jueves, 11 de julio de 2013

“Shakespeare y la ballena blanca” de Jon Bilbao

Mal mal mal mal mal mal. MAL. Estoy indignado. Uno pone todas sus esperanzas en un libro y, ¡zas!, mal. Por si no ha quedado claro: he leído cosas mejores. De Jon Bilbao, también. No es horrible, pero desde luego no está a la altura de lo que sugiere el título, porque, a ver, estamos hablando de Shakespeare y estamos hablando de Melville. Vamos, es que ni como homenaje. Me explico.

El argumento es el siguiente: Shakespeare viaja a Dinamarca en barco. Los motivos (la monarquía estrechando lazos) importan poco, apenas son una excusa para meter al escritor en altamar. Lo acompaña su amigo y supuesto amante el conde de Southampton. Hasta aquí todo normal: dos amiguetes aprovechando un viaje de trabajo para hacer turismo sexual sin salir del camarote. Bromeo, bromeo. Llega un momento durante la travesía en el que el barco queda varado durante casi una semana en un mar sin viento ni oleaje. Es decir, vacaciones. En un momento dado aparece junto al costado una enorme ballena blanca que arrastra cadáveres humanos y amenaza con hacer naufragar el barco. 

“Medía más de noventa pies, desde el morro hasta el extremo de su gran cola plana; casi un tercio de esa longitud lo abarcaba la pesada cabeza rectangular, coronada por el espiráculo. Era un ejemplar de avanzada edad; la piel de su espalda estaba arrugada y descolorida, salpicada de abundantes marcas circulares, como los que dejaría una enorme ventosa.
El lomo se halaba erizado por infinidad de arpones, muchos de ellos retorcidos como sacacorchos. Algunos colgaban flojos, a puntos de desprenderse. Debían llevar largo tiempo allí clavados, pues la carne alrededor del hierro estaba ulcerada. Varios arpones arrastraban restos de cabo. Otros llevaban tras de sí algo más.” 

Es por culpa de esa imagen que se le desata al buen William la inspiración: nace la idea para una nueva obra de teatro: un capitán de barco (imagen que construye con su admirado conde) persigue obsesivamente a la ballena que le arrancó la pierna. Media novela es Shakespeare resumiendo Moby Dick.

Para que nos entendamos, la novela es ALGO que tiene que ver con Moby Dick y con Shakespeare. Antes de leerla uno ya la suponía escritura-homenaje-plagada-de-guiños pero esperaba que los guiños y el homenaje no se comiesen la historia. No pudo ser. Al final de la novela, en los agradecimientos, Jon Bilbao detalla todas las obras a las que ha recurrido para documentarse y conseguir que esta pequeña ficción saliese lo más realista posible o bien lo más ajustada a la realidad, aquella que fuese capaz de jugar con la credulidad del lector. No seré yo quien le reste merito al esfuerzo ni deje de agradecerle tanta dedicación, pero tampoco puedo dejar de pensar que la extensa relación de libros referenciados tiene más que ver con un ensayo imposible que con una ficción fallida y que esto, quiéralo Jon o no, tiene un precio que acaba pagando la novela y lo que esta pudiera tener de entretenido. 

“A Shakespeare cada vez le asfixiaban más las limitaciones que el teatro de la época le imponía: un escenario desnudo, sin nada que proporcionara una idea de dónde tenía lugar la acción; lo reducido del espacio disponible; la impresión de fiesta tabernaria cuando más de cuatro actores figuraban en escena; la prohibición de emplear mujeres para los personajes femeninos; que a los niños encargados de interpretar esos personajes les cambiara la voz o les brotara el bigote…” (Pág.21)
“Estaba seguro de que el futuro se hallaba en los locales cubiertos, donde las puestas en escena podían ser más elaboradas, se actuaba también de noche y nada importaban las inclemencias del tiempo. El número de localidades era más bajo, aunque se compensaba con un precio mayor.” (Pág.116)

Y un largo etcétera de obviedades y repeticiones similares. Esta novela se pierde en la profusión de datos que Jon Bilbao no es capaz de trasladar al texto con elegancia y discreción: datos sobre cómo era el teatro, sobre las relaciones personales de Shakespeare o sobre la dificultad del proceso creativo en tiempos de censura y pocos recursos. También es marear la perdiz y donde Melville se inspiró en Shakespeare para crear Moby Dick ahora Jon Bilbao se inspira en Moby Dick para recrear a Shakespeare.

