jueves, 23 de febrero de 2012

El cliché de la complejidad (o morir de puro kitsch)

José Luis Amores (también conocido en la red como Bolmangani) ha traducido la introducción de un libro, inédito en nuestro país, titulado La novela, una historia alternativa", firmado por un tal Steven Moore. En ESTE post de su blog nos cuenta la película y en ESTE otro (y en el anterior) pueden leerse el documento entero, que les adelanto que ocupa 56 páginas. 

Para los enemigos de seguir enlaces (entre los que me incluyo) les dejo un fragmento del texto publicado por Amores en su blog en el que nos explica quién es este Moore y a qué se dedica en sus ratos libres: 

Moore es un académico inusual, experto en la obra de, entre otros, los William Gaddis, Burroughs y Gass, además de John Barth, Thomas Pynchon y David Foster Wallace: uno de los nuestros. Fue él quien publicó el Fire the bastards! [¡Despidan a esos desgraciados!] de Jack Green (*) en formato libro. Fue él quien se ocupó de editar en inglés el Larva de nuestro querido Julián Ríos. Es o fue bajista de rock, bailarín clásico y profesor de cursos de posgrado de literatura. Es Doctor en Literatura, crítico literario y editor. Y en 2010 publicó el primero de los dos volúmenes de que consta su Historia alternativa de la novela, en la que desarrolla, de la manera más atractiva, amena e ingeniosa que cabe imaginar —o mejor, que no cabe imaginar, habida cuenta del cómo se suele y de quiénes suelen abordar este tipo de temáticas—, la historia de la novela como género desde los antiguos egipcios hasta nuestros días. 

Esto es: Moore es la clase de escritor/lector/crítico que gusta de lecturas difíciles o, como a él le gusta decir, complejas (un matiz importante, este). Hablamos, ya lo han visto, de Gaddis, Pynchon, Barth, Wallace o Julián Rios. Quienes hayan leído a alguno sabrán a qué me refiero. Como lector ocasional de todos ellos no soy la persona más indicada para defenderlos y por eso no voy a hacerlo. Afortunadamente con este post no pretendo otra cosa que hacerme eco de la mencionada Introducción así como alimentar el debate que de su lectura pueda surgir. Ya sé que pido mucho: que 56 páginas son un montón de páginas por leer teniendo en cuenta que se trata del prólogo de un libro que nos vamos a quedar sin catar todos aquellos no dominemos el inglés (al menos hasta que alguien tenga a bien traducirlo). Es más, yo soy el primero en evitar los prólogos y estoy 100% seguro de que si no fuese porque conozco a Amores jamás lo hubiese leído, ni traducido ni sin traducir, ni resumido ni sin resumir. Pero lo he hecho y tengo que reconocer (y les doy mi palabra de honor de que dejé el amiguismo a un lado al llegar a la tercera página) que su lectura ha sido apasionante la mayor parte del tiempo y lo que es mejor: motivo de reflexión permanente desde que lo empecé (esto es: ayer). 

Pero voy a aliviarles la carga. Me voy a imaginar que son ustedes la mitad de vagos que yo y les voy a regalar, a modo de resumen, una sucesión de citas que por uno u otro motivo me han llamado la atención en este pequeño, digamos, ensayo. Con ello espero no tanto ahorrarles la lectura como invitar al debate a todos aquellos que tenían intención de obviar el texto y a los que supongo legión. 

Lo primero y más importante a tener en cuenta es la distinción que Moore establece, desde el primer momento, entre dos tipos de literatura: Arte vs Entretenimiento:

“Debido a que la novela puede ser tanto una obra de arte como un tipo de entretenimiento, habrá malentendidos y reproches cuando los lectores no logren distinguir entra las dos, e incluso cuando no se den cuenta de que hay una diferencia entre ambos. […] Algunas novelas pueden ser rigurosamente artísticas y aun así disfrutar de un éxito popular […] pero la mayoría de escritores eligen entre arte o entretenimiento: muy pocos pueden atender a la inspiración y a la codicia.” 

Si damos un pequeño salto nos metemos directamente en el eterno conflicto del “elitismo” que acompaña siempre a la literatura artística; la forma que tienen de mirar los lectores de Pynchon a los de John Grisham, por ejemplo. Un debate que es, en cierto modo, lo más divertido de todo esto y una de las razones de ser de esta paliza que les estoy dando: 

“Cualquier discusión sobre arte versus entretenimiento en el presente clima cultural invita a expresar acusaciones de elitismo y esnobismo. Pero la distinción entre las dos debería ser cuestión de taxonomía, y no necesariamente de calidad. El gran entretenimiento es mejor que el mal arte, y uno no debería condenar las obras de arte por no ser más entretenidas, ni al entretenimiento por no ser más artístico” 

A continuación les dejo un párrafo que ilustra perfectamente lo que defiende cada uno de los bandos. A un lado están los MPF -siendo esto un acrónimo de B.R.Myers, Dale Peck, Jonathan Franzen y espíritus afines- que defienden la literatura de entretenimieno. En el bando contrario estaría el propio Moore: 

Los MPF comparten la estética de Estacada. Peck suspira por «las satisfacciones tradicionales de la narrativa; personajes creíbles, argumentos satisfactorios, epifanías y demás» Myers, a quien Peck cita con aprobación, quiere que «[al] lector [se le] hable como a un igual del escritor, con unas cadencia y vocabulario naturales» no quiere «payasadas pseudojoyceanas con la puntuación; sólo diálogos creíbles y escuetos» . Cualquier finalidad que persiga el escritor debería hacerse rápida y eficientemente y no debería haber «menciones de… personajes históricos y literarios, títulos de libros, etc.». Un escritor debería «hacer volar a sus lectores» con «una trama vigorosa y repleta de acción… escrita con una prosa cuidada sin afectación poética». (O sea, las metáforas y las imágenes son aceptables si se usan con moderación y modestamente.) Lo ideal son «historias poderosas contadas de manera sencilla». Yo sostendría justo lo contrario: la historia carece de importancia, y el estilo puede ser tan afectado como el escritor quiera, porque demasiado a menudo «sencillo» significa modesto, plano, simple —cualidades admirables en un manual de reparaciones, no en una obra literaria. 

A este respecto, y simplemente por echar más leña al fuego, permítanme que incluya una divertida cita extraída de “X” de Percival Everet, una novela que trata con mucho sentido de humor este mismo asunto de “las dos literaturas” (sí, lo siento, es una recomendación velada). La cita en cuestión es una conversación imaginaria entre James Joyce y Oscar Wilde: 

Wilde: Temo por la voz
Joyce: ¿Qué quieres decir?
Wilde: Adónde va la literatura. Pronto se perderá la voz, ¿y qué nos quedará?
Joyce: Páginas.
Wilde: ¿Y la trama?
Joyce: ¿Qué es la trama, al fin y al cabo? No es más que una forma de anunciar la última página.
Wilde: ¿Has salido a caminar alguna vez durante una tormenta eléctrica cargado con un tubo metálico alargado?
Joyce: No.
Wilde: Deberías probarlo.
Joyce: ¿Estás enfadado?
Wilde: No, solo estoy anunciando la última página. 

Pero sigamos con la confrontación. En otro momento de la introducción, Moore nos da una pista de las razones por las que es posible que la literatura “artística” tenga tan pocos adeptos. 

