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Tengo un amigo pintor. Este amigo dibuja, entre otras muchas cosas, unos pequeños peces de colores realmente fantásticos. Hará cosa de un mes me invitó a su taller para enseñarme la última hornada. No lo digo porque sea mi amigo, pero cada vez son mejores. Volví a preguntarle por qué razón no exponía (hace tiempo que no lo hace) y me contestó que no era tan fácil. Me ofrecí a ayudarle. Verás, le dije, conozco a un tipo, un amigo de un amigo de un cuñado de un socio, que a su vez es socio de un pequeño pub en… que suele colaborar con artistas de la zona; le puedo pedir que te haga un hueco. Nada perdemos con intentarlo. Contando con su bendición conseguí colocarle un par de dibujos que acabaron colgados, no en un hueco, sino directamente en una de las columnas centrales del local. Antes de acabar el día ya se habían vendido. En cuanto me enteré se lo dije personalmente a mi amigo, el pintor. Se pueden imaginar qué alegría. Parecíamos tontas colegialas. ¿Y el dinero?, me preguntó. ¿Qué dinero?, respondí. El de la venta. ¿La vent…?, ¡ah, la venta!,.. bueno…, verás…, te explico: quitando la comisión del expositor, el resto me lo quedo yo, ya sabes, por las molestias y eso.
En la vida real mi amigo me partiría la cara (merecidamente) por cabrón y por ladrón y por mal amigo. Pero esto no es la vida real, esto es un cuento de hadas y ahora mismo voy a agitar mi varita mágica para modificar el rumbo de la conversación y evitar malentendidos.
¿Y cuánto te llevas por las molestias, si se puede saber? Más o menos un x%. Fenómeno, me alegro por ti; por esa oportunidad que me brindas merecías mucho, pero muchísimo más. ¡Yo sí que me alegro por ti, coño!, pronto serás un pintor famoso o cuando menos, (re)conocido y, además, ¡te vendrá de fábula para el currículum! Después de estos cumplidos nos abrazamos, nos palmeamos la espalda como muchachotes que somos y esa misma noche fuimos a celebrar nuestra buena suerte y prometedor futuro. Pagó él, por supuesto. Por las molestias.
Yo sé que esta fabulita no resulta creíble con semejante final pero lo es. Mucho. De hecho, así funciona, por ejemplo (ahí vamos), Quimera, la revista de literatura famosa por no pagar a sus colaboradores por un producto que después, en el mercado, cobra a precio de oro: siete euros el ejemplar veraniego, cinco el resto del año. Siete euros, por si no lo recuerdan, son unas mil doscientas de las antiguas pesetas.
No es ya una cuestión de dinero, es una cuestión de respeto. El respeto que uno demuestra hacía los demás y el respeto que uno que merece. Parece haber muy poco, en Quimera o cualquier otra revista que viva de la generosidad ajena, de todo esto. Una cosa es ayudar a un amigo y otra muy diferente aprovecharte de él con promesas de prosperidad. Robarle, para que nos entendamos, por más que el infeliz crea ver en ello la oportunidad de su vida, como parece ser el caso, en vista de la ingente cantidad de almas cándidas que colaboran con este tipo de publicaciones. Y eso es, lo que en mi opinión, está llevando a cabo, desde hace años, esta revista que, a diferencia de otras como Granite & Rainbow (ese catálogo de buenos sentimientos que se alimenta del aire que respira y que hace tiempo ya que ha superado la barrera del despropósito), se hace valer a golpe de monedero.
Si un proyecto no es viable, por la razón que sea, por ejemplo si el problema es que no dan las cuentas, a lo mejor lo que hay que hacer es cerrarlo y después llorar amargamente o llorar amargamente y después cerrarlo o directamente irse de putas. Lo que no me parece decente, por decirlo suavemente, es que la recompensa del esfuerzo de escribir un artículo (porque una cosa no quita la otra y es de ley reconocer que los artículos requieren cierto esfuerzo para ser escritos) sea colocarte en los créditos con otros veinte tíos más.
Es una vergüenza para unos y un insulto para los demás. Para todos, una cuestión de respeto. Para Quimera, ese refugio para la falta de talento, una costumbre. Para los que observamos, sin embargo, puro divertimento.
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Todo esto viene a cuento de algo, claro.
Viene a cuento de que, por lo que me han dicho los propios afectados, Aristas Martínez —los editores de esta revista de la que hoy he venido a hablar— SÍ paga a sus colaboradores/invitados. Cuándo, cómo y dónde me da igual, honestamente; no es de mi incumbencia (tampoco lo anterior, si me apuran). Ya sólo por esto tienen, de entrada, todo mi RESPETO. Otra cantar es que me guste el contenido, que ya veremos, pero así, de entrada, yo vengo con el sombrero en una mano y en la otra una cañita. Y ahora vayamos a lo que veníamos. O casi mejor vamos mañana, que se me ha hecho tarde.
¿YA pagan? o AHORA pagan?
ResponderEliminarPD: Gran texto, sobre todo el arranque.
PD2: Errata en la última línea.
No entiendo. ¿Quién Ya paga o AHORA paga?
EliminarP.D.; gracias.
Esos artículos que, sin apuntar a nadie, disparan contra algunos y hieren a muchos, son los que mejor recuerdo de Tongoy.
ResponderEliminarUn Tongoy que, otro más, se está apagando en un mundo blog que se muere sin remisión.
Un abrazo.
