Hora de hacer balance y ver hacia dónde se inclina la balanza, aunque tal como verán nada más empezar, hay pesos y pesos.
Anna Karenina de Lev Tolstoi
He aquí una frustrada lectura de juventud. No sé cuántos años tendría cuando la dejé a medio leer (espero que pocos) pero está claro que no las tenía yo todas conmigo. Hoy, ahora, Anna Karenina es, no sé si una de las mejores novelas de la historia, pero de la mía seguro que sí. Ese momento en el que ya adulto descubres una obra que pasará inevitablemente a formar parte de ese canon no escrito de cada uno... Ese momento. Cualquier cosa que servidor pudiese decir de esta novela sería poco más que un subrayado de lo que otros han dicho antes y sin duda mejor pero igualmente fantasearé con la idea de una reseña como otros fantasean con la idea de emular esta obra. Infelices.
La muerte de Ivan Ilich de Lev Tolstoi
No se puede leer a Tolstoi y dejarlo de golpe y porrazo. No se puede. La muerte de Ivan Ilich tenía el tamaño y la reputación ideal para ir cerrando este breve ciclo ruso pero lo que ocurrió fue exactamente todo lo contrario y desde entonces estoy con un pie en Petersburgo y otro aquí. Magnífica novela que conviene leer más que comentar y para la que no hay excusa que valga.
Galveston de Nic Pizzolatto
De Galveston ya hemos hablado en el post inmediatamente anterior y viendo que se ha llegado a un consenso general en lo que a su calidad se refiere (snif) no vamos a decir nada más. Exabruptos que nos ahorramos.
El genuino sabor de Mercedes Cebrián
Aquí una novela cortita de Mercedes Cebrián, objetivo habitual de los elogios de los escritores de su generación. Se pregunta uno, leyéndola, si no tendrá este peloteo algo que ver con la ya habitual ausencia de representantes femeninas en el gremio de la escritura y esa manía de buscar la paridad. Da igual. La reseña está escrita, será la siguiente. ¿Mañana? en sus pantallas. Probablemente.
Humillados y ofendidos de Dostoievski
Hace un par de años, tal vez más, me propuse leer la biografía de Dostoievski escrita por Joseph Frank (5 tomos, 3000 páginas de nada) e ir leyendo o releyendo las obras del ruso a medida que el biógrafo fuese llegando a ellas. Todo iba relativamente bien hasta que llegué a Humillados y ofendidos, novela que me interesaba menos que poco y por culpa de la cual nos encontramos, tanto tiempo después, en exactamente en la misma situación que entonces. El caso es que, este mes, harto ya de esperar y entusiasmado con mi vuelta a la madre Rusia, la empecé y la terminé y sin haberme entusiasmado la he disfrutado como se disfruta aquello que abre las puertas a un futuro prometedor.
Cumbres borrascosas de Emily Brontë
Y puestos a llorar, ¿qué mejor que releer Cumbres Borrascosas? Cosa curiosa: tenía yo en el recuerdo la idea de un magnífica desarrollo y un final perfecto pero hoy, tanto tiempo después, compruebo que así como la historia sigue estando a la altura de las mejores obras y de aquello que guardaba yo en la memoria, el final ha resultado decepcionante en grado sumo. No quiero estropearle a nadie la lectura, pero baste decir que el tono de la novela pedía a gritos otra conclusión mucho más (o simplemente) dramática. Con todo, una señora novela.
"Así empieza lo malo" de Javier Marías
Todavía me duelen los ojos.
En el apartado de caídos sólo uno: Milan Kundera y su festiva insignificancia.
Y en octubre…
Cualquiera sabe, en octubre. Sospecho de Homes (Ojalá nos perdonen) y de Carrere (Una semana en la nieve) y de Laird Barron (El rito) y de Sergio del Molino (Lo que a nadie le importa) y de Augusto Cruz (Londres después de medianoche) y de Vonnegut (Que levante mi mano quien crea en la telequinesis) y de Dostoievski (Noches blancas, Memorias del subsuelo) y de Coetzee (El maestro de Petersburgo) y de Bernhard (¿Le gusta ser malvado?). ¡Incluso de Stendhal! (Rojo y negro, aprovechando la reedición de Alba).
Y sospecho de más, claro, clásicos y no tan clásicos y novedosas novedades, pero dependen todos tanto tanto del azar y el capricho y las partidas presupuestarias...
Mmmmm... Ojalá nos perdonen, le tengo echado el ojo, a ver qué cuentas
ResponderEliminarAntes me he adjudicado El padre muerto, no sé cómo pero leyendo sobre Thomas Mann en Internet caí en una crítica que hiciste y con ese argumento como para no leerla
Nuevo libro de Javier Marías? Coñazo, oiga
Saludos!
Es que, a veces, si no fuera por los clásicos, no tendríamos qué echarnos al coleto. Y no será porque se publica poco, más bien al revés.
ResponderEliminarTodos los libros buenos ya han sido escritos. Se trata sólo de reescribirlos. Pero no como Pierre Menard, o Alice Munro, sino como Kazuo Ishiguro o Julian Barnes. Esto es... como si todo volviese a resultar ser una invención tuya.
ResponderEliminarLos libros de Alice Munro son fáciles de leer pero difíciles de entender (A mi entender) Tienen tantas lecturas entre líneas como lectores quieran comprender. No lo que dice, sino lo que deja de decir es lo importante y es su mensaje, licencia de escritora-yaya, supongo, ¿Tienen vida sus personajes? Tanto o más que cualquier personaje clásico, con cuatro pinceladas pero con una carga psicológica tan fuerte e intuitiva consigue recordarnos a los mejores personajes de Carson Mccullers. No sé, quizá me he "pasao" con el peloteo, pero probar con la Munro preguntando que habrá querido decir cuando no dice lo que debe...Os sorprenderá...
EliminarCómo que incluso Stendhal, nada de incluso, pájaro en mano, empiezas por ahí y después, con el culo asegurado, vas probando cosas
ResponderEliminar"Así empieza lo malo"... El mejor título que Marías haya escogido jamás para una obra suya. Eso es la pertinencia. Me place especialmente el hecho de que se lea esa frase antes de la primera línea de la "novela".
ResponderEliminar¿Se puede saber por qué ha caído Kundera? Es la última, ¿no? Espero que no le estuviera decepcionando. Es uno de mis escritores más queridos y tengo muchas expectativas puestas en ese libro, y ya de paso en que le den el Nobel este año, que tiene 85 ya. Saludos Tongoy.
ResponderEliminarJoder, Nehmo, qué concisito has vuelto, no? Te encuentras bien?
ResponderEliminarQuique
Es la falta de tiempo. Pero ya verás cuando aparezca algún temita medio filosófico o una oportunidad para disertar sobre teoría de la literatura. Ya verás, ya...
ResponderEliminarAhórrese el de Homes. Es purita poo.
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