¿Quieres saber un secreto? La literatura no es para todo el mundo. La gente lo acepta sobre otros tipos de arte —la música seria no es para todo el mundo, ni tampoco el teatro de sombras balinés— pero cuando se trata de narrativa, existe la asunción democrática de que cualquier persona con una educación básica debería ser capaz de leer y disfrutar cualquier novela. Esto quizá se origine en el instituto, donde a todos se les encarga la tarea de leer novelas clásicas, mientras que las clases de arte o música son optativas, y la ópera o la danza no se dan en absoluto. De ahí que haya quienes sientan que es reprochable escribir una novela que esté más allá del nivel de lectura del instituto. 

Mientras leía el párrafo anterior (así como en otros muchos momentos no citados) me acordaba de tantos y tantos (estoy exagerando) libros publicados a los que llegué a acusar, en este mismo blog, de “ininteligibles” y por ello "malos". Me acuerdo especialmente del de Javier Aviles (“Constatación brutal del presente”), al que en su momento acusé de poco menos que insufrible (a su libro, no a él). No se equivoquen, sigo pensando lo mismo. La razón es que también he leído novelas de los autores considerados “difíciles” (Wallace, Gaddis, Pynchon...) y aunque sí tuve sensación de caminar mientras se me hundían los pies en un metro de nieve no llegaron en ningún momento a provocarme el mismo tipo de rechazo; siempre había algo que me recompensaba aunque no fuera más que el paisaje. Con esto quiero decir que hay tener mucho cuidado: la literatura, cuando se define y defiende como ARTE, cae inevitablemente en las misma controversia en que se encuentra la pintura, por ejemplo, pero en mi humilde opinión esto no debe justificar nunca el "todo vale, todo es bueno, eres tú que no me entiendes (imbécil)". Moore lo explica mejor que yo: 

Naturalmente, se producen un montón de cosas mediocres que se autodenominan arte, tanto en literatura como en otros campos, y se necesita desarrollar una sensibilidad estética para distinguir lo bueno de lo malo, las novelas innovadoras de las simples novedades. Recuerdo estar leyendo una vez una novela que evitaba de alguna forma el verbo «to be», pero lo dejé después de 30 páginas porque se trataba de una novela pésima, a pesar de aquella desafiante restricción formal. Y se necesita la misma sensibilidad para ser capaz de reconocer cuándo algo es bueno aunque incompatible con los gustos personales, y tales reconocimientos deberían devenir tolerancia en lugar de condena. […] Admitir que ciertas novelas son excelentes aunque no del gusto de uno requiere una honestidad y una humildad rara vez vista en los críticos, y una capacidad para distinguir entre objetividad y subjetividad rara vez vista en nadie. 

Y con esto ya nos metemos directamente en el pozo de fango que es la crítica literaria, un asunto al que -les doy mi palabra- no tenía pensado llegar cuando empecé a escribir este post. Pero miren, ya que estamos…. De entrada parece que Moore excluya de una patada -releer párrafo anterior- a todos aquellos críticos que defienden únicamente el tipo de literatura “convencional” (entendiendo esta como la no-artística), lo que sumado a las teorías kitsch de Alberto Santamaría (aquí) limita el campo de acción de la crítica literaria a cuatro elegidos que sabrán ellos quienes son y porqué están ahí. Es broma. Los argumentos de Moore me parecen más que válidos en la medida que pretende defender un tipo de literatura que de otro modo se vería (como de hecho se ve) condenada al ostracismo literario por todos aquellos seres humanos incapaces de entender que se pueden compaginar ambos tipos de lectura sin tener que llegar a las manos. Y es que no siempre tiene uno ganas de pelearse con un libro por muy generosa que sea la recompensa final.  

Quisiera acabar el post con una última cita de Moore en la que hace referencia al siempre espinoso asunto de la Objetividad de la que en ocasiones presume (o es acusada) la crítica. Desde este blog siempre se ha defendido no ya la subjetividad sino la imposibilidad de ser objetivo. En un mundo imperfecto todos seríamos objetivos e infalibles las veinticuatro horas del día, llevaríamos unos uniformes horribles y el pelo cortado a la taza. Sirva el siguiente párrafo como justificación de la diversidad de criterio; como apoyo a la crítica amateur y/o como protección del derecho a ser conservador o progresista según se levante uno por la mañana; pero sirva especialmente como defensa a ultranza del debate que surja de todo ello, un debate por el que vale la pena morir de puro kitsch. 

La objetividad quizá sea posible cuando se evalúa una ecuación matemática o un experimento químico —o funciona o no funciona—, pero detrás cualquier juicio literario necesariamente se oculta la subjetividad. Los gustos personales, la formación, la experiencia y las expectativas relegarán siempre las pretensiones críticas de consideración o demérito de cualquier escritor, sin importar el peso del argumento. Pero estoy convencido de que las reacciones negativas a la moderna narrativa singular son culpa en parte de la ignorancia de la larga, colorida y decididamente singular historia de la novela. 



(*) Editado recientemente por Alpha Decay y prologado por el propio J.L.Amores.

79 comentarios:

  1. Sí que te tuvo que tocar bien los huevos el Santamaría para que, con lo manta que tú eres, te hayas currado una entrada como esta.

    Me ha gustado, oye. Creo que el tema este da para una buena comentada mientras vas preparando el de las motivaciones (si es que no te has rajado ya como la maricona que siempre has sido

    Opino que ambas cosas van muy unidas y que cada uno escribe lo que quiere, lee lo que le apetece y opina lo que le da la gana. Porque lo de ser objetivo puede ser una intención, un esfuerzo y hasta un resultado. Pero para eso hay que ser muy pero que muy honesto. La subjetividad hay que celebrarla, recoño. Si no fuera subjetivo correría el riesgo de parecerme a Avilés, que es insufrible y no me quiero ni imaginar su libro.

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  2. ¡Qué complicado lo de escribir la palabra 'kitsch'!... con lo bien que me iba siendo una simple 'friki' de la vida, tan sencillo de escribir y con tan poca explicación que dar a su significado.
    Pero he buscado el significado de la palabreja en la wikipedia, como vaga profesional que soy, y me apunto al carro. De hecho, estoy pensando en crear un blog dedicado única y exclusivamente a tan noble arte. Y haré camisetas, como ya sugirió alguien, y crearé una página en feisbuc que se llame 'dame un blog y llámame kitsch'... y de ahí a la fama.
    Carlos, estás haciendo mucho daño a la familia. Yo antes no era normal, pero apenas lo sabían tres o cuatro. Pero ahora empieza a notárseme demasiado y temo provocar fallos cardíacos en según quién. En mis tiempos, éramos las hermanas mayores las que adoctrinábamos a los pequeños... tendré que empezar a mentir sobre mi edad.
    Bueno, que me gusta la entrada y lo que se dice en ella. Prepara el paraguas por si caen 'chuzos'.
    No creo ser capaz de leer un prólogo tan largo de un tirón.. pero dame unos meses, que en cuanto aprenda a leer del todo bien, me lo termino.

