“Las desventuras…” pertenece al género de Aquellas Novelas Que Llaman La Atención Por Su Portada (que es una forma tan digna como cualquier otra de llamar la atención). Al menos esta es la primera etiqueta que recibió de un servidor. No todos los prejuicios han de ser negativos. Después de eso, la inevitable lectura y después del después la inclusión, inevitable también, en Los Libros Difícilmente Catalogables. Ladislav Klima entra de lleno en mi particular Olimpo de los Raritos con esta novela que no supongo una excepción en el mermado conjunto de su obra (mermado porque en un arrebato de lucidez quemó gran parte de ella (no como otros)). Lo cual, dicho sea de paso, ha de ser tomado como un cumplido.
“Las desventuras…” cuenta la loca historia de amor de un príncipe, como él mismo afirma, con una marcada tendencia a la excentricidad amén de otras peculiaridades: “[…] al margen de mi prosapia y opulencia, oso decir que soy un adonis, pese a ciertos defectillos, como que mido tan solo un metro y medio y peso cuarenta y cinco kilos, que ando algo desdentado, mondo y lampiño, además de un poco bizco y significativamente cojitranco. Pero hasta el sol tiene sus manchas”. También, según el Doctor Trottelhund (un menos que secundario personaje de la novela), “su Alteza carece, efectivamente, de un temperamento equilibrado”. Y todo esto solo para empezar. Sternenhoch es en sí mismo un auténtito esperpento.
Pues bien, este buen príncipe -que según el propio Klima, bien pudiera haber sido el sucesor de Bismarck- se enamora perdidamente, por razones incomprensibles hasta para él mismo, de un horrible jovencita de 17 años que le revuelve el estómago nada más posar su mirada en ella: “una figura tan escuálida que asustaba; un semblante de una repulsiva lividez, casi blanco, macilento. Parecía un cadáver accionado por un mecanismo”. Así de fea. Y de tonta ni hablemos. Así de tonta: después de casados (el misterio de lo absurdo del matrimonio alcanza aquí sus cotas más altas) ella se enamora de otro maromo tanto como para decir lo siguiente: “¡Eso es lo que soy! ¡Una pequeña puerca, una perrilla, una lombriz…, una mujer! Un estercolero en el que proliferan nauseabundos críos. ¡Un asco! Somos un cero a la izquierda; solo cuando ante nosotros se planta un hombre hecho y derecho, el cero se convierte en algo provechoso. Plantas trepadoras; sin vosotros [los hombres] no tenemos ningún sentido. Somos un décimo; el hombre los restantes nueve décimos. Sería totalmente lógico que los hombres pisotearan a las mujeres sin más ni más. Hasta el más ruin, el más blandengue de los hombres es superior a la más elevada de las mujeres.”
El resultado son dos perfectos imbéciles y una falta total de codependencia, o lo que es lo mismo, dos deseándose mutuamente una muerte fulminante o, de igual manera, una feliz y fatal separación. Total, que ella parece que se muere de una patada perdida y él escribe un diario que ocupa el centro y casi la totalidad de la narración; una narración dirigida desde el prefacio por una entidad correctora e invisible: “[…] nos hemos permitido numerosas licencias. Ante todo, hemos intelectualizado en gran medida a nuestro paladín [el príncipe]. Ha resultado imprescindible. Su Alteza Serenísima andaba bastante a la greña con la pluma...” El resultado es una novela satírica y extraña -divertida a la par que grotesca y desconcertante a la par que atractiva- que trata de amores ridículos, fantasmas (o apariciones más o menos espectrales) y locura (o similar estado de embriaguez) que no deja títere con cabeza, empezando por la nobleza, siguiendo por el ejército y pasando, que no acabando, por la clase política. No hay ni un solo personaje, del estamento que sea, que salga bien parado. Ni uno. Y eso siendo generoso.
