martes, 10 de mayo de 2016

‘Las cosas que perdimos en el fuego’ de Mariana Enriquez

Cuando mediado el mes de abril decidí dedicarme, si no exclusivamente, sí, con cierta, digamos, intensidad al relato debo confesar que no esperaba gran cosa

Miento. 

Cuando mediado el mes de abril decidí dedicarme, si no exclusivamente, sí, con cierta, digamos, intensidad al relato debo confesar que esperaba reconciliarme con el género, que ya no es moco de pavo. Y, mira tú por dónde y sin llegar a perder la cabeza, eso es más o menos lo que ha ocurrido. Y parte de la culpa, gran parte al menos, de esta reconciliación la tiene Mariana Enriquez, hasta hace nada una completa desconocida.

Qué bien, eh.

Intentaré no entusiasmarme en exceso durante esta reseña, no vayan ustedes a creer que ahora veo obras maestras por todas partes. Para nada. Tampoco quiero fingir que me da todo igual porque no ha sido así. Mariana Enriquez me gustó lo suficiente como para, por un lado, anotar su nombre en esa libretita en la que figuran los nombres de todos aquellos autores a los que quiero volver (es una libreta muy pequeña) y por otro, comprarme otro libro suyo, esta vez en formato digital (qué remedio).

Al tema.

Simplificando hasta la inexactitud, Cosas que perdimos en el fuego es una colección de relatos de terror. Matizando, tendríamos que hablar de relatos que tienen trasfondo terrorífico o una querencia por lo oscuro que llega en ocasiones hasta lo fantástico.

En estos relatos hay gente que está muy sola o mal acompañada; gente muy joven, muy inconsciente; hay mucha miseria y hay un fondo tenebroso y real que da más miedo que cualquier vampiro que pueda ocultarse tras una cortina. La pobreza, por ejemplo; un niño tirado en la calle, un niño que un día queda solo, un barrio marginal, tomar un helado y volver a pasar la noche a la intemperie. Y mamá que no está y no pasa nada y que luego no está el niño y tampoco. Esa clase de terror.

Y otros ya no tanto de corte fantástico como simplemente inquietante rozando en algunos casos lo social. Un terror más de adolescente perdida, tipo nena que se aventura en territorios prohibidos, con el miedo que da acompañarse únicamente de una linterna y el riesgo a ser descubierta (La hostería) o algo tan simple como ser joven y estar un poco loca y meterse en furgonetas destartaladas y dejarse llevar por el novio punk de tu amiga y los alucinógenos y ver el miedo en los ojos ajenos y ser pura inconsciencia (Los años intoxicados); o una obsesión que deviene (o amenaza con hacerlo) en locura (Pablito clavó un clavito); o una mujer que odia y teme a su marido y viaja con él y conoce a una prima (Tela de araña)… Bueno, lo que sea.

Eso por poner algunos ejemplos, ojo, tampoco quiero entrar en mucho detalle. Prefiero que, si deciden arriesgarse, y yo creo que deberían, los descubran ustedes mismos. Quiero decir con esto que, cuanto menos sepan, mejor. Porque una cosa es que yo les diga que hay relato con casa encantada y otra muy diferente que la visiten ustedes y juzguen si realmente esa casa es lo peor del relato. Bueno, en este caso tal vez sea así, pero… pero no. Da igual, lean el puto cuento.

La primera parte, decía (y si no lo decía lo digo ahora), es menos fantástica que la segunda que (a excepción del último relato que vuelve a un terror que cabe dentro de lo posible e inimaginable al mismo tiempo) ya es más una cosa de mearte encima. Es un decir. Buenos ejemplos son la niña rarita (quién no ha tenido una en el colegio) que se autolesiona o la vecina que cree que el del bajo derecha tiene un niño encadenado en el patio trasero o las consecuencias que tiene que un policía corrupto haya tirado al río contaminado el cadáver de un joven que ha tenido la mala suerte de cruzarse con él. En todos estos casos el terror no se limita a llegar en el último párrafo sino que crece con el relato y se apropia de él y cuando llegamos al final ya estamos hartos de mordernos las uñas y asqueados de ese ambiente enfermizo y putrefacto y miserable.

En general, tengo que decirlo, me hecho muy feliz llevarme este sorpresa. Me han gustado todos los relatos (unos más que otros, eso también es cierto) pero es que además me ha enamorado la forma que tiene la Enriquez de narrar, con un estilo sencillo, completamente alejado de innecesarios lirismos, muy centrado en la historia y trabajando los personajes.

Muy recomendable, al fin.