    Bicos e apertas
    Marieta

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  3. Bueno, yo ya sabéis que soy más del palo academicista, no lo he negado nunca, que por algo tengo estudios universitarios - sin querer desmerecer a quien no los tenga o los tenga en otro ámbito que no sea el literario, claro - pero para mí el 'malentendido' radica en que se considera crítica lo que no son más que reseñas. La crítica académica DEBE ser objetiva. A mí no me importa lo más mínimo saber si a un señor o señora con título o sin él le ha gustado o no el libro del que está hablando. Lo que yo busco en una crítica son nuevas perspectivas, visiones alternativas, interpretaciones ocultas a simple vista, no la subjetividad de alguien que me cuente sus impresiones personales o, mucho peor, que no me diga nada en absoluto, que es lo más frecuente.

    Con eso no quiero decir que solo los licenciados en filología puedan hacer crítica, ni que no me interesen ciertas opiniones personales, por la confianza que me pueda merecer quien las diga o simplemente porque las comparta. Y lo de la crítica kitsch de este buen hombre es una auténtica gilipollez que no tiene nada que ver con la defensa de la crítica académica.

    No sé si he expresado bien lo que quería decir, pero espero que no me interpretes mal. Desde que sigo tu blog ya no tengo tantas ganas de llorar de desesperación.

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  4. No, Ire, claro que no tiene nada que ver. Se te entiende perfectamente.
    Aclaro:
    En realidad lo que dice Santamaría no tiene absolutamente ninguna relación con lo que dice Moore y esa "relación forzada" (un juego malabar como cualquier otro) que establezco yo, lo hago por puro interés por dos razones. 1º, difundir el texto de Moore (que me ha parecido muy interesante) en la medida de mis posibilidades y 2º para evitar estar teniendo la misma conversación en dos posts diferentes (caso de Santamaría) que es algo que llevo muy mal.

    En lo demás también estoy de acuerdo contigo. Yo soy lector de blogs y de reseñas pero cuando quiero informarme de verdad sobre una obra X trato de buscar una opinión más "fundamentada". Lo blogosfera está bien para lo que está bien que suele ser para echarse unas risas y pasar un ratito (chiquitito) entretenido.

    Quicolas, todavía no estoy motivado para hablar de motivaciones pero todo se andará. Demasiados frentes abiertos.

    Hermanísima, haz un esfuercito, anda, bájate el pdf y échale un vistazo. Si se lee en media hora!

    Abrazos,

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  5. Lo de la subjetividad es cierto hasta cierto punto. Creo, objetivamente, que Celacanto, La ciudad feliz y Fresy Cool, por ejemplo, son novelas fallidas, por decir lo menos. Pron, Olmos y Zambra me podrán gustar o no (ni le preguntemos a la Patrulla), pero me parece evidente que están en otro nivel que los antes citados. A mí subjetivamente Javier Marías no me vuelve loco, pero reconozco objetivamente que es un escritor de primera línea.
    Agradezco este post porque no planeo leerme el prólogo en pantalla y yo no tengo aún esos cacharros extraños. Es más, vengo de la biblioteca con Plop y mucho Schnitzler bajo el brazo.

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  6. pdf, bajado. stop. Esfuerzo realizado. stop. Agujetas aseguradas. stop.
    Cambio y cierro.
    Marieta

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  7. Entre la literatura artística, la literatura de investigación y blogs llevados por el alma de Green en ¡Despidan a esos desgraciados!, decidme, decidme, ¿quién dijo que este tipo blogs habían muerto?

    Non Sabéis Lo Que Me Alegré de Javier Avilés Cuando Leí Ese Prólogo Que Parecía Escrito Para Su Constantación Brutal Del Presente.

    (No hay acrónimo nabokoviano)

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  8. Tiene razón quien ha dicho antes (¿Ire?) que hay que distinguir las reseñas de la crítica. Creo que la mayoría de blogueros que hacen reseñas son conscientes de la diferencia, algo que creo Santamaría no ha entendido. Otro asunto, y ahí no estoy de acuerdo, es el de la objetividad. La crítica dispone de muchos recursos de análisis (más o menos objetivos, más o menos inmanentes) para llegar a una visión/interpretación/revisión intersubjetiva, que no es lo mismo que objetiva. La objetividad le está vedada, porque es ajena a su objeto de estudio.
    En cuanto a la dicotomía de Moore, me parece que aporta poquito a lo que importa. Dan Brown no es malo por ser entretenimiento, sino por ser malo: aburrido, mal escrito, vulgar, con personajes sin sustancia y un efectismo barato digno de CSI, pero más largo... Cheesy fool (perdón, ya no puedo decir el nombre real sin que me salga la broma mala) no es malo por ser complejo, autorreferencial, ensayístico a ratos, lleno de referencias culturales... es malo porque todo eso no está encajado en ninguna parte, ni desencajado de forma que nos obligue a desencajarnos, emocionarnos... o sea, es complejidad gratuita, autocomplaciente, mal trabajada (uno suspira por un fragmento brillante, una frase feliz de más de una línea), torpe y, sobre todo, falsamente innovadora: estamos en 2012, joder, hace cien años de las putas vanguardias y más de cincuenta del puto postmodernismo...
    Y, como hoy estoy puñetero...hay una de las citas que incluyes de Moore que me parece tramposa: "el buen entretenimiento es mejor que el mal arte". A efectos de elegir en que pasar una tarde, quizá... es como decir que es mejor una buena partida de bolos que un mal concierto de Mahler. Muy bien, ¿y qué tiene eso que ver con la música?
    Un saludo, sigo esperando el logo de la camiseta.

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  9. Aclaración: cuando digo que no estoy de acuerdo con lo de la objetividad, me refiero al comentario de Ire, no a la entrada de nuestro anfitrión

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  10. Bueno , hombre, creo que Ire podría defenderse arguyendo que cuando no se habla de ciencias "duras" objetividad e intersubjetividad son "casi" sinónimos a condición de que la intersubjetividad no se entienda como mera sugestión sino como encuentro de mónadas reflejándose unas en otras en un medio transparente que podríamos llamar "éter", bueno pero no tonto.

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  11. Bueno, se habla de objetividad y subjetividad para simplificar las cosas. Cuando se realiza una crítica, que no una reseña, se establecen mecanismos de comparación, intertextualidad, etc. que como es lógico acaban siendo cribados por quien emite su valoración, el crítico. Si por 'subjetividad' entendemos eso entonces sí, claro que está presente hasta el punto que alcanzan los conocimientos del crítico y que éste selecciona y valora los resultados. Todo ese proceso para intentar acercarse lo más posible a la teórica 'objetividad' final.
    En realidad, y para simplificar, este proceso lo hacemos todos de forma prácticamente inconsciente cuando vamos al cine a ver una película. Al final decimos 'qué mala' o 'qué buena' en función de las variables que ponemos en práctica de forma prácticamente inconsciente por lo acostumbrados que estamos a hacerlo. En literatura pasa lo mismo, pero es un proceso que se vuelve más complejo cuanto más se ha leído.

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  12. Vila-Matas sobre Moore:
    http://cultura.elpais.com/cultura/2012/02/20/actualidad/1329750663_524503.html

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  13. Una entrada muy interesante, Carlos, como casi todas las de los últimos tiempos. Se está muy bien por aquí.

    Estoy de acuerdo con Preocupín. No puedo entender la distinción que se hace entre arte y entretenimiento, no creo que puedan ser términos opuestos. Un buen libro es una buena obra de arte, y un mal libro es una mala obra de arte, independientemente de su forma, de su estilo y de lo que cuente. Esto siendo objetivo pero como objetivo es algo que, simplemente, no se puede ser, digamos que uno puede expresar sus razones por las cuales cree que un libro es una buena o una mala obra de arte.

