viernes, 6 de enero de 2012

"Tangram" de Juan Carlos Márquez


A JCM se le conocía, quien lo conocía, como cuentista. Pero un buen día a Juan Carlos –desconozco los detalles de su calendario- se le ocurre dar el salto a la novela. Piensa, voy escribir una novela o quizá simplemente se pregunta sobre lo conveniente de hacerlo. El caso es que la escribe o, siendo más precisos, intenta escribirla. Pero JCM no deja de ser un escritor de cuentos por mucha iniciativa novelística que tenga y le sale lo siguiente (cita textual de la contraportada): “JCM urde en Tangram un thriller de siete historias cruzadas que se leen con la respiración contenida; siete historias que son una y que, sin embargo, no dejan de ser siete; un puzle de ingenio y creatividad como el del juego chino homónimo, tal vez emparentado con aquella leyenda.” Bien. Pues al final va a resultar que a pesar de todo a JCM se le va a seguir conociendo, quien le conozca, como cuentista. 

* * * * * * * * 

Por aquello de ir entrando en materia les voy a contar de qué va el libro en cuestión. Son siete historias, ¿vale?; siete historias que son siete relatos, que luego se unen entre sí como por arte de magia. Es poco más o menos lo de contar el día de siete amigos que han estado follando en ellos y luego quedan para cenar.  Ese tipo de interacción. (Cojan esto con pinzas, hagan el favor.) No les voy a hacer la canallada de contarles el argumento de cada uno de los siete relatos porque lo que realmente importa (aquello de "lo que tiene gracia") de todo esto es ver cómo se unen al final y si ha valido o no ha valido la pena el esfuerzo de la lectura (no digamos ya la compra).

Vaya por delante que Márquez es un (vuelvan a usar las pinzas de antes) “magnífico escritor”. Se respira cuidado, atención, corrección… da la sensación de que no hay ni una coma que no haya sido mirada cien veces y en ese sentido nada que objetar. Pero personalmente creo que le falta algo que bien pudiera ser naturalidad y le sobra una estética demasiado “perfecta” (entendiendo esto como la parte de no-cumplido que tiene el perfeccionismo: esa manía persecutoria de aquello que asombrará al mundo). Siete cuentos protagonizados por siete personajes diferentes es algo que debería traducirse en siete voces perfectamente distinguibles las unas de las otras y no es el caso: detrás de cada relato encubierto se ve claramente al escritor haciendo de las suyas, poniendo mucho esmero, sí, y la mejor de las intenciones pero dejando tras de sí la sensación de no haber cuidado todas las partes que conforman una novela; haberse preocupado demasiado mucho por la forma y demasiado poco por el fondo. 

Decía Chéjov que “si al principio del relato se ha dicho que hay un clavo en la pared, ese clavo deber servir al final para que se cuelgue el protagonista”. Pues bien, para que nos entendamos en el libro de relatos novelizados de Márquez hay demasiados clavos de los que al final no se cuelga nadie. Les voy a poner un ejemplo: uno de los relatos de la novela (aceptando pulpo como animal de compañía) es la transcripción de las respuestas que da una mujer a un periodista. Hablamos de un momento muy concreto, el climax final, el relato que une los relatos y se ocupa de dar todas las respuestas. El ansiado relato en el que se la juega frente al lector que en este caso soy yo. Pues bien, todo ese texto es bastante “bernhardiano”, para que nos entendamos, y en un momento determinado interpretamos (su voz no se transcribe) que el periodista le pregunta a la entrevistada cómo era determinada habitación de determinado centro médico (perdonen que no sea más claro, pero no quiero estropearles la sorpresa) a lo que ella responde que qué importancia puede tener eso, que era como todas, etcétera, etcétera pero que ya que insiste se la va a describir. Ya que insiste. Ya que insiste, no; ya que insiste lo mandas a la mierda, pero ella no, ella se lo cuenta. Y entonces viene una larga y cuidada descripción del citado espacio que, efectivamente -la mujer tenía razón al principio- a nadie le importa un comino ya que la distribución de los cuadros o el color de los sillones no acaba matando a nadie. Y en general todo el libro peca de lo mismo: querer lucir prosa elegante demasiadas veces y no saber disimularlo. En mi opinión Márquez presta demasiada atención a detalles nimios que en una novela pueden tener sentido (o simplemente espacio) pero que en un cuento están, en mi opinión, de más. Y cuando digo esto me acuerdo del movimiento de una cortina cuando una mujer va a abrirle la puerta de su casa a un ladrón, por ejemplo; ese tipo de insustancialidades. 




