Hace aproximadamente un año -concretamente el seis de mayo de 2012- Iván Humanes publicó en su blog una entrevista a Juan Vico con motivo de la publicación de su primera novela, Hobo. Anunciaba también que el día 10 de ese mismo mes, el libro sería presentado en La Central del Raval por Fernando Clemot y Ginés S. Cutillas. Hasta aquí todo bastante mediocre, toda vez que los mencionados son unos seres humanos tirando a desconocidos. Pero, he aquí que Fernando Clemot, Gines S. Cutillas, Juan Vico e Iván Humanes son, ahora, ya, en este momento, cuatro de los seis colaboradores de la nueva etapa de la revista QUIMERA que arranca en el mes de mayo. Haberemus (si no las habemus ya) amiguismos y mamadas a cascoporro, ya verán.
Pero -¡orjanisasión!- vayamos por orden.
La Nocilla herida por el rayo
Pues resulta que a Jaime Rodríguez Z, que hasta ayer había sido director de la revista Quimera, le han dado dos señoras patadas: una en el culo (de patitas a la calle, lo han dejado) y otra en los huevos (fruto inmediato de una traición). Esto de ahora es un relato de los haceres y quereres de un par de seres humanos, a la sazón editores o escritores o arribistas culturales, pero en cualquier caso amigos y colaboradores, en las 24 horas siguientes al primero de los dos acontecimientos literarios del semestre:
El miércoles 17, Jaime Rodriguez Z. anuncia en Facebook que ha sido fulminantemente destituido como director de Quimera. Dice que no sabía nada, angelito, aunque la cosa iba fatal; que el editor, Miguel Riera, le contó que estaba pensando cerrar la revista porque trabajaba a pérdida. Esto hace semanas. Hace días, Clemot, Fernando Clemot, anuncia que toma las riendas de la revista y hace pública la composición del nuevo equipo. (Ya llegaremos a eso.) Jaime, estupefacto, habla con Clemot pero Clemot no habla con Jaime y la cosa acaba en monólogo. Conclusión: todo el mundo pasa de Jaime, por lo que Jaime, herido, mete entre las piernas el rabo y se lanza al Facebook en busca consuelo, que para sentirse querido es un sitio ideal de la muerte.
La respuesta es inmediata. Y masiva. ¡Todos quieren a Jaime! ¡Jordi Carrión (excodirector) quiere a Jaime, y Juan Trejo (excodirector) también, y Ernesto Castro y Luis Gámez y Vicente Luis Mora y Marc García (éste, muchísimo) y Manuel Vilas y…! bueno, en fin, media España quiere a Jaime. La media España de siempre, se entiende. Es una lástima que siendo tan majo, Jaime, no haya sido también mejor profesional. Me explico: hay en todo esto, un algo muy curioso: todos sus amigos, esos que lo apoyan incondicionalmente y le recuerdan lo grande que es, lo mucho que ha hecho, la increíble labor de estos últimos siete años (siete años, ya) no será olvidada, parecen no tener en cuenta que la revista pasa (o eso dicen, que habría que verlo) por una complicada situación económica. (Que ya tiene cojones, que una revista literaria que no paga por las colaboraciones no sea capaz de generar ingresos.) Si eso es así -vamos a suponer que sí- será porque hay alguien aquí que últimamente lo habrá estado haciendo como el culo, y el editor (un cobarde, un canalla y un impresentable, sí), que ha sido capaz de tener trabajando gratis durante años a un montón de gente con el cuento de hacerles el currículum, no puede ser el único culpable.
Luego está Espigado, que es como un caso aparte.
Espigado como caso aparte
Lo de Miguel Espigado no es normal. Ya lloró lo suyo cuando le dijeron no podía jugar en Diario Kafka y ahora vuelve a las andadas. Por el amor de Dios, que alguien abrace a este chico.
Pero no hagamos sangre -bastante tiene con lo suyo-. Ahora bien, tampoco dejemos pasar un par de cosas interesantes que dice en un post de su blog.