“Si narrara la misma historia en forma de poema o novela, el inconveniente [cómo dosificar la extensa parte documental, haciéndola comprensible para todos y sin que robara protagonismo a los hecho] no sería tal, o quedaría reducido en gran medida. Sólo tendría que marcar las partes explicativas, separándolas del resto a modo de cantos o poemas o capítulos independientes. El lector al que no le interesan podría saltarlas y centrarse en la acción. Pero el teatro no ofrecía esa posibilidad; el público debía presenciar la obra de principio a fin, no se le podía pedir que se ausentara cada dos o tres escenas y se fuera a beber una cerveza o a orinar contra la fachada del teatro mientras un actor explicaba cómo se forja un arpón ballenero o qué partes de las ballenas son comestibles y cuales más exquisitas.”

Lo dicho: un encadenar obviedades y secretos confesados de Rosa Montero. Así es que el asunto va cogiendo forma de novela sobre cómo escribir un guión de Moby Dick en tiempos de Isabel I. Pero seguramente viendo que la cosa no da para más de veinte páginas, se acompaña el discurso de reflexiones varias sobre la novela y su significado, esa eterna cuestión: “La ballena blanca desempeñaría un papel crucial en la obra, pero no podría ser la protagonista. Sería una idea, un símbolo sin voz ni discurso propio. Un catalizador que permitiera la construcción de otro personaje, si no a la misma altura, sí a la simbólica. El verdadero protagonista sería el capitán del ballenero.” Y todo así; hasta el agotamiento. 

El resultado es un totum rovolutum de ideas en el que es fácil imaginarse a Jon Bilbao queriendo hablar de Shakespeare y queriendo hablar de Moby Dick pero sin saber exactamente cómo arreglárselas para aportar alguna idea interesante por culpa de una historia que parece un tutorial de teatro para ballenas. El futuro está en serializar la idea metiendo a Shakespeare en otros barcos o coches de caballos y mandarlo por ejemplo a los Cárpatos a parir Drácula o bien matarle algún amigo y dejar que se le ocurra Frankenstein. No habría que descartar adaptación televisiva en Fox o dibujitos animados con la aparición estelar de Pocoyó o el chapulín colorado.


52 comentarios:

  1. ¿No será que aquí faltan Spielberg y su fundamental "Jaws"? Melville empieza a quedarnos lejos y su "Moby Dick" es muy interesante, pero aburre a cualquier clase de animal marino.

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    1. Bueno, yo ya había llegado con ganas pero este libro acabó de decidirme y hace un par de días desempolvé Moby Dick. Es lo que tiene de bueno.

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  2. H. Melville es, definitivamente, un escritor muy pesado. Está de moda, como se ponen en este país las cosas de moda: alguien que "mola nucho" dice que es cojonudo y los de su círculo, que también molan mucho, pero no tanto... se afanan en ratificar -no vayan a quedar excluidos del mismo por un "quítame allá esas páginas"- que es cojonudo. A su vez, los del siguiente círculo concéntrico de molones (cada vez más amplío, el círculo; y ellos, menos molones...) se abalanzan a testominiar que es cojonudo... And so on... Pero -se pongan como se pongan quienes se pongan- H. Melville, escribiendo, era alguien bastante peñazo... el hombre, amén de previsible ¿Dónde esta su ironía? ¿La poseé el huevas tristes de Bartleby? ¿Dónde, su sentido del humor? ¿En el chorrillo del agua que le salía del lomo al bicharraco? ¿Dónde, se dramatismo? ¿En los arponazos...? No sé, no sé...

    Se lo dice julian bluff que no está en absoluto de moda.

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    1. Puede ser pesado en cuanto a que sus novelas son voluminosas... pero, por lo menos Taipi, es bastante divertido como novela de aventuras con un puntazo cínico-crítico muy interesante.

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  3. "Se lo dice Julian bluff"

    Orinales con pedales para niños subnormales / si el niño no le mea por lo menos patalea.

    ¡Viva Fernando Clemot!

