miércoles, 1 de julio de 2015

Resumen de lecturas JUNIO 2015

Hace demasiado calor para escribir, de modo que al grano.



Giles, el niño-cabra de John Barth (Sexto Piso)

Sin lugar a dudas, lo mejor de mes. Ya puede: 1.120 páginas. Y voy más lejos: podría ser incluso lo mejor del año si no fuese por la presencia de un Kafka o un Dostoievski o un Stevenson, por más que sean rivales a los que Barth no tenga nada NADA que envidiar. Magnífico Barth. Qué grande. Giles, el niño-cabra es uno de esos libros de los que es difícil hablar y mucho más convencer. O se lee o no se lee. Vale, de acuerdo, lo admito: para quien esto escribe no es El plantador de tabaco, pero tampoco se esperaba. Es… OTRA COSA. Esto es importante tenerlo en cuenta. Fundamental, diría. Quien espere encontrar en esta novela ese algo confortablemente industrial a lo que nos viene acostumbrando el mundo editorial ya puede volver por dónde ha venido porque Giles, el niño-cabra es riesgo, libertad y diversión. Es calidad calidad calidad. Una fiesta en la que todo cabe y nada parece suficiente. Una puta locura. 

Es decir: Giles, el niño-cabra es justo lo que ustedes necesitan.

En breve, reseña.



Disforia de David Jasso (Valdemar)

Novela ya comentada en el blog. Les resumo: una casa en la sierra, un aislamiento, un matrimonio con hija, uno que viene para quedarse y para matarlos. Una huida, un coche, una claustrofóbica primera parte, una claustrofóbica segunda parte, mucha sangre no les diré de quién(es). Novela de terror de asesino despiadado y niña de por medio que garantiza, como poco, un mal rato. Unos lo pasarán mal, otro los pasarán bien. La mayoría un poco de todo. Disforia da lo que promete y tal no prometa mucho pero sí lo suficiente. 

Lo dicho. Hay una reseña escrita aquí. Y añado: por mucho que duela el bolsillo es agradable descubrir que un género como el del terror puede disfrutar de unas ediciones que para sí las quieran muchos de esos trascendentales amantes de la narrativa. O todos.



Ampliación del campo de batalla de Michel Houellebecq (Anagrama)

No he leído todo de Houellebecq. No tengo otra excusa que la pereza. Uno es como es. Se asume y se sigue. Ampliación…, La posibilidad de una isla o Plataforma son cuentas pendientes que había que saldar y que, de hecho, estamos saldando. No descarto relectura del resto, al fin y al cabo ha pasado ya mucho tiempo y las cosas se olvidan. Además Houellebecq es (para un servidor) junto con Roth o Bernhard uno de esos escritores en los que el cuerpo encuentra refugio frente a la mediocre literatura actual: me gusta retomarlos cuando acabo muy harto de todo. Ampliación no llega (ni llegará, sospecho) a ser mi novela favorita del autor pero como primera novela y como semilla de lo que vendrá después tiene mucho que decir y muchas envidias que despertar. Además es un magnífico manual para la vida diaria cargado de consejos y reflexiones a cual más útil: «No hay que confiar, en ningún caso, en una mujer que ha pasado por las manos de los psicoanalistas. Mezquindad, egoísmo, ignorancia arrogante, completa ausencia moral, incapacidad crónica para amar: éste es el retrato exhaustivo de una mujer “analizada”».



Demian de Herman Hesse (Alianza Bolsillo)

Una, hasta ahora, eterna lectura pendiente. Una cuenta que había que saldar. Nunca he sido muy seguidor de Hesse y un par de lejanos (al menos en la memoria) intentos frustrados de leer El lobo estepario me alejaron definitivamente de este señor o me hicieron sentir el desinterés suficiente para no volver a intentarlo nuncajamás. Hasta hoy (o la semana pasada, vaya) que una amiga me recordó que había prometido leerla y a qué estás esperando y tal y cual. Pues nada, dicho y hecho. Demian empieza, bueno, bien, bastante bien. Moderadamente bien. He aquí una novela en las que el protagonista abandona la infancia al descubrir, por las malas, que el mundo es una mierda, que todo era falso, más falso que Judas, todo, y eso pese a que ese todo que es la infancia, en el fondo, es el peor y más cruel de los estados posibles: «El hombre adulto, que ha aprendido a convertir una parte de sus sentimientos en pensamientos, echa de menos éstos en el niño y cree que las vivencias tampoco han existido. Pero yo no he sentido nunca en mi vida nada tan profundamente, ni he sufrido nunca tanto como entonces». Madurar es hiperviolento, no me digan. Y la infancia ni te cuento.

