Esto no es un blog, ni la entrada de un blog, ni el texto de una entrada de un blog (no busquen subterfugios: los conozco todos). Y no lo es por la misma razón y del mismo modo que tampoco el libro de Manuel Vilas llamado “España” es una colección de relatos. No lo es. Es una novela. Y si ustedes no se han dado cuenta es porque no están en la onda; en la onda de la posmodernidad, se entiende. Ni ustedes ni yo. Yo tampoco. Ni me acerco a posmodernidad si para ello he de aceptar algo así. (He dejado la ironía, ya ven, pero vuelvo a ella enseguida) Fogwill, el recientemente fallecido y (y así ya, en pleno) ensalzado escritor argentino defiende mi argumento del siguiente modo (y no quiero pensar que se murió por mentiroso, Fowgil, para una vez que me da la razón): “Hilvana medio centenar de historias y microrrelatos agrupados caprichosamente en once capítulos que el editor español no vaciló en llamar novela siguiendo la práctica fraudulenta de la industria. No es una novela: es literatura en estado puro[…]” Pues mi blog lo mismo. También literatura en estado puro, qué coño, y si a mi Fogwill no me defiende es porque está cadáver, pero él no hubiera querido dejarme sin mi momento de gloria ni el reconocimiento escrito que merezco; por eso he pensado que quizá sería este un buen momento para poner en su boca palabras que hagan frases y a su vez ideas, propias de un genio como él, que como ya está muerto (siento insistir en este dramático punto pero es de vital importancia que lo tengan en cuenta) deben ser seguidas a pies juntillas y no osar, ni por asomo, a dudar del efecto clarificador que debe tener esto en sus dulces e inocentes instrumentos de pensar.
Dejo pues a continuación el contenido íntegro de lo que Fowgil quiso decir y no pudo quizá por ir justo de tiempo, pero que a la sazón viene a ser exactamente lo mismo que dijo (palabra aquí, palabra allí) de este “España” de Vilas que me he empeñado en comentar sin conseguirlo:
“La medicina de Tongoy” es un blog de inusitada frescura, algo sorprendente procediendo de un escritor español. Hilvana multitud de ficciones y microrrelatos agrupados caprichosamente en entradas que el editor español no vaciló en llamar blog. No es un blog: es literatura en estado puro y procesa sin miedo los desafíos de la identidad y el verosímil que enfrentan los verdaderos creadores como Tongoy, y muestran que España está en otra parte y no donde creen los sudacas que quieren conquistarla poniendo desaparecido en la página 78 o en la 132.
Claro que, por otro lado, no veo qué problema puede haber a la hora de establecer si A o B (siendo A cualquier cosa y B cualquier otra) es o no es una novela y de qué tipo. ¿No basta acaso con dar con un hilo conductor? ¿Un nexo que haga las veces de guía? ¿No es la intención del escritor lo que define en última instancia qué es y qué no es una obra? Manuel Vilas establece, porque así es su deseo -al fin y al cabo es su libro- que sea España la médula espinal de su novela, de su obra, de ese compendio de palabras o lo que sea. También pudiera haber elegido Zaragoza, que se nombra mucho, o él mismo, Vilas, omnipresente personaje, real e imaginario a la vez de muchos sino todos los relatos, magníficos por otro lado, en su mayoría, al menos. ¿Y yo? ¿Cuál es mi nexo aquí? Pregunta: ¿qué puede hacer de La Medicina de Tongoy una novela? Respuesta: que así esté planteada. Efectivamente. El problema (el suyo más que el mío) es que ustedes ven solo una parte del todo y así es normal que carezca ese "todo" del sentido al que hago referencia, mientras que yo, como creador, como mente pensante, como fuerza motor, asisto imperturbable a la clarividencia de lo global y si he de ser sincero he tenido, por un instante, la certeza de estar, no frente a un novela que finge ser un blog sino frente a una escultura que finge ser una novela que finge ser un blog y que reproduce con aterradora perfección la secuencia de elementos que conforman la buena literatura, esto es, el ADN del arte escrito.
En definitiva: ¿es o no es “España” una novela? Permitan que les responda con otra pregunta: ¿lo es (una novela) “La medicina de Tongoy”?
Pues eso.
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