35 comentarios:

  1. Estoy emocionada. Nunca pensé que te fuese a dar toda la razón del mundo mundial en un tema literario.
    Alguno de los cuentos (sólo diré delfines, para no destripar la trama) por ejemplo, me han dejado tan poco satisfecha que he pensado seriamente en abandonar la lectura de la "novela". Si he seguido leyendo es porque tenía la intriga de saber cómo se unían los relatos al final, y basándome siempre en tu promesa de que ciertamente en el último capítulo el libro de cuentos daba un giro.

    Señor escritor del libro mencionado: yo no soy muy amiga de cuentos, por lo que no estoy en condiciones de juzgarlos. Habitualmente (y excluyo al señor Don Juan José Millás del lote) no me gustan, y estos tampoco me han gustado. Pero las novelas si me gustan y esta defrauda un poco (mucho) al final porque la cohesión, como bien dice Tongo, se pilla con pinzas.
    Y odio decir esto (o no, porque en esta familia somos todos unos pequeños cabroncetes) pero estoy de acuedo en un 110% en que el lenguaje es demasiado elaborado. El libro prometía ser fresco pero me temo que no vale para una tarde veraniega.
    Pero que sepa, en cualquier caso, que no soy ni de lejos la culta de la familia. En la facultad de Física se empeñaban siempre en hacernos leer libros que no eran cuentos, ni novelas, ni comprensibles en general. Quiere esto decir, que tiene mi permiso para pasarse mi opinión por donde crea usted conveniente.

    Y ahora, Charles, cierra este blog rápidamente. Me estás convirtiendo en un mal bicho, cuando yo esperaba que en mi lápida sólo figurase el título de pequeña cabronceta.

    Un bico.
    Marieta

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  2. Poe mucho que te inventes un personaje (Marieta) para animar el cotarro, Tongoy, esta reseña es una puta mierda. Cierra el blog, anda, hazte el favor.

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  3. Es patético criticar a un escritor porque escribe bien y a un libro porque no es una novela, según tú. No me extraña que te retires.

    Marieto.

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  4. Tu reseña si que es un Tangram, Peón, pero de idioteces. Vuélvete al pazo a contar ovejas.

    Dostoievski.

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  5. No sé si los comentarios anónimos anteriores son obra de amigos míos o de enemigos de Tongoy. En el segundo caso nada puedo hacer. En el primero sí: por favor, no me defendáis. Eso no son modos ni razones. Gracias por la lectura, Carlos.

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  6. OH, justo entre los justos, JC Márquez, gracias a Dios has venido tú a traer la paz y la justicia, a limpiar tu imagen y a quedar como Dios.....

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  7. Soy de Bilbao, anónimo de las 10.48, lo siguiente en importancia es ser Dios. Pero tú de eso qué vas a saber. De eso ni de nada.

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  8. Como esta es tu última reseña, he inventado un chiste-homenaje para ti, Carlos:

    Se abre el telón y aparece Carlos Glez. Peón con un libro de Dostoievski en una mano y dice:

    A veces leo muertos.

    ¿Cómo se titula la película?

    El texto sentido.

    Fdo: el inventor de chistes.

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  9. Me han llamado miles de cosas en mi vida, pero nunca me habían otorgado la categoría de personaje inventado.

    Querido (es un decir) anónimo del 6 de enero a las 23.51: mi nombre es Marieta. Mi apellido, González Peón. Gallega de toda la vida de dios. Mi edad no le interesa... y si se fijase un poquito se habría dado cuenta de que es imposible confundirme con mi hermano porque no escribimos ni parecido.
    Lo de que una reseña sea una mierda o no supongo que tiene el mismo valor que el juzgar si una novela/libro de cuentos es una mierda o no (palabra que no creo haber leído en la reseña anterior, por cierto). El que alguien se cabree porque no crea justa una crítica o una opinión (en este caso) es lo más triste de la historia de este blog. Yo nunca he encontrado el libro de la verdad absoluta en ninguna librería, pero se ve que no soy tan espabilada como el resto del mundo.
    Mi hermano no le daría ni media bendición a lo que yo leo, pero sabemos mantenernos un respeto mútuo que va más allá del parentesco que nos une. No sé, será cosa de saber aceptar y respetar las opiniones individuales. Vaya usted a saber.

    Saludos de Marieta, la hermanísima.

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  10. Pues yo creo que todos los comentarios los está escribiendo Márquez. Incluso este.

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  11. Carlos, Carlos, tu hermana me pone, tu hermana me pone.