La novela, que decíamos que en principio que, bueno, bien, es decir, normal, a media que avanza se vuelve un poco moñas, por utilizar una expresión que entendamos todos, y acaba uno de embelesos adolescentes y orgasmos reprimidos hasta los mismísimos. Y que si Abraxas, mi madre, tu santa madre, mi hermana, mi amada, cogerse de la manos y mirarse a los ojos o no sé qué narices. Agonía de leer. Sé que hay que proteger a la infancia, pero alguno merecía muerte por lapidación de puro insufrible.



Sr. Esperanza de Tommi Misturi (Aristas Martínez)

Comic. Perdón, Novela Gráfica. 

Dos jubiletas viven en una cabaña en el bosque en Finlandia. A veces nieva. A veces no. Con esto ya sabemos que de acción no va a ser. Con todo, algo hay. Bendita imaginación. El señor, protagonista absoluto tiene un ritmo de vida, digamos, contemplativo y las páginas son viñetas con él haciendo gala de una pereza ejemplar y reflexionando en torno a la infelicidad y otras cosas del odiar. Una Mafalda desencantada. Que para qué vivir y tal. Fantasea mucho, se imagina siendo un superhéroe, un vaquero del salvaje oeste. La cosa va un poco sobre la muerte o morir o saber que afrontas el último tramo y no has hecho nada con tu vida ni lo vas a hacer, que esto se acaba, que ya todo da igual y para qué ducharse si total…. 

La historia (¡¿qué historia?!) bueno, curiosa, ahora bien, la edición, muy buena. Y el dibujo. Y el color. Apetece comprarlo sólo por estas cosillas. Edita Aristas Martinez, que va camino de tener uno de los catálogos más atractivos del panorama. Hacer apetecible (resultados al margen) aquello que en otras circunstancias no lo sería tiene un mérito enorme y de ley es reconocerlo.



Ragtime de E. L. Doctorow (Roca Editorial)

Lo que yo sabía de Ragtime, de Doctorow era lo siguiente: sabía que se trataba de un fresco de comienzos del siglo XX en ese loco Nueva York que tanto ama el cine; sabía que era una novela coral pese a que había (o así lo entendía yo) una familia que más o menos aportaba una línea argumental; sabía que por sus páginas pasarían multitud de personajes famosos, que si Houdini, que si J.P. Morgan, que si una activista feminista, Pancho Villa y no sé cuánta gente más. Y yo sabía, intuía o sospechaba que aquello debía, por fuerza, estar bien a pesar de lo cual nunca encontraba el momento. Porque a pesar de que, como decía, uno le suponía cierta calidad (al fin y al cabo Doctorow no es cualquiera) la falta de un argumento claro o la sensación, desde fuera, de que no existía tal cosa, hacía pensar que nos íbamos a dar de bruces con un homenaje a un momento y un lugar muy concretos. En definitiva, uno esperaba una novela puramente americana diseñada y escrita para americanos y señores de ochenta con querencia a la nostalgia. 

Y, bueno, sí, supongo que… que sí, que también…, pero NO. O no sólo. O no exactamente. O directamente NO, qué coño.

Supongo que habrá reseña. Voy a dejarlo aquí y así también me obligo a ello.



EN CURSO

Entre manos, dos libros, ambos a punto de ser finiquitados: ‘de culebras y extraños’ de celso castro y ‘Los últimos días de Roger Lobus’ de Oscar Gual.



PRÓXIMAMENTE

El verano, para muchos (entre los que me encuentro), es una época difícil por no decir directamente incompatible con la lectura. Con todo, he aquí una muestra de lo que vendrá o debería venir. Aquello que nos dejaremos los huevos por leer. El orden dependerá de su disponibilidad, ya que hay un par de libros que se me resisten más de lo normal.





27 comentarios:

  1. Claro que sí, ya me has convencido!! "Giles, el niño-cabra es uno de esos libros de los que es difícil hablar y mucho más convencer. O se lee o no se lee..." ¿Cómo decir que no a eso? Por mucho menos se ponen a parir críticas/resúmenes laudatorios de libros españoles!!!

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    1. No se ponga fantástico que esta no es la reseña.

      Aunque algo de razón sí que tiene.

