Donde se entiende por qué J.A. Barrueco no es cronista de viajes profesional
Uno tiene que saber lo que quiere contar cuando escribe una novela. Tiene que saberlo si no quiere que le llamen nocillo, por ejemplo, que de todos los insultos literarios es el peor de los posibles. José Ángel Barrueco no tiene ese problema; él sabe perfectamente lo que pretende ser ASCO: “[...] aquí lo que importa es contar la travesía, describir el comportamiento de la gente, hablar algo de las tierras que visitamos en aquel crucero de lujo, con servicios y ofertas de hotel de cinco estrellas.” Lo que no entiendo es que, si lo tiene tan claro, Barrueco, venga, exactamente 522 palabras después (las he contado), a decirnos lo siguiente: “[…] sentía retortijones reales porque esa mañana, nada más despertar y meterme en la ducha, no logré aliviar los intestinos, algo que suele sucederme cuando es tan temprano” (los alivió, les diré, 7.326 palabras más tarde: “Mientras subía las escaleras me entró el apretón.” Ahí.) La pregunta es, ¿exactamente qué parte del barco tiene metida Barrueco en el culo para sentirse en la obligación de contarnos semejante estupidez?
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Donde se da razón del quiero y no puedo que es ASCO
ASCO narra la experiencia vital de hacer un crucero de lujo por el mediterráneo durante siete días. ASCO es Barrueco y su familia viviendo a todo tren en un barco enorme con piscina y todos los excesos imaginables. ASCO bebe los vientos por “Algo supuestamente divertido que no volveré a hacer” que es un extenso artículo magistralmente escrito por David Foster Wallace en el que se narra la experiencia de hacer un crucero de lujo durante siete días no recuerdo por dónde. “Algo supuestamente…” es imprescindible leerlo; ASCO es imperativo no hacerlo.
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Donde se explican las razones por las que creo que J.A. Barrueco confunde buena literatura con excrecencia literaria.
“Pero volvamos a la entrada, al momento en que el Zenith iba penetrando despacio en las inmediaciones de la ciudad, como un acto de amor y sexo”, por ejemplo, así como toda la parte dedicada a Venecia (capítulos 5 y 6) en la que cuenta con todo lujo de detalles de lo que se pone o se quita o de los calores propios de llevar calcetines o lo de tener que ducharse cada dos por tres o las conversaciones de mierda de los pasajeros a las que el asiste desde su posición de gran hermano; ese continuo perdonarle a todo el mundo la vida y ser al mismo tiempo la mejor persona, el ser humano más humano que puedan conocer en la vida. Sólo los hijos de puta deberían escribir libros de viaje y Barrueco se ve a leguas que no lo es.
A continuación otro ejemplo de los muchos que invitan a abandonar la lectura: “Como ya habíamos cenado, no quise probar cada fruta, algo que sí hicieron algunas personas. Me bastó con una pequeña pieza de ciertas frutas, sólo para probarlas.”
Más: “Salí corriendo con mis chanclas y el libro en la mano. Cuando estaba a punto de llegar a las puertas de cristal del Windsurf, una de las suelas de las chanclas patinó con el suelo húmedo por culpa de la proximidad de la piscina y de los bañistas que no dejaban de caminar para aquí y para allá y de entrar y salir del agua, y di un resbalón y mi cuerpo se tambaleó y estuve a punto de caer de espaldas. Pero recobré el equilibrio y no caí al suelo: pude haberme roto la crisma.” (Quita, quita, qué disgusto más grande, madre mía)
Hoy me he levantado un poco sádico. Más: “Cuando algún fulano trataba de pasar por delante de nosotros para escoger sitio como si la vida le fuera en ello o fuese a presenciar el desfile de una estrella del pop o de la monarquía, uno de nuestros familiares le decía en tono socarrón: Pase, amigo, no se lo vaya usted a perder...” Yo es que me parto con estos chistes made in casa de la pradera de la Barrueco’s Family. En serio, es un no parar. Barrueco es tremendo, tremendo. Debo insistir: la gente tan guay no debería escribir estas cosas. Lo digo completamente en serio.