    ¿Que para qué sirve una crítica o una reseña si no puede aspirar a la objetividad? Bien, creo que es el propio Preocupín quien lo desvela: en la intersubjetividad está el secreto, incluso en las academias: se hace norma de lo que se acuerda.

    Saludos.

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  14. Sí, pero esos acuerdos como tú los llamas nunca son arbitrarios. El canon, por ejemplo, no deja de ser un acuerdo, sí, pero consensuado y avalado, lo que no significa que no puedan estar sujetos a revisión. Pero mi madre, por poner un ejemplo, podría estar en desacuerdo con el canon actual y proponer un canon alternativo en función de sus preferencias sin que eso supusiera un nuevo canon universal, ya me entiendes.

    Saludos

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  15. Al final, lo de siempre : que si cuál es la finalidad del arte, que si debe el arte tener una finalidad o no...
    Vamos, que todavía, (por mucho estudioso objetivo que ande suelto)no se ha podido aclarar el asunto.
    Yo creo que si algo bueno tiene el arte es que cabemos todos. Los hay que buscan emoción, otros evasión, otros aprendizaje o experiencias, otros estímulos, otros sorpresas, otros de todo un poco y otros según el día...
    Lo de estás conmigo o contra mí no me interesa.

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  16. No hay ningún asunto que aclarar, Paz, en eso todo el mundo está de acuerdo. Si se busca una finalidad en el arte deja automáticamente de serlo. Lo que es más difícil de aclarar es la cuestión de la hipotética calidad. Ahí todo es relativo porque depende de las exigencias particulares de cada cual.

    Saludos

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  17. Dos cosas:

    Primero, lo primero es disculparme por no poder participar muy activamente del debate; estoy algo liado en estos momentos. Espero tener algo más de tiempo mañana y días posteriores.

    Segundo: ya que no puedo gastar muchas saliva propia con vuestro permiso tiraré de la ajena. Os dejo un extracto del libro de Pamuk que acaba de publicar Mondadori titulado "El novelista ingenuo y el novelista sentimental", que viene un poco a cuento de lo que acaba de decir (dos mensajes arriba) Ire:

    El arte de la novela tal y como lo conocemos hoy día, desarrollado a mediados del siglo XIX por Balzac, Stendhal y Dickens -seamos justos y llamémosla la «gran novela del siglo XIX»—, solo tiene ciento cincuenta años. No me cabe la menor duda de que esos magníficos escritores vivirán para siempre en los corazones de los actuales lectores franceses e ingleses como símbolos inmortales y emblemas del lenguaje. Pero no estoy seguro de que, dentro de ciento cincuenta años, las generaciones del futuro los aprecien tanto. Las intenciones del lector son tan importantes como las del escritor en lo que se refiere a la culminación y realización de una novela.


    Un saludo y gracias a todos por pasar.

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  18. P.D. Y luego está lo de pasarse el canon por el forro porque uno es como es y qué se le va a hacer:

    Tengo una prevención tanto contra las narraciones en las que intervienen locos, como contra las del tipo "monologo interior", hasta tal punto que no he conseguido terminar el Ulysses y incluso Faulkner me cae más bien pesado". (Italo Calvino, "Los libros de otros. Correspondencia")

    Vale, ahora sí que me voy.

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  19. Yo tampoco he logrado acabar el Ulysses después de tres intentos.

    Saludos

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  20. A Borges lo ocurría lo mismo. Decía que le gustaba ojear partes de vez en cuando pero que nunca había sido capaz de leerlo entero.

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  21. (joder, qué torpeza, no había acabado).

    Yo tengo sobre la mesa LARVA de Julián Rios, y bueno... vaya...

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  22. Sí, Ire, basicamente estamos de acuerdo. Pero, mira, si tu madre tiene un blog de libros, es una lectora constante y quienes la leemos sabemos de sus gustos y preferencias está claro que su posición es una referencia más a tener en cuenta, también por el propio canon (acuerdo no arbitrario, desde luego). Y una vez más se puede llegar hasta aquí sin pretensión de objetividad.

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  23. Claro, porque establecemos un consenso en base a los mismos parámetros, y eso acaba siendo objetivo, Peri ¿Por qué os parece que tiene unas connotaciones tan negativas la objetividad? Si no es más que el resultado de la puesta en común de criterios compartidos.

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  24. Yo tengo sobre la mesa NARDO de Quique Torralba y bueno... vaya...

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  25. No puedo estar más en desacuerdo, Ire. La objetividad que se pretende en ciencia, por ejemplo, busca la verdad de las cosas, busca explicar el mundo como, de hecho, es, independentemente de nuestra percepción. En cualquier disciplina la objetividad busca explicar las cosas, decir cómo son. Creo que tiene connotaciones negativas por ser pretenciosa unas veces y malintencionada otras. Las cosas no son como son. Y la literatura menos.

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  26. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  27. Menos modestia y menos democracia, que la objetividad existe.

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  28. ¡Hola! No puedo intervenir por ahora, al menos como a mí me gustaría (un discurso kilométrico, y tal)... Ando liadillo, pero amenazo con aparecer en breve, porque el debate me está poniendo los dientes largos. Ay, la objetividad, qué noción epistemológica (y metafísica también) tan cachonda. Os arrepentiréis de haber comenzado esto, os lo juro. El que avisa... Bueno, vuelvo a mis tareas domésticas, pero esta noche me paso por aquí para leer los comentarios, que bien lo merecen, y disfrutar del debate.

    ¡Un saludo feliz!


    NARDO. Cómo no; y qué gran título, Quique mío. Cuán pertinente.

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  29. Coño, Nehmo, pensé que te había pasado algo. Estaba a punto de salir a buscarte. Bueno, me voy callando y así te dejo más bits.

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  30. En cualquier caso, Peri, la subjetividad no hace más que justificar lo injustificable solo porque 'a mí me gusta'. Y eso, lo siento, pero no.

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  31. Hay dos problemas o un problema con dos caras y antes de llegar a ello es necesario aclarar que cuando al hablar simplificamos las cuestiones en realidad las estamos obscureciendo, ni "existe" una objetividad "objetiva" ( ni siquiera en el ámbito de las ciencias físico-matemáticas) ni la subjetividad es meramente "subjetiva" , o sea no se reduce a un mero "me gusta" extasiado en la autocomplacencia;ya Kant había exigido en la tercera critica que el sujeto adujera razones para justificar el "me gusta", razones que no podrían ser de la misma naturaleza de los razonamientos científicos ni tendrían la fuerza de obligar a otras subjetividades a aceptarlos como estamos obligados a aceptar los juicios científicos ,científicamente , por así decirlo.
    Las pretensiones de objetividad de la critica literaria son eso: pretensiones; tanto más justas cuanto más artista es quien hace la crítica; cuando por otra parte es un simple doctorando que aplica el método de un maestro al análisis de una obra por lo general el resultado es deprimente, y así nos va, eso sin hablar de los que venden su alma mediocre por un plato de lentejas en el mercado editorial.
    Por último hablamos de Arte como si fuera una idea platónica inmutable sin ninguna relación con la praxis y desde hace mucho tiempo es evidente que no hay arte que no esté preñado de un contenido de moral imposible, a semejanza de la imposibilidad de la acción moral en el presente.