Bueno, este artículo sí apunta a alguien; que otros se sientan heridos es un valor añadido con el que voy a fingir que no contaba. ;)
EliminarLos blogs tienen su propio ciclo vital y sí, ahora mismo yo también creo que este está llegando a su fin, pero también es verdad que ya lo he creído más veces. Ya veremos. Cuando monté este blog, la blogosfera ya iba en retirada y aunque la sensación es que siempre va en retirada lo cierto es que ahí sigue y la Medicina, ahora mismo, curiosamente y teniendo en cuenta la participación casi nula (en lo que a comentarios se refiere), está viviendo un buen momento. El mes pasado se encuentra entre en los 10 con más visitas.
Pero yo sigo cansado y, quitando días puntuales como el de ayer, con pocas ganas de escribir y muchas de leer.
Abrazo,
Bueno, seguramente esto va a rachas. La verdad es que ultimamente estas muy de sisi o de nono -sera tendencia? jiji- y claro, mucho no hay que decir. Pero se te lee igual. Y tu a tu aire. Besos.
ResponderEliminarY en cuanto a Quimera, pues lo de siempre. Creo que el mercado de revistas "culturales" esta tan saturado como el mundo blog, porque se mueven en la misma linea casi todas - buena voluntad, en la mayoria salvo excepciones, y poca pasta. Es como con los contratos en practicas, que dan hasta donde llegan. Tampoco hay tanto mercado, creo, para productos excesivamente rigurosos. Seguramente por eso no los hay.
ResponderEliminarNo, no, que va a rachas, seguro. Y que yo estoy en una que tiene diez meses de vida, también. Un dato: cuando nació la mayor, y durante mucho tiempo, yo leía algo así como dos libros enteros al año (dejaba muchos a medias, eso también es verdad). No hay color con lo de ahora (este año he pasado de cien) pero el precio es desatender el blog. Tampoco quiero echarle a la criatura la culpa porque no la tiene: al llegar la noche apetece más tirarse en el sillón que sentarse frente a un teclado. Y el tiempo ya no se puede estirar más.
EliminarSobre las revistas. Yo también creo que no hay mercado para más pero no se trata de eso: se trata de que lo que vayas a hacer lo hagas bien, es decir, que por lo menos pagues a tus colaboradores, joder, porque no se hace el mismo trabajo por dinero que por amor al arte y eso, al final, se nota en el resultado.
Primero, las prioridades son prioridades, faltaria mas.
EliminarSegundo, eso no es mas que un reflejo de como esta el mundo laboral en todos sus ambitos, y el de la cultura no iba a ser diferente. Contratos en practicas convalidables por creditos a cambio de NADA. Tan culpable es quien lo ofrece como quien lo acepta. Todo sea por un CV y sus expectativas, bastante inciertas casi siempre.
Bueno, aquí un humilde servidor escribe artículos de forma gratuita para algunos sitios y lo hace lo mejor que puede. Que no paguen no quiere decir que lo vaya a hacer sin esfuerzo.
EliminarHombre, si sacas una revista que reseñe honestamente y con un mínimo de calidad las 15/20 novedades más interesantes del mes, quizás funcionaría. Simplemente por el hecho de ahorrar una pasta al lector y ejercer de filtro verdadero.
Si, pero es que eso si buscas, y no solo aqui, lo encuentras gratis y con firmas de prestigio. No se, yo lo veo complicado eso de hacerse un hueco en el panorama cultural tal y como esta la cosa.
EliminarYo lo veo directamente IMPOSIBLE. Y por lo mismo que dice Ire, si lo tienes por ahí, de gratis total, para qué pagar (y esto lo dice uno que compra Quimera, Qué leer, Babelia, ABC...). Será que no hay opiniones. De todos modos los suplementos culturales parecen cubrir las necesidades básicas de los curiosos y lo de una revista especializada tiene un punto friki. Estoy convencido de que Quimera sólo la compran escritores y editores y demás ralea y de que ni tan siquiera a ellos les gusta pero forma parte de la imagen.
EliminarY ojo, no estoy diciendo que los artículos que se escriben gratuitamente sean necesariamente malos, pero nos quedamos con las ganas de saber cómo serían previo o post pago de 100 eurillos. Que igual no hay diferencia, pero bueno...
Por cierto, alguien sabe como le va el negocio a Olmos? Y que lo pregunto con curiosidad sana, mas que nada porque acabo de relacionarlo, y que ojala le vaya de miedo, ey.
ResponderEliminarCondonumbilical, ¿dónde podemos leer esos artículos y dónde se consigue tu novela de la que has hablado alguna vez en el blog?
ResponderEliminarEnvíame un email a escuece@hotmail.com. De todas formas, la novela se la he enviado a varios desconocidos (incluido Tongoy) y exceptuando un par de ellos (un guiño para la que está presente por aquí), casi nadie se la ha leído o me ha contestado al respecto. Parece ser que si te la pasan gratis y no está publicada no tiene valor.
EliminarPillado. Pero no tiene nada que ver con la gratuidad. Es culpa mía, que soy un puto desastre y todo capricho. A modo de ejemplo te diré que a lo largo y ancho de estos años he recibido, de las editoriales, un buen puñado de libros. Acabo de hacer el cálculo: he leído un 45% que, para más inri, no he reseñado en su totalidad.
EliminarPor otro lado, lo que si parece tener futuro son las publicaciones que incluyen diversas secciones, no solo literatura y musica sino tambien viajes, por ejemplo, como proyecto internacional con colaboradores de todo el mundo. El problema es que se trata de ediciones cuidadisimas y, por lo tanto, bastante caras, cuyo mayor atractivo es la impresionante calidad de sus fotografias, que es el motivo principal por el que tienen compradores. Pero para eso hace falta mucha inversion
ResponderEliminarEso suena bien. ¿Sabes si existe alguno del estilo?
EliminarLa Metal, por ejemplo. Pero no es nada facil publicar ahi.
ResponderEliminarPero digo la Metal sobre todo como concepto, no como contenido si no estas especialmente interesado en moda o diseno.
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