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Donde me hago eco de lo injusta que es la vida.
Leyendo el ensayo de David Foster Wallace inmediatamente antes o inmediatamente después o inmediatamente antes y después de la cosa esta de Barrueco, este medio ensayo medio novela medio artículo periodístico, o leyendo, simplemente, como sea, ambos escritos, no puede hacer uno otra cosa que lamentar la enésima injusticia del día: que siempre se suicide el escritor equivocado.
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Donde se descubre que el problema de Barrueco es la memoria
“Tres o cuatro días antes de partir le comentamos a un amigo nuestro propósito de hacer un crucero y él me aconsejó que leyera el reportaje de David Foster Wallace en el que cuenta su epopeya en un barco de lujo. Yo había leído años atrás dicho texto, incluido en el libro Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer, que es, además, el título de ese reportaje. Tantos años atrás que ya no lo recordaba o sólo tenía un vago recuerdo pese a que su lectura me había fascinado. Lo releeré antes de embarcar, le dije. La relectura, sin embargo, fue aplazada entre unos motivos y otros y decidí releerlo a mi vuelta. Tal vez, en mi inconsciente, no quería volver a ese libro para que no influyera demasiado en mi propio viaje.” (Asco)
“Sólo a mi regreso del crucero recordé que Wallace había viajado en un crucero. Imagina mi estupor cuando supe que era el mismo barco, vendido por una empresa norteamericana a una española. Cuando un maestro ya ha tratado el tema, lo mejor es citarlo, reconocer que ya había alguien que lo hizo mejor. Por eso sus citas sirvieron de autoridad y le dieron un enfoque ensayístico al libro.” (Entrevista de Miguel Baquero para Revista Grupo Literaturas)
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Donde se le hace un ruego a José Ángel Barrueco.
¡¡Borra, coño, Jose Angel!! ¡Borra! ¡Hay cosas que no le importan a nadie! Esto lo digo por la segunda mitad del libro, que es un desastre que no hay por dónde coger. Decir veinte veces que David Foster Wallace se ahorcó no aporta nada, ni que el gel que se ponían en las manos cada cinco putos minutos no era jabonoso, ni que la gente era gorda y glotona.
En esta especie de novela (el reto, en ocasiones, parece estar en escribir algo que no se adscriba a nada) hay demasiado de algo que no interesa en absoluto básicamente porque no tiene maldito interés. Estoy hablando del propio Barrueco y su actitud de mirar a todo el mundo por encima del hombro o creer que, de todos, el más educado y, con diferencia, inteligente, es él: “A la gente estas visitas le despertaban sus ganas de ver o practicar deporte. A mí, desde que estaba en Grecia, me acometieron ganas de releer a Homero.”
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Donde se extraen CONCLUSIONES
ASCO no es malo porque exista WALLACE. El problema de que exista Wallace es que Wallace escribió la que probablemente sea la mejor crónica de un crucero de lujo que he leído nunca, siendo, por otro lado, la única que conozco. Tratar de superar o simplemente ponerse a la altura es un suicidio en toda regla. El Wallace de “Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer” es inteligente, elegante, irónico, divertido no: desternillante y un excelente retratista de las miserias propias y ajenas. Barrueco, en cambio, no puede ni soñar con llegarle a Wallace a la suela de los zapatos. No es divertido, su estilo es simple, vulgar, nada elegante; no es inteligente, no es perspicaz, no ve lo que otros no ven y su obsesión por cosas como el peso o las dietas contamina el relato continuamente con reflexiones de Perogrullo.
