Llevo algo así como mes oyendo hablar de esta novela. Que si Maravilla o no sé qué. Hablamos nada menos que de RENOVACIÓN del género histórico. Al menos es lo dicen por ahí no sé si las contras, las solapas, las fajas desatadas o directamente las malas lenguas.
Yo, ya se lo adelanto, no me lo creo, un poco porque no y otro porque a estas alturas de mi vida ya no me creo NADA. El caso es que con todo y a pesar de todo y por el cariño que le tengo a según quien consideré que debía, por lo menos, intentarlo, y por no tirar un dinero que me podría gastar en Ibuprofeno se lo pedí a mi bibliotecaria favorita que me dijo sí claro escasos tres días antes de depositarlo dulcemente en mis manos.
Tras dos semanas de permanente procrastinación lo empiezo esta misma mañana y esto es lo que me encuentro:
La novela empieza con un hombre saliendo de un sueño (un fondo marino lleno de cadáveres, seguro que Cero Premonitorio) a golpe de grito infantil. Parece un hombre rudo, violento, la clase de hombre que al despertar pregunta “¿Qué diantre pasa aquí?”. Ese hombre. Está en la taberna, borracho, como siempre, porque se ve que eso, como decía el otro, “es lo que da calidad a una novela”. Ya ven que de momento todo MUY ORIGINAL y cinematográfico. «Hay un muerto en la orilla, cerca del agua», le dicen los niños. «¿Y yo qué tengo que ver?» (pregunta, CLARO, porque vamos a ver: por qué a él). «Por favor, GUARDIA» (ah, POR ESO) «no teníamos nadie más a quien acudir y sabíamos que usted estaba aquí» (vean que sutil refuerzo a la idea del borracho a punto de redimirse).
Se masajea las sienes con la esperanza vana de aliviar el dolor palpitante, porque según el Manual de Novela Negra para Escritores Imberbes es lo que toca. Luego, cuando trate de sacar el cadáver del fango, también le va a doler el muñón del brazo que le falta («lo atenaza un dolor terrible, un dolor capaz de borrar el mundo entero, como si unas fauces de hierro le perforaran la carne, el cartílago y el hueso») posible herida de guerra o mierda similar, no sé si me apetece saberlo. Como no puede, porque no puede, claro, porque está con resaca, como siempre, y además es manco y además el fango le llega a las rodillas porque vive en una ciudad arruinada y sucia, una ciudad de mierda, decadente, que no tiene para un muelle en condiciones, le dirá a los niños (seguro que se acuerdan de ellos: los mismos que no sabían a quién más acudir) que corran ¡al puesto de noche para traerle un maldito casaca azul!, que deben ser los que llevan en secreto el Tema Cadáver en la zona.
Cinco páginas y no es que no me guste, es que ME ABURRO, porque esto YA LO HE LEÍDO. ¡Y sólo son las ocho de la mañana!
Hombre, no me jodas.