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    1. ¡Qué viva eternamente!

      Le he echado un vistazo a sus lecturas recomendadas en "Espadas como Labios" y el tío es un ecléctico de cojones. Pero, vaya... bien. Si la banda se leyera a una quinta parte de los autores que cita Fernando (con una quinta parte, vale... siempre que no vayan a coincidirle los más coñazos je,je...)la vida -todo: la amistad, el amor, las discusiones, los blogs literarios...- podría convertirse en algo un poco más agradable.

      Por tanto, y a priori, mi veredicto es: sí. ¡¡Viva Fernando Chemot!!. Luego... habría que tratarlo en persona a este señor. Qué hay por ahí algunos... demasiados... intelessstuales que cuando te tomas un café con ellos te das cuenta de que los tíos saben lo que saben. Y ya.

      Por lo pronto, yo voy a intentar leerme al tal Luigi Meneghello, de quien no había oído hablar hasta hoy.

      ¡Un abrazo y gracias!

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    2. Pues nada, que viva. Algún día tendré que leerme un libro suyo, supongo.

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    3. Los Pequeños Maestros es un libro único, Bluff. La visión que da de la resistencia tiene muy poco que ver con las de otros excombatientes. Se lo recomiendo vivamente.

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    4. Vaya! Lo he tenido que googlear. Pese a que no me sonaba, creí que los "Pequeños Maestros" bien podría ser un libro de Melville. Hasta pensé que la resistencia vendría referida a la de la "Confederación".

      Craso error. He visto que se trata de una novela del tal Luigi Meneghello, que como ya he adelantado, y como no podría ser de otra manera, me leeré en cuanto disponga de la menor oportunidad de hacerlo.

      Gracias por el consejo, Antonio.

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  4. Agapito Martínez11 de julio de 2013, 9:33

    A mi Melville me parece un gran escritor que no ha pasado de moda en absoluto. Su Moby tiene mucha ironía, párrafos que me dejan pasmado por su atrevimiento y modernidad y otros un tanto plúmbeos, es verdad, pero que no consiguen ahogar a la novela entera que deslumbra por su fuerza y vigor.
    De Bilbao esperaba más... es una pena, pero los escritores se equivocan. En este caso más por pretenciosidad, me temo, y por una confusa pasión intelectual no meditada que por otra cosa.

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  5. Pues ha salido en El País, en el Cultural, en ABC...

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    1. Yo esperaba más visibilidad, la verdad. Pero bueno, es normal: Tusquets, Shakespeare, Moby Dick... como para no salir.

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  6. ¿No habrá intentado Jon Bilbao haber una especie de docunovela, al rebufo de "Soldados de Salamina"?

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  7. Este tipo de libros -me refiero al de Bilbao- son prescindibles, al mismo tiempo que innecesarios.

    Una obra maestra de la mente humana, como lo es Moby Dick, no necesita explicación, ni glosas ni pajas mentales. Lo es. Y punto.

    (Pese a Rosa Montero)

    Un saludo.

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    1. Exacto. Yo mientras lo leía no dejaba de pensar en lo absurdo que era colarse en la estela dejada por Melville. Parece más un capricho que un libro.

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  8. No tiene nada que ver con Soldados de Salamina.

    La idea de la novela es buena, pero su resultado es decepcionante, sobre todo para quienes habíamos leído antes a Bilbao. Como novela de aventuras aburre y las divagaciones de Shakespeare son superfluas. Le salva el notable estilo del autor porque si no sería insufrible, pero en general es fallida. Una pena, quizás habría sido una notable nouelle, como otras de él, pero le sobran 100 páginas.

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    1. Y aún así lo del estilo del autor... pilladito por los pelos. Lo superfluo, como lo llama usted, puede con el resto.

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  9. Se necesita un par para atreverse con Melville y Shakespeare porque el resultado no puede ser ni fi ni fa. Con esos dos, o escribes una obra maestra o te hundes en la miseria

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    1. NI lo uno ni lo otro, seguramente. Saldrá indemne y en su próxima novela se hablará de este como un error subsanado. Y ya está.

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  10. Me ha sorprendido favorablemente el tono de esta crítica estando acostumbrado a que insulte usted a la mitad de los autores a los que hace referencia.