Puede ser que la diferencia entre ambos sea abismal porque mientras que Barrueco vieja en un crucero por el placer de hacerlo a Wallace lo meten en un crucero de placer por el placer de verlo sufrir. Barrueco va de asocial pero se somete a vivir una experiencia que disfruta con placer y de la que luego sacará un libro (llamado Asco, que ya tiene cojones) mientras que Wallace ES un asocial que viaja con la única intención de escribir un artículo. La diferencia es que uno pasará a la historia como uno de los grandes cronistas de nuestro tiempo y el otro será aquel desconocido que un día trató de imitarle y se dio la gran hostia.
Es un error (y un horror) escribir un libro que escribió mucho mejor otro hace demasiado poco tiempo. Es un error mayúsculo que sea en el mismo barco, que todo sea exactamente igual, que hasta las toallas del bidet sean las mismas, que todo haya sido dicho ya. Y es un error que aún así se empeñe Barrueco en dejarlo todo por escrito citando hasta cuarenta veces al escritor anterior. Este libro, ASCO, es una cagada monumental. Es un libro que no merecía ser escrito y que, desde luego, no tenía que haberse publicado.
Jejejeje. Mínimo, dos semanas sin follar tienes que llevar. O, a lo mejor, permíteme que hipotetice, te apetecía demostrar cuánto te arrepientes por ser lo cabrón que eres y por expresarte como te expresas.
ResponderEliminarClavao. Dos semanitas justas. No hay hipótesis que valga, esa es la única razón.
EliminarVaya, uno desaparece tres días y las aguas se agitan... Aun así, con todo este alboroto en el gallinero, me quedo con una frase sabia: "Sólo los hijos de puta deberían escribir libros de viajes".
ResponderEliminarDesde que leo el coleccionable de Espido Freire tengo cientos de grandes ideas condenadas en frases sublimes. Un no parar, esto.
EliminarComo apuntas, Tonguete, Barrueco no es un hijo puta, sino todo lo contrario. Por mucho que su libro te parezca intrascendente, ya de ensañarte, podías hacerlo con quien realmente lo merece: como los amigos de Arjona.
ResponderEliminar¿O unos u otros, quiere decir? Defina "Amigos de Arjona" y si son los de siempre, olvídelo. Este blog está harto de los fresys y durante una temporada va a centrar sus pensamientos en cosas más productivas, tipo novelistas y tal.
EliminarBromas aparte, la novela de Barrueco se presta a ensañamientos varios. Es la pura verdad. Que él sea buena gente es algo que puedo suponer, pero me niego a que algo así sea una razón para reseñar o no reseñar a alguien.
(Le invito en cualquier caso a darme esos nombres, y ya veremos después lo que hacemos. Independientemente de sí me leo o no sus novelas (ya supongo que no) está bien saber quién sale en El Cultura y porqué).
Saludos,
Sólo un inciso, si se me permite: que una novela entitulada "ASCO" acabe hablando de los apretones del protagonista me parece un ejemplo de coherencia.
ResponderEliminar"El premio", de Julio Cortázar es una extraordinaria novela que se desarrolla en un crucero.
ResponderEliminarCarlos, acuérdate de Alonso Quijano, al que de tanto leer porquerías se le secó el entendimiento. Ten cuidado, que últimamente sólo te tragas grasas supersaturadas, colesterol del malo, bollería industrial. Algo de comida de cuchara, la clásica, la de toda la vida, te sentará la mar de bien.
...Y la mala persona es el editor de la novela que reseñas, por proporcionarle a Barrueco falsas expectativas. ¡Cómo está el patio, madre mía!
No creas, Hablador, que mis lecturas son tan malas. Te dejo una lista de las diez últimas:
Eliminar"Subte" de Rafael Pinedo
"Eres una bestia, Viskovitz" de Alessandro Boffa
"Chatarra" de Daniel Ruiz García
"La mala muerte" de Fernando Royuela
"Paraíso" de Donald Barthelme
"El desierto de los tártaros" de Dino Buzatti
"Asco" de Jose Angel Barrueco
"Tala" de Thomas Bernhard
"El malogrado" de Thomas Bernhard
"La señora Bovary" de Gustave Flaubert
Tan mal, tan mal, no está. Hoy acabo libro y todavía no sé cuál será el siguiente.
