viernes, 11 de noviembre de 2022
“Algún día este dolor te será útil” de Peter Cameron (Apuntes desde el recuerdo #02)
jueves, 3 de noviembre de 2022
“Los días del abandono” de Elena Ferrante (Apuntes desde el recuerdo #01)
miércoles, 5 de octubre de 2022
“Adiós, señor Chips” de James Hilton
En Wikipedia, buscando información sobre el autor, —por si hubiera algo de interés que incluir en la reseña (y confiando en que esto sea lo más bajo que me vean caer este mes)— doy por casualidad con la definición perfecta de esta novela, que es considerada como “desvergonzadamente sentimental”.
Desvergonzadamente sentimental es, desde ya, mi nueva y preferida etiqueta literaria. Vayan preparando el club de lectura.
Insisto: poco más que añadir: la vida de un hombre cuyo mayor superpoder es ser un aburrido profesor de instituto que nace, crece, se relaciona, enviuda, se emociona, se emociona, se emociona, muere y será recordado. Para alcanzar semejante hazaña se convierte en el típico viejo profesor años treinta que alcanza un grado de moñez del calibre de invitar a café con pastas a los nuevos alumnos del instituto del que ya no es profesor total porque al vivir justo enfrente es todo nostalgia de sí mismo, que ya me dirás tú, llegada la página 100, qué mierda de nostalgia es esa.
En resumen: una novela rabiosamente entrañable y dolorosamente anodina ideal para una tarde de terraza en la que lo mejor, sin lugar a duda, será la cerveza.
Menos que reseña: fe de lectura de “Quebrada” de Mariana Travacio
«Acá las familias se arman y se desarman a capricho del viento, con la misma facilidad con que el cielo se compone o se descompone con nuestras tormentas. Se habla mucho, acá, pero se dice poco. Llevo años escuchando lo que cada uno quiera contarme. […] Que me entregó a los Romano, que andaban buscando un hijo. Y que ahí estuve, unos años, hasta que se murieron, en el incendio. Que me sacaron del fuego pensando que yo también me había muerto. […] Desde ese incendio, Anselmo me oficia de padre. Es que a Anselmo se le fueron los hijos y le debe haber quedado ese hueco. Así armamos las familias acá. Con lo que tenemos a mano».
martes, 4 de octubre de 2022
“Un fin de semana” de Peter Cameron
martes, 27 de septiembre de 2022
Esto no es una reseña de “Un hijo cualquiera” de Eduardo Halfon
«Yo quería leer otro libro de Halfon pero se dio la casualidad que era el único que tenían en la biblioteca. No me interesó durante la lectura y no me interesó una vez terminado. Lo cerré, lo devolví y lo enterré. No sentí en ningún momento la necesidad de compartir la experiencia, ni para bien, ni para mal. Ni levantó odios y desató pasiones; fue una ausencia total de sentimientos. Halfon será, como dicen por ahí, uno de los grandes, no lo dudo, pero espero que por otras obras. Y digo esto sin ánimo de ofender o llevar la contraria. Lo digo porque Monasterio parece un libro más. Y ya son demasiados y no tiene uno ganas de andar salvando vidas y buscando virtudes bajo las alfombras».
miércoles, 21 de septiembre de 2022
“La familia” de Sara Mesa
jueves, 15 de septiembre de 2022
Breve nota de urgencia sobre Joy Williams
«Detrás de la puerta de toda persona satisfecha y feliz debería haber alguien con un martillo que le recordara en todo momento con sus golpes que hay personas desdichadas, que, por muy feliz que uno sea, la vida le enseñará sus garras más tarde o más temprano, que le sobrevendrá alguna desgracia —enfermedad, pobreza, pérdida— y que nadie lo verá ni lo oirá, de la misma manera que él ahora no ve ni oye a los otros. Pero el hombre del martillo no existe, el individuo feliz vive libre de cuidados, las menudas preocupaciones de la vida le agitan tan poco como el viento los álamos, y todo va a las mil maravillas».