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  32. Ire, ¿justificar lo injustificable? No estoy de acuerdo. Entiendo como tú que hay obras injustificables: se trata de los productos mercantiles cuyo interés artístico se muestra nulo. Quizá esto sea algo subjetivo y mi argumento empiece a flaquear, no lo sé. Se que las obras se valoran con justicia con el paso de tiempo, con el intercambio amplio de opiniones y con la concordancia de puntos de vista y entiendo por ello que resulta difícil juzgar a los autores coetáneos, que no hay un método analítico infalible que pueda decir esta obra es buena y esta mala, salvo la excepción de mi punto flaco: los consumibles que producen beneficios rapidamente. Y aún así se corre el riesgo de ser injusto en su valoración, pues no todo lo comercial es malo necesariamente, como todo el mundo sabe.

    De acuerdo en lo que dice el anónimo anterior. Especialmente interesante me parece la vuelta a la cuestión del arte. Es lo más desafortunado del artículo del Moore. Como también es la cuestión principal entiendo que es un artículo fallido. Lo afirmo. Objetivamente. Espero que no sea un problema de traducción: no puede haber contradicción entre arte y entretenimiento. Eso sería como un apocalipsis literario.

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  33. Pero es que tenéis la idea de que la objetividad en literatura es aplicar fórmulas matemáticas y anotar el resultado, y como es lógico no es así. La objetividad consiste en alejarse lo suficiente como para tener una visión de conjunto y preguntarse '¿qué me cuenta?' y responderse 'cómo me lo cuenta'. Así de simple y así de complejo.

    En cuanto a la cuestión de arte y entretenimiento, creo que el arte también es entretenimiento. Aunque hay entretenimiento que no es arte.

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  34. Vale, Ire. Bueno, disculpa si me pongo pesado pero es sólo que la conversación me interesa.

    Está claro que es cuestión de conceptos. Me viene a la cabeza el mundo periodístico ahora. A menudo se confunde objetividad con independencia. Creo que un buen periódico -o cualquier otro medio de opinión, de información- debe ser independiente (por eso es que no hay buenos periódicos), pero jamás se me ocurriría pedirle que fuera objetivo, que me cuente las cosas como son. Es más: me parece deshonesto en un medio que haga pública dicha pretensión.

    En la crítica literaria pasa igual: se saben cosas (se conocen códigos, digamos), sobre otras se especula y algunas más, directamente, pertenecen al mundo de lo fantástico. Y es divertido, y bueno, y útil. Pero queda lejos de la objetividad. A lo que tú llamas objetividad yo le llamaría perspectiva. Pero es gracias a las perspectiva de Francisco Rico que yo he leído EL CABALLERO DE OLMEDO, o EL QUIJOTE varias veces y con mucho gusto. ¿Que si me atrevo a decir que la visión de Rico no puede llamarse objetiva? Sí me atrevo, pero no estoy infravalorando su labor, me parece esencial y fuera de toda duda. Sólo digo que mañana (quizá hoy mismo) pueda proponerse algún matiz nuevo en la lectura de estas obras, incluso se puede proponer un sentido distinto que complemente o -por qué no- contradiga algunas interpretaciones fundamentales que ahora se hacen de ellas.

    Arte y entretenimiento. No me parece bien idealizar la idea de arte: para mi una obra cuya finalidad sea la de expresar ideas o sentimientos es artística. Otra cuestión es si la obra de arte es buena o mala. Y aquí nos peleamos otra vez, Ire. No sé si tenemos solución.

    Bueno, un saludo afectuoso. Vaya papilla que se están comiendo algunos. Lo siento y tal.

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  35. Idealizar la idea de arte, ¿eh? Si es que cuando me pongo...

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  36. Jaja, no te preocupes, Peri. A mí me encanta, como puedes ver. Y creo que es fantástico poder exponer diferentes puntos de vista sobre algo en que fundamentalmente estamos de acuerdo. Y aunque no lo estuviéramos también.

    Un abrazo.

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  37. He ido leyendo, despacio, todas vuestras opiniones. Quiero comentar alguna particularmente, pero temo acabar escribiendo un ensayo, porque es increíble la cantidad de cosas que sois capaces de escribir en tan poco espacio.
    Partamos de la premisa de que soy de ciencias, y mucho. Lo digo para que tengáis en cuenta que ni escribo como vosotros, ni leo tanto como vosotros y desde luego no me explico de la misma manera. Por supuesto, respeto mucho a la gente culta, así que, por favor, que nadie se ofenda.

    Ire dice (hola, Ire) que 'la objetividad es el resultado de la puesta en común de criterios compartidos'. Vale. Pero a mi hay algo que siempre me ha intrigado y que he comentado ya en algún post de Tongo-Carlos. Alguien propone criterios de objetividad, otros los aceptan... pero ¿quiénes son esas personas que guardan el libro de los criterios verdaderos y absolutos? ¿Hay una universidad de eso? Me parece de lo más poco objetivo que conozco, fijar criterios de objetividad. Por otro lado, 'alejarse lo suficiente como para tener una visión de conjunto y preguntarse ciertas cosas' me suena más a reseña que a crítica.

    Donde me pierdo un poco es en la discusión sobre el arte. Estoy de acuerdo con Peri (hola, Peri) en lo de 'no se debería idealizar la idea de arte' y en que 'una obra cuya finalidad sea la de expresar ideas o sentimientos es artística'. A las pruebas me remito. Existen museos de arte contemporáneo en donde a las 'obras' se las llama arte, supongo, que por innovadoras. Picasso y Miró lo fueron en su momento y no creo que todo el mundo entendiese y/o aceptase su trabajo. No dudo que algún contemporáneo de hoy sea el descubrimiento del futuro, pero yo no puedo evitar salir de estos museos tan modernos con cierto revoltijo estomacal. ¿Cómo catalogarlos en buenos o malos? de nuevo, ¿quién posee el libro de las verdades absolutas? A mi no me gusta, y punto. Pero le llaman arte igualmente y yo no protesto.

    Lo que hace Carlos es expresar sus opiniones. Conmigo lo ha hecho de manera visceral miles de veces. Él odia a Javier Marías y yo lo adoro (excepto en su último libro,que me ha defraudado un poco). ¿Entonces mi Javi es bueno o malo? ¿Un artista o no? ¿Quién de los dos, Carlos o yo, es el objetivo? ¿Qué parámetros debemos seguir para decidir quién tiene o no tiene las razón? Yo no leo a los rusos y él no lee a Marías. Yo no creo que él tenga la razón absoluta y él sabe que yo no me acerco ni de lejos.

    Por último, Preocupín (hola, Preocupín), el boceto de la camiseta obra en poder de mi querido hermano. Está pendiente de cierto problema de 'estilización' y te advierto que no lleva gominolas.

    Nada más.He excedido el cupo de pensar en sábado. Un saludo a todos.
    Marieta, de profesión, hermanísima.

