jueves, 20 de noviembre de 2014

[Reseña] “Presencia humana nº 2” de Aristas Martínez

En cien páginas y a todo color (no como otras), Presencia Humana vende relatos, vende artículos, vende dibujitos. Y lo vende bien. De hecho yo compré dos.

En el apartado gráfico, Ana Galvañ, (más ibérica no se puede) ofrece dos minicomics que a mí personalmente me han servido para saber que no me puede interesar menos el trabajo de Ana Galvañ. Que mira, por lo que en proporción cuestan, está muy bien. Si algún día esta chica ilustra un libro, ya sabré en qué no me tengo que gastar el dinero. 

También hay un par de artículos. Uno de Layla Martínez, que es una joven poeta que hace algo en Culturamas, que directamente echa mano de un fragmento de La insólita historia de los nueve Ricardo Zacarías del Colectivo Juan de Madre (editado también por Presencia Humana, para que así quede todo en casa) para montar un artículo sobre el tiempo, el espacio y la teoría de cuerdas con una fotografía de True Detective, para que se vea modernete (este número salió hace ya unos meses). Bueno, tiene su gracia si, tal como me ocurrió a mí, inmediatamente después te lees el librito de marras y, al llegar a esa parte, se te levanta una ceja. Es un hermoso momento autopromoción.

El segundo artículo es una patada en toda boca a (entre otros) los protagonistas de la primera parte de este post, por ejemplo. No se dan nombres, claro, o de lo contrario habría que declarar una guerra, pero se entiende. En ese artículo, Ana Ramos (escritora de libros infantiles, traductora y cosas varias que tienen que ver con la edición), nos cuenta que, un buen día, recomendó a su médica de cabecera un libro traducido por ella misma (hablando de autopromoción…): El jardín secreto, de Frances Hodgson Burnet, ocasión que aprovecha para contarnos su historia: La señora Hodgson fue mayúsculamente pobre y miserable durante su más tierna infancia y adolescencia, pero tenía orgullo —alimento habitual de ciertos articulistas—. La buena de la mujer creía, como le decía a su hermanita cada noche antes de irse a la cama, que las historias dignas de ser escritas, impresas y leídas, merecían también ser pagadas. Y lo mismo a la inversa: lo que no merece ser pagado, no merece ser leído o impreso no digamos ya escrito. La señora Hodgson murió con un cheque en la mano. El artículo vienen en realidad a cuento de la piratería, que es esa cosa que todos conocemos y ninguno practicamos, pero ¿acaso hay mayor pirata que aquel que te roba mirándote a los ojos? 

Pues eso. 

* * * * *

Me gusta la idea, lo confieso, de un panorama con revistas literarias de tendencias diferentes enfrentadas, como en los felices sesenta de la era Dostoievski (y miren luego qué libros salían, qué maravilla, qué bien sienta el odio a la literatura). ¿Qué mierda es esa de la amistad por encima de todo, del objetivo común y demás zarandajas? 

Queremos sangre. Es lo que más alimenta.

Pero allá ellos, que se lo pierden.

El resto de la revista son relatos que ya no recuerdo, a excepción de alguno que leí dos veces para tener algo que decir hoy: el de Sara Mesa, por ejemplo, que es un ser humano que también escribe novelas. En su relato hay una misteriosa organización de seres extraños y niños (los niños siempre tan resultones) engordados con mantequilla. Todo esto lo cogen ustedes con pinzas, que mi fuerte no es resumir. Se desarrolla en un ambiente malsano y desagradable en la que los personajes han de soportar con cierta resignación situaciones que carecen de explicación. Muy triste y futurista, todo.

En la página 32 (y ya me voy dando prisa o no terminaré nunca) Aixa de la Cruz, joven promesa desde que tiene uso de razón (no vean qué de elogios cuando aquello de Bajo treinta o Última temporada —si no saben de qué hablo, mejor no pregunten—), escribe un relato en el que una mujer encuentra un brazo. Profundizaría más en el asunto si el asunto tuviese profundidad. No es el caso. De todos modos queremos pensar que lo de joven promesa no caduca ni hacía referencia a un futuro cercano. Seguiremos esperando y poniendo, como es costumbre, todas nuestras esperanzas en ella.

Siguiente: María Womack. Escritora, traductora, co-editora de Nevsky Prospects. Mujer de letras, en definitiva. Su relato está ambientado en un futuro apocalíptico, como todos los futuros posibles imaginados, en el que un hombre hace mermelada y caza mariposas. Bueno, pues… eso. Seguro que pasan más cosas, que el relato es genial, pero es pasan los días y te olvidas completamente de los detalles. Es lo que tienen los grandes relatos.