Menos mal. Ya te veía tumbado, convulsionando, a expensas del desfibrilador...
EliminarCorroboro que al menos tres de éstas, las que yo he leído: "Eres una bestia, Viskovitz", "El desierto de los tártaros" y, por supuesto, "Madame Bovary" (lo siento, los de "La señora Bovary" será más correcto, pero me chirría) están muy bien.
EliminarEditora, en este caso. Y más que una mala persona, es una mala gestora, que mezcló autores buenos con otros no tan buenos, algunos malos y otros peores.
Eliminar
EliminarLa novela de Cortázar se llama "Los premios".
Hola a todos!
ResponderEliminarLeer un libro no es pasar una pantalla de un videojuego. Haberse leído "Algo supuest..." de Foster Wallace no es lo mismo que llegar a las últimas pabntallas del Final Fantasy VII. Esto para los escritores: nadie debería sentarse a escribir un libro ¡mucho menos tratar de publicarlo! sin haberse leído antes mil novelas escritas con anterioridad a 1950.
Y aquí, en España, hasta los que van de molones no se han leído más que unas cuantas, las típicas, de los "ochenta" y "noventa" y, pienso, no han comprendido nada. Todo el mundo nos creemos mejor de lo que somos y me imagino que estos piensan "si eres listo (y vaya que se creen listos) todo lo que escribas va a tener un marchamo literario. Yo, igual que el Vila-Matas.... o, por lo menos, parecido".
Pero es que a los que se editan todos estos libros que comentas aquí les pasa lo mismo. Tampoco han leído demasiado y no se han enterado de nada.
O, a lo peor, soy yo el que no tiene ni puta idea, y haberme quedado anclado en Las Noches del Buen Retiro y enfrascado en sacarme un comecocos extra en el PacMac ahora mismo me está pasando factura. ;-)
Otra opinión: http://www.sigueleyendo.es/no-es-obligatorio-ser-escritor/
EliminarSaludos
Pues la colección de ensayo es bastante buena.
EliminarUna de las reseñas de este blog con las que más me he reído.
ResponderEliminarLa culpa es de la burbuja editorial, que ha permitido que autores como Barrueco o Gonzalo Garrido dejen de ser inéditos. Y eso nunca tendría que haber ocurrido.
Hay que ver la cantidad de tonterías que decís los comentaristas de este blog. Barrueco dejó de ser inédito hace 15 años.
EliminarExacto. La burbuja editorial comenzó justo el día que Barrueco publicó su primer texto.
EliminarSer escritor no es solo moverse en el mundillo editorial con mas o menos fortuna, es aprender a escribir de verdad, con sinceridad, inteligencia y aguda mala leche.
ResponderEliminarBarrueco me cae bien como persona, pero no hacen falta muchas luces para saber que está en la "pomada" de los literatos que pululan por ahí ganando adeptos "interesantes", como su amiga Luna Miguel, el novio de esta y un largo etc. Pienso que estos supuestos escritores se pasan más tiempo jugando a los cócteles, fiestas, presentaciones de libros, colaboraciones en periódicos o revistillas antes que concentrarse en escribir de verdad. Es más difícil, improductivo y hay que tener mucha más valia personal. ¡Así va el panorama literario español!
"Sólo los hijos de puta deberían escribir libros de viaje y Barrueco se ve a leguas no que no lo es." (tercer párrafo, última línea).
ResponderEliminar¿Es una errata o lo has llamado hijoputa con una doble negación?
Es que soy muy obsesivo y si no me resuelves la duda pensaré en ello intensa y absurdamente durante mucho rato,y tengo otras cosas que hacer...
Mea culpa. Corregido, gracias. Al final resultó que no lo era.
EliminarJulian Bluff, Julian Bluff, mil novelas no son muchas?
ResponderEliminarpregunto: mejor haber leído más que escrito o escrito más que leído?
Depende, a que sí?