Cuenta la traductora, Patricia Gonzalo de Jesús, un par de insignificantes detalles que pueden servir para entender algunas de las claves de la novela y ayudar en los momentos más desesperantes de la narración (que los hay): por un lado Klima incluyó el subtítulo de “Un Romanetto Grotesco”, siendo Romanetto un género que pertenece al ámbito de lo gótico y Grotesto… al ámbito de lo grotesco, claro. Por otro lado destaca el carácter filosófico de una obra que asegura impregnada de toda la teoría filosófica de Klima, entendiendo esta como una reelaboración personal de los postulados de Nietzsche y Schopenhauer. “Hay mucha terminología filosófica, inventada por el propio Klíma para sus propósitos y que no está traducida al español en ningún caso, así que hubo que inventarla directamente”. Hay, de esto (filosofía con querencia al absurdo, al menos en su planteamiento), un evidente exceso verbal en el tramo final de la novela -cuando revienta cual purulenta espinilla toda la locura acumulada a lo largo de 200 páginas- que invita a la espantada de aquellos poco acostumbrados a cierta terminología que, es de suponer, busca hacer voluntariamente ininteligibles algunos pasajes. Queda, en cualquier caso, el regusto dulce de unos personajes extravagantes en grado sumo en un entorno tan hostil como el amor ciego sobre un fondo de nobleza germana.
Breve apunte biográfico
Ladislav Klíma es, era, checo. Desde la más tierna infancia le da por la revolución a pequeña escala. A los dieciséis años ya lo han expulsado de todos los establecimientos escolares del Imperio Austríaco (asegura Manguel en Babelia) lo que equivale a entrar por una puerta y salir inmediatamente después por la de atrás. Insulta a la Iglesia, al Estado y la corona Imperial. No deja títere con cabeza, Klíma. Vivió en la indigencia ejerciendo de todo: conductor, filósofo solipsista, fabricante, dramaturgo y, al final de su vida, limpiabotas. La única cosa de la que nunca se hartó fue del alcohol. Como buen borracho tuvo un montón de amigos que siempre lo ayudaron a salir adelante. Para coronar la leyenda hay que decir que se alimentaba de gusanos. Esto vende muy bien. Murió de tuberculosis en 1928. Y hasta hoy.
Lo leeré, gracias Tongo...
ResponderEliminar"...mido tan solo un metro y medio y peso cuarenta y cinco kilos, que ando algo desdentado, mondo y lampiño, además de un poco bizco y significativamente cojitranco"... Coño, Tongoy, si parece Gollum! ¿No te habrás equivocado y estarás leyendo "El señor de los anillos", por casualidad? ;)
ResponderEliminarAhora en serio: a mí también me encantan las portadas de Libros del Silencio. Y las de Impedimenta.
Entre tu reseña y la de Manguel, me han entrado ganas de leerla
ResponderEliminarPaso de ahogos.
ResponderEliminar¿Qué ahogos?
ResponderEliminarJajaja, no le haga mucho caso. A Quique le aburren las novelas ahogadas: aquellas en las que el humor ahoga la narración, en las que el sexo ahoga la narración, en las, en definitiva, algo ahoga la narración. Quique ve ahogos en esta, también, pero sólo porque la edad le ahoga la paciencia y según pasan los días va teniendo cada vez menos.
EliminarEn definitiva: los ahogos de Quique son un clásico del blog y casi la única razón por la que yo leo lo que leo y escribo lo que escribo. Entre comillas, esto.
Bueno, pues los ahogos de de Quique ya sirven para algo
ResponderEliminarQue no, tontos, que era broma. Si en el fondo a mí lo que me gusta es ahogarme en cualquier cosa que no sea convencionalidad. Y esta tiene pinta de eso. Igual la pillo para leérmela no sé muy bien cuándo. Perdóneseme la tontería.
ResponderEliminarPues si quieres ahogarte, y hasta el fondo, lee (sí no lo has hecho ya) "Tadeys" de Osvaldo Lamborghini. La editó hace bastantes años Ediciones del Serbal, me imagino que estará descatalogada, pero en alguna biblioteca, quizás tengan algún ejemplar
ResponderEliminarLocalizada. Trataré de hacerme con ella.