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    2. Oigan, que hay mucho escritor posmodernillo aún inédito en español. No me quiero morir sin leer a McElroy y a Gass, y sé que mi inglés no me va a dar para tanto. Sexto Piso, anótense otro golazo, vamos.

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  2. Lo de Barth y este blog es de estudio...

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  3. A ver qué te parece "Plataforma". A mí me parece de los mejores suyos.

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    1. Hola hermosa. Debería caer pronto. Igual me lo llevo de vacas.

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  4. Totalmente de acuerdo, Plataforma es lo mejor de Houllebecq

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    1. "Plataforma" es lo peor de Houellebecq.

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    2. Jope, Julian, pero qué decís?
      Plataforma tiene tantas lecturas como le quieras buscar, algo no demasiado habitual en Houellebecq. Bueno, en Sumisión también. De sus libros creo que La posibilidad de una isla es el más fallido, por ser el más evidente. Pero todo son opiniones, por supuesto.

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    3. Sin haber leído Sumisión, para mí Las partículas elementales es el más redondo y el más devastador. La posibilidad de una isla es un pasatiempo muy divertido (ingeniosos e hirientes comentarios).

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  5. El precio para el éxito es un trabajo duro, dedicación y determinación que hemos estado dando nuestro mejor esfuerzo para nuestro trabajo.

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  6. 'Plataforma' es una joya. Después de 'Las partículas elementales', lo mejor de Houellebecq de lejos. De hecho, es a partir de esta novela cuando el francés empieza a caer en picado y se marca dos novelas que están muy por debajo del listón que él mismo había marcado. Tengo 'Sumisión' en el punto de mira; probablemente caiga este mismo mes; ya le contaré.

    Por cierto, Tongoy, tengo una mala noticia: lo intenté con Gaddis y la cosa no fue como esperaba; en concreto, lo intenté con 'Gótico carpintero' y salí escaldado. Me duró dos días escasos, pero vaya dos días. Si no llega a ser por su opinión la mando de vuelta a la librería a las cincuenta páginas.

    Me ha fallado, Tongoy. Quién me lo iba a decir...

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    1. Hola. Al autodenominado "El Azote". Caer en picado ¿a dónde? ¿De verdad se cree usted, o por lo menos es capaz de mantenerlo, que escribir dos novelas como "El mapa y el territorio" y "La posibilidad de una isla" es caer en picado? ¿Seguro...? Repito ¿a dónde?.

      En fin...

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    2. El problema de Sumisión es que plantea una situación de momento demasiado local, o sea francesa. Muchas cosas a nosotros nos pueden parecer inverosímiles, pero allá YA no lo son. Creo que es importante tener esto en cuenta a la hora de leerlo.

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    3. "Sumisión", Houellebecq la ha escrito en defensa propia para tratar de congraciarse ¡ni tonto! con el islamismo radical. No hace unas concesiones exorbitadas, pero sí que templa gaitas. En todo caso se trata de un buen libro, muy por encima de lo que se publica habitualmente.

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    4. En época de Ramadán Francia, en algunos sectores, no se paraliza, pero se 'ralentiza', con el consentimiento de todos los franceses. Y esto es así. Creo que esta es una de las claves del libro.

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    5. No tenía ni idea. Pues sí, parece un dato a tener en cuenta.

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  7. Venga, dejaros ya de Houellebecq y de mariconadas y poneros a leer a Patrick Deville.

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    1. Pinta bien. Gracias.

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    2. Lei "Peste&Cólera" y me encantó. Me puse a leer, luego, "Ecuatoria" y me decepcionó. No la termine. Deville había repetido el libro. Tal cual.

      Patrick Deville es un magnífico cronista, al estilo de Kapuscinski; Houllebecq, un fabulador grandioso, al estilo de Mann. Es otra cosa. Evidentemente si de literatura hablamos -al margen de que en un determinado momento a mí me pueda apetecer más leer al otro- me quedo con el segundo. Con Houellebecq.

      Un abrazo!

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    3. "Peste & Cólera", por ahí iba yo. A mí me gusta más Deville que Houellebecq.
      Pero bien.

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    4. Os he hecho caso. Me acabo de pillar los dos en la biblio.

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  8. Me disculpo por mi silencio. A julio y sus problemas habituales se ha unido el enemigo y no acabo de encontrar tiempo libre ni bajo amenaza.

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  9. magnífico cronista, dice el otro. El Julianchuff ese tan plasta e insustancial en todo lo que escribe.

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