    Lo cierto es que tengo la novela de Jon Bilbao en el montón de los libros pendientes de leer en breve y si tiene usted razón en su juicio, va a ser complicado leerla con el calor del verano. De todos modos, como el autor me ha hecho disfrutar con anterioridad, me temo que le daré una oportunidad.

    Por rescatar el tema de los premios literarios, que parece darle urticaria, me sorprende que después de la atención que le ha dedicado en su texto sobre "Todo irá bien", de mi amigo Candeira, no siga tirando del filón con Jon Bilbao, que alguno ha obtenido. De hecho, si va usted a mirar, podría aprovechar ese mismo párrafo (o el concepto, si quiere, por no ponerse cansino) y tener así pre-escritas la mitad de sus piezas. Si a imitación de Homer Simpson, se prepara un "Joróbate, Flanders" final (substituyendo el apellido por Bilbao ,Candeira o el que toque), su trabajo se reducirá en un 35% cada vez y el resultado posiblemente será el mismo.

    ¡Salud!

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    1. Gracias, pero... yo no creo que insulte a los escritores. Quizá el tono sea "excesivo" pero de ahí al insulto media un pequeño abismo. Otra cosa es que ellos se sientan insultados porque yo crea que su libro es flojo.

      Su idea... bueno, me gusta regulín. Con Candeira saqué el tema premios porque es lo más me ha llegado siempre: los premios de Candeira!! Tampoco es plan de ponerse monotemático, al fin y al cabo y aunque no lo parezca, el tema de los premios me parece bastante chorras, la verdad.

      Gracias por pasar. NO deje de leer este de Bilbao. Nada como la opinión de uno mismo.

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    2. Los premios de Jon Bilbao son mucho más importantes que los de Candiera.

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    3. Amigo de Candeira, cíteme un escritor español, uno solo, que no haya recibido algún premio, aunque sea un premiecillo del ayuntamiento de su pueblo. Ah, y se escribe "preescritas" y "sustituyendo".

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    4. Querida Thalía (conociendo su nombre, no osaré llamarla "amiga de Tongoy"),

      substituyendo es también está admitido por la academia. Antes de corregir, debería usted consultar un diccionario (http://lema.rae.es/drae/?val=substituir) e incluso aguzar su comprensión lectora (no hablaba de "preescribir" si no de tener pre-escrito, escrito previamente).

      Afectuosamente,

      David

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    5. Sigues sin contestarme, David.

      No soy adivina, qué más quisiera. ¿Cómo quieres que sepa que te llamas David? Podías llamarte Donato. Donato Abelardo Martín, por ejemplo.
      Una cosa es que el verbo "substituir" esté recogido en el DRAE y otra muy distinta que se utilice, y me reconocerás que escribir "substituir" es tan viejuno que no lo usa ni la Blasa.

      Tu segunda explicación tampoco me sirve: según la nueva GLE y la nueva OLE, los prefijos deben ir siempre unidos a la palabra siguiente, no separados por guion (hay excepciones, pero este no es el caso); por tanto, "preescribir" y "preescrito" solo se pueden escribir así. Además, "preescribir" no significa otra cosa que "escribir previamente".

      De comprensión lectora voy sobrada, y de diccionarios estoy bien servida, gracias. Por tener, tengo hasta la nueva Gramática de la lengua española (2009) y la nueva Ortografía de la Lengua Española (2010), donde figuran todas las novedades que incorporará el DRAE en su vigésima tercera edición. Cuando quieras te presto mi arsenal. Con vuelta, eh, que me han costado un riñoncete.

      Caballerosamente,

      Thalía

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    6. Querida Thalía,

      basta con abrir el perfil de blogger o el enlace del perfil al blog para saber que me llamo David. Aunque no me incomoda especialmente que me llamen "amigo de Candeira", no me parece demasiado pedir que se refiera usted a mí por mi nombre ya que se toma la molestia de rectificarme. Aunque Donato Abelardo Martín sería un seudónimo de lo más castizo, tomo nota.

      A propósito, me temo que "viejuno" no es precisamente normativo. Tampoco "explicación" se ajusta a lo que efectuaba en mi mensaje, puestos a continuar con esta cruzada de precisión normativa gramático-léxica (¿va con guión?).

