¿Qué ese silencio que pesa sobre Diario Kafka?, me preguntas mientras clavas en mi pupula tu pupila azul. ¿Qué secreto inconfesable -y a todas luces evidente- es ese del que nadie habla y por qué demonios parece anticipar un desastre de proporciones líricas? Yo te lo digo, amor: Diario Kafka echa el cierre. O eso creo.
El 20 de noviembre de 2012 escribí, en este blog, lo siguiente: El 19 de noviembre [2012] nace Diario Kafka, el único suplemento cultural que depende de sí mismo y de sus circunstancias y en el que, para variar, no están los de siempre (no todos, al menos). Sé que cuesta imaginar un proyecto digital con esperanzas de futuro que no haya sido planeado tomando unos chupitos a la puerta de un colegio, pero aquí está. (Bueno, quizá esta frase no sea muy acertada en su totalidad.)”
5 meses, nada más, hace de aquello. Era prometedor, ciertamente. Un suplemento cultural independiente, organizado por profesionales del medio y con capacidad para reírse de sí mismo. Lo tenía todo. O casi todo. Les falló, supongo, un plan de viabilidad algo más realista o quizá les sobró el habitual exceso de confianza.
Hoy entro en DK y sólo veo el desierto de los centros comerciales abandonados. Los blogs ya no se actualizan, a excepción de Lector Mal-herido y quizá alguno más de todos los que no consulto (ni, confieso, he consultado); las grandes firmas brillan por su ausencia: ya ni Reig, ni Orejudo, ni Máximo Pradera. Ya ni El Tato. Las semanas temáticas son cosa del pasado. Ahora se lleva fingir, disimular, preparar la carta de ajuste; hacer mutis en el foro hasta que llegue el momento de hacer pública la noticia.
Sí, o mucho me equivoco o Diario Kafka ha muerto. Lo de ahora son, pues, nada más que estertores. Ojalá no; ojalá sean imaginaciones mías, pero lo dudo, sinceramente. Hay señales en el cielo y cotilleos, sobre todo, cotilleos.
Hablando en serio: se dice se cuenta se rumorea (se hace mucho más que esto, en realidad) que el día 29 será el último que Diario Kafka publique algo, lo que sea. Después de eso, nada; después de eso sólo quedará el recuerdo de un proyecto fracasado de un suplemento cultural que prometía cambiar el aburrido panorama actual. Lamento profundamente (todo lo profundamente que se puede lamentar este tipo de cosas, que tampoco es que me vaya la vida en ello) que esto tenga que acabar y sobre todo lamento que el esfuerzo y la ilusión –notables, qué duda cabe- y la valiente iniciativa de este pequeño grupo de escritores, acabe de este modo. Porque otra cosa puede que no, pero ganas y valor le echaron a paladas. Y buen gusto, eso por descontado.
Por lo demás, feliz Día del Libro. Y que siga la fiesta.
¡Con lo bien que lo hacíais! A ver si aparece un Diario Brod y recoge vuestras cenizas...
ResponderEliminarLa gran pregunta es qué editoriales cerrarán este año.
ResponderEliminarNi se va a notar, abrirán otras tantas y ocuparán ese vacío.
EliminarUna pena, sí señor
ResponderEliminarPuede que el problema sea que no hay público. En realidad no lo ha habido nunca. Está muy bien todo si es gratis, pero si hay que pagar...
ResponderEliminarCosas de empezar la casa por el tejado. Para tener un público consumidor de cultura primero hace falta que la conozca.
Una lástima. Otra más.
ResponderEliminar"La terrible inseguridad de mi existencia interna"
ResponderEliminar(Franz Kafka, Diarios)
En caso de que se confirme, echaré de menos los L&L de Magrinyà.
Estoy bastante seguro, Clement. 99% seguro.
EliminarNo se pierde gran cosa. Había que hacer un esfuerzo hasta para acabar de leer a Malherido.
ResponderEliminarEs que no me hacen caso, no hay manera de que les entre en la cabeza: no hay librería ni suplemento literario que pueda sobrevivir si se empeñan en esquivar el trabajo de la editorial Sloper.
ResponderEliminarRomán Piña, responsable de Sloper.
Román Piña, el editor de Sloper, sacó su novela este año en su editorial. A eso lo llamo "yo me lo como con pipas".
EliminarHola a todos!
ResponderEliminarMis favoritos del Diario Kafka continúan adelante con sus blogs. O sea.
Por otro lado, tengo bastante interés, mucho, en la reseña de "Todo como antes". A lo mejor el libro es un tostón, pero... esa portada. Esa portada parece augurar que dentro van a cocerse verdades como puños y circular cinismo -del bueno, del que nace de la fatalidad y la huida- a raudales.
Estamos a la espera, man.
¡Un abrazo!.
De tostón nada. Muy recomendable. Anoche empecé la reseña pero antes quiero hablar de Quimera. Será la primera de la próxima semana.
EliminarAbrazo,
De los colaboradores de Diario Kaka no se podía esperar mucho, la verdad... Pasará a la historia como uno de los 145.876 medios de comunicación que publicaron EN EXCLUSIVA un texto de Cristina Fallarás sobre su deshaucio. Y por nada más.
ResponderEliminarJoder, yo me acabo de enterar. Era mucho lo de Orejudo hablando del Siglo de Oro.
ResponderEliminarEso fue porque te largaste tú y bajó el público :P No, en serio, que menuda putada con lo majos que son Orejudo y Reig, de los poquitos literatos que se salvan en España.
Ahora bien, en mi opinión como lector de Diario Kafka, cometieron un error de manual. Metieron a tanto literato, a partir de diciembre más o menos, que la actualización de blogger, si lo agregabas, era un infierno. Parecía un spam. Eso no gusta. Uno debe generar expectativa. Se ve bien en los blogs. Haces tres entradas en una semana y la primera bien, pero la segunda y la tercera son un desastre. Vamos, que cuanto más te haces de rogar mejor. Por eso los suplementos culturales salen una vez a la semana. Está todo pensado. Los de izquierdas tenemos un problema. Y es que pensamos que somos más listos que los capitalistas porque leemos más. Y no es así. Los cabrones son los más listos de todos por muy analfabetos que sean. Por eso les va tan jodidamente bien a pesar de sus tropelías. O tal vez pensaron como capitalistas, puede ser, y ante el temor de algunos medios de que con el tiempo Diario Kafka supusiese un riesgo de competencia, movieron ficha. Vete tú a saber, Carlos.
También, hay que contar que la gente no tiene pasta. Yo, por lo menos, no puedo permitirme en estos momentos hacerme socio de nada. Y como yo la mayoría. Una cosa es dejarte cinco eurillos este mes en Quimera. Pero no todos los meses uno puede permitirse esa suerte de caprichos, que se nos olvida que el paro en los menores de 35 frisa el 30% y otro 20% no llega al mínimo interprofesional. Así está el país.