Lo primero es felicitarlo. Se ha hecho un hombre. Ha descubierto (un poco porque se lo han soplado, no se crean) que no se debe trabajar sin cobrar para un empresario, sobre todo si éste ha demostrado ser un canalla y un ladrón tanto en el pasado como en el presente. Aplauso. Cuesta creer que hubiese gente que todavía no lo sabía, pero así es. Lo bueno es que los tenemos localizados: trabaja(ba)n casi todos en Quimera. A Espigado, como a los demás, les hacía ilusión verse cada mes en la revista. “Qué coño, nos hacía ilusión ver nuestros textos en letra impresa; buscábamos méritos para el currículum profesional; queríamos visibilidad y promoción como escritores o críticos; sentíamos que el prestigio heredado de Quimera nos daba cierta pertenencia a la familia literaria española.” Ahora, si me perdonan un segundo, me voy a partir el culo de risa en la intimidad.
Tiene gracia que todos estos se quejen ahora que ya no están ahí para seguir haciendo el memo, con perdón. Durante años el prestigio, la visibilidad, la promoción, los méritos y sobre todo el halo de estupidez consustancial que acompaña siempre al crítico literario y al colaborador ocasional, eran suficiente recompensa. Ahora que están en la calle, no. Ahora resulta que han sido engañados, como si fuesen críos durante una pataleta. Niños, niñas, colaboradores de Quimera, es mejor que lo sepáis: el Ratoncito Pérez no existe.
La otra cosa interesante (y ya vamos llegando al fondo de la cuestión) que dice Espigado no la dice Espigado (esto es lo mejor) sino Clemot. Es un fragmento de la respuesta que da el segundo a las preguntas que le formula el primero: “[...] ¿qué hicieron los antiguos directores de la revista con los colaboradores de la otra etapa, la anterior a la anterior? ¿Les escribieron? ¿Les dijeron algo? Tengo testimonios si quieres y muchos. Te pueden interesar ya que buscas contrastar. Porque buscas eso, ¿no?”
A Espigado esto le da igual, al fin y al cabo no le falta razón cuando dice que él no tiene la culpa de aquello, pero no hubiese estado de más, al ver las barbas de tus vecinos cortar y aun habiendo pasado más de seis años, poner las tuyas a remojar o haberlas puestos ya en su momento. Decía que a Espigado le da igual, pero a mí, no.
Y a partir de aquí, todo suposiciones.
Por el comentario anterior Clemot parece estar muy bien informado. Sí, ya sabemos que en este mundillo no hay secreto que valga, pero hay en su forma de hablar un deje, un asomo de rencor solidario que no parece encajar con la imagen de independencia que debería dar el gran jefe indio de la nueva directiva de Quimera.
Hagamos un poco de historia. Antes de que Jordi Carrión, Juan Trejo y Jaime Rodriguez Z. se hiciesen con las riendas de Quimera, la revista estaba dirigida por Fernando Valls (en la foto). A mí todo esto me pilla de oídas, pero piensa mal y acertarás. Pues bien, aquello, dicen, fue un golpe de estado muy similar a este: se cortó (Miguel Riera, cortó) la cabeza de quien decían que había hecho grande la revista (Valls), se arrancó la raíz seca (colaboradores) e inmediatamente después se plantó el combinado de leche, cacao, avellanas y azúcar por todos conocido y se dejó al aire para que le diese el sol. Se quemó, claro.
Y es más o menos por aquí cuando se me enciende la lucecita (que es como un diablillo que descansa sobre mi hombro y que me sopla indecencias al oído) y, bendito Google, voy haciendo sumas y restas y doy con lo que parece una buena relación entre Valls y Clemot que me da que pensar o cuando menos explica este silencio con pinta de Acto de Venganza Tardío. Un ejemplo: seguramente Valls anuncia en su blog el nuevo libro de Clemot porque le parece un joven prometedor y no porque lo conozca personalmente, trabaje con él y/o sea su amigo. He aquí un fragmento de una entrevista que Juan Luis Tapia le hace para el diario Ideal de Granada: “Nocilla fue una mera operación de medro a cargo de vendedores de humo disfrazados de vanguardistas... Sí hay, en cambio, otros narradores españoles nuevos de gran interés, como Andrés Neuman, Berta Vias Mahou, Ricardo Menéndez Salmón, Isaac Rosa, Pilar Adón, Elvira Navarro, Fernando Clemot o Ignacio Ferrando, por solo citar unos pocos nombres.” Estamos en lo de siempre: qué bueno es este chico y qué suerte que sea mi amigo.
