viernes, 27 de diciembre de 2019

“La chica salvaje” de Delia Owens

Es verdad, yo no pintaba nada leyendo este libro. Ya solo la portada prometía vómito y medio. Pero yo qué sé: era octubre y llovía. Sé que no es excusa pero si el primer paso es reconocer que uno tiene un problema yo voy a darlo. Con todo, ni punto de comparación con el de Delia Owens, que prácticamente no sabe escribir, ni los millones de compradores que ha tenido, que directamente no saben leer

Decían: «El fenómeno literario del año: más de 3 millones de ejemplares vendidos en Estados Unidos y traducida a más de 40 idiomas», y yo pensé: ya estamos; al lío, Tongoy. Y, mira, creo que al final sí hemos estado a la altura: en cero-coma tenía el libro; diez minutos después me había leído parte de él, concretamente la parte en que una niña de seis años es abandonada en las marismas por su familia dejándola sola y a cargo de un padre alcohólico y violento, que como arranque no puede ser más mejor. No les voy a engañar: me vine arriba. Lo hice porque yo soy la clase de persona a la que Netflix recomienda “series de familias desestructuradas”. Como para resistirme al sur, a la violencia, a la infancia: vamos, no me jodan, en mi situación ustedes hubieran hecho lo mismo. 

Ahora bien: una cosa es que en un momento de debilidad yo me lo lea y otra que no sepa ver que el libro es malo con avaricia. 

¿He oído INFAME? ¡Compro! 

Porque resulta que una vez que la niña ya no tiene seis años y por lo tanto los que somos padres dejamos de sufrir en nuestras propias carnes lo sufrido por carnes ajenas e infantes, entonces ya todo es menos que mediocridad. Mediocridad, un no siempre contenido lirismo y una afición por la poesía que despierta mi yo más salvaje.

Pero centrémonos. 

Decíamos que el libro era un truño. 

Se lo voy a contar, a ver si cayendo por su propio peso acabamos con él. 

La niña cuyo padre desaparece así sin más, crece, se desarrolla y al poco se enamora de uno que pasaba por allí y que le enseña a leer, logrando con esto que todo sea posible. Andado el tiempo la nena demuestra ser lista como una rata y lo mismo te escribe un tratado de biología que te deja un verso libre ondeando al viento una semana. No hay género que se le resista. Ni editor, parece, porque es todo uno empezar a documentar la marisma y no dejar de cobrar anticipos (que para sí los quisieran unos cuantos que yo me sé) porque si algo necesitaba el mercado era otro libro sobre la flora y la fauna autóctona de algún lugar dejado de la mano de Dios.

Llegado este punto se habrán dado cuenta de que la novelita es un poco cuento de hadas. Por lo de vender libros y tal.

Luego hay por ahí uno que ya se ve mala gente que se la quiere beneficiar, porque los tíos mucha flor y mucha leche pero al final no somos más que unos cerdos. Pero esto solo lo notamos nosotros, los lectores experimentados, que hemos leído Washington Square de Henry James y sabemos cómo se las gasta el género; ella, sin embargo, que de cultura bien pero de experiencias vitales fatal, cae en sus redes cual tonta del bote, un poco enfadada, todo hay que decirlo, porque el chico que le gusta de verdad, esto es, el de las gafas, huye a campus menos agrestes a aprender cosas del mar, que por algo ha tenido siempre una barca. 

Y así todo. 

Resumiendo: La chica salvaje, que se vende como un canto a la naturaleza o no sé qué vaina, es en realidad una cosa boba sobre una niña de selva que se debate entre el chico atolondrado de letras y el deportista violador mientras le demuestra al mundo que la cultura no está solo en las aulas sino también en el National Geographic

jueves, 26 de diciembre de 2019

Lo mejor y lo peor (y otros) de 2019


Lo que hay que admitir: en lo que a lecturas se refiere —y sin descartar también otros ámbitos— 2019 ha sido una mierda. De esos años que uno tendría que haberse tomado sabático. Pero no. Había que joderlo. Qué necesidad.

Lo han salvado tres novelas. Ninguna actual, me temo. (Cero sorpresas, por otro lado).
  • Los demonios de Dostoievski
  • Cándido de Voltaire
  • Absalon, absalon de Faulkner
Claro: Faulkner. Compite tú con eso.

Y ya está. El resto: prescindible. O casi.

Por no dejar esto aquí, con lo que nos ha gustado siempre rajar, vamos a crear un par de nuevas categorías.