EliminarEH PERO ESTE LO RESEÑARON EN BABELIA ESTE SABADO Y YA TE LO HAS LEÍDO??? COMO ES POSIBLE??? YO LO QUERÍA LEER, AUN NO HE LEÍDO LA RESEÑA PERO ESTOY EMOCIONADA: UN LIBRO EN EL QUE COINCIDIMOS, POR FIN....
ResponderEliminarYa tocaba, sí.
EliminarA ver, los de Babelia tampoco se han dado mucha prisa. El libro me llegó a mediados del mes pasado.
Ya estás tardando en leerte la reseña, bonita.
te recomiendo de libros del silencio El diablo a todas horas; daniel roy pollock
EliminarLo tengo sobre la mesa. Iba a leerlo la semana pasada pero se me cruzaron un par de lecturas. Confío poder ponerme con él este mismo mes.
Eliminarte gustará...
ResponderEliminarSi sigue la senda de Knockemstiff seguro que sí.
Eliminares mejor...
EliminarEl diablo a todas horas es bastante peor... que Knockemstiff.. un vástago desmedido y deformado... de tanto pasarse, e ir y venir se rompió el cántaro de los logros que alcanzó en su anterior colección de cuentos.
ResponderEliminarGracias Carlos por la recomendación de este libro de Klima, el otro Klima, Ivan, también es muy interesante... Lo leeré... lo pintas bien en tu artículo.
Donald Ray Pollock
ResponderEliminarEste mola. Tenemos el problemita de siempre, 20 euritos o por ahi. Hay dos tipos de personas: los que resean y reciben los libros. Los que leen reseñas y no pueden comprar los libros.a
ResponderEliminarPróxima critica, ya toca algo de Sexto Piso, ya sabes.
Cierto. Es un problemón. Si le sirve de consuelo le diré que yo, si dispusiese de veinte euros, antes que este, compraría otros, pero allá cada uno que haga con su pasta lo que quiera.
EliminarMire, no voy a entrar en la tontería de “a ti te regalan los libros, qué suerte tienes”. A mí me manda libros quien me los manda pero no he nacido con un pan debajo del brazo. Me gasto la pasta como todo el mundo en libros que realmente me interesan porque pocas veces coinciden (los que quiero) con los que recibo. No me tengo porque justificar pero tampoco me interesa aguantar sus chorradas de víctima del sistema. A LdS los leía y reseñaba antes de recibir libros y a Sexto Piso también. Este de Klima, por si le sirve de ayuda, lo pedí a la biblioteca y lo saqué de la biblioteca y lo empecé a leer antes de que me llegase a casa por correo. Le sorprendería descubrir cuántos libros he recibo de LdS. Y lo mismo con Sexto Piso, ya que lo nombra. A mí me llega lo que me llega y lo que no me llega me busco las castañas para leerlo como hace todo bicho viviente. Hago entre cien o ciento cincuenta desideratas al año a la biblioteca. Me aceptan el 90%. ¿Suerte? Puede ser. En cualquier caso no necesito que me manden libros para leer libros. No todos, al menos. Pruebe.
A ver Tongo/Confusa;
Eliminarmenos humos, maja. Víctima del sistema? No confunda los términos, es usted muy jovencita e impulsiva, debería salir de vez en cuando a bailar. Que no nos hemos caído de un guindo. Diga usted en que biblioteca entrega esas magníficas desideratas, ahora que están las bibliotecas cerrando o en presupuesto cero. Usted sabrá de sobra que este paripé no va a durar toda la vida, sobre todo desde que se ha convertido en un Centro Comercial. Quien se pica, ajos come. Ay, ay, ay, que se están viendo demasiado las costuritas al aire..
Me ha caído usted simpático. Le voy a contestar:
EliminarSí, ya supongo que jode, pero es lo que hay. El presupuesto cero será para 2013. Me daré por jodida entonces y volveré a los clásicos, mientras tanto me voy hinchando a pedir. Recibidos este mes: "Chavs, la demonización de la clase obrera", "La formación de la clase obrera inglesa", "Moo Pak" (Josipivici), "Mas afuera" (Franzen), "Será mañana" (Guzman Rubio), "Cuatro por cuatro" (Mesa), "Karnaval" (Ferré)(y comprado a pesar de) y "Continente salvaje" (Keith). Rechazados 3 o 4, no más.
