salen siempre de los mejores castrados, eso lo sabe todo el mundo. La tuya ya veremos, no adelantemos acontecimientos. ¿No tendrás por ahí unas pruebas que me puedas dejar para echar un vistazo? Seré amable y bondadoso. Seré todo un caballero, niña.
A tus pies.
Uy, apreciado amigo Tonguete, pues tengo más trabajo del que he tenido en mi vida, unas jornadas de más de 40 horas semanales, que me privan de todo tiempo libre. Esa es la razón de no haber aparecido por aquí desde hace semanas. Pero en cuanto logre reunir un poco de tiempo prometo releer todas las entradas previas. Pobres parados, deben de ser tan largos sus días... Pobrecillos, cuánto los compadezco.
EliminarUn saludo.
Estimada comentarista y amiga inmaculada (la minúscula es mía):
EliminarTe compadezco en la medida que lo necesites, tú dirás. Tener algo que hacer, es decir, tener algo entre manos a lo que sacarle provecho, es hoy en día, tal como está el panorama, un lujo asiático al que no todos tienen acceso en la medida que quisieran. O parecido. Son tantos los que han de viajar para conseguirlo... Esto, dicho así, me ha quedado un poco guarro pero estoy seguro que de sabrás traducirlo al lenguaje laboral en que está escrito. Ruego me disculpes, teodora, pero, estando como estoy en pleno mes del Hamor, algunas de las palabras que me rondan la cabeza dan al traste con la claridad de las ideas.
Recibe un fuerte abrazo de tu amiguete Tonguete
Un mes sin saber de inma? Y de nehmo? Qué sabemos de él?
EliminarHola inma. Qué buen aspecto traes.
A Nehmo lo doy por perdido, ya, quiquín.
ResponderEliminarYo creo que leyendo cualquier cosa de Cortázar, esté en verso o en prosa, ya estarás más cerca de la poesía que leyendo otros que son considerados poetas al uso. Creo, eh.
ResponderEliminarFirmo con mi nombre para buscarme problemas, sí.
Jeje, yo no sé si creerlo pero me conviene hacerlo. Será la primera vez que lea poesía sintiendo algún placer.
ResponderEliminarDebemos acabar con los poetas cuanto antes.
Te digo lo que a otros: en un post de Tolstoi nadie te hará daño, pero te quiero ver cuando reseñe, no sé, a Claudia Apablaza o la gran novela de Sergir Bellver. Te espero para entonces.
Sí, hombre. Entonces vendré escondida y tendrás que dirigirte a mí como "anónimo de las 00:36" y cosas de ésas. Que no... si yo siempre que he dejado un comentario en La Medicina ha sido para decir cosas bonitas.
EliminarEn serio, hay textos breves de Cortázar escritos con una poesía que ya quisieran muchos poetas. Date una vueltita por aquí, verás como no hay tanta diferencia del Cortázar prosa.
http://amediavoz.com/cortazar.htm
Pero igual cuando la gente habla de poesía muy solemnemente se refiere a los poetas que no se les entiende nada... y claro, te das de bruces.
Puto Cortázar. Mira que cositas tan bonitas me dice del desamor. Con lo sensible que estoy yo este mes, joder.
EliminarLa lenta máquina del desamor,
los engranajes del reflujo,
los cuerpos que abandonan las almohadas,
las sábanas, los besos,
y de pie ante el espejo interrogándose
cada uno a sí mismo,
ya no mirándose entre ellos,
ya no desnudos para el otro,
ya no te amo,
mi amor.
Oye, pues está bien. Pero ya no más citas, que me emociono.
EliminarSi ya lo sé yo, que en el fondo eres un romántico.
EliminarAh, pillado.
Eliminar