      Si está recogido en la RAE, no lo considere usted incorrecto, querida. 'Demodé', puede ser, pero también está pasado de moda diferenciar entre sólo/solo o ceder el asiento a las ancianas en el transporte público y yo sigo empeñado en ello. Confío en que me permita seguir escribiendo substituir sin coserme a latigazos.

      Respecto a lo del uso de los guiones, desconozco la norma, así que no me permitiré discutirla. He estado consultándola brevemente y podría tener razón, así que para usted la perra gorda, señorita.

      No me gustaría despedirme sin felicitarla por ser poseedora de la Gramática de la lengua española y la nueva Ortografía de la Lengua Española. Le recomiendo también que compre algún tebeo de Mortadelo y Filemón o Makinavaja, con la cantidad de chistes malos y excepciones a la normativa que encontrará es posible que tenga usted entretenimiento para todo el verano.

      Y vamos con la pregunta del millón. Escritores españoles que no hayan recibido ningún premio debe de haberlos a patadas, porque la cantidad de españoles que nos dedicamos a esto con mayor o menor talento y fortuna es ingente. Por citar un compañero de editorial me referiré a Oriol Canals. No ha recibido galardón alguno. Servidor, por seguir, sólo ha sido finalista de un concurso (de los 2 a los que me he presentado en toda mi vida), pero nunca ganador (no cuento los juegos florales del colegio, a los que presenté sensiblerías diversas).

      Y, bueno, podemos seguir con esto 'ad limitum', pero tiene usted las de ganar, ya que andar consultando gramáticas y otras hierbas me da una pereza terrible con estas calores e intuyo que mis conocimientos no pueden competir con los suyos.

      Me voy a tomar un granizado.

      Saludos

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    7. No tengo nada que rectificar, David. Si yo digo que la burra es negra es porque tengo los pelos en la mano.

      Saludos viejunos (la palabra "demodé" me da perezor).

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  11. Está claro que Bilbao no cae tan mal al personal como el de antes. Cosas del talento, probablemente.

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    1. Para todo hay una razón. SEguro que para esto también.

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    2. El talento, querido amigo, produce siempre bastante envidia. Tanto como para que gente como tú se meta en el blog de Carlos sin firmar.

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    3. ...dijo anónimo a anónimo(y todo visto por un tercer anónimo, claro está)

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  12. que me leo de Bilbao que no sea ésta? Gracias y besos

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  13. Como una historia de terror.

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  14. Bueno, a Bilbao todo esto le habrá servido para comprender que escribir libros distintos y no repetir fórmulas seguras es más difícil de lo que parece. Eso sólo está al alcance de algunos y quizá él no estaba preparado .

    La próxima vez (si no vuelve a Cheever) quizá se quede un poco más cerca.

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  15. ¿Por qué Jon Bilbao merece menos comentarios que Martín Candeira?

    En el otro post la gente se la pasaba comentando otros temas que no tenían nada que ver, por qué aquí no ocurre lo mismo?

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    1. Quizá porque Jon Bilbao no ha pasado por aquí dándoselas del chulo de la editorial del barrio.

      Si supone que es por alguna animadversión hacia Candeira... en la mayoría de los casos, no existía antes de que el amigo Matías entrase en plan machomán. No es tan conocido, para su desgracia, como para despertar odios ni aficiones a priori.

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    2. Antes de que Candeira entrara a defenderse había casi ochenta comentarios llamándole de todo menos guapo. La cuenta de la vieja y el análisis os lo tenéis que hacer mirar.

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    3. Cierto, pero ojo, puestos a tirar del hilo... Los amigos enemigos de Candeira ya estaba ahí antes del post.

      Un saludo,

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  16. Yo ya leo muy poco y menos que voy a leer si no son cosas muy pero que muy buenas. Y este no parece serlo.

    Dicho esto, amigos Tongoso y compañía (la buena y la mala), dejadme que haga una pregunta de esas que a veces hago en serio pero nadie responde:

    ¿Qué pasa para que la innovación en música se acepte bastante bien, en cine menos pero también, y en pintura, pero en literatura no tanto?

    ¿Por qué los cien mejores futbolistas de España son buenos, y los cien mejores arquitectos, y los cien mejores cocineros, pero escritores buenos solo hay 10 o 12?