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  12. Es fácil no ser filósofo, o sea, ser rudo en las explicaciones o no saber guardar silencio. El escrito se hace paso a paso como todos saben. Puede que la obra de Tagran parezca mejor o peor, puede ser mala o buena. Pero parece ser que escribe bien. Parece ser que no es lo que parece la obra. Y qué, ahora a pegarse como auténticos gafapastas, defendiendo o atacando. No lo entiendo. En vez de leer a Dickens perder el tiempo (como hago ahora) en esto.

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  13. No te ha gustado el libro pero se lo dejas a tu hermana y le dices que lo lea hasta el final. No encaja. No quiero imaginar como probáis los cuchillos en vuestra familia. Da la impresión de que has querido despedirte con la acidez marca de la casa, a lo cabroncete, pero el libro no la merece tanto.

    Alberto.

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  14. Encajáis fatal las críticas. Solo por eso ya dan ganas de pagarle algo a Carlos para que no lo deje. Pero no entiendo por qué seguís leyéndolo si es de los pocos críticos que sabéis que no va a ser amable con vosotros a priori y posteriori. Y que conste que me encantaría leerle alguna crítica positiva sobre alguno de vosotros. Lástima.

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  15. Ire, me parece muy bien que os echéis unas risas, es saludable, pero llamar crítico a Tongoy es ir demasiado lejos. Es un gran lector, lee docenas de libros al año, pero eso no convierte en crítico a nadie, como zamparse 50 perritos seguidos en un concurso de un pueblito de Dakota no convierte a nadie en crítico gastronómico. Yo hace poco que paso por aquí, a echarme unas risas, como tú, pero las pocas reseñas de libros que he leído tirando de hemeroteca, casos de Frío y Alma, no tienen nada que ver con los libros que yo leí. Claro que yo solo soy crítico profesional, doctor en Filología Hispánica y autor de media docena de libros de teoría literaria.

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  16. Estoy de acuerdo contigo, anónimo, pero eso no justifica que no se pueda considerar "crítico" a Carlos, teniendo en cuenta que cada vez más es simplemente una especie de "título de lustre" que se cuelga con impunidad en los perfiles de los blogs y demás. A mí las reseñas de Carlos me divierten, claro, pero les otorgo un valor que no encuentro en las, digamos, profesionales - con sorna, claro- y es la honestidad. También soy licenciada en filología - somos legión- y estoy segura de que entenderás a qué me refiero.
    A veces preferiría no serlo.

    Saludos

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  17. Sí, lo entiendo, Ire: independencia.

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  18. ¡Intrusismo! Di que sí, anónimo. Tú te chupas una carrera y escribes doce libros para que luego venga un papanatas subido a lomos de las nuevas tecnologías y le llamen crítico igual que a ti. Por cierto, ¿los libros en papel tampoco los firmas o acaso el anonimato es algo que reservas para los bloguines de 3ª de los papanatas con barbita?

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  19. Acabo de leer algo que quizás te suene, Quique, pero que me ha inspirado bastante:

    "(...) no tenemos que ser demasiado estrictos con nosotros mismos y debemos permitirnos cierta dosis de "gilipollez" que no será gilipollez en sentido estricto sino solo gilipollez para algunos que quienes nos juzguen.
    Total, que hay que tener cojones para tener opiniones propias y no temer que seas demasiado fijas o pensar que a lo mejor nos equivocamos. Si más tarde tenemos que cambiar de opinión, ¡pues ya cambiaremos! ¿Cuál es el problema, amigos míos?
    (...)
    Pues se acabó. A partir de hoy, a muerte con mis ideas. Ni una duda. Ni un paso atrás. Seré un poco (bastante) más gilipollas que he sido hasta ahora. Un cretino si hace falta. Pero se acabó ponérselo fácil a todo el mundo a cambio de prácticamente nada."

    Que se vayan preparando mañana en el curro... volveré de las vacaciones con ansias renovadas.

    Marieta

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  20. Me suena, sí. ¿Es mío? ¡Soy un puto filósofo! Un dia de estos tengo que escribir un libro, a ver si alumbro un poco a esta humanidad de chichinabo.

    Me alegro si te ha inspirado, sobretodo si ha sido para bien. Yo he pasado de gilipollas a cretino y no me puede ir mejor.

    Un besito.

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  21. Un sobretodo es un abrigo, Quique. Ten en cuenta la gramática cuando escribas ese libro.

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  22. Pues yo no he leído a Márquez (todavía), pero el género de los cuentos me apasiona. Ya probaré con él, a ver qué pasa. Y por cierto, su actitud (la de Márquez, digo) merece un elogio.

