lunes, 27 de octubre de 2014

Resumen de Lecturas OCTUBRE 2014 [Versión extendida] [1ª parte]

Por razones que no vienen al caso pero que tienen que ver con las prioridades, de los últimos 25 libros leídos apenas he reseñado cuatro. Cuatro. Que ya hay que ser vago. Porque me conozco y sé que, salvo puntuales excepciones, lo más probable es que no llegue a escriba nunca, voy a dejarme la piel en una suerte de reseñas tan breves que por sí solas no justificarían una entrada en el blog pero que agrupadas le darán cierto contenido en estas horas bajas. Calculo que serán cuatro, los posts; tres, en el mejor de los casos. De modo que casi mejor voy empezando, a ver si nos da tiempo a terminar de aquí al domingo.



Noches blancas de Dostoievski

Dostoievski. Como para que no te guste. Como para decir que no te gusta. Que no es lo mismo, eh. Bueno pues gustar, lo que se dice gustar, mucho no me ha gustado, la verdad, para qué nos vamos a engañar. Pero esto ya lo sabía o lo suponía o lo intuía o algo. Creo, estoy bastante seguro, que Noches Blancas fue lo primero que leí de Dostoievski, hace tantos años que me da bajón pensar en ello. 

Hay una reseña empezada que me da mucha pereza terminar (porque yo para leer saco tiempo pero para escribir ya no tanto) y que empieza tal que así:

«Que dice Frank, Joseph Frank, biógrafo de Dostoievski, que este encantador relato es, junto con El doble, la segunda obra de arte menor que escribió el ruso después de Pobres gentes, su alabado debut.

Bueno, yo puedo entender que uno le vaya cogiendo cariño al biografiado, especialmente si se trata de un alma gentil, pero de ahí a hablar de obra maestra, media un abismo.

Con todo, juzguen ustedes mismos:

La cosa va de un soñadorEl soñador, si es necesario definirlo con más precisión, no es un hombre, sino, si quiere saberlo, un ser de género neutro. Se ubica generalmente en algún rincón inaccesible, como si se escondiera del mundo, y se introduce en él apegándose a su rincón como un caracol, o al menos pareciéndose mucho a ese curioso animal que es casa y animal a la vez, como la tortuga»] que un día se echa a la calle para admirar una noche blanca petersburguesa. Ya saben, la clásica noche blanca petersburguesa. El caso es que este personaje, un tanto melifluo, un tanto infantil, un bastante atormentado, tiene problemillaas serios para relacionarse con el resto de la raza humana y en no sé qué momento de su vida ha decidido que lo suyo es más de frenopático que de taberna irlandesa:

«También conozco las casas. Cuando voy andando, parece que cada una de ellas sale corriendo delante de mí por la calle, me mira con todas sus ventanas faltándole poco para decirme: «¡Hola! ¿Cómo está? ¡Yo también, gracias a Dios estoy bien de salud, y en el mes de mayo me van a añadir una planta más!». O bien: «¿Cómo está? ¡A mí mañana me empiezan a hacer obras!». O incluso: «¡Casi me quemo! ¡Qué susto!», etc. De todas ellas, hay algunas casas por las que tengo predilección y con las que también tengo algo de amistad. Una de ellas está dispuesta a curarse este verano bajo la dirección de un arquitecto. ¡Pasaré por allí a propósito todos los días para ver si le hacen alguna chapuza! ¡Que Dios la ampare».

Esa clase de “soñador”.

El caso es que un día da con una buena mujer y claro, se enamora perdidamente. Cómo no se va a enamorar, si recién sale del cascarón. También es verdad que ella se lo pone fácil:

«He perdido la costumbre de tratar con las mujeres; quiero decir que nunca he tratado con ellas, soy un solitario... Si ni siquiera sé cómo hablarles. He aquí que no sé cómo dirigirme a ellas. Tampoco sé ahora mismo si le habré dicho alguna tontería. Dígamelo directamente; se lo aseguro, no soy de los que se ofenden...
–No, nada, nada, al contrario. Y si usted exige que yo sea sincera, entonces le diré que a las mujeres les gusta este tipo de timidez; y si desea saber algo más, le diré que también a mí me gusta, y no le echaré de mi lado hasta llegar a casa».

Y hasta aquí.