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    1. En tus especulaciones se halla implícita la respuesta: manifiestas que la última de Marias te ha defraudado un poco. ¿Por qué? lo sabes bien, por comparación con otras de Marias que no han llegado a defraudarte. Justo eso es la crítica literaria, señalar que libros te han defraudado y cuales no en función de unas lecturas previas. A más lecturas, más criterio. Y luego hacer una exposición de razones si estas existen o si no resultan demasiado obvias (en ambos casos según la propia percepción del crítico) que le permitido llegar a tal conclusión. Porque cuando el desaguisado resulta evidente mejor acudir al sentido del humor o a la ironía que mostrarnos demasiado crueles ¿no?. ¿Cabe hacer una crítica gastronómica de dos guisantes congelados hervidos en vino tinto, machacados con un tenedor y espolvoreados con azúcar y pimienta? Claro que cabe. Pero si el crítico es diestro tendrá que ser un completo descojono. Besos.

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  38. Hola Marieta.
    Bueno, ya sabes lo que dicen, el que vale, vale y el que no a letras.

    Pare responderte todo eso sería yo quien tendría que escribir un ensayo, y como no quiero que me acabéis echando a patadas de aquí, pues me voy a contener.

    Pero te voy a poner un ejemplo ¿Te parece que esto que te adjunto en el enlace tiene calidad independientemente de que pueda gustarte o no? Tanto si es que sí como si es que no, intenta explicarte por qué.

    http://www.joanbrossa.org/obra/brossa_obra_poesia_visual.htm

    Saludos

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    1. NUNCA me he sentido capacitada para juzgar si algo tiene calidad o no. No es mi estilo, ni mi trabajo, ni me hace falta meditar tanto al respecto para vivir. De hecho, si llegase a mis manos el hipotético libro de las verdades absolutas lo rechazaría, porque no quiero opinar según la tribu.
      ¿Quieres mi opinión? Ni me gusta ni me disgusta, NO me dice nada. Ergo, simplemente, no seguiré su obra y seguiré con mi vida.
      Marieta

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  39. Es que nadie está obligado a juzgar sobre la calidad de nada. Ni a leer la obra de nadie. Ni siquiera a leer. Lo hace quien quiere. Pero los hay que se ganan la vida haciéndolo, claro. Y si les pagan por ello, lo mínimo es que lo hagan bien, vamos, creo.

    Un saludo

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  40. El problema es que si no juzgamos la obra no podemos recomendarla, sólo puedes decirle a alguien: "Lee este libro" si consideramos que es bueno que lo haga, lo contrario sería una deshonesta trampa para hacerle perder el tiempo,si además se añaden gastos de compra ya entraríamos en la estafa.
    Hay un detalle curioso, semejante al de la circulación de los billetes falsos- que expulsa del mercado a la momeda buena- y es que los estafados se sienten mejor si están acompañados, para lo cual no dudan en propagar con desenvoltura mercancias defectuosas , de tal modo que los símbolos dejan de rodar sustituídos por ruedas de molino fabricadas por las multinacionales de más prestigio del mercado . Pon un tigre en tu motor

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  41. Haría usted bien en mirar en la Wikipedia en español los sentidos varios que abarca la palabra Tongoy. Quizás así sepa de dónde viene usted, señor Tongoy-goy.

    Un chileno más.

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  42. Qué interesante debate para gentes sesudas como vosotros. Yo creo objetivamente que un aguacate es verde y, subjetivamente, que tiene un buen sabor. Objetivamente me gustan los aguacates; subjetivamente, están buenos.

    Es decir, que los gustos del crítico me soplan bastante la pollita. Lo que me interesa es el estudio/disección de la obra que sea. Que me enseñe cosas que yo no sea capaz de ver mí mismo.
    Por otro lado, lo del aguacate plantea poco debate porque es un ejemplo muy sencillo. Hacer lo mismo con una historia de muchaspáginas dónde se juntan las intenciones/motivaciones/técnica/referencias/contexto/etc. del autor con los conocimientos/capacidades/contexto/ojo/honestidad/etc. del crítico, es más complicado. Ahí la objetividad puede ser un objetivo, nunca un resultado. Porque es imposible.

    Por otro lado, también existen los cánones. Puedes decir que esa chica es guapa pero no te pone. O que no es guapa pero sí te pone. Porque hay gustos para todo pero existe cierto acuerdo acerca de lo que es una chica guapa. Cristina Almeida no lo es. Monica Belucci, sí. Discutir eso no tendría sentido. Pero hay cánones y cánones. El mismo libro te puede gustar a los 30 y no gustarte a los 35. ¿Por qué? Pues porque se mezclan muchas cosas. Subjetivas la mayoría. Es como criticar la vida perfecta. Pues cada uno la prefiere a su manera, aunque haya unas cuantos ingredientes que muchos estaremos de acuerdo en considerar positivos o negativos. Si es larga, mejor.

    Lo único incuestionable es que Avilés es un tostón. Objetivamente.

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  43. Exacto, Quique. A mí me pone mucho más Puyol que Cristiano Ronaldo, aunque reconozco que es más guapo. Pero los dos son grandes jugadores.

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  44. La justa medida, creo yo: ni Poundemonium de Ríos ni Alatriste de Pervierte. Un exceso de complejidad no implica necesariamente calidad literaria y la sencillez no entraña el entretenimiento tal y como a veces se pretende. Kafka o Lem son mucho más sencillos pero a la mucho más complejos de interpretar que Joyce o Borges, no lo olvidemos.

    La literatura es un signo y como signo posee una doble dimensión: denotativa o referencial/mimética y connotativa o poética/hermenéutica. Si primero no definimos qué es la literatura como fenómeno difícilmente creo que nadie pueda interpretar un texto en condiciones. En eso estriba el núcleo duro de la elite, no en leer a tal o cual autor. No sé si prefiero la falta de ambición del common reader o la pretensión de ciertos literatos.

    Gracias por la recomendación. Saludos.

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  45. "Kafka o Lem son mucho más sencillos pero a la mucho más complejos de interpretar que Joyce o Borges, no lo olvidemos"

    Estimado colega: este tipo de asertos taurinos o imperativos, no se bien de donde los sacas. Borges fácil de interpretar? Vale. Qué Borges, cual de ellos? El Aleph, los senderos que se bifurcan, El Otro...? Conjeturas, se trata de conjeturas posibles abiertas a interpretación (desde hace mucho sabemos que no existe una sola interpretación). Kafka difícil de interpretar? Dificilmente se encontrará en la historia un autor tan marcadamente simbólico: la culpa, el padre, la ley...aparece por todos lados. Bueno, y el absoluto pavor a las mujeres/matrimonio. Joyce? Creo q se reía bastante de los interpretadores. Estarán 300 años ocupados con mi obra en la universidad, dijo. Sabía que el padre no estaba en el campus.

    Dr

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    1. Culpa, ley, padre y todas sus denotaciones religiosas y representaciones dentro de la obra. Si te parece poco añade pues el pecado original, el circo de la mercadotecnia artística y la hipérbole de elementos por medio del inconsciente. Y en Joyce qué hostia tenemos: laberintos, laberintos y síntesis poundeana, forma, más forma y estructura y William James y Dujardin. Retórica, pura y dura, eso sí con un contrapunto bestial en el final de Ulises, que es de lo mejorcito que se ha visto, algo que curiosamente le falta a Borges: humanidad. Y aun así, me quedo con Kafka.

      De Lem sólo te puedo decir que leas o vuelvas a leer Solaris con Kant y Hayden White en mente. Si hay un autor nazi e hijoputa, ése es Lem.

      Y sí mucha obra para 300 ó 500 y en menos de 100 ya se lo han merendado en la universidad. La vanidad, qué mala es.