Respecto a la banda de Clemot, ¿qué decir? Los amigos están para las ocasiones. No parece el modo más profesional de trabajar pero la impresión es que, tal como decía cierto cuentista, esto va por manadas. Lo que aquí ha ocurrido es lo que ocurre siempre: la manada C ha expulsado a la manada Z de la charca del señor R, que es un señor que debe estar encantado con este permanente ir y venir de manadas y mamadas.
Y es de esperar, Clemot querido, que a tu manada se la coma, de aquí a equis años, otra, quizá un grupúsculo literario a día de hoy demasiado joven y estúpido pero en vías de formación y posicionamiento. Y no miro para nadie. Yo, si fuese tú, iría preparando, ya, el discurso de despedida para cuando toque buscar consuelo en la red social de turno. En cualquier caso, mi más sincera enhorabuena.
Hombre Carlos, en el fondo...vale, creo que algo aciertas. Pero yo leí lo de Rodríguez en FB y entendí que no lo habían echado de patada en el culo, sino que se había juntado su renuncia (vamos, que lo dejaba) y la verión del editor sobre que "la cosa va mal e igual cerramos". Quien sabe. A veces lo que parecen conspiraciones son sólo leves casualidades.
ResponderEliminarLas casualidades, aquí, no existen. Clemont ya trabajaba en secreto, pidiendo libros a las editoriales, cuando Jaime estaba tratando de entenderse con el editor. Cuando hay buenas intenciones no hay secretos. Y esto no lo digo con intención de echarle nada en cara a Clemot. Creo que su trabajo no es lidiar con Jaime. También creo que no es a Clemot a quien Jaime debe pedir explicaciones. Yo si creo que mamoneo de fondo. Lo creo y lo quiero. Me hace feliz
EliminarTongoy, este ritmo de publicación, absolutamente delirante, que te estás marcando ¿es una especie de entrenamiento preparatorio para esa revistilla con la que has amenazado y, para reducir costes, has decidido afrontarla, in toto, en solitario?
ResponderEliminarLo segundo. No, lo primero. Bueno, no sé.
EliminarNah, esto es casualidad. Parece que se hayan puesto todos de acuerdo para que pasen cosas en abril. Lo cierto es que a partir de ahora debería bajar un poco el ritmo o la gente acabará hasta los huevos de mí (me refiero a todos aquellos que no lo están ya). Veremos.
Eres único haciendo amigos
ResponderEliminarYo creo que en el fondo me quieren. Les duele reconocerlo, pero lo harán, lo harán.
EliminarLúcido artículo, Carlos. Y bastante lucido también, que no te creas que eres el único que hace juegos de palabras ; )
ResponderEliminarEn fin, show must go on, que diría no sé quién, pero alguien al fin y al cabo.
Gracias, Ire. Tú, que me ves con buenos ojos. La verdad es que algunos artículos se escriben solos. Parece que algunos hagan las cosas para tenerme entretenido.
EliminarQuien a yerro mata...
ResponderEliminarQué mundillo más divertido éste... va a ser que me tengo que hacer Facebook.
ResponderEliminarTe acabo de ver por allí. Bienvenido. Yo no lo uso mucho, pero para estar informado es ideal. Y a veces te ríes.
EliminarNo me he leído un Quimera en mi vida pero no parece que me esté perdiendo nada del otro mundo. Y menos yo, que soy más o menos normal y lo más mainstream que pasa por aquí, con todo el empeño que pongo en no serlo.
ResponderEliminarTotal, que una empresa está para ganar pasta o, al menos, para dar de comer a unos cuantos que así pueden hacer lo que les gusta en lugar de vigilar parkings por la noche.