«—¿Cómo va todo en el internado?—Han terminado la biblioteca nueva y nos han dado dos días libres para que bajemos todos los libros por la colina desde la sede vieja a la nueva. Pretenden utilizarnos como una feliz y solícita cadena humana. Yo me resisto a que me utilicen. Estoy aquí para aprender.—Así que prefieres venir a casa —dijo Angela.Hubo un silencio.—Lo cual es maravilloso —dijo Angela—. Absolutamente maravilloso.—Voy a colgar, mamá. Puedes continuar sola con tus necedades, si quieres».
«—¿Cree que es el hombre del martillo? —dijo Angela.Deke sonrió con modestia.—Salta a la vista que mamá no es feliz —dijo Darleen».
martes, 13 de septiembre de 2022
“Los Netanyahus” de Joshua Cohen (Trad. Javier Calvo)
- Cuando éramos jóvenes, nos lo tomábamos todo muy en serio. Todo lo que leíamos. Todas las exposiciones y con ciertos y libros. Todos aquellos poemas. Éramos gente seria que creía en las cosas. En las ideas. Con gran sinceridad. Y nuestra forma de hablar: «estética ética» y «las pasiones morales de la cultura». Nuestra forma de hablar de política: «la libertad del miedo», «la libertad de los deseos», y el hecho de que era honorable servir a tu país, y la idea de que ser escéptico hacia tu país también podía ser una forma de servirlo... Éramos muy solemnes y estábamos llenos de principios, pero también de intensidad, en relación con la democracia y el amor y la muerte, como si supiéramos qué son esas cosas...- Me acuerdo. Éramos unos judíos como Dios manda.- ¿Pero a ti qué te pasa? ¿Quién ha dicho nada de judíos? Estoy harta de oír hablar de judíos. Estoy hablando de nosotros.- Lo siento.- Lo que te intento decir, Rube, es que conocer a ese hombre horrible [Benzion Netanyahu] y a su horrible mujer me ha hecho darme cuenta de algo. Me ha hecho darme cuenta de que ya no creo en nada, y no sólo eso, sino que además no me importa. No tengo creencias y me parece bien; me parece mejor que bien, me encanta... Me encanta estar envejeciendo sin convicciones...
jueves, 8 de septiembre de 2022
Rentrée literaria 2022 (Novedades)
Acantilado
'En memoria de la memoria' -- María Stepánova
'Cartas escogidas' -- Marcel Proust
'Decisión en Kiev' -- Karl Schlogel
'Los hombres no son islas' -- Nuccio Ordine
Alba
'En busca del tiempo perdido' -- Marcel Proust
Alfaguara
'Abejas grises' -- Andrei Kurkov
'Salvo mi corazón, todo está bien' -- Hector Abad Faciolince
'Las herederas' -- Aixa de la Cruz
'Babysitter' -- Joyce Carol Oates
'Ese día cayó en domingo' -- Sergio Ramirez
'Gravedad cero' -- Woddy Allen
'Ucrania 22' -- Francisco Veiga
'El proceso de Roberto Lanza' -- Ronaldo Menendez
Almadía
'Yo maté a un perro en Rumanía' -- Claudia Ulloa Donoso
Alpha Decay
'Conejo maldito' -- Bora Chung
'El aristócrata' -- Ernst Weiss
'No se parece usted a nadie' -- Baudelarie/FlaubertAltamarea
'Por qué Ucrania' -- Noam Chomsky
Anagrama
'Viaje al este' -- Christine Angot
'Justo antes del final' -- Emiliano Monge
'La familia' -- Sara Mesa
'La encomienda' -- Margarita García Robayo
'Soniechka' -- Liudmila Ulitskaya
'Diarios y cuadernos' -- Patricia Highsmith
'Diarios Vol.II' -- Rafael Chirbes
Automática
'Una carpa bajo el cielo' -- Liudmila Ulitskaya
Blackie Books
'Tostonazo' -- Santiago Lorenzo
'Canina' -- Rachel Yoder
'La ilíada liberada' -- Homero
'Mi dueño y mi señor' -- François-Henri Désérable
Capitán Swing