Adenda

‘Chicos que vuelven’ de Mariana Enriquez

Cosas que nunca (o casi nunca) hago: leer dos veces seguidas a un mismo autor. Tampoco este fue el caso, pero no por falta de ganas. El caso es que poco, muy poco tiempo después de haber leído el recopilatorio anterior, compré por internet, en versión digital, una NOVELA de esta escritora. Al final no resultó ser tanto una novela como un relato largo (40/50 páginas) que perfectamente, por temática, podrían haber incluido los de Anagrama en “Cosas que perdimos…”. 

La historia trata de una mujer que trabaja en una oficina de desaparecidos. Está a cargo de la sección de jóvenes, ya saben, críos o adolescentes que un buen día desaparecen de la faz de la tierra, ya sea porque ponen ellos tierra por medio ya porque se le tiren encima. En cualquier caso, no están desde hace años. 

Y un día vuelven. 

Vuelve la primera, una chica monísima, cuando nuestra protagonista se la encuentra desorientada vagabundeando por no sé qué parque. Lo siguiente es masivo. Cuatro parques de la ciudad se van llenando de niños que vuelven exactamente en el mismo estado que tenían al desaparecer sólo que tantos años después.

La novela no es tanto la cuestión de los niños que desaparecen (que también, claro, no vamos a explotar un drama como ese) como el estado en el que vuelven y la reacción de los familiares que no entienden qué vaina es aquello que tiene en casa y a qué vienen esos dientes torcidos.

Revisitación, pues, de la ya clásica invasión de los ultracuerpos pero sin dar explicaciones que nadie ha pedido nunca ni forzar el clásico final de victoria aplastante del bando extraterrestre.

Curiosa.


34 comentarios:

  1. Como esto siga así, vamos a tener que invocar a David Pérez Vega.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. https://www.youtube.com/watch?v=spLoZ-vAX6g

      Eliminar
  2. Yo desde hace tiempo no leo libros, aunque me dedico a la crítica literaria por el parné. Esta chica también me cae maja, así que igual leo algo, me dije. Leí el primer cuento en la web de anagrama y me gustó bastante. Barcelona está insoportable de niños, como Berlin, sólo que allí los subvencionan vía impuestos. Pero desde luego, no hay nada más siniestro que un niño o una narradora hispánica con editor. Los editores de lolitas provocan la invasión de damnificadas publicadas.
    Dr J, sus labores

    ResponderEliminar
  3. "Esa clase de terror…. Bueno, lo que sea… Bueno, en este caso tal vez sea así, pero… pero no. Da igual, lean el puto cuento." ¿Esta es la manera, a través de balbuceos, que tienes de analizar un libro supuestamente muy recomendable? Que no digo que no lo sea, me lo apunto, pero cómo es posible que hasta cuando dices que el libro es bueno hagas una reseña TAN mala. Esfuérzate un poco, hombre.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Toda la razón, lee esto:

      "La primera parte, decía (y si no lo decía lo digo ahora), es menos fantástica que la segunda que (a excepción del último relato que vuelve a un terror que cabe dentro de lo posible e inimaginable al mismo tiempo) ya es más una cosa de mearte encima. Es un decir."

      ¿Se puede ser más simplón expresando uan opinion?

      Eliminar
    2. Y tanto que se puede. Ya verá, ya...

      Eliminar
    3. Tongoy, no respondas preguntas retóricas, por favor, no seas adolescente malherido

      Eliminar
  4. Amiga, creo que confundes reseña buena con reseña ortodoxa. Por ejemplo, si lees el cómic del tío Donald y sus sobrinos, no esperes que vuelen. Eso es en Spiderman.

    ResponderEliminar
  5. Ya. ¿Y esta es buena o es ortodoxa? A mi parecer no es ninguna de las dos cosas y no creo que le haga justicia al libro reseñado, calificado de muy recomendable, demando un poco más de profundidad. Spiderman tampoco vuela, eh.
    (AmigO, si no te importa)

    ResponderEliminar
  6. En "Arquetipo's" vuelve a hablarse de este blog. "El azote de lo cursi" se llama la entrada:

    http://julianbluff.blogspot.com.es/2016/05/el-azote-de-lo-cursi.html

    Un post que ningún "joven creador" ni "ningún joven intelectual" debería perderse. Empieza así:

    "Hablaba Baroja, don Pío, no me acuerdo si en "Las Noches del Buen Retiro" o en sus memorias "Desde la Ultima Vuelta del Camino", aunque lo más probable en que fuese en los dos sitios, de la aversión que se dio en su día, en España, digamos que en determinados círculos sociales medianamente ilustrados, por "lo cursi". Ser "cursi" era, en tiempos decimonónicos, lo peor de lo peor, y casi todo lo que hicieras o dijeses, podía, fatalmente, ser catalogado de cursi. Sin negarles esa característica a sus compatriotas, el escritor daba un paso...".