Pero claro, lo que les gusta es lo que les gusta a ellos. Y con eso no se sacan euros para darles de comer a todos. La única opción sería prostituirse un poquitín. Un poquitín nada más. Y "bajar" algunas páginas al nivel de las personas a quienes nos interesan estos temas (hasta cierto nivel de profundidad) y también otros relacionados con la creatividad en sus diferentes variantes.
Una cosa es buscar un nicho de mercado y otra un gua. Y claro, la vaca no da. Pero no da porque no puede dar.
Así, desde mi ignorancia, opino que McSweeney's se parece más a lo que tendría que ser. No es tan complicado. Pero para eso hay que tener algo más que una carrera de letras puras, mucha literatura en el cuerpo y no menos ganas de iluminar al personal acerca de asuntos que no interesan al 99,99% de los mortales.
Igual me equivoco.
Quique
Tú nunca te equivocas, ya deberías saberlo.
Eliminarun beso.
Verdad que no? Es acojonante! Qué responsabilidad!
EliminarQuique
Clemot y Valls, buena foto. Fue en Alibrí por la presentación "Safaris" de Clemot.
ResponderEliminarElías! cuánto tiempo. Sí, creo te robé a ti la foto. Perdona, soy un poco chorizo para estas cosas de las fotos y los libros y tal. La verdad es que me vino como anillo al dedo. Gracias (y perdona si no te ha parecido bien).
EliminarMe ha gustado mucho. El viernes 10 de mayo volveré a Alibri, a la presentación de Quimera. Más fotos y una crónica en mi blog, por el que espero que te pases alguna vez y cojas las fotos que te hagan falta.
EliminarRAVALSAÑA SHORE
ResponderEliminarSi no me equivoco, por lo que veo en los anuncios de ´los colaboradores del primer número de la nueva etapa de Quimera, uno de los colaboradores es GP, esposa de Valls.
ResponderEliminarLa ubicua Gemma Pellicer es la autora de toditas las fotos que ilustran el coñazo de blog La nave de los locos. Si Fernando Valls no da un paso sin su queridísima mujercita, cómo no va a ser ella uno de los colaboradores de "Quimera revisited".
EliminarFernando Valls es el director de la colección de narrativa breve de Menoscuarto, donde se ha publicado el libro de Clemot. Es decir, Fernando Valls es el editor de Clemot.
ResponderEliminarVamos, que la industria cultural no es para nada ajena al disparate nacional del que participan políticos , bancos y todos en general. Así nos va. Viva España.
ResponderEliminarPregunta: A esta gente se la subvenciona de alguna manera o son así de ineptos con el dinero de su propio bolsillo?
Quique el inocentón.
Aquí todos tenemos derecho a dar nuestra opinión, faltaría más. Y estaremos más o menos de acuerdo en la idoneidad de las actuaciones que relatas (sean o no exactamente como detallas). Hasta aquí todo correcto.
ResponderEliminarPero esto:
"Hasta aquí todo bastante mediocre, toda vez que los mencionados son unos seres humanos tirando a desconocidos."
¿De verdad hacía falta esto?
No voy a decirte que tú también eres un desconocido y, por tanto, mediocre (vaya, lo he dicho).
Puedo estar más o menos de acuerdo contigo (ya te adelanto que es más más que menos), pero de ahí a menospreciar a unos colaboradores que vienen a querer lo mismo que los anteriores (darse a conocer y ampliar currículum), pues más bien no.
Lo dejo aquí, voy a fustigarme un rato por haber bajado al mismo lodazal que tú, cosa que tampoco hacía falta.
Jose
Permíteme, Jose, que te haga una pregunta: ¿No es mejor escribir primero una novela, un poemario, una obra de teatro en condiciones antes que meterse a hacer currículum y participar del mundo literario como sea? Pensemos en Repila, o incluso en Carrasco, tíos calladitos en su casas sacando novelas muy buenas de pronto, sin saber ni siquiera que existían (por no tener no tienen ni blog). Mejor currículum que una obra cojonuda imposible. Claro que se entiende lo que quieres decir (todo el mundo se las arregla como puede y más con la que está cayendo), pero también hay que reconocer que en España, de un tiempo a esta parte, se construye la casa por el tejado. Es una opinión personal.