'Islas del abandono' -- Cal Flyn
Chai
'La vida después' -- Donald Antrim
Dirty Works
'Todo lo que necesitamos del infierno' -- Harry Crews
'Mi autobiografía de Carson McCullers' -- Jean Shapland
Ediciones de aquí
'¡Nel tajo!' -- Anne F. Garréta
Ediciones del subsuelo
'Siete conferencias sobre Proust' -- Bernard de Fallois
Ediciones invisibles
'Mejillones para cenar' -- Birgit Vanderbeke
El paseo
'En busca del tiempo perdido' -- Marcel Proust
'Confusión de penas' -- Julian Blanc
'Bastarda' -- Dorothy Allison
'Clandestina' -- Marie Simon Jalowicz
'El capitalismo o el planeta' -- Frederic Lordon
Firmamento
'Ars moriendi' -- Michel Onfray
Fulgencio Pimentel
'Refugio en el tiempo' -- Gueorgui Gospodínov
'Filial' -- Serguéi Dovlátov'La comemadre' -- Roque Larraquy'Las palabras nunca están ahí cuando las necesitas' -- Ingmar Bergman'Diario del perdedor' -- Eduard Limónov'Los amantes encuadernados' -- Jaime de Armiñán
'De bestias y aves' -- Pilar Adon
'El sueño del caimán' -- Antonio Soler
'Mis delitos como animasl de compañía' -- Luis Mateo Diez
'La sombra del exilio' -- Norman Manea
'Amor y morriña' -- Theodor Kallifatides
Grijalbo
'Esclava de la libertad' -- Ildefonso Falconees
Hermida
'Los sueños de la primavera' -- Teru Miyamoto
Impedimenta
'Fábulas de robots' -- Stanislaw lem
'La particular memoria de Rosa Masur' -- Vladimir Vertlib
'Cegador 3' -- Mircea Cartarescu
'Viento herido' -- Carlos Casares
Insólita
'Guerra de Jade' -- Fonda Lee
La esfera
'El futuro del dinero' -- Eswand Prasad
'Poco hombre, Crónicas escogidas' -- Pedro Lemebel'Una escritora en el tiempo' -- Jane Lazarre'Sobre mi hija' -- Kim Hye-jin'El que mejor vive es tu gato. Correspondencia' -- Wislawa Szymborska y Kornel Filipowicz
'Un hijo cualquiera' -- Eduardo Halfon
'Antes del salto' -- Marta San Miguel
'La promesa' -- Damon Galgut
Lumen
'La postal' -- Anne Berest
'La ciudad' -- Lara Moreno
'Los alegres funerales de Alik' -- Liudmila Ulitskaya
'Mi Ucrania' -- Victora Belim
'Anteparaíso' -- Raúl Zurita
Malas tierras
'El país del humo' -- Sara Gallardo
Navona
'Cerbantes Park' -- Carlos Robles
Nórdica
'Está muerta mamá' -- Vigdis Hjort
'Cuentos completos' -- Dylan Thomas
'Compray' -- Marcel Proust
Páginas de espuma
'Mientras estamos muertos' -- José Ovejero
'Cuentos completos' -- D.H. Lawrence
'Escribir' -- Marcel Proust
Paidós
'Marcel Proust' -- Roland Barthes
Periférica
'El cuarto mundo' -- Diamela Eltit
'Juárez en Nueva Orleans' -- Yuri Herrera
'Nada más' -- Marguerite Duras
Plaza & Janés
'Cuento de hadas' -- Stephen King
'Autobiografía del algodón' -- Cristina Rivera Garza
'El pasajero y Stella Maris' -- Cormac McCarthy
'Idaho' -- Emily Rukovich
Salamandra
'Ojo de gato' -- Margaret Atwood
'Ser un hombre' -- Nicole Krauss
Seix Barral
'La rastra' -- Joy Williams
'Montevideo' -- Vila-Matas
'Tolstoi ha muerto' -- Vladimir Pozner
Sexto Piso
'Una oportunidad' -- Pablo Katchadjian
'Los chicos de Hidden Valley Road' -- Robert Kolker
'Más extraño que la bondad' -- Nick Cave
'Imágines primigenias de la religión griega' -- Karl Kerenyi
'El fin de la novela de amor' -- Vivian Gornick
'Dientes de leche' -- Lana Bastasic
'Pequeñas desgracias sin importancia' -- Miriam Toews
Siruela
'Como un espectro. Miao Dao' -- Joyce Carol Oates
'El fantasma de las palabras' -- Louise Erdrich
Sloper
'Los pies fríos' -- Beatriz García Guirardo
Taurus