Sí, son muchas. Un número perfecto para desanimar hasta a los más entusiastas. Una vez que has llegado, pongamos, a la cuatrocientas puedes comenzar a escribir la tuya. Entre la seiscientos y la -por ejemplo- setecientos la vas corrigiendo. Y a partir de la novecientos (kike, ahí te he dejado doscientas, para que las leas tranquilo, sin presiones, a tu aire, como te salga de...) te pones a buscar un editor. Cuando hayas llegado a las mil, estarás ya hasta el gorro de la literatura y de los editores y centrarás tus mejores esfuerzos en tu trabajo. Más te vale.
EliminarEn cuanto a la segunda cuestión: si se encarga de leerte cada novela, en el jacuzzi, la Playmate del mes, yo creo que mejor leer, que escribir. Si la redacción del texto la abordas previo adelanto de dos millones de dólores, entonces, ya mejor, escribir. Pero.. vamos... me imagino que esto no hace falta que me ocupe yo que señalártelo.
¡Un abrazote! ;-)
¿cuántas me habré leído yo en total? Menos de cien, eso seguro. No sé si más de cincuenta. Igual por eso me creo Nabokov. Viva la ignorancia!
ResponderEliminarMenos mal que me he hartado de fornicar.
Suerte que tienes, amigo Kike (amén de los gratos dones con los que la naturaleza habrá adornado tu persona). Ya que al igual que me constan frecuentes casos de varones que se han planteado lo de escribir para follar más (o algo) no me consta ninguno -pero lo que se dice ninguno ¡eh!- que se haya dedicado al dicho asunto con una intelectual a ver si así se le despertaba cierta afición por la lectura. Y... por algo será ¡digo yo!.
EliminarMás abrazos (estrictamente varoniles).
No me gusta tu estilo, Tongoy, creo que sobrepasas los límites de la convivencia y que podrías decir lo mismo sin faltar tanto y sin ser tan violento. Sin embargo, reconozco que tu lucha contra los autores que pretenden ser mediáticos tiene bastante sentido:
ResponderEliminarRecuerdo que cuando se publicó Asco, Eutelequia lanzó al mismo tiempo otro libro de viajes. Se llamaba Cuento kilómetros y pasó desapercibido (tal vez porque su autor no tiene cuenta de Twitter). Era un libro chispeante, apasionante. Meses después, Eutelequia publicó un ensayo magistral, quizá el mejor libro que haya publicado la editorial. Se titulaba La muerte de Acteón y también pasó desapercibido (tal vez porque su autor tampoco se deja ver mucho). Hace un par de meses, Eutelequia volvió a publicar una gran obra, Decir noche, la primera novela de una desconocida autora canaria. Y este último, cómo no, también ha pasado desapercibido.
Después de leer tus dos últimas entradas, da la impresión de que todo lo que publica esta editorial, una de las pocas que en los últimos tiempos se ha tirado al vacío, tiene que ver con Barrueco y su estilo. Y me parece una falta de respeto hacia una chica, su editora, que ha dado la vida por hacer de este negocio algo un poco más puro de lo que suele ser.
No obstante, como apunté unas líneas más arriba, en cierto modo no te falta razón, y es que te has ensañado con un autor (dos, en verdad, pero a Versus no lo he leído) que aparece en la red como un ente omnipresente, dando más importancia a su presencia virtual que al material contenido en algunos de sus textos.
Un saludo.
PD: No existe en literatura lo tatalitario, todo es subjetivo. Barrueco tiene un libro bastante aceptable que se llama Vivir y morir en Lavapiés. Dale otra oportunidad.
Hola J, encantado.
EliminarSi he de serte sincero no soy muy consciente de la omnisciencia de Barrueco. No lo he reseñado para darle una lección ni nada parecido. La verdad es Barrueco es un ser humano, como Marcus y tantos otros, que me dejan completamente indiferente. No lo digo con intención de ofender sino para que entienda que no tengo nada personal contra ellos.