    Ayer estuve haciendo limpieza de libros en casa, porque no caben, y me quedé sólo los que alguna vez me apetecerá volver a leer. Pues resulta que uno de los que me quedo sin dudar es uno que me llevé de un hotel de pueblo, cuya familia propietaria tenía un abuelo que había escrito varios libros que se había autoeditado y tenía muchas copias en una estantería al alcance de todo el mundo. Así que me llevé uno que se llama "El aprendiz de hombre". Es la historia de ese abuelo, en primera persona, desde que tuvo uso de razón hasta después de la guerra. Y bueno, es de las lecturas que más me han gustado. Y no está especialmente bien escrito. De hecho, tiene cagadas importantes. Pero lo volveré a leer.

    Creo que lo mejor que tiene es que no intentaba, el difunto señor, hacer arte ni nada parecido. Ni yuxtaponía especialmente bien, ni epitetaba magistralmente, ni bebía de las fuentes de Nabokov. Quería (creo) contar su historia lo mejor posible, explicar las cosas que le pasaron, dar sus opinioncillas a aquel que le pudiesen interesar y poco más.

    ¿Y esto a vosotros qué os importa? Poco, claro. Pero ahí lo dejo. Para aquel a quien pueda interesar.

    Quique



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  17. "Creo que lo mejor que tiene es que no intentaba, el difunto señor, hacer arte ni nada parecido. Ni yuxtaponía especialmente bien, ni epitetaba magistralmente, ni bebía de las fuentes de Nabokov. Quería (creo) contar su historia lo mejor posible, explicar las cosas que le pasaron, dar sus opinioncillas a aquel que le pudiesen interesar y poco más."


    señor Quique, lo ha clavado. Me descubro ante usted. ESA es la clave, eso es, nada más ni nada menos que lo que usted dice, exactamente. Yo no lo hubiera explicado mejor.

    Espero que todos los "escritores" que pululan por estos lares se
    lean su mensaje y aprendan un poco.

    Saludos.

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  18. Gracias, hombre, gracias. Genial que es uno.

    Quique

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    1. Quique for president.

      Bah, al final claro que hay más de diez. Diez que son buenos y otros diez que venden mucho y otros cien que envidian a los segundos y los acusan de nos ser de los primeros. Total, 120. Son un huevo. Yo ya no leo tantos libros al año.

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  19. Me disculpo otra vez. Las vacaciones me alejan del teclado. Me haré crítico de castillos de arena.

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  20. Señor Tongoy, hoy me paso a su blog porque la Patrulla es un aburrimiento. Es cierto que nunca fue inteligente, pero gracioso sí que era: ahora NI ESO.

    En fin, le escribo para preguntarle qué piensa usted de la siguiente novedad de la editorial Ariel:

    Los malos del cuento
    Cómo sobrevivir entre personas tóxicas
    Espido Freire
    Nos enfrentamos de manera continua a seres que deciden comportarse de manera ilegal o dañina.

    Este libro pretende hablar de las personas y relaciones perjudiciales más frecuentes, de la posibilidad de detectarlas, y de, si es posible, escapar de ellas, y pretende hacerlo con la ayuda de los ejemplos más antiguos que existen.

    Un saludo cordial.

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    1. Jajajaja, cuánta maldad.

      Espido Freire es un sinvivir. Nunca sé si es así o finge. Por un lado inspira ternura y por otro dan ganas de censurarla. El libro... no sé que decirle, será un horror, seguramente. Que conste que siento curiosidad. Si me animo igual se lo pido a la biblio. Espido tiene su público, de otro modo no se entiende que le publiquen estas cosas. Recuerdo un día en facebook que preguntó si la gente estaría interesante en un libro de relatos (o algo así) con sus gatos de protagonistas. Tendría que ver las ganas de tanta gente. Una locura. Después de aquello me espero cualquier cosa de Espido.

      Esto me recuerda que tengo un libro de Ariel a medias, sobre Montaigne, que estaba realmente bien. Quizá lo meta en la maleta para estos días. Quizá no.

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  21. Uy. Un virtuoso de las indirectas.

    Quique

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  22. Espido Freire es de Bilbao. Todo encaja.

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