martes, 8 de agosto de 2017

“Los cautivos” de Elmore Leonard (Trad. Juan Antonio Santos)

Los cautivos es una colección de relatos. La palabra clave es relatos. Ya sólo con esto tengo yo excusas hasta el 2050 para no acercarme al libro ni con un palo. Si a esto le añades que los dichosos son del oeste, que es un género que tampoco es que arrastre (ni a mí ni a las masas) a las librerías, apaga y vámonos. No es de extrañar. Personalmente siempre he asociado el western con la televisión, toda vez que quedan ya demasiado lejos en la memoria aquellas novelitas que se canjeaban por otras en librerías especializadas en caos y segunda, por no decir trigésima, mano. No le demos más vueltas: mero desconocimiento o lo que hasta ahora venía siendo no tener ni puta idea.

No tengo la menor intención de hacer un resumen de todos y cada uno de quince relatos que se incluyen. No se me ocurre nada más aburrido que eso, honestamente, ni más inútil. Es bastante habitual encontrarse reseñas de ese tipo. No sé ustedes pero yo no recuerdo nunca haber leído ninguna completa ni recuerdo tampoco haberme decidido a leer equis libros basándome en los diferentes argumentos de sus relatos. Pocas cosas se me ocurren más estúpidas que leer tomando notas continuamente, algo a lo que te ves obligado si te dedicas a escribir ese tipo de reseña. No es el caso: el santo varón de este blog encuentra más placer en la lectura que en la escritura posterior de modo que van ustedes a tener que fiarse de mi palabra, mi buen gusto y mi memoria de mierda.

Empecemos.

Bajo cielos inmensos me abrió los ojos. Sin alcanzar la categoría de obra maestra es una novela que sirve para dejar meridianamente claro que el western es algo más que Clint Eastwood fumando y pegando tiros o Alan Ladd poniendo cara de fósil, una obviedad que no siempre tenemos demasiado en cuenta. Para un servidor de ustedes supuso un antes y un después en esto de los prejuicios, tanto de los que me mantienen alejado del relato, prejuicios estos a los que me niego a renunciar, como aquellos que me llevaban a tener este género siempre como la última de opciones posibles, por debajo incluso de producciones nacionales. 

Pero estoy divagando. Decía que Bajo cielos inmensos me abrió los ojos, pero no fue sólo eso. Hubo un factor determinante que me llevó a interesarme por este libro: Elmore Leonard. Porque, claro, a ver, Leonard es Leonard y por muy lejos que queden ya mis lecturas de sus novelas (la última, probablemente, hace más de diez años), Leonard sigue siendo Leonard, esto es, sigue siendo brevedad, concisión y entretenimiento a raudales y por encima de todo. Esto es: sigue siendo una garantía.

En Los cautivos hay muy pocos relatos que decepcionen, si acaso hay alguno, probablemente no. Sí hay relatos muy buenos, tipo el que da nombre al volumen, La hora de venganza o El día más largo de su vida o Hurra por el capitán Early o La mujer tonto (o… o… o…) y otros no tanto (fíjate que se me han olvidado hasta los nombres), pero en general incluso estos últimos mantiene un nivel más que correcto. 

Sin más rodeos: quince relatos del oeste son quince situaciones ambientadas en un momento de la historia bastante concreto y conociendo a Leonard, la cosa no va de recrearse en el paisaje sino más bien todo lo contrario: en todo momento está muy claro que su objetivo primero es entretener al lector, dibujando personajes que no siempre son meros estereotipos y creando, en sencillas tramas de hombres de pelo en pecho enfrentados entre sí, rápidas situaciones de tensión que se mantienen durante veinte o treinta páginas para terminar como en el fondo nos gusta que terminen las buenas historias.

Eso es Leonard: acción, acción, acción. Y mucha contención y cero digresión. Y es probable que, como dicen por ahí, tenga relatos mucho mejores, no dudo que así sea, pero una cosa no quita la otra y, ya lo he dicho, Los cautivos es puro Leonard y es pura diversión. Y yo ya no pido ni ESTO más.


1 comentario:

  1. Con decir que son de Elmore Leonard ya sobraba el resto de la entrada. Un grande, sin la menor duda.

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