Ya he dicho en la entrada anterior que felicito a Eutelequia por su esa defensa de lo nacional pero hay cosas que claman al cielo. Este libro es de una pobreza vergonzante y mi reacción ha sido tan… violenta, según dices, precisamente por eso. Los libros mediocres me pueden molestar pero los malos son para no parar de gritar en un mes. Lo siento, es mi opinión. Y no debo estar tan equivocado si Barrueco, tal como me ha parecido entender en alguna entrevista, está buscando editor para el resto de la trilogía. Esto lo digo por ese comentario de que la editorial trata de hacer este medio algo más puro. No sé, yo creo que más puro hubiera sido no contaminar el medio (ambiente) con este libro en concreto, pero allá cada cual.
(El de Vivir y morir en Lavapies me lo pienso también. Ahora mismo estoy de no con esta gente).
Mire, cada vez que reseño algo de Eutelequia aparece alguien recomendándome otros cuatro libros de la misma editorial. No quiero decir que sospeche de nadie, ni mucho menos, simplemente voy al ritmo que buenamente puedo. He leído ya tres libros de los que me han recomendado. Tres. No conozco otro blog que les dedique tanto espacio. Tampoco sé muy bien qué espera la gente. Que me guste cualquier cosa, quizá. El de Acteón, que alguien elogió en la entrada anterior, ya lo tengo pedido (y aceptado) en la biblioteca pero con esto de la crisis se hacen un poco los tontos y lo que antes tardaba un mes ahora tarda tres. Tampoco pierdo el culo por leerlo. Me anoto los otros dos que dice y me lo pienso, pero ya le adelanto que ahora mismo estoy algo desencantado con esta editorial.
Y me va a permitir que lo de “sobrepasar los límites de la convivencia” me lo tome como un cumplido. Lo digo completamente en serio. Se pueden decir las cosas de muchas formas diferentes, es verdad, pero yo las digo así.
Muchas gracias por todo. Un saludo cordial.
No, Tongoy, no es cierto que tú digas las cosas así porque otras veces no las has dicho así. Quizás sea porque, aprovechando el septiembre sangriento, te has metido en el papel de Jack el destripador.
EliminarNo voy a entrar en el fondo de la crítica porque creo que no hay mucho que hacer. Te parecieron malos, de acuerdo. Rebanas trozos de los textos que según tú ejemplifican lo malos que son, y vale. Pero expresiones como "siempre se suicida el escritor equivocado" cruzan una línea. Dices que no es personal y lo sé, pero lo parece por el ensañamiento con el que escribes.
En serio, puedo estar de acuerdo con la crítica y puedo entender que seas irónico, cáustico, un poco bruto, pero las dos últimas críticas son demasiado bestias. Incluso comparadas con las reseñas de los libros de Olmos y compañía.
No se trata de no afilar el cuchillo, se trata de que lo has usado como un carnicero, no como un buen cirujano.
Entonces, si no tienes un motivo, si no atacas con semejante saña para impartir cierto tipo de “justicia”, es que eres un personaje más asqueroso de lo que pensaba.
EliminarQue te den, Tongoy de mierda. Maldita la hora que me mandaron el link de este asco de blog.
Te deseo lo peor.
Bueno, un poco metido en el papel sí que estoy, para qué nos vamos a engañar, pero mire, un poco de humor nunca viene mal, aunque sea negro. Si uno lee la crítica y no es capaz de ver el chiste que hay detrás de que dos tíos escriban el mismo libro, que uno lo haga bien y otro mal, y sólo uno de ellos se suicide... Si uno no ve el humor, insisto, en un párrafo tan sencillo yo tampoco puedo hacer mucho más. Yo sí lo veo. Y le digo otra cosa: borré (no como otros).
EliminarNo saquen esto de quicio, que sólo es un libro, por el amor de dios.
Ah, que usted buscaba un justiciero. Bueno, pues nada, me pongo una capa o algo, si quiere.