EliminarDoctor, verdaderamente es usted un personaje de otra época.
EliminarA ver, una aclaración. ¿Qué tiene de malo ser mediocre? Yo llevo toda la vida en ello y tengo un cutis maravilloso. No quería que sonase como un insulto pero tampoco quería que prosperase la idea de que cuatro seres humanos medio desconocidos (salga a la calle y pregunte por ellos) sean algo porque colaboren en una revista que, al menos en la ciudad de 300.000 habitantes que visito regularmente para aprovisionarme, sólo venden en un sitio -bueno, dos- y de la que nunca he visto más de dos ejemplares juntos. Ese tipo de mediocridad. La mediocridad de las pandillitas de barrio que sueñan con colarse de concejales en algún ayuntamiento. Insisto: sin ánimo de insultar.
EliminarQue Vincent es de otra época queda claro viendo cómo actúan los de esta.
(Hola, Vinnie, se te echa de menos. Algo va mal: tu blog no se refresca en la columna derecha de La Medicina).
¿De otra época? Qué va. Si yo soy la más moderna de todas, jeje.
EliminarTodo bien, todo bien, don't worry. Es que las semanas previas al día del libro me dan tanto asco que desconecto para no aguantar gilipolleces.
Pues fíjate que yo lo de la mediocridad no lo veo tan claro. Luchamos por no ser mediocres, sobre todo la gente que nos desvivimos por la literatura. Pero cuando piensas que te has alejado de la mediocridad un poco, lees a fulanito de tal y a tomar por culo. Podemos ser optimistas como el doctor de Orejudo y pensar que leyendo media página tenemos más cultura que el hombre medio medieval. Y tiene razón el hijo puta. Ya sé que es puta vanidad, pero si un escritor no es vanidoso, no sería escritor. Otra cosa es haya mucho merluzo suelto en este siglo que cree por escribir cuatro mierda ya se cree que es la rehostia (Kingley Amis es el culpable). Y más hoy día con tanto imbécil que cree descubrir la pólvora cuando lleva dos mil años inventada. Si se leyese más no tendríamos que aguantar tantas gilipolleces por parte de literatos de plástico. Eso y que es mejor no publicar y escribir, decir y pensar lo te salga de los huevos. Si al final como decía un personaje memorable de Blasco Ibánez acabas siendo una entrada de un diccionario y gracias. Así que hagas lo que hagas, salvo tres genios, la literatura es la historia de un quiero y no puedo.
Completamente de acuerdo contigo, Carlos. Ser mediocre no tiene nada de malo. Lo triste es serlo y dedicar todos tus esfuerzos a no parecerlo.
EliminarDices "manadas" o "mamadas"? Los dos me valen!
ResponderEliminarA todo esto, alguien leyo a Clemot? Yo si! Es terrible: peor que Neuman, otro protegido de Fernando Valls, lo que ya es decir. Leerlo es tan aburrido como leer esas infiniiiiitas antologias de microrrelatos (sic) del bueno de Valls. O sea: nivel intelectual bajo cero. Adieu, Quimera: antes eras mala y ahora eres peor.
Pues ya hay dos cosas bajo cero, el nivel intelectual de Clemot (sobra decir que según tú, claro) y tu educación.
EliminarEn serio, no sabes ahorrarte ese tonete de intelectual endiosado? Para gustos los colores. No te doy la razón, ni te la quito. Pero hay comentarios que deberían quedarse en el tintero.
Au revoir.
No se enfaaaden. ¿No es un poco precipitado tachar de "peor" a Quimera? Sobre todo viendo cómo estaba el nivel. Algunas cosas son difíciles de superar. Habrá que leer a Clemot para contrastar, porque lo que es a los microrrelatos no pienso ni acercarme.
EliminarMuy interesante lo de Gemma Pellicer y mucho más interesante lo de Menoscuarto. No tenía ni idea. La asociación Valls/Clemot fue una apuesta algo arriesgada. Me alegra que se confirme por lo que tiene de "venganza". Habrá que estar atentos a lo que ocurra, especialmente críticas a amigos y conocidos. Veamos cuánto tiene de imparcial.