    Un saludo a Marieta y a mi Quique (que no debe cuidar la gramática, sino simplemente la velocidad de los dedos cuando, por error, no presiona la barra espaciadora al escribir en un teclado, y nada más; nos ha pasado a todos). Uno entiende el cansancio de Carlos, recuerda claramente su origen, cuando retornan nuestros queridos anónimos... Qué ruindad; qué necedad sin límite... Concebir la idea de que Carlos ha creado ex nihilo un heterónimo femenino, una hermana ficticia, para darle bola al blog, nos indica suficientemente qué lugares y prácticas frecuentan los pobrecillos. Estas últimas palabras no se refieren al anónimo de las 20:49, claro, porque, estemos o no de acuerdo con sus afirmaciones, éstas son dignas de una discusión respetuosa.

    Y una vez más, vuelvo a repetirlo: ¡Carlos, joder, no lo dejes! ¡Reconsidera tu decisión!

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  23. Hay que ver... Piensa uno: ¡coño el JC, veintitantos comentarios en una reseña de su libro, a que despega...! Y luego resulta ser todo una polémica de los anónimos de siempre lanzando sus dardos marca ACME-ESCUELADELETRAS.INC, los amiguitos de la autodenominada "mafia de Madrid", objeto de befas allá por donde pacen, sean jirafas, vidas ausentes o caminantes del aire. Ya se ha vuelto a desinflar el globo. Si es que no se puede, así no se puede...

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  24. Anónimo de las 17:17, gracias por tu comentario. Debo reconocer, a diferencia de lo que dice mi amigo Nehmo, que no era un error tipográfico sino de concepto. De verdad pensaba que se podía escribir de las dos maneras y a mí me gustaba más todo junto. Como asimismo/así mismo. Pero tranquilo que ya no me pasa más.
    De todos modos me sigo viendo con pelotas de escribir el libro que salve a la humanidad. Me pongo cualquier día de estos.
    Nehmo, gracias por pensar que no era un error digno de mí.

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  25. Muchas gracias a todos por pasar. Siento “el silencio” pero ya saben cómo son estos días. A partir de ahora la imagen de la navidad seré yo montando algo de playmobil.
    Gracias, Márquez por la deportividad. Deja que la gente te defienda. Quizá lo necesiten o les haga sentirse mejor.
    Al resto, no puedo responderles a todos, pero sí quiero decir un par de cosas, por aquello de no callarme.

    Anónimo de las 23:51, lamento ser yo quien le de la noticia pero prefiero que lo sepa por mí: también usted es fruto de mi imaginación. Ya, ya sé que es una putada pero prometo que trataré de hacer de usted alguien de bien.

    Anónimo de las 00:04 (Marieto) , simplificando así las cosas no vamos a llegar a ninguna parte. Supongo que lo sabe. Que Márquez escribe “bien” trataba de ser un cumplido y ahora usted lo ha estropeado.

    Anónimo de las 00:15, hablando de ovejas: me falta una. Oveja!!!! (no espero que lo entienda, anónimo, porque el mensaje no es para usted; no le de muchas vueltas).

    Anónimo de las 11:30 (el del chiste). Gracias, me ha gustado mucho. Me lo quedo para subir al Facebook, con su permiso.

    Ricardo, que agradable coincidencia: yo también estoy leyendo a Dickens. Y me está llevando una eternidad, por cierto. Putas fiestas. De vez en cuando está bien perder el tiempo con chorradas. No deje de visitarnos.

    Anónimo Alberto, sí que encaja porque yo no se lo dejé a mi hermana. Le dije que lo haría pero insistió en hacer su propia desiderata. Ella es muy suya con el dinero de los demás. Nunca recomiendo leer un libro hasta el final pero me pareció que lo más justo para juzgar este era hacerlo así. Al fin y al cabo no es tan largo.
    El libro sí merece la acidez (marca de la casa que ni puedo ni quiero evitar). Esa y más. Mire, le invito a volver aquí dentro de un año (trataré de acordarme) para que juntos echemos la vista atrás y veamos qué tal le ha ido a la novela de Márquez. Mi apuesta va por el olvido. Será otra de tantas y nadie se acordará de ella y los que se acuerden lo harán vagamente y recordarán, me apuesto lo que quiera, que iba de unos cuentos que tenían alguna relación entre sí. Me refiero a quienes la hayan leído, por supuesto; los otros ni eso. Para esos habrá sido el año de la primera novela de Márquez y gracias.