EliminarPero vamos a ver, ¿ustedes se leen? ¿Me leen a mi? ¿Leen entre líneas? ¡¿Alguien sabe leer aquí?! Pregunto: ¿qué mierda de injusticia tengo yo que impartir? Yo me leo un libro que no me gusta y lo digo. También les doy mis razones. La justicia, estimado, la imparten ustedes. Yo me limito a dar mi visión de los hechos del modo que considero oportuno o simplemente me apetece. Pero bueno, si a estas alturas de la película tengo que explicar esto...
El caso es que se está produciendo lo que se debería haber evitado a toda costa: utilizar la literatura para hablar de otras cosas y provocar enfrentamientos, que así estamos distraídos un rato y no nos preocupamos de cosas más serias. ¿Pero de quién es la culpa? ¿De quien ha convertido todo esto en algo personal? ¿Y quién ha sido? ¿Quién empezó todo el tinglado este de estás conmigo o contra mí?
EliminarLa personalización llevada al extremo y practicada por algunos aspirantes a escritores es lo que tiene. Llega un momento en que resulta prácticamente imposible separar la obra de su autor. Y si la imagen que ese autor, de forma individual o colectiva, es percibida como negativa según los valores de cada cual ya no hay vuelta atrás. Lo que me parece injusto es que se llega a generalizar sin siquiera dar una oportunidad. Yo lo hago, es cierto, y no me enorgullece en absoluto. Pero cuando tienes que vencer el malestar que te provoca el conjunto es comprensible. Pero no nos equivoquemos, que los culpables no somos nosotros.
Saludos
Había leído la reseña y me había mantenido expectante antes de dejar un comentario porque: 1 - me había leído el artículo de DFW en una edición que sacaron en formato bolsillo que sólo tenía ese artículo lo que me produjo (cuando me enteré) una sensación de timo absoluto que, sin embargo, no empañó completamente la satisfacción producida por su lectura (dejé reseña puntual en mi blog, lo que ya indica algo) y 2 - no había leído el libro reseñado.
ResponderEliminarPero he ido viendo la evolución de los comentarios y me ha surgido una pregunta que asumo que a alguien pueda parecer simplona: para hacer una crónica de un viaje, ¿es necesario ir?
Gracias.
Hombre, recomendable por lo menos. Lo otro sería narrativa de ficción.
EliminarY, por seguir preguntando, ¿no es posible saltarse esa barrera invisible para hacer, por ejemplo, crónica de algo no realizado, tal como los que rehacen su propia biografía en los textos de ficción?
EliminarDicho de otra forma, ¿no es divertido vagar en esa difusa línea que separa la realidad de la imaginación?
(((Y aprovecho para cambiar el tono peligrosamente sangriento de algunos comentarios)))
¡Has leído a Viskovitz! Qué gran libro que pasó desapercibido para el gran público, siempre ocupado en templarios, asesinatos en los fiordos o entre costuras. Me encantaría leer tu opinión sobre él. ¿Será posible?
ResponderEliminarSerá, será. Saco la reseña en octubre. No sabría decirle el día. Le adelanto que me gustó. No todos los cuentos, claro, pero suficientes.
EliminarAquí siempre se han recomendado libros y autores, amigo Tongoy, y lo seguiremos haciendo a pesar de que ahora apruebes los comentarios. Te recomiendo a Aixa de la Cruz y a Pablo Muñoz Alvy Singing in the morning y también a Antonio J. y a un largo etcétera de autorzuelos para que reseñes. Se trataba de eso, no?
ResponderEliminarTiene que volver a leer el comentario. Siempre se recomiendan y (casi) siempre les hago mucho más caso del que me pide el cuerpo, pero coño, con Eutelequia llevo tres de tres. ¡Ya!
EliminarA Pablo Muñoz lo leí hace mucho. Por culpa de su libro empecé a perder la fe. (No le de muchas vueltas a esto; sólo lo entiendo yo.)