ResponderEliminarTengo entendido que la revista ha salido ya.
Tongoy, jajajaja. Cuando te divorcies tienes que casarte conmigo. Te adoro.
ResponderEliminarLaurita
Pero no sorprende, Carlos. Todas las revistas literarias se renuevan cada cierto tiempo. Es verdad que el gusto de los esnobs está cambiando. Si hace siete años estaban en alza los experimentos con Nocilla, los proyectos de micronaciones en Alabama, el modelito afterpop de primavera-verano y el Mester de Cibervía, ahora volvemos al espíritu rancio de la España costumbrista, al escribir bonito, a la novela formularia de Delibes y al tremendismo pero sin Dos Passos. Son temporadas, son modas, la literatura pret-à-porter. Habrá algún bala perdida tipo Carrión -se nota la Academia-, pero ya. Lo demás se veía venir. De todas formas, el problema de Quimera es su página web y su pésima distribución de un tiempo a esta parte, sobre todo en provincias. La gestión comercial y la imagen de la revista dejan mucho que desear para ser una de las publicaciones literarias de referencia. Y es que la literatura es muy bonita, pero hay que vender. Y con esa imagen -popera e indie- a lo Rockdelux para un número sí, pero no hay que olvidar que quienes leemos este tipo de revistas somos, pese a las apariencias, muy rancios, muy conservadores y muy exquisitos cuando hablamos de literatura. Durante algunos años funcionó aquello que defendía Fernández Porta de que existía realmente una literatura indie y que si leías a Vilas y Calvo eras el más cool de la barnafiesta. Ahora se lleva el modelito Carrasco, bigotito, boina y calcarse un "como si" en la primera página. No sorprende pues el cambio de aires. La realidad es que el público español, indie o no, está hasta los huevos de Foster Wallace -muy a mi pesar- y los fragmentarismos, samplers y parodias surrealistas a lo Pynchon y Vonnegut. La gente quiere historias, con burros, sin burros, en la sierra de Gredos o en Brooklyn, pero historias. Repito: se veía venir. Y es que al final mucho Die Antwoord y mucho Grimes, pero al final la gente sigue escuchando Coldplay a escondidas. Pues lo mismo con la literatura. Mucho Barrueco y mucho Fernández Porta, pero la gente en su casa lee a Irvine y a Marías.
ResponderEliminarUn abrazo, Carlos.
La gente es libre y puede decidir lo que le gusta y valorar las cosas como prefiera, pero no por ello la buena literatura va a dejar de serlo. DFW, Pynchon, Vonnegut... te gustarán más o menos, pero su calidad es indiscutible.
EliminarSe ve que la mentalidad de los lectores, críticos, editores, incluso la de los nuevos escritores, no evoluciona. La literatura es la única disciplina en la que un autor en pleno siglo 21 se pinta un bodegón y el resto lo considera obra maestra contemporánea.
Gustan, gustan. Debe de ser lo mejor que ha hecho Fernández Porta, aunque el mérito de Foster Wallace es de Calvo que rara vez se dice. Incluso gustan los hippies como Brautigan, los desvaríos de Gaddis, los tripis de Barthelme, y las bizarradas de Ellis. Gusta leer. Por eso estamos aquí, ¿no?
EliminarYo diría más bien que la literatura es la única disciplina en la que fusilas a Simmias y a Licofrón y te siguen llamando vanguardista en el siglo XXI.
Tongoy: me sumo al club de fans de Laurita. Me parece que está genial que vapulees a estos mediocres, porque muy poca gente lo hace, o al menos en las plataformas públicas.
ResponderEliminarMe has resuelto una gran curiosidad que tenía con el tema de la "herencia" de Quimera. Y te agradezco tus investigaciones.
Veo que hay datos sobre Valls y su novia. Pero ¿para cuándo un post sobre esa pareja tan "maravillosa" que pertenecía al último grupúsculo quimérico: Gabriela Wiener y Jaime Rodríguez Z.? Creo que dan mucho juego, no hay más que ver esos vídeos ridículos de youtube en donde "transgresoramente" airean sus intimidades. Viendo a Wiener uno piensa que Luna Miguel no inventó nada; pero francamente: ¿acaso Wiener inventó algo? Puf, es que es verlo y me da sueño...
