Marzo. 31 días. He aquí un mes bien aprovechado con la lectura de un puñado de libros que incluyen relatos, clásicos populares, biografías, reportajes, teatro, etc. Tremendo, si lo piensas, el mes.
Arrancó así:
“Frankenstein o el moderno Prometeo” de Mary Shelley. Editado por Sexto Piso, con epílogo de Joyce Carol Oates y unos maravillosos dibujos de Lynd Ward. No sé si me gustó más la novela o los dibujos. Miento, sí lo sé: los dibujos. La novela, bueno, es Frankenstein, vale y sí, todos los méritos y más, que era una niña, la Shelley, pero con todo hay mucha paja y mucha descripción de la fuerza de los vientos y mucho arbolito y mucho páramo desolado y mucha acción que unas veces adormece y otras vez no hay quien la pare. Y bueno, vale, qué sí, nada que no supiéramos, pero esos dibujos…. esos dibujos de Lynd Ward son simplemente perfectos, llegando al punto de que parece, la novela de Shelley, una mera excusa para disfrutar de ellos.
De “La trabajadora” de Elvira Navarro ya hemos hablado y dicho todo lo que se podía decir. Tampoco hace falta ponerse sádicos.
“La pesca de la trucha de América” de Richard Brautigan ha sido mi primer Brautigan. Le tenía ganas desde hace tiempo pero no fue hasta que cayó el libro en mis manos por casualidad que me dio por tomármelo en serio. Bueno, todo lo en serio que se puedo uno tomar a Brautigan. Colección de relatos (no lo sabía cuando lo empecé) que, como viene siendo habitual, son unos mejores que otros. En general, bastante curiosos. Interesantes. Repetiré con el autor, lo cual equivale a decir todo y nada.
“Los Modlin” de Paco Gómez. Descubro este libro el mismo día que me lo ofrecen. Por entonces ya lleva una temporada dando vueltas por ahí. He aquí un ejemplo de autoedición en toda regla: Paco Gómez escribe y edita. Lo habitual es montar un pdf, mobi o similar y subirlo a Amazon, ponerlo a 2 euros y esperar que suene la flauta y si no suena da igual, decir que has vendido dos mil ejemplares y esperar que te crea algún sello editorial. La otra es montar un crowdfunding y también esperar que te crean. En Paco confiaron 700 seres humanos, que ya no está mal. Los Modlin cuesta unos veintitrés eurazos y sólo se vende en papel. La edición incluye fotografías a todo color pero sobre todo un esfuerzo por hacer las cosas lo mejor posible dentro de las posibilidades de cada uno.
Por si interesa y anticipándome a la reseña, les diré que es una suerte de documental que trata sobre aquello que tiene lugar de puertas adentro y protagonizada por a una familia bastante peculiar. Hay por ahí un documental con el que Paco acabó teniendo muy poco que ver, pero esa es otra historia. Y no cuento más o a este paso hago aquí la reseña.
“Días lúgubres” de Juan Sayagués. Inclasificable. Es casi lo único que puedo decir ella. Y lo digo como un cumplido. La empecé hace mucho y la dejé a las quince páginas. Por insistencia del autor volví a ella meses después y, sorpresa, la disfruté como un enano. Días lúgubres es una gamberrada en la que Sayagués se permite hacer cualquier cosa y llegar a cualquier lugar con una única condición: divertir. Lo consigue. Con altibajos, pero sí.
Decir que va de esto: «El estadista y falócrata Don Pollón, defensor a ultranza de la “pornocracia” y siempre acompañado del simplón, sumiso y con dos doctorados, Altramuz, recibe la visita de un desconocido Dalai Lama reconvertido en vicioso y director de inconfesables empresas, con el que lleva a cabo un auténtico “pulso”», equivale a no decir nada. Lo mejor que se puede hacer con Días lúgubres es leerla y arriesgarse a que pase cualquier cosa. Lo dicho: divertida, interesante, desconcertante. Arriesgada. Diferente.
“Es un decir” de Jenn Díaz. Este blog tiene un discurso —que se repite demasiadas veces— que tiene que ver con la crítica, el amiguismo y la incompatibilidad. Esto no es difícil de entender de modo que no lo voy a volver a explicar. Pues bien, para no caer en el ridículo de recomendar la lectura de una amiga y en aras de salvaguardar el poco prestigio que nos queda nos vamos a reservar, mis socios capitalistas y yo, lo que opinamos del libro de Jenn Díaz a la que desde aquí aprovechamos para felicitar por esa segunda edición.