He buscado algo de Aixa de la Cruz. Que no se diga. Pero no hay nada en "mi catálogo". Sorry. Lo siento, lo pediría, pero no me interesa demasiado. De todos modos pidiéndome que lea a Alvy y AJ me puedo imaginar perfectamente el resultado.
Un saludo,
Les recomiendo la lectura, para desengrasar, de los Diarios de Iñaki Uriarte. Ni joven, ni viejo, ni mediático; lectura sencilla con cargas de profundidad. Ozú, cómo está el ganao, me voy deprisa, antes de que me lluevan las hostias. Siga usted así, ánimo, Tongoy, sin que falte el humor. La vida está en otras partes.
ResponderEliminarAhora viene cuando alguien se mete con Uriarte porque sí, porque ha salido su nombre
ResponderEliminarUriarte de los cojones.
ResponderEliminarVengui, que es bromi. Es que me estoy aburriendo mucho. ¿A nadie le apetece discutir?
ResponderEliminarAquí ya no se discute, ora Kike, ora Quique. Esto es un combate a muerte.
ResponderEliminarCurioso que nadie se haya quedado con la frase más inteligente del debate de la semana: ñores, ñoras... la vida está en otras partes.
Saludos
De hecho , Marieta, tú que leíste mi Sol de justicia y supiste valorarla en su justa medida, quizás recuerdes algo que le dice el viejo sabelotodo al joven aprendiz de sabelotodo, en el interior de la biblioteca:
ResponderEliminar-La vida está ahí afuera, hijo. No se te olvide.
Genial. Soy.
Comprenderás, mi querido Quique, que a ciertas edades es difícil retener en la memoria todos los diálogos de todas las obras maestras de la literatura. Pero ya decía yo que si me había gustado tu sol justiciero era por algo más que por lo saleroso de su autor.
EliminarMe reafirmo, of course y la tomo prestada (tu frase, digo (con tu permiso)) como filosofía de vida.
Saludos
Follemos.
ResponderEliminarFelicidades, señor Tongoy. Que pase un día espectacular, lector, bebedor y follador.
ResponderEliminarLe he comprado de regalo la última novela de Tao Lin; agradecería que me pasara una dirección a la cual enviarla.
Mis respetos
Gracias, muy amable. Prometo hacer alguna de las sugerencias.
EliminarHubiese preferido algo de Viola di Grado, pero Tao Lin servirá. Lo puede enviar directamente a Castroforte del Baralla. No hace falta concretar la dirección; el cartero me conoce.
Un saludo,
Tongoy, guapo, a ver si arrancas ¡que se te va a mellar el hacha y a mi se me va a oxidar el florete!
ResponderEliminarLo siento, lo siento. Me ha surgido un imprevisto en forma de novela cojonudísima y quiero hacerle la reseña ya. He cambiado los planes por ella. El miércoles o quizá mañana mismo lo cuento. 24 horas. Sólo 24 horas, Bluff.
EliminarAlguna pista sobre esa novela cojonudísima???
EliminarMás que eso. Esta tarde, reseña. Incluye mala noticia.
EliminarSublime... Hacía tiempo que no me reía tanto... Gracias, mil gracias. A Jose Angel Barrueco le sigo en Facebook, no lo conocía y no lo conozco pero en su día me pareció interesante su página sobre cine,libros y otras cosas. Lo único que puedo decir de él es que parece buen chico.
ResponderEliminarTambién me gustaría decir sobre ti y esto tiene que ver con el halago aunque pueda parecer otra cosa, que eres un cabrón, un auténtico cabrón, y justamente eso hace que cada dos por tres me pase por aquí a echarme unas risas.
Y cuando digo cabrón quiero decir cabrón: "Leyendo el ensayo de David Foster Wallace inmediatamente antes o inmediatamente después o inmediatamente antes y después de la cosa esta de Barrueco, este medio ensayo medio novela medio artículo periodístico, o leyendo, simplemente, como sea, ambos escritos, no puede hacer uno otra cosa que lamentar la enésima injusticia del día: que siempre se suicide el escritor equivocado".
Gracias, Yus