Saludos y ánimo con el blog.
Sísifo
Fernando Valls dirige la colección micro de Menoscuarto, editorial donde, ¡oh, casualidad!, han publicado su chica, Gemma Pellicer, que a su vez es editora de RBA, y un tal Fernando Clemot que da la casualidad de que es amiguete de la pareja. Moraleja: a la pareja que publica unida, que no la separe el tercer hombre.
EliminarLas casualidades, si no existen, se hacen existir. Los que pueden, al menos.
EliminarNo no he visto esos videos de Wiener, pero tampoco es que me muera por verlos.
Gracias por pasar.
Como no puedo dejar ningún comentario en el Diario de Kafka porque no soy de Facebook, te anoto aquí algunos detallitos para la entrada "Tomarse el mundo por Montero"
ResponderEliminarEl asunto de Burgos se inscribe en lo que los jurados habituales denominamos"La llamadita".
A veces alguien dice"Hay un libro de Pepito de Tal", pero no aclara, si es prudente, de qué libro se trata, en cuyo caso, ni caso. O sale premiado por méritos propios, o se aguanta.
En otros, un miembro del jurado muestra un interés desmedido por un libro mediocre. Si es ingenuo, o si la cosa"se calienta", a veces confiesa que el libro defendido sin causa aparente es del tal Pepito de Tal. Entonces, si el jurado es corrupto e hipócrita, se desdice y empieza a ver virtudes donde no las había. Si es honesto, esa confesión del corrupto sirve para desmantelar el libro con más saña.
Lo curioso de LGM es que reciba tantas"llamaditas". En toda mi vida profesional, sólo he recibido una, de un sujeto que quería cobrarse favores prestados que nadie le pidió. Fue una "llamadita a la andaluza", pues no se limitó a decir que se había presentado, sino que añadió"Haz lo que puedas por mi libro". La andanada que le cayó encima ni te la imaginas. Por otra parte, el libro era asqueroso. Menos mal. Sino, lo habría tenido que votar. Porque a mi modo de ver lo que tiene que hacer el jurado es premiar al libro que le parece mejor, aunque sea de Hitler.
En cierta ocasión, una joven me envió un libro bastante decente y le dije que lo presentara a un concurso que estaba en decadencia. Menos mal que hizo caso, porque el año anterior se había quedado desierto. El libro ganó por dos cabezas. El siguiente en calidad no era"premiable", y el concurso se habría venido abajo si se hubiera declarado de nuevo desierto. Yo voté en último lugar, cuando ya había ganado, y entonces expliqué mi participación. No creo que eso sea corrupción, la verdad.
Dicho lo cual, te comento que para los que trabajamos en esto Luis García Montero es el símbolo de la corrupción a ultranza. Lleva el nepotismo hasta el extremo de justificarlo públicamente.En una entrevista llegó a decir que daba los premios a sus amigos porque eran los mejores. Ole sus testículos de Jehová. En otra ocasión concedió un premio a un tal Luis Muñoz, que casualmente resultó llamarse Luis Muñoz Montero. Ole y ole por él y por su primo.
La última movida de la que he tenido noticia tiene que ver con Burgos. Allí se cargo un libro atribuído a Raquel Lanseros bajo la especie de que "publicaba mucho" y también de que "estaba en todas partes". Para darle el premio al colega. Claro, como el pobre García Montero vive esa vida de creación soledad y recogimiento, no publica casi nunca y no se le ve el pelo... Por otra parte, vaya unos argumentos para negar un premio. Por esa regla de tres, se lo habría quitado a Shakespeare o a Lope.
También, en su día, en el Juan Carlos I, se cargó un libro de Blanca Andreu con algo que suena directamente a veto: "Cualquiera, menos Blanca Andreu". Pues vaya. Y resulta que el poema más largo de ese libro está ahora recogido en Las Mil Mejores Poesías de la Lengua Castellana. Tan mala no será, digo yo. Y también resulta que luego el propio García Montero "se inspiró"en un poema de ese libro que alguien se molestó en despiezar en la red y demostrarlo. Osea, que además de corrupto es plagiario y misógino.