Esther García Llovet, escritora de la que inexplicablemente habla todo el mundo maravillas y que desmonta mi teoría de que este número 2 de Presencia Humana recoge trabajos de “jóvenes promesas”, se lleva el premio al peor relato de todos. Es incluso peor que el del brazo de Aixa de la Cruz. Que ya es difícil. Por fin es viernes es, utilizando términos más propios de la crítica comparada que de un blog de ensayo-error como este, una chorrada como un piano. Donde hay un como, hay una comparación y donde hay un relato de Esther García Llovet hay una razón para no leer. Puedo estar equivocado, pero sería la primera vez.

Laura Fernández (relatista habitual en toda antología que se precie) escribe un relato llamado El redactor estrella de Rocketbok Amazing Times, que es un título muy davidfosterwallaciano. Trata sobre un periodista o presentador que vuelve de la muerte o que está muerto y quiere seguir escribiendo. Lo siento, hace ya tanto… Sé que esto no es serio, pero precisamente por eso estamos aquí. Gracioso, la primera vez. Recuerdo que volví a intentarlo semanas después y ya no lo fue tanto. Lo dejé y nunca más. Total para qué.

El último relato —y, todo hay que decirlo, el mejor— es Las dos cárceles de Isidro Guzmán de Colectivo Juan de Madre, escritor del que hablé no hace mucho. Busquen, si sienten curiosidad. La historia es la de un preso, condenado a cadena perpetua, que no se acaba de morir y va a ser entrevistado. Argumento sencillo, argumento efectivo. El relato de la vida de ese hombre en apariencia no es gran cosa pero se lee con interés creciente. Y ya basta de elogios, que nos salen granos.

Acabo.

Los números de Presencia Humana terminan con una entrevista. En esta ocasión: Fata Libelli, joven editorial digital de ciencia ficción, terror, fantástico (y tal) de la que dijimos lo poco que había que decir cuando reseñamos, no hace tanto, Ominosus, un breve recopilatorio de relatos homenaje a Lovecraft. Hay poco que añadir. Nada, en realidad. Que nada, que les deseamos suerte.

Y esto es to… to… todo. 

Conclusión: Presencia humana es una revista literaria mejor editada de lo que viene siendo habitual, que no encontraran en los quioscos junto a la Qué leer (aunque sí debería estar, sobre todo para mi comodidad) y que cuesta más que otras tipo Quimera porque la gente que colabora ella no es insultada no cobrando por su trabajo. Pero yo creo que este punto ha quedado suficientemente claro.

Admito que no me vuelven (no me han vuelto) loco ni los artículos ni los relatos incluidos en este número, pero la revista me interesa lo suficiente para matar el cerdito cada dos o tres meses (o cuando sea que se publiquen), probablemente por esa mirada a la actualidad nacional y esa apuesta por ofrecer un producto a un público menos genérico de lo habitual.

Ahora les dejo; debo comprar el quinto número, un Especial Valdemar que recién sale del horno. Seguiremos informando.


10 comentarios:

  1. ¿Autopromoción por recomendar un libro traducido por ella? Aaaay... Como si el traductor cobrara porcentaje de las ventas. Tanto alzado y dando gracias. Y casi mejor, porque como tengas que confiar en cobrar porcentaje... Así está el patio.
    La revista pinta bien. Pena que no vendan en digital.

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    1. Pena de digital, sí.

      Lo otro es medio cachondeo, no se lo tome muy en serio.

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  2. Este número es el peor de lo que han editado. A mí me decepcionó también porque fue el primero que leí, pero los siguiente mejoran el nivel. Creo que haces bien dándole otra oportunidad.

    Lovry.

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    1. "otra oportunidad", no, tres. Ahí es nada. He decidido seguir la colección. Ahora (a ratos) estoy leyendo el tercero; el cuarto ya lo tengo, pero está en lista de espera. Es que lo breve siempre me cuesta. El quinto acabo de pedirlo. 

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  3. ¿Tan fatales son es por la casualidad de que todas son mujeres? Que ya sabemos que eres un poco misógino tú, Tong...

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    1. Anda, coño, a ver si va a ser por eso...

      Sara, te noto muy tranquila últimamente, ¿todo bien?

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    1. Anda,la leche, el quique. Seguías vivo.

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    2. Sí, como Nehmo.

      Mi vida, que es un poco mierda y me deja poca gracia con que alumbrar a mis semejantes. Voy pasando y tal, pero me cuesta aportar. Con lo que molaba tu blog cuando yo comentaba a diestro!

      A ver si me recupero un poco. Salud.

      Quique

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  5. Suscribo lo de que es decepcionante. Pero sólo a tiempo parcial, ¿eh? Como lectura después de leer facturas, no está mal.

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