“Niños en el tiempo” de Ricardo Menéndez Salmón. Mismo caso que el de Elvira: lo dicho, dicho está; todo lo demás es marear la perdiz. La reseña, AQUÍ.
“Winesburg, Ohio” de Sherwood Anderson es uno de esos libros que sabes que tienes que leer, que quieres leer pero que por alguna razón nunca llega a ocupar un lugar preeminente en tu mesa de “inmediatos”. Error. Winesburg es una “novela” (entendiendo, en este caso, novela como esa colección de relatos que sí merecería ambas calificaciones) estupendísima que nadie debería perderse. El dibujo de una época y un lugar a través de sus habitantes y… bueno, da igual. Si hay que leerlo hay que leerlo, ¿qué importará el argumento?
“Un hombre al margen” de Alexandre Postel. Pongamos que es usted un profesor de filosofía anodino y vulgar. Un mierdecilla. Pongamos que un buen día llaman a su puerta y al abrirla se encuentra con un policía que lo acusa de haber descargado material pornográfico con contenido infantil. Pongamos que usted, que vive solo, se sabe inocente. Pongamos que las pruebas son las pruebas y ahora usted será acusado y condenado por pedófilo.
Esta es, grosso modo, la historia que cuenta este joven escritor francés que ha ganado el Goncourt a una (venga, va, digámoslo) interesante primera novela. En breve, seguramente esta misma semana, reseña.
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ABANDONOS
La semana pasada publiqué tres entradas. La razón nace de aquí: empecé a escribir este post y cuando llegó el momento de comentar estos abandonos la cosa se fue complicando y el post se iba eternizando y aprovechando que pocas veces se ha dado la casualidad de que yo abandone tres libros el mismo mes, se le hizo un especial. Por el bien de todos, esperemos que no vuelva a ocurrir.
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Y en abril…
Aguas mil. Y libros, unos cuantos. Tengo una lista enorme que todavía no he depurado porque últimamente improviso bastante y dejo un libro me lleve a otro. De entrada, hay unos cuantos que me apetecen especialmente. A saber:
“La Joven Ahogada” de Caitlín R. Kiernan es el tercer libro de la nueva serie de Valdemar llamada Insomnia. Citándolos vendría a ser “una historia de fantasmas, pero también un libro sobre la escritura de historias de fantasmas. Es un relato sobre el enamoramiento, el desenamoramiento, y la cuestión de si la locura es un don o una maldición. Es una de esas pocas novelas que uno desearía que nunca acabara.” Bueno, ya veremos.
“La cámara sangrienta” de Angela Carter «es una colección de diez relatos explícitamente basados en cuentos de hadas, en especial, de Charles Perrault, pero también de Jeanne Marie Leprince de Beaumont, del folclore europeo, e incluso de la radionovela, con claras influencias de la narrativa del Marqués de Sade.» Pertenece a los ilustrados de Sexto Piso (pequeñas grandes joyas de las que un día tendremos que hablar con calma). Alejandra Acosta, que descubrimos hace más de un año en la estupenda “Del enebro” se ocupa de los dibujitos.
“La mirada del observador” de Marc Behm, es mi lectura actual y probablemente la termine esta misma noche. Se trata de una novela negra de reconocido prestigio que, quitando cuatro gatos, parece que apenas ha leído nadie.
“Una casa de tierra” de Woody Guthrie, cantante folk muy comprometido con la cosa social a quien Dylan llamó “mi último héroe”. Lo empecé el viernes; apenas leí nada.
“El buscador de almas” de Greog Groddeck, amiguete de Freud y padre fundador del movimiento psicoanalítico. «Inscrita en la tradición de la novela picaresca, El buscador de almas cuenta la historia de August Müller, un burgués de mediana edad que lleva una vida convencional hasta que se ve aquejado de escarlatina y desarrolla una obsesión con las chinches de su habitación, a las que se propone exterminar por todos los medios.» Ya iba a caer el mes pasado, pero no pudo ser.
En el apartado español sentimos curiosidad por cosas tipo “Las inviernas” de Cristina Sánchez-Andrade, “Un minuto antes de la oscuridad” de Ismael Martínez Biurrum, “Esta noche arderá el cielo” de Emilio Bueso, “Deudas vencidas” de Recaredo Veredas o “Tranquilos en tiempo de guerra” de Cristian Crusat. Pero ya veremos.