Tal vez por eso se casó con un señor.
ANÓNIMO VENECIANO
Mujas gracias, anónimo veneciano. Seguimos recogiendo momentos estelares del señor Montero.
EliminarHostia. Pues fíjate si han cambiado de aires, que ya es el cuarto kiosko de Santiago donde me la encuentro esta semana. Al final de tanto que la ves la acabas pillando. Esto funciona así. Me parece un acierto. Y hasta han cambiado el formato. No sé si ha sido este número nuevo o si ya venía de antes. Por lo menos en cuanto a distribución es otra película. Veremos mañana el contenido.
ResponderEliminarEl formato es de ahora. Me gustaba más antes. Ahora dejan muy poco margen. Es un poco fanzine. Yo la estuve leyendo. Algo mejor, pero menos de lo que esperaba.
EliminarEs como leer las monadas de un grupo de adolescentes en el FB, impresionante. O aquellos años de Uni en los que había una especie de lucha interna para entrar en el seminario de hispánicas, ¡ay quién tuviera el valor de entrar en el clique del harén de becarias!
ResponderEliminarSiempre me rió con tus entradas!
Muchas gracias, Nit, esa es la idea. Tengo que reconocer que me lo ponen fácil.
EliminarMira que os gustaría a algunos de los de aquí estar en la pomada del nuevo Quimera. Pues sí, supongo que para que te saquen debes ser o muy bueno o muy amigo. Nada nuevo. Agua y ajo. O lo mismo algunos perdéis el miedo y os da por intentar publicar lo que escribís, que igual suena la flauta. Y al fin y al cabo, lo que uno quiere es ver su nombre en el lomo, de canto en la estantería de la Casa del Libro, ¿no?
ResponderEliminarSuerte.
Servidor no. Ni lo uno ni lo otro. Si pagasen en Quimera aún me lo pensaba, pero así ni de broma. Por amor al arte ya tengo el blog.
EliminarBueno, claro, Tongoy, visto así tienes toda la razón. El caso es que me refería a algunos de los comentaristas de ahí arriba, tú gestionas este blog que funciona de puta madre para la intención con que lo creaste.Punto. Pero se entrevé cierto venenillo en algunos y terminan lanzando ese discurso un poco rancio ya de que todo son camarillas, estrategias y medros, o que la exigencia intelectual de la prensa literaria especializada en España ya es una full consumada desde hace siglos. Hombre, no son el Litoral de hace medio siglo, o la Revista de Occidente de la época de Ortega, pero se hacen cosas interesantes, veo yo.
EliminarEra necesario el cambio de rumbo, uno no puede alimentarse de cacao toda la puñetera vida, que hoy arreglar caries sale por un pico. No sé cómo lo harán Clemot, Cutillas y el resto, pero el miedo a las renovaciones y a la pérdida del sillón es algo como muy feamente españolito, ¿no? Sobre todo últimamente.
El número éste dedicado al cuento está bien llevado, los contenidos y la gente que aparece son solventes (yo los he leído a todos, ¿vosotros no?), aportan visiones personales sobre el género y creo que con eso como que va valiendo.
Pero sí, sí que aceptamos mal que siempre sean otros los que salen en los papeles, y digo yo que cada cual puede buscar los suyos, y que no todas las revistas guapas empiezan por Q.
Un saludo.
(soy el mismo anónimo del 7 de mayo, por cierto)
Mi pregunta es si el mundillo literario español es todo esto de Quimera y la gente que citas o los autores que realmente venden libros. Más de 10.000 libros, que los hay.
ResponderEliminarCreo que se da muchas vueltas a esto y se retroalimentan constamente y la verdad es que son cuatro gatos. Quimera es insostenible porque es insostenible un medio de comunicación en que los trabajadores y los lectores son básicamente los mismos. Y lo mismo con ciertas editoriales. Y autores. Y eso es todo en mi opinión.
Valiente gilipollas, Carlos.
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