¿Le gusta ser malvado? de Peter Hamm y Thomas Bernhard

De esto hay una reseña. No sé si la han visto. Igual no. La gente no lee las reseñas sobre buenas novelas o sobre cosas que tienen que ver con buenos escritores que no tienen la culpa de un desaguisado equis. Lo sé. Ejemplo, aquí. La gente lee sobre monos con lápiz o sobre lo que hacen los monos cuando encuentran un lápiz o sobre los lápices que tienen la mala suerte de caer en manos de un mono, que para el caso es lo mismo. Podríamos pasar el día haciendo combinaciones. En fin, a quién quiero engañar: yo disfruto con esto más que nadie. Decía que haciendo clic aquí, pueden leer la reseña pero porque ya supongo que lo de hacer clic da pereza, les hago un resumen: Peter Hamm admira a Bernhard. Mucho. Es superfan. El caso es que lo conoce. Ignoro los detalles de su relación. Un día quedan para que Hamm haga preguntas y Bernhard las responda. El resultado es un completo desastre (como ya sabrían, vagos, si hubiesen leído la reseña) que el mismísimo Bernhand (especialmente él) despreciaba tan bernhardianamente: 

«Querido Peter H.: En pocas palabras: todo el texto (¡horriblemente mecanografiado!) de nuestro único (¿y singular?) experimento resulta totalmente inservible y no se debe aprovechar ni una línea de él. Me pongo casi malo al pensar en un libro sobre mi obra; sólo puede resultar otra monstruosidad más… Desde hace años leo únicamente estupideces nauseabundas y no puedo evitar vomitar ante esas fantasías (¿?)».


Todo un personaje.



Washington Square de Henry James

Washington Square es una película maravillosa. También es una novela, cierto, pero ante todo es una gran película. Estoy hablando, para que quede claro, de la versión de William Wyler. Inmediatamente después de verla (estamos hablando de hace media vida, de modo que lo de inmediatamente después tiene algo de relativo) leí el libro que resultó ser asombrosamente fiel a la película. Qué buena, de verdad. 

La historia es absolutamente genial, y, si no genial, estupendísima. La edición de Sexto Piso, que es la que utilicé para esta relectura, no está nada mal. Tiene dibujitos, que es una cosa que siempre se agradece si tienes que hacer un regalo.

La historia, por si les interesa, es una historia de amor en la que el amor brilla por ausencia: chica fea y buen partido no pilla cacho (que ya tienes que ser fea para que no te quieran ni por tu dinero) hasta que un joven guapo inteligente y oportunista ve que esta es la suya y se tira de cabeza total para darse de bruces con el padre de la criatura que, consciente de la fealdad de su insulsa y poco amada hija, trata por todos los medios posibles (incluyendo viaje por Europa a todo tren, que ya quisiera yo ser así de feo) de evitar que la incauta incaute no tanto por ella como por el destino que pueda tener su capital. No hay modo. Ella está tonta perdida, que son muchos años sin mojar, y el chaval plata no pero planta la tiene buena. No les cuento el final para no hacerles llorar y porque seguro que ya la conocen (y si no la conocen, deberían) pero déjenme que les digan que es un final tan de cine, tan de mujer cerrando una puerta y apoyándose en ella… Ya no hay finales como los de antes. Y novelas ni te cuento.


(Continuará)


7 comentarios:

  1. Si has leído veinticinco y en la primera estación sólo despachas tres (y una de ellas ya estaba facturada) el viaje durará mucho, querido amigo.

    Se nota que tu tren está formado por vagones, a la vieja usanza.

    Ánimo. Espero completar el recorrido.

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  2. No, no, no, los veinticinco no son de este mes. Decía que "de los últimos 25" sólo he comentado 4. He puesto 25 porque es más o menos cuando empecé a pasar de todo, esto es, allá por agosto. 

    Este mes llevo leídos, a día de hoy, 14. Son todos bastante chiquititos; no he leído mucho más que otros meses.

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    1. Ahora que lees lo mismo, pero escribes menos, seguro que te queda tiempo para otras ocupaciones. Ya sabes...

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  3. ¡Hola!
    No he leído ninguno de ellos, pero me he apuntado Washington Square, que tiene muy buena pinta. Yo también tengo muchas reseñas pendientes y gracias a las entradas de mini-reseñas voy teniendo menos acumuladas.
    Un beso y estaré pendiente para leer las siguientes ^^

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    1. Pues sí, haz caso al jefe de todo esto. La novela (corta) es densa y perfecta, cínica y jocunda. Una fiesta.

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  4. En su momento, tan lejano ya que como a ti recordarlo me da algo de bajón, lei "Washington Square" y recuerdo que me gustó bastante. La verdad es que Henry James suele gustarme casi siempre y sí, ha sido muy llevado al cine:"Otra vuelta de tuerca" puede verse si se quiere en la peli "Los Otros" de Amenábar; y últimamente -bueno ya en 2012, cómo pasa el tiempo!- "¿Qué hacemos con Maisie?" basada en "Lo que Maisie sabía", y muchas otras.
    Saludos

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