    Si quieren más, ya saben ;-)

    Gracias, Carlangas. A mandar.

    (P.D Ruego encarecidamente al Dr. J, que abandone momentáneamente sus labores y se de una vuelta)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Aquí cada uno arrima el ascua a su sardina cada vez más descaradamente. Su artículo es un puto coñazo, por cierto. Se creerá muy ingenioso pero ya sólo con ese comienzo es imposible pasar de la tercera línea sin dormirse.

      Eliminar
    2. El blog este del tal julianbluff es un coñazo como la copa de un pino. Ni puta idea de escribir. Siempre que comienzo a leer una entrada me encuentro con alguna falta de ortografía que sangra los ojos.

      Eliminar
    3. Dos jóvenes intelectuales: "Dormilón" y "El Grámatico".

      Un fuerte abrazo para ambos. A ver si así se espabila, Dormilón, y al Gramático, se le corta la hemorragia.

      Carlos, voy conociéndolo, seguro que se habrá tomado esto como una fructífera "joint venture". En cualquiera caso, darte las gracias, mister. ;-)


      Eliminar
  7. Me estoy leyendo "Vida y opiniones de Juan Mal-herido" y la verdad es que tenía bastante más gracia y estaba mejor escrito el blog de Malherido que este de Tongoy.

    Que Tongoy escriba una novela a ver si también eso lo hace mejor Olmos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mí también me gusta más malherido. Sigue existiendo, creo.

      Gracias por pasar.

      Eliminar
  8. Para mí relatos, lo que se dice cuentos de los de verdad, serían estos o similares:

    http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/cortazar/la_noche_boca_arriba.htm

    http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/borges/el_aleph.htm

    http://www.midire.com.ar/literatura/spip/IMG/pdf/Kipling_Rudyard_-_El_cuento_mas_hermoso_del_mundo.pdf

    Escribir bien es muy difícil. Y añadir a esa dificultad el tener algo que contar...

    ResponderEliminar
  9. En el momento actual, en el que contamos con demasiado poco tiempo y demasiadas novelas grandilocuentes de despreciadores del cuento que no tienen problema en cascarnos hasta 100 páginas de relleno, el cuento tiene mucho que decir, o mejor: se va a empezar a escuchar bien lo que lleva diciendo mucho tiempo.

    ResponderEliminar
  10. Olmos odia el cuento. Consecuencia: Tongoy odia el cuento. Más tarde, Olmos se pasa al cuento. Cosnecuencia: Tongoy se pasa al cuento. ABURRIMIENTO INMENSO

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Espera que Olmos se pase a la poesía, para experimentar.
      Entonces Tongoy explota.
      Haha.

      Eliminar
    2. Todos se pasan al denostado cuento cuando hay un premio de 50.000 euros, curioso.

      Eliminar
  11. Perdón por ponerme en plan "trollero", pero ¿Enríquez no lleva tilde en la i?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso mismo iba a decir yo, pero tenía miedo de que me crujieran.

      Eliminar
    2. Debería (de hecho yo las tenía puestas) pero me dijeron que NO. Y si Anagrama la omite...

      Eliminar
    3. Pues en wikipollas lo acentúan.

      Eliminar
  12. Anagrama pone las direcciones de su facebook y su twitter en las contraportadas, ¡Por dios, qué poco gusto!

    ResponderEliminar
  13. Leído, y me ha decepcionado bastante. Para buenos relatos los de Tennesse Williams en "Mal trago" y no estas tontadas. Lo que me alucina es que te hayan impresionado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No tanto impresionado como sorprendido. No he leído mal trago, pero, bueno, tennesse williams... cualquier le quita la razón.

      Eliminar
  14. Alucinante la cantidad de libros buenos que admites no haber leído para luego tener los santos cojones de querer sentar cátedra.

    ResponderEliminar
  15. Sr. Tongoy, le sigo de cerca y me apena mucho que no escriba hace tiempo, aún así, buceo por su blog frecuentemente buscando recomendaciones interesantes..Nunca me he anumado a opinar hasta ahora, tal ha sido la impresión de esta reseña.
    Ha sido un descubrimiento deslumbrante para mi encontrarme con los cuentos de Mariana, gracias a usted. Que alegría encontrar una joya así, la seguiré de cerca. Su escritura es profundamente inspiradora.
    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias. Sí, que buena escritora.
      Lo mío... qué le vamos a hacer. El tiempo es el que es y no puedo estirarlo más. Tal vez más adelante, quién sabe.

      Eliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.