lunes, 3 de junio de 2024

"Solo humo" de Juan José Millás

Hace un par de meses leí "Solo humo" de Juan José Millás ("el de La Ventana"). Lo sé porque lo anoté: empezado y terminado el 29/02/2024. Recuerdo que lo acompañé de una cerveza. Oye, muy bien. La cerveza, digo, porque el libro ya me puedes matar que no me acuerdo. Voy a la sinopsis…

«bla blabla blablablablabla […] En esta novela engañosamente ligera, Juan José Millás vuelve a algunos de los temas más representativos de su narrativa, como la identidad, el desdoblamiento, los recovecos más oscuros de la realidad cotidiana ―aquellos en los que se esconde lo extraordinario― y la paternidad, al tiempo que compone un himno a la imaginación y al poder transformador de la literatura».

Me encanta lo torpe que resulta eso de "novela engañosamente ligera". Suena a recurso desesperado para dar profundidad, entiendo que queriendo con ello poner valor, algo que ni lo es (profunda) ni lo tiene (valor).

Pero sí, YA ME ACUERDO, YA.

Esto iba de un chaval que se las arregla para medio meterse en la piel de su padre muerto. Bueno, "chaval". El caso es que su padre, al que le gustaba mucho leer, tiene una enorme librería y una vecina y no sabe qué le gusta más: si la una o lo otro. Un poco el intríngulis de la novela es ese. Como sea, el susodicho se enfrenta a la estantería de su padre total para elegir lo que éste leía antes de morir, que no era otra cosa que los cuentos de Grimm, que ya ves tú también. Esto le sirve a Millás para contarnos los cuentos de siempre malmetiendo a padre e hijo para que tengan un espacio donde charlar de sus cosillas mientras Cenicienta esto o Caperucita lo otro. Esto lleva a mezclar realidad y fantasía no sé si a partes iguales, lo que es seguro es que en exceso. Alguien tiene que decirlo: valiente recurso de mierda. (Y van dos). Hubiera querido ver yo a Millás enredando con Leopold Bloom por las calles de Dublín. Pero claro, uno escribe para quien escribe y así pasa lo que pasa: que elije los cuentos de Grimm. Lo mejor del libro es que gracias a Dios es corto y termina pronto. De hecho creo que no llegué a pedir la tercera.

Recuerdo que ya en su momento no me gustó especialmente, pero andado el tiempo descubro que en realidad pequé de generosidad. No tengo ni una sola razón para recomendar este libro. No me interesa el tema ni me llama la atención ese estilo "Talleres de escritura Millás" demasiado formal y falto de personalidad. Yo sé que la profesión va por dentro pero en ocasiones, como esta, no puedo evitar preguntarme qué sentido tiene perder el tiempo de esta manera, especialmente una vez alcanzada cierta edad. Lo digo por Millás, no por mí; al fin y al cabo yo me lo leo en un par de horas. No hubiera sido mejor, pregunto, esforzarse un poco más y escribir una novela que valiese la pena ser recordada, ya por él, ya por el lector. Digo, no sé. Que igual no. Quizá simplemente se trate de pagar la hipoteca. Es que me da a mí que Millás escribe como otros ejercen el funcionariado.

Quizá me equivoque, pero sería la primera vez.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.