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  46. Joder, aquí no se descansa ni en fin de semana... creo que el problema es más bien terminológico. Aprovechando al anónimo que mencionó a Kant, clave en este asunto... hay quien ha señalado en Kant el origen de una desviación, la del formalismo, que confundió la crítica con la ciencia y la objetividad. Decir que no cabe la objetividad (como hice yo aquí el otro día) no es decir que en la apreciación del arte y en su crítica todo es subjetivo, el " a mí me gusta"... De hecho, ambas posturas acaban siendo un poco cómplices, y me molestan un poco las dos. Creo que Ire piensa en el mayor grado de intersubjetividad posible, o sea, que estamos en el fondo de acuerdo: en la mayor justificación y profundidad posible del análisis de las obras (con cuantos recursos tengamos a mano, incluidos algunos bastante objetivos, y otros no tanto), asumiendo que ese horizonte no es sino eso, un horizonte, un objetivo a alcanzar, condicionado por el momento en el que hacemos el análisis (puesto que cambian también los recursos que vamos teniendo para hacerlo)y, fundamentalmente, por la naturaleza de la obra. Además, hay algo que ha dicho la hermanísima (hola, Marieta)que no debemos olvidar: tampoco los científicos habitan en la objetividad, hace ya algunos años.
    Respecto a Kafka vs. Joyce, no hay pelea. La planteada era Mojónmodernillopublicitadoenelvacio vs. Literatura. Cuando hablamos de literatura de verdad, hay tantas fiestas que a la mayoría no nos apetece renunciar a ninguna. Para darme un aire de listillo, suelo repetir lo que decía uno de los perros del Coloquio (qué cojonudas, Las novelas ejemplares):
    "los cuentos unos encierran y tienen la gracia en ellos
    mismos, otros en el modo de contarlos (quiero decir que algunos hay que, aunque se cuenten sin preámbulos y ornamentos de palabras, dan contento); otros hay que es menester vestirlos
    de palabras, y con demostraciones del rostro y de las manos, y con mudar la voz, se hacen algo de nonada, y de flojos y desmayados se vuelven agudos y gustosos; y no se te olvide este
    advertimiento, para aprovecharte dél en lo que te queda por decir."

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  47. Sí, Preocupín. Las fórmulas matemáticas no son más que representaciones idealizadas del mundo que se aceptan por consenso porque resulta que una vez aplicadas a la realidad funcionan.

    Saludos

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    1. Siento discrepar. Las fórmulas matemáticas se establecen una vez observada la realidad y se aceptan mientras no entren en conflicto con los datos experimentales o se cataloguen suficientes excepciones. Esto es, un burro volando no acabaría con la ley de la gravedad, una manada de burros voladores nos obligaría a rediseñar las teorías de Isaac Newton.
      Marieta

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    2. Gracias por explicarlo mejor que yo, Marieta. He reproducido de memoria la explicación que me dio mi profe de mates cuando le pregunté para qué servían.

      Saludos

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    3. De toda la vida, los matemáticos y los físicos (por razones de orgullo, supongo) tendemos a 'infravalorarnos' los unos a los otros. Una tontería como otra cualquiera, ya ves.
      Un saludo
      Marieta

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  48. Cada vez que usamos el término "realidad" ingenuamente dios y su amigo el diablo se toman una copa juntos para celebrar el buen resultado de sus maquinaciones

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  49. Ire, cuando dijiste Puyol pensé inmediatamente en el político, no en el futbolista, y me dejaste completamente descolocado. Ahora ya estoy mejor, gracias. A mí es que lo de los símiles futbolísticos siempre se me ha dado fatal pero este fue de nota.

    Sobre el discurso de Quique: es cierto, las hay que aun estando muy buenas no ponen nada. Objetividad sería reconocer que tienen su aquel y aquí es donde entra, efectivamente, el canon de belleza establecido que, como parecemos estar todos de acuerdo, no es otra cosa que un canon subjetivo consensuado. Aquí entraría también Ulises y su dificultad y sin embargo el acuerdo general de que es una de las más grandes. Hay quien dice que Ulises mató la literatura (tal como se conocía hasta entonces). Este puede ser un buen debate en el futuro, para lo cual me voy a tener que leer el puto libro y mira que no le tocaba hasta diciembre.

    Os leo y lamento no poder intervenir, pero las vacaciones es lo que tienen. Ahora mismo me he escapado de una terracita para estar aquí unos minutos, lo cual demuestra el inmenso daño que me hace la literatura.

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  50. P.D. Un millón de gracias por tantos y tan buenos comentarios (que sirven de introducción al megacomentario que debe estar preparando Nehmo).

    Saludos,

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  51. Jaja, hay ejercicios de objetividad imposibles, Carlos.

    Un beso

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  52. Es la primera vez que entro en este blog. Me he dado una vuelta para ver de qué va en general y todo me ha gustado. Este post es muy bueno. Ya había visto esta introducción en el de Bolmangani y confieso que la leí en diagonal, pero tu síntesis me ha ayudado a entenderla mejor. Está muy bien (las dos cosas, la introducción y tu síntesis). También he alucinado bastante con la cosa de la crítica kitsch, pues no sabía nada de este ¿debate? que en cualquier caso me parece bastante tonto, igual que la discusión sobre objetividad y subjetividad. Ya lo dijo Ortega: "Como soy sujeto soy subjetivo. Si fuera objeto sería objetivo". Pretender ser objetivo es arrogancia, desprecio de la opinión ajena, algo que en este país nos encanta. Igual que atacar a quien expresa una opinión con vehemencia. No siempre la vehemencia es sinónimo de pretensión de objetividad, es decir, de integrismo intelectual.

    Genial la cita de X de Everett, que además viene muy al caso. Me encantó ese libro. Todos los diálogos imaginarios son tremendos, en especial este y el de Rauschenberg borrando el cuadro de De Kooning.

    Saludos,

    Julia

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  53. Volvemos a lo mismo, Ortega en esa cita sigue aceptando acríticamente una diferencia "evidente" entre sujeto y objeto y pasa por alto que los objetos son creaciones de los sujetos y que a su vez los objetos esclavizan a los sujetos, dicho muy groseramente, basta cambiar objetos por mercancias y ya podemos empezar a intuir porqúe jamas nos pondremos de acuerdo en nada salvo en el precio.

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  54. Dices que "pretender ser objetivo es arrogancia, desprecio de la opinión ajena", Julia. Para mí ser objetivo significa tener en consideración todas las opiniones y valorar la que me ofrece una mejor respuesta. En cambio, para mí la arrogancia es presuponer que nadie puede enseñarme nada que no sepa. En fin. Cuestión de circunstancias, como diría también Ortega.

    Saludos

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  55. Ire: Entendido como tu lo dices estoy de acuerdo en tu concepto de objetividad, aunque para mí eso no es ser objetivo sino saber ponerse en la posición de los demás y reconocer que hay determinadas cosas (no hablo de física o de matemáticas) en las que nadie está en posesión de la verdad. Pero yo me refería a otra cosa, a quienes critican o emiten opiniones pretendiendo que la suya es la verdadera porque ellos, y solo ellos, son objetivos, mientras que los demás somos unos mindundis indocumentados dedicados al kitsch. Pasa en todos los ámbitos: en la crítica cultural, en la política, en los deportes, etc. Y ahí tiene razón Alberto Santamaría cuando cita, por ejemplo, a José Mª García, que insultaba y decía que él lo único que hacía era describir la realidad. Pero el tal Santamaría (a quien no había leido nunca) no se da cuenta de que él cae en el mismo error en su post. Pretende ser objetivo. Y entonces yo digo: ¡o todos somos objetivos o no lo es nadie!