    Respecto a la discusión que mantiene Ire con el anónimo de las 20:49 (ustedes sigan sin ponerse motes, no les vaya a dar algo) no tengo casi nada que decir. Estoy hasta los huevos de decir que no soy “crítico literario” (ni ganas). Soy lector y doy mi opinión y mi visión de las lecturas porque me ayuda a aclarar las ideas. Lo único que he tratado siempre es de poner una nota de humor. Ese es mi pecado. Lo que tampoco me gusta es que a otros que lo merecen tanto o menos que yo sí se les considere críticos simplemente porque se acompañan de cierta gente o ciertas publicaciones. Por otro lado todos somos críticos, mejores o peores, desde el momento que ejercemos como tales, cuando reflexionamos en torno a lo leído. Denostar el criterio del lector porque a uno no le gusta es posiblemente la mayor estupidez que pueda cometer un escritor. Pero allá cada cual.


    Quique, tienes mi bendición, puedes entrarle a mi hermana cuando quieras. Ahora bien, por mi cuñado no respondo.


    (sigue)

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  26. Que no, Nehmo, que lo dejo. Y no es cansancio sino sentido común y un poco adaptarse a la nueva situación. Para muestra un botón: llevo desde finales de mes sin acabarme ni un solo libro. Más de quince días con “Casa Desolada” de Dickens y todavía no he llegado al ecuador. Un desastre. Y al pobre Dosto lo tengo abandonadísimo. La culpa es de las fiestas, sí, pero para el caso es lo mismo. Si no tengo tiempo para leer, ¿cómo voy a escribir? Es absurdo creerlo y mucho más intentarlo. Lo que sí haré, lo he dicho muchas veces, es seguir publicando cosillas, seguramente reflexiones en torno a alguna lectura o simplemente una cita que me haya llamado la atención… ese tipo de cosas. Aunque nada más que sean una o dos al mes será suficiente para no perder el contacto, que es al final el verdadero motivo de hacerlo. Quique me tendrá que perdonar que deje de ser “malo” una temporada, aunque ya buscaremos el modo de matarlas callando.

    Y bueno, sí, esta ha sido la última entrada. Ahora vacaciones y lo dicho: lo que salga.

    Nos vemos.

    Gracias a todos por pasar.

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  27. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  28. Que no me voy a morir... Me llega un mail de cada comentario e insisto: lo único que se acaba del blog es la forma de reseñar y el tipo de novelas que leo.

    Un saludo, JC. Estaré atento.

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  29. La bandera de cuartel de la Patrulla de Salvación ondea a media asta. Todas las soldados, oficiales y suboficiales, en formación, lucen un brazalete negro en sus hombros. La banda de música del batallón entona una marcha militar de homenaje a nuestro valeroso héroe.
    En el centro del patio de armas, sobre la tarima decorada con coronas de flores y los escudos y estandartes arrebatados al enemigo, la sargento Margaret procede a la entrega de la medalla al valor con distintivo rojo y de la banda tricolor que acredita la concesión de la orden al mérito literario a Carlos González Peón que recoge las condecoraciones en nombre del blog “La medicina de Tongoy”. ¡Larga vida a los valientes! ¡La guerra continua! ¡No pasarán!

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  30. Jajajaja, qué grande eres, Maggie, coño, qué grande. La llevaré con orgullo.

    Besos,


    P.D. Márquez, amor, parece que al final sí nos moríamos, no?

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  31. Felices vacaciones, que la medalla de las de la Patrulla no se le suba a la cabeza (seguro que no) y ánimo con Dickens.

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  32. "Decía Chéjov que “si al principio del relato se ha dicho que hay un clavo en la pared, ese clavo deber servir al final para que se cuelgue el protagonista”. Pues bien, para que nos entendamos en el libro de relatos novelizados de Márquez hay demasiados clavos de los que al final no se cuelga nadie." juas juas. Eres GENIAL!

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  33. Vengo a esta entrada porque este libro ha ganado el Premio Euskadi y no sabía nada él. Si pones en Google el título y el nombre del autor, eres lo primero que sale. ¿Estás contento? Bueno, venía a decir otra cosa. Que esto...

    'Decía Chéjov que “si al principio del relato se ha dicho que hay un clavo en la pared, ese clavo deber servir al final para que se cuelgue el protagonista”. Pues bien, para que nos entendamos en el libro de relatos novelizados de Márquez hay demasiados clavos de los que al final no se cuelga nadie'.

    ... me ha gustado mucho.

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  34. Anda, me pasa por no leer al vecino de arriba... he dicho lo mismo que Amalia.

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