Y así un mes y otro mes y otro mes. Voy a la biblioteca como otros van al Corte Inglés. Yo creo que consienten de más por lo buena que estoy y lo simpática que aparento. Mírese usted lo suyo y trate de corregirlo, quizá aún esté a tiempo de pillar el de Reverte. También puede quedarse así, hablando de costuritas y esas cosas tan de creérselo. Siempre hay roto para un descosido.
Besos en los morros y mucha suerte, amor.
Anónimo, dame un beso ahora mismo. No me hagas enfadar.
EliminarSuerte ya tengo, guapura. Los besos y los morros que no falten. No necesito tanto adoctrinamiento, con que me diga usted el nombre de la biblioteca esa, es suficiente.
EliminarHaré algo mejor: le daré la dirección web. Podrá buscar los libros que acabo de mencionarle. Verá también que están cogidos. Los tengo yo. Casi todos.
EliminarEl de Chavs, acaba de salir, por cierto. Eso desmonta lo del presuesto cero.
http://bibliotecas.absys.xunta.es/abnetopac/abnetcl.exe/O7006/ID25ec4119?ACC=101
La página es nodal (toda la región). La mía es González Garcés.
Ya me contará.
Va a ser verdad que el PP mueve la cultura en Coruña, acojonante! Pues nada, es asín. Gracias, Sara.
EliminarConfu, my heart belongs to you. A mi los besos digitales es que me saben a poco. Espero ir a tu próxima presentación en la Vida Real. Alli ya te pongo al día.
Ya tengo motivos para no hacer presentación.
Eliminarno seas tan negativa, Confu, igual tesorprendo, estoy muy buena
EliminarOtra cosa, Tongo. Me he pillado de segunda Providence del Ferré. Me ha llevado a consultar su crítica del 2010, cuano eran usted y Amores. Supongo que la Corporación habrá crecido desde entonces. Las primeras 100 páginas están siendo un dolor de huevada importante. Las descripciones morosas de los pensamientos preteridos del protagonista o narrador me tocan un pie. Los que hemos tenido la suerte de completar un trio en la noble ciudad de Marrakech currándonoslo desde la pista de baile de un hotel, no necesitamos veinte páginas para describirnos la escena. Mucha mucha paja mental, oiga. La idea formal de la novela -estructura y tal- muy bien, pero coño, que luego lo que se lee con la retina son palabras y frases, no estructuras. Total, que me pillado luego un cuentito de Borges, y en un par de frases me ha compensado el día.
ResponderEliminarDr J, pasando ya mucho de Anagrama y Timadori que es gerundio
Ferré es mucho de excesos sobre todo verbales pero aún así yo me leí su novela en tres o cuatro días. De los autores españoles sigue estando entre mis favoritos. Es a los pocos que les compro su novela cuando sale. Como cumplido es la hostia. Que luego tiene partes más áridas. Claro, pero prefiero eso a la ausencia de todo o la belleza del texto sobre la idea.
EliminarAhora mismo leo Karnaval, por cierto.
Yo, cuando necesito compensar el día me leo un cuento de Cortázar. ;)
No es aridez, la palabra. Es más bien COÑAZO, lo de Ferré. Pretenciosidad. Aspirar a mucho y quedarte en poca cosa. Vamos, el rollo mutantes nocillas a tope. Los resultados mandan. Lo de Karnaval lo va a leer el que le dió el premio y los cuatro que lo vais a promocionar. Un biopic sobre DK, vamos, no tengo otra cosa que hacer!
Eliminar¿Qué le hace pensar que me interesa promocionar a Ferré? Lo pregunto con sincera curiosidad.
EliminarA todo esto voy por la página 70 de Karnaval y si he de ser sincero, no me está entusiasmando.
Ya me he comprado el libro... Me está requeteencantando... Gracias a tu reseña y a la del señor del Babelia :)
ResponderEliminarPero mira que eres maja. ;)
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ResponderEliminarsobre El diablo a todas horas:
http://www.lavanguardia.com/opinion/articulos/20121216/54356393682/llatzer-moix-degradaciones.html