    Julia

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  56. Bueno, Julia, es que quienes se erigen en poseedores de la verdad, en el ámbito que sea, se descalifican automáticamente básicamente porque 'la verdad' no es más que un concepto, una simplificación.

    Pero en lo que a crítica se refiere, que era de lo único que me atrevo a hablar, me he limitado a señalar que existen una serie de recursos disponibles para todo el mundo y que no son en absoluto elitistas - aunque algunos interesados se hayan esforzado durante años en que lo parezcan - para evitar el 'todo vale'. Y es exactamente eso que dices, todos somos objetivos, si queremos serlo. Este blog, por ejemplo, tiene menos de subjetivo de lo que parece.

    Saludos

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  57. Cuando se menciona el tema del elitismo me duelen viejas heridas; traspasada cierta masa crítica de ignorancia,la que se forma en un conjunto de ignorantes que se suponen instruidos porque una institución les ha dado un título, todo lo que no sea bailar al son que toca el mercado es elitismo, independientemente de las razones, subjetivas u objetivas, de los no bailarines pues: " chivo que rompe el tambor con su pellejo paga"

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  58. Ahora que había (creo) dicho que no estaba en desacuerdo con Ire y Marieta, vengo a caerle antipático a otros, supongo que por puntilloso puñetero: esa cita, ¿no era de Bergamín? A ver en qué quedamos, que luego en las barras de los bares va uno dándoselas de listillo (hablo por mí) y acaba pareciendo "objetivamente" gilipollas. Anda que no he dicho yo veces en mi vida esa tontuna diciendo que era de Bergamín...San Google, sácame de dudas...

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    1. ¿En serio vas a preocuparte por caerle antipático a alguien EN ESTE BLOG? Únete al club y hazte una lista. Y, francamente, lo de parecer objetivamente gilipollas en la barra de un bar creo que solo depende de la cantidad de alcohol ingerido.
      Un saludo
      Marieta

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  59. Yo te quiero igual, Preocupín. No hace falta que me des la razón.

    Un beso.

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  60. Me quedo más tranquilo. Por lo de Ire, por lo de Marieta,y, sobre todo, porque Google confirmó que la cita era de Bergamín. Cuánto dan de sí las vacaciones del anfitrión...

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  61. Temo llamar a mi cuñada y que me diga que Carlos se ha fugado con un señor con nombre de pez (un saludo, Nehmo). Al final me obligará a llamarle por teléfono.... estoy por pasar de él y seguir a Santamaría.
    Marieta

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  62. ¡Hola! Un saludo, Marieta. Mi conexión a internet ha estado muerta unos días y acabo de recuperarla. En breve comento, que la cosa ha sido muy interesante, por lo que he podido leer.

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  63. Rebienvenido, Nehmito.

    Les cuento: estos días (los que he pasado de vacaciones y por los que no he podido venir mucho) he estado leyendo cosas muy interesantes. Un poquito de Faulker, a Gaddis y "Despidan a esos desgraciados" de Jack Green (de Alpha Decay, sí). El caso es que ha sido como darle vueltas a lo hablado más arriba pero acompañándolo con ejemplos prácticos. Lo dicho: muy interesante. Toca reseña, claro, pero antes debería leer un poquillo de "Los reconocimientos" de Gaddis por aquello de tener el punto de vista que me falta, que es el de la propia novela a la que hace referencia el librito de Green.

    Total, que vengo a decir que estoy callado pero no muerto y que pronto sabrán de mí. Si esta noche tengo tiempo, y para que no se me aburran, les escribo una reseñita de un libro de mierda que me leí porque soy gilipollas y no tengo remedio.

    Ah, y gracias por tantos y tan buenos comentarios.

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  64. Si no resulta indiscreta, aquí va una pregunta: ¿Qué te has ventilado de Faulkner?

    Un saludo.

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  65. Todavía no me he ventilado nada; me estoy ventilando "El ruido y la furia". Lo intenté hace quince o veinte años y no pasé de la página veinte o treinta. Ahora que soy más listo y más guapo he vuelto a intentarlo y oye, muy bien. Pero voy despacio porque es una "segunda lectura". Esto es, lo leo en pausas que hago de otros libros. Ahora mismo estoy con el segundo bloque.

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  66. Debería leer un poquillo Los reconocimientos. Jeje. Eres un cachondo. He estado con Despidan ustedes a esos inútiles. Buenísimo. Ahora que Los reconocimientos, cuidadito. Cada página es una escalada de cojones. Deja a Benet en calzones. Recomiendo medicación para no perder los nervios, un orfidal para empezar, aunque no será suficiente.
    Tb me he puesto con Gótico Carpintero de Gaddis. Se sale.

    Salud.
    Dr J., literatura y benzodiacepinas.
    http://www.youtube.com/watch?v=y-L3z0vioLg

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  67. Joder, qué bueno el Krahe. Y esa canción es tremanda. Mira que lo escuchaba yo hace años. Al final lo aburrí, claro. Había un documental por ahí sobre él y con él que parecía buenísimo. No sé dónde lo metí. Cualquiera lo encuentra ahora.

    Retomando. El de Gaddis lo tengo sobre la mesa junto a uno de Gass que saqué ayer de la biblio (William los dos, qué gracia). Estoy por fotofusilarlo para no andar entrando y saliendo con él todo el año. Lo que me toca un poco la moral es lo que Green no se cansa de repetir en "Despidan...", que hay que leerlo dos veces: la primera porque sí y la segunda para pillarle el chiste. (Más o menos, esto). En fin, que en esas estamos. Pero habemus tiempo. Además siempre me puedo esperar a que lo publiquen los de Sexto Piso.

    El "Gótico carpintero" es tremendo, tremendo, tremendísimo. Qué locura. Qué casa.

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  68. Jeje... Gótico carpintero es mucho. Esperamos no lo encuentren los fresys, a ver si terminan aprendiendo algo. El docu de Krahe una joya, estaba colgado despiezado en youtube cuando lo ví, hará un par de años. El primero que lea Los reconocimientos dos veces, premio nacional Timadori. Por cierto, al que hay que seguir es al autor de Despidan... Menudo crack de personaje.

    Si vas a crear una especie de Hangar de Libros Fotofusilados digital, me apunto. Acabará con las bibliotecas municipales, y de este modo, la Botella no pondrá a los parados a trabajar en ellas. Todos felices. Acabemos con la kultura.

    Dr.

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  69. Qué bueno cuando empiezas a leer y no puedes para hasta terminar y qué pocas veces me ha pasado.... En la forma de relatar está lo que eres, la incapacidad de trasmitir es un mal muy extendido...

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  70. Pues yo sigo avanzando con mi lista de pendientes, y estoy ahora con "Resurrección". Que viva lo rancio. Y qué grande Tolstoi, aunque ande siempre sermoneando (y que conste que a mí, lo del sermoneo me va del todo). Ya hablaremos de "El ruido y la furia"; cuando la leí, creo que atendí más a su condición de ejercicio de estilo, deslumbrante, que a la hondura intelectual y emotiva del tema.

    Un saludo.

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