La primer podría ser: “Menciones especiales por razones varias” y esto solo para no dejar de hablar de:
  • El cártel de Don Winslow, por entretenida.
  • La edad del desconsuelo de Jane Smiley, por el inesperado placer.
  • Doctor sueño de Stephen King, por superar las/mis expectativas y contradecir aquello de “segundas partes nunca fueron buenas”.
  • El amor en los tiempos del cólera: por la capacidad de García Márquez de mantener mi atención durante todo el libro con una historia que ni queriendo podría interesarme menos. 
  • La herencia, de Vigdis Hjorth, por traernos de vuelta a personajes y ritmos bernhardianos.

En el apartado "Lecturas abandonadas de puro aburridas" destacaríamos:
  • El colgajo de Philippe Lancon, sobrevalorada es decir poco. No entenderé jamás el éxito de ciertas cosas, entre ellas, esta.
  • La idiota de Elif Batuman, como algo que quiere y no puede porque le falta de todo.
  • Días sin final de Sebastian Barry, prometedora e interesante a la par que aburrida e intrascendente.
  • Milkman de Anna Burns. Mea culpa: a esta le cogí manía cuando una fuente bien informada me insinuó que la traducción no estaba a la altura; que el libro era bueno, pero no así.
  • Una educación libertina de Jean Baptiste del Amo. Porqu.e.... Zzzz. Suficiente.
Y tantos otros porque si algo ha tenido este año en abundancia ha sido de lecturas abandonadas. Y todas, o prácticamente todas, coinciden en lo mismo: cuentan con un buen arranque que se desinfla página tras página hasta quedar en nada llegando a la página ¿cien? Por ahí, sí. Todas, o casi. Algunas ni tanto.

Y ya termino.

Entre lo peor, de lo leído (entiéndase: de aquello terminado (doble mérito, pues)):
  • El quinto en discordia de Robertson Davies (que ya directamente ni recuerdo)
  • La chica salvaje de Delia Owens (que “menuda mierda” y de ahí la inminente reseña)
  • Amor libre de Ali Smith (o cómo escribir un único relato bueno entre nosecuántos.
  • Variaciones enigma de André Aciman (¿yo leí eso?)
  • Cara de pan de Sara Mesa (esa eterna ya no tan joven promesa, competencia directa de Elvira Navarro, que ha escrito un libro que no aporta nada a nada ni a nadie)


Resumiendo: un mal año, no; un año pésimo. Que de un total de treinta y cuatro libros leídos (en la foto aparece alguno del año anterior) no haya podido salvar más que ocho solo demuestra una cosa: tengo que cambiar de actitud o de consejero o algo. Al menos cuando tenía el blog nos echábamos unas risas; ahora ya solo lo sufro yo. Y, miren, no es plan.

Me he jurado y perjurado que 2020 será diferente. Que leeré más y mejor; que terminaré alguno de los libros que tengo en la estantería; que elegiré libros de menos de seiscientas páginas; que retomaré el interés por la actualidad. Que hasta el posible que recupere el blog ya sea como era ya sea como sea.

Pero ya sabemos para qué sirven las promesas que se hacen en tan señaladas fechas.

Lo dicho: como sea, nos vemos en breve.


martes, 17 de diciembre de 2019

2019. Resumen de lecturas

1. La caída de la casa Usher de Edgar Allan Poe
2. Daisy Miller de Henry James
3. Los demonios de Fiodor Dostoievski
4. La llave de Junichiro Tanizaki
5. El elogio de la sombra de Junichiro Tanizaki
6. La casa de las bellas durmientes de Yasunari Kawabata
7. El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez
8. Arenas movedizas de Junichiro Tanizaki
9. Anna Karenina de Leon Tolstoi
10. Serotonina de Michel Houellebecq
11. Cándido de Voltaire
12. El quinto en discorida de Roberton Davies
13. Hijos de la medianoche de Salman Rushdie
14. La edad del desconsuelo de Jane Smiley
15. Cara de pan de Sara Mesa
16. El pasajero de Ulrich
17. Las hijas de otros hombres de Richard Stern
18. Cambiar de idea de Aixa de la Cruz
19. Absalon, Absalon de William Faulkner
20. La ira de los ángeles de John Connolly
21. Variaciones enigma de André Aciman
22. Sangre vagabunda de James Ellroy
23. Cosas que no quiero saber de Deborah Levy
24. Mujeres de Charles Bukowski
25. El instituto de Stephen King
26. El cártel de Don Winslow
27. Quién mató a mi padre de Edouard Louis
28. La chica salvaje de Delia Owens
29. La caja de botones de Gwendy de Stephen King
30. Doctor sueño de Stephen King
31. Hormigón de Thomas Bernhard
32. Elevación de Stephen King
33. Amor libre de Ali Smith


En breve, las conclusiones.