'La historia de Rusia' -- Orlando Figes
Tránsito
'La palabra bonita' -- Elisa Gabbert
Trotalibros
'La tercera boda' -- Kostas Taktsís
Turner
'Entre la Venus y el cyborg' -- Naeif Yehya
Tusquets
'Vengo de ese miedo' -- Miguel Angel Oeste
'Personas decentes' -- Leonardo Padura
Vaso Roto
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Actualizaciones:
12/09/2022 Fulgencio Pimentel, Las afueras
lunes, 5 de septiembre de 2022
“Casas vacías” de Brenda Navarro
«Pero también pasa que a los niños los maniatan, violan, descuartizan, esclavizan, los vuelven pornografía. Pero también pasa que es posible que Daniel esté tirado en la basura, pudriéndose, oliendo mal, con cucarachas encima, con gusanos comiéndoselo».
«Y Daniel lloraba como el hombre que sabía que podía comer, dormir y llorar a la hora que se le antojara porque nosotras, aunque cansadas y somnolientas, estaríamos a sus pies. Finalmente, la realidad fue que Daniel se convertía en el carroñero que nos devoraba el tiempo y nos dejaba sudar la putrefacción que emana cuando lo humano se evapora ante el cansancio y luego, otra vez, nos volvía a comer».
miércoles, 31 de agosto de 2022
“Temporada de huracanes” de Fernanda Melchor
«Le decían la Bruja, igual que a su madre: la Bruja Chica cuando la vieja empezó el negocio de las curaciones y los maleficios, y la Bruja a secas cuando se quedó sola, allá por el año del deslave. Si acaso tuvo otro nombre, inscrito en un papel ajado por el paso del tiempo y los gusanos, oculto tal vez en uno de esos armarios que la vieja atiborraba de bolsas y trapos mugrientos y mechones de cabello arrancado y huesos y restos de comida, si alguna vez llegó a tener un nombre de pila y apellidos como el resto de la gente del pueblo fue algo que nadie supo nunca, ni siquiera las mujeres que visitaban la casa los viernes oyeron nunca que la llamara de otra manera. Era siempre tú, zonza, o tú, cabrona, o tú, pinche jija del diablo cuando quería que la Chica fuera a su lado, o que se callara, o simplemente para que se estuviera quieta debajo de la mesa y la dejara escuchar las quejas de las mujeres, los gimoteos con los que salpimentaban sus cuitas, achaques y desvelos, los sueños de parientes muertos, las broncas con aquellos aún vivos y el dinero, casi siempre era el dinero, pero también el marido, […]»
jueves, 25 de agosto de 2022
Una aproximación a “La ciudad de los vivos” de Nicola Lagioia
«ANTONELLA ZANETTI [una perfecta desconocida]: Esa mañana me topé con Luca Varani [la víctima]. Lo conozco desde hace años, íbamos juntos al colegio. Me encontraba con él cuando iba a trabajar, porque solíamos tomar el mismo transporte. Esa mañana nos vimos en el bar de la estación La Storta-Formello. Yo me tomé un café, él se compró un paquete de cigarrillos. Estuvimos charlando un rato, le pregunté qué tal estaba. «Bien», me contestó. Luego montamos en el mismo tren. Yo me senté donde suelo ponerme, mientras que él se fue al compartimento de arriba, donde están los enchufes porque tenía que recargar el móvil. Entre Appiano y Valle Aurelia, un cuarto de hora después, se asomó a las escaleras y me hizo señas. Me acerqué. Me pidió información para llegar a Tiburtina. No entendí bien si tenía que ir justo a la estación o simplemente a la zona. Luego nos despedimos, nos deseamos un buen fin de semana y no nos volvimos a ver».
«Si se nos observa con un microscopio o por el ojo de la cerradura —dijo Marco [Prato, uno de los asesinos]—, todos tenemos un lado oscuro más o menos moral, más o menos aceptable. El mío, simplemente, ha salido a la superficie. Sí, me drogaba, pero no en exceso. Sí, tenía sexo, pero como cualquier otro treintañero. Las peticiones más extremas, las más raras, venían de los hombres de quienes me rodeaba, me las sacaban ellos. He sufrido mucha violencia para complacer a varones heterosexuales de los que me prendaba y que me hacían sentir femenina. Es obvio que, cuando se hacen de dominio público, a la conciencia colectiva esos detalles picantes le sirven para señalar con el dedo en vez de mirarse al espejo. La condena pública nos satisface porque nos mantiene alejados de nuestros monstruos, nos hace sentir íntimamente más normales. Convencido como estoy de que la normalidad es un concepto abstracto, yo eliminaría las tres primeras letras de la palabra «perversión». Son todas versiones diferentes de humanidad, distintos matices de individualidad, a veces vividas con sufrimiento.»
miércoles, 24 de agosto de 2022
“Sed” de Amelie Nothomb
martes, 23 de agosto de 2022
Más que nada, menos que reseña de “Vivir abajo” de Gustavo Faverón Patriau
2. The night de Rodrigo Blanco Calderón. Publicada por Alfaguara.
3. Ahora me rindo y eso es todo de Álvaro Enrigue. Publicada por Anagrama.
4. Vivir abajo de Gustavo Faverón Patriau. Publicada por Peisa.
5. Cuando te hablen de amor de Mónica Lavín. Publicada por Planeta.
6. Mandíbula de Mónica Ojeda Franco. Publicada por Candaya.
7. Los divinos de Laura Restrepo. Publicada por Alfaguara.
8. Los sueños de la serpiente Alberto Ruy Sánchez Lacy. Publicada por Alfaguara.
9. Sur de Antonio Soler Marcos. Publicada por Galaxia Gutenberg.
10. Ordesa de Manuel Vilas Vidal. Publicada por Alfaguara.
lunes, 22 de agosto de 2022
"El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes" de Tatiana Tibuleac
«Mi madre me llevó al campo de girasoles para anunciarme que se estaba muriendo. «Tengo cáncer, Aleksy, un cáncer maligno y rabioso», me dijo, y el día empezó a coagularse en ese mismo segundo.Su sonrisa de tallos rotos.El verde escurrido de sus ojos.Su blanco de nimbo herido».
«Habría sido bonito que fuera[n] verdad. Haber tenido y haber sentido siquiera la mitad de lo que devanaba mi madre aquel sábado de aquel verano, pero los recuerdos, como todas las cosas buenas, son caros. Y nosotros —ella con mi padre, y yo— fuimos siempre unos tacaños y preferimos siempre invertir en nosotros mismos antes que en recuerdos».
jueves, 18 de agosto de 2022
Zweig o el sopor (o “Mendel el de los libros”)
«Dejando a un lado los libros, aquel hombre singular no sabía nada del mundo, pues todos los fenómenos de la existencia sólo comenzaban a ser reales para él cuando se vertían en letras, cuando se reunían en un libro y, como quien dice, se habían esterilizado. Pero tampoco leía aquellos libros para entenderlos, en su contenido espiritual y narrativo. Tan sólo su título, su precio, su aspecto, la página de créditos atraían su atención».
«Las personas no le interesaban, y de todas las pasiones humanas tal vez sólo conocía una, por cierto, la más humana de todas, la vanidad».
«Precisamente yo, que debía saber que los libros sólo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido».