jueves, 19 de mayo de 2016

‘Cuentos completos’ de Joseph Conrad (I)

Mi plan era leer este ladrillo (1500 páginas, más o menos), poco a poco, pero no puede ser. El libro me llama, tiene el demonio dentro, y yo me estoy dejando poseer. Podría esperar a terminarlo para dar mi parecer, pero no me da la gana; me apetece hacerlo así, como hoy, poquito a poco, aprovechando que la cosa viene ya distribuida en prácticas y reseñables secciones.

Hoy, la prime.

Los primeros cinco relatos incluidos en este... recopilatorio fueron recogidos anteriormente en el volumen ‘Cuentos de inquietud’, publicado también por Valdemar.

‘Karain’ es la historia de un hombre que cuenta la historia de otro hombre, concretamente el jefe guerrero de un pequeño pueblo malayo que vive atemorizado por la sombra del su pasado y que busca, llegado el momento y pese a ser famoso por su arrojo, un refugio en la incredulidad ajena. «Mi miedo sólo se disipa cuando me encuentro junto a vosotros, vuestra incredulidad os protege y mi miedo desaparece como la neblina frente al sol (**)». Pronto se hará evidente que la incredulidad ni existe ni nos protege de nada sino todo lo contario. La única diferencia, parece decirnos Conrad, entre los hombres de ciencia y los salvajes es que los primeros se han demostrado mucho más hábiles a la hora de ocultar sus talismanes: «Alrededor de la figura de aquel Hollis inclinado sobre la caja surgieron de pronto todos los espectros concentrados del descreído Occidente, y, abandonados por hombres que estaban convencidos de ser sabios y de poder vivir sus vidas a solas y en paz, todos aquellos fantasmas dejados por un mundo incrédulo, todas las sombras erráticas y maravillosas de mujeres que fueron amadas, los hermosos espectros de los ideales asumidos, olvidados, rechazados y defendidos, todos los desamparados fantasmas cargados de reproches de los amigos olvidados, los calumniados, los traicionados, los que habían muerto en el transcurso del camino (**)».


‘Los idiotas’ es, según el propio narrador, «una historia terrible a la par que sencilla como siempre lo son las crónicas de secretas aflicciones soportadas por almas simples (*)». En este cuento un hombre y una mujer sólo tienen hijos idiotas, lo que lleva al hombre a odiarse y lamentar con ferocidad que no podrá evitar la extinción de su apellido. Es un relato que va justo de moraleja, pero muy interesante en cualquier caso, y deliciosamente ameno. Citando a John Stape, Los idiotas está «ambientado en el campo de la Bretaña donde se encontraban entonces Conrad y su esposa, ensaya una exploración de las costumbres campesinas al estilo de Poradowska en el marco del relato trágico de una mujer obligada a mantener relaciones sexuales —y a tener hijos disminuidos psíquicos— con un brutal esposo. Para escapar a este infierno la mujer apuñala al marido y luego se suicida. Se trata probablemente de la historia más sombría jamás escrita durante una luna de miel, y tal como aventuró un biógrafo, ofrecería «gran diversión a los futuros críticos psicoanalíticos de Conrad» (Las vidas de Joseph Conrad, John Stape, Lumen, 2011).


‘Una avanzadilla del progreso’ está ambienta en el mismo Congo terrible de El corazón de las tinieblas pero en este es caso es mucho más ligero. Habla de dos hombres, tres en realidad, que deben prestar servicio en semejante infierno en una gran compañía exportadora de marfil. Ninguno está capacitado, no ya para la tarea, sino simplemente para pasar allí más de dos semanas y sin embargo ya llevan meses. «Tanto el uno como el otro eran dos personas totalmente incapaces e inútiles y no concebían una existencia fuera de la civilización. Son pocos los hombres que se dan cuenta de que sus vidas, la esencia de su carácter y hasta sus virtudes y capacidades son poco más que la expresión de su confianza en la seguridad de su ambiente. El valor, la prestancia, la confianza en uno mismo, los sentimientos y los principios, todos los pensamientos grandes y pequeños no son de los individuos sino de las masas, de las masas que creen ciegamente en que sus instituciones son legítimas, que su moral es justa y su policía, poderosa. Pero cuando entran en contacto con el salvajismo en estado puro y sin paliativos, con la naturaleza y el hombre primitivos, su corazón por lo general se sumerge de inmediato en profundas inquietudes (**)». El Congo, las condiciones pueden con ellos: se desata la locura cuando se dan cuenta «por primera vez de que vivían en unas circunstancias en las que lo extraordinario muy bien podía ser también peligroso (**)». Un relato curioso cuyo interés reside más en su condición de hecho real que en la historia en sí. Es, también, un complemento perfecto a esa otra gran obra ya mencionada del escritor.


‘El regreso’ ha sido una gran sorpresa. Un relato (acusado de excesiva prolijidad en su momento y rechazado en varias ocasiones) que por temática tiene un estilo mucho más con Henry James que del Conrad que yo conocía hasta la fecha. En él un hombre es abandonado por su mujer, que le deja una nota que lee estupefacto minutos antes de que ella, arrepentida, vuelva al hogar con intención de hacerla desaparecer antes de que su marido la lea y sea ya demasiado tarde. Más allá de la historia, simple, como se ve, hay unos personajes absolutamente modernos (tan modernos, de hecho, que podríamos perfectamente confundirlos con los protagonistas de House of Cards) «Se entendían sagazmente, tácitamente, lo mismo que una parecja de circunspectos maquilladores en una productiva conjura; pues eran incapaces de contemplar un acontecimiento, un sentimiento, un principio o una creencia a otra luz que la de su propia reputación, su propia vanagloria o su propio provecho. Se deslizaban cogidos de la mano sobre la superficie de la vida, en una atmósfera pura y glacial, como dos hábiles patinadores que describiesen movimientos sobre la firme capa de hielo para admiración de los espectadores, haciendo desdeñosamente caso omiso de la corriente subterránea, la corriente tumultuosa y oscura, la corriente de la vida, profunda y desbocada (*)». Todo el relato es una puesta en escena muy teatral (por aquello de ser fundamentalmente silencioso diálogo unas veces y otras grito pelado y desarrollarse casi por completo en una habitación), sobre todo la segunda parte, pero si por algo llama la atención es por esfuerzo que Conrad pone en no dejar sin analizar todos y cada uno de los pensamientos del personaje masculino un poco, supongo, con ánimo de poner en evidencia el estrecho pensamiento de la época que tendía, desde el machismo, al inmovilismo moral: «Nada que atente contra las creencias comunes puede ser bueno. Te lo dicta tu propia conciencia. Son las creencias comunes porque son las mejores, las más nobles, las únicas posibles. Son las que perduran… […] Hemos de respetar los cimientos morales de una sociedad que ha hecho de nosotros lo que somos. Guardémosle fidelidad. Eso es el deber, eso es el honor, eso es la decencia» (*).


‘La laguna’, un relato de traición y muerte ambientado en Borneo es, en palabras del propio Conrad, “el primer relato que escribí en mi carrera y sella, valga la expresión, el final de mi primera etapa: la etapa malaya”. De parecido razonable con Karain, trata sobre un hombre que cuenta a otro una vieja historia de cómo rescató a una mujer de la manos de un rajá y como perdió, el mismo día y por la misma causa, a su hermano. Ligero tirando a decepcionante, diría incluso prescindible en comparación.



Resumiendo: una más que interesante y variada selección de relatos tempranos de un Conrad que en apenas doscientas páginas demuestra estar tan, pero tan por encima de tantos escritores que da vértigo sólo pensarlo. Personalmente no recuerdo haber disfrutado nunca tanto de una colección de relatos. Es tal la pasión, fíjense, que ahora mismo como lector sólo me interesa CONRAD y todo aquello que tenga que ver con él. (Lo mejor de todo es que todavía me quedan 1.300 páginas de placer; 1.000, si descontamos lo que he leído estos días). 

Sí, exacto, ya sólo queremos Conrad.







(*) Traducción edición Valdemar, 2016
(**) Traducción edición Sexto Piso, 2015 (y esto pese a que estoy leyendo la edición de Valdemar. La razón es que, al disponer de una versión digital de esta edición me resulta mucho más fácil incluir las citas de Sexto Piso. Ruego disculpen esta licencia que, en la medida de lo posible, intentaré subsanar a lo largo de los próximos días, y a la que he recurrido única y exclusivamente para evitar tediosas transcripciones para las que no tengo tiempo).


27 comentarios:

  1. Una pregunta. En el volumen están incluidas algunas novelas cortas ¿La línea de sombra está entre ellas?

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  2. Veo que inauguras una serie de post de "ya sólo queremos...". Bien, bien. A ver si cae alguno que no sea clasiquete, alguna rareza. ¿Es mucho mejor la traducción de Valdemar que la de Sexto Piso?

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    1. Con la traducción hemos topado…

      Cuestión compleja. No me encuentro capacitado para decir si es mejor una u otra pero si le sirve de algo le diré que estoy leyendo ambas, tal vez un 95% más Valdemar, y me quedo con ella. Eso no quiere decir que la de Sexto Piso me parezca mala en absoluto, es simplemente que no tengo herramientas suficientes para tomar una decisión. Supongo que al haber empezado la lectura del tomo de Valdemar ha sido de algún modo determinante.

      Lamento no poder ayudarle. Más tarde buscaré algún fragmento de ambas traducciones y su correspondencia original y ya, si quieren, juzgan ustedes mismo pese a lo injusto que me parece tomar una decisión semejante únicamente en base a un párrafo que, eso sí, prometo elegir al azar.

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    2. Extracto del relato llamado FALK




      Traducción VALDEMAR: «Quería vivir. Siempre lo quería. Lo mismo queremos todos… pero en nosotros ese instinto está subordinado a una concepción compleja, y en él existía ese instinto solamente. En esta manifestación tan simple hay una fuerza arrolladora y algo similar al patetismo de un ingenuo e incontrolado deseo infantil. Él deseaba a aquella muchacha, y lo más que cabe decir en su favor es que deseaba exclusivamente a aquella muchacha. Creo que entonces vi nuestros oscuros orígenes, la semilla germinando en el terreno de una necesidad inconsciente, el primer brote del árbol que ahora en la sazón de la raza humana da la flor y el fruto: la infinita gradación de matices y sabores del amor refinado. Él era un niño. Era franco como un niño, asimismo. Tenía hambre de aquella muchacha, un hambre terrible, al igual que pudiera tenerla de comida».



      Traducción SEXTO PISO: «Quería vivir. Siempre había deseado la vida, igual que todos nosotros. La diferencia era que para el resto ese instinto se sometía a ideas complejas, mientras que para él el instinto tenía una fuerza autónoma. En esa visión sencilla radicaba su colosal fuerza, como el pathos del deseo ingenuo y sin control de un niño. Deseaba a aquella chica, y lo máximo que puede decirse es que sólo deseaba a aquella chica en particular. Creo que ahí comprendí el principio oscuro, la semilla que había germinado en el suelo de una necesidad inconsciente, el primer brote del árbol que hacía brotar ahora, en el adulto, la flor y el fruto, la sucesión infinita de tonos y sabores del amor refinado. Falk era un niño. Además tenía la misma honestidad que los niños. Deseaba a la chica, la deseaba muchísimo, igual que antes había deseado comida».



      ORIGINAL: «He wanted to live. He had always wanted to live. So we all do — but in us the instinct serves a complex conception, and in him this instinct existed alone. There is in such simple development a gigantic force, and like the pathos of a child’s naive and uncontrolled desire. He wanted that girl, and the utmost that can be said for him was that he wanted that particular girl alone. I think I saw then the obscure beginning, the seed germinating in the soil of an unconscious need, the first shoot of that tree bearing now for a mature mankind the flower and the fruit, the infinite gradation in shades and in flavour of our discriminating love. He was a child. He was as frank as a child too. He was hungry for the girl, terribly hungry, as he had been terribly hungry for food».

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    3. (respecto a los descubrimientos, bueno, no sé, sabe qué pasa, que últimamente no tengo mucho el cuerpo para experimentar y entre eso y que he confeccionado una lista con 30 títulos que quiero leer (títulos a los que quisiera dar prioridad pese a que no son muy novedosos) pues la cosa se está poniendo díficil. Pero nunca se sabe. Yo es que soy mucho de cambiar de opinión cada cinco minutos.

      De momento llevo algo así como 700 páginas de este libro y sigo queriendo más.)


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    4. Pues me quedo con Valdemar... y no porque la otra me parezca mala. Gusto personal, me agrada más la primera. Gracias por haber picado el texto, que sé que eso lleva un rato, no es hacer corta-pega.

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    5. La de Valdemar tiene ese "algo" que se percibe cuando uno lee a Conrad. Esa ferocidad que en la otra traducción no se siente. Para empezar, tener hambre y desear son cosas muy distintas.

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  3. Pues sí, me sumo a la máxima "ya sólo queremos Conrad". Y también he vuelto a "caer" en Conrad tras Gaddis, qué cosas. A Conrad lo llevo conociendo desde hace 10 años, cíclicamente tengo un ataque conradiano, como una enfermedad episódica incurable, que nunca me deja: soy un "enfermo crónico de Conrad". Casi siempre hay un factor desencadenante para caer en sus páginas...en esta ocasión ha sido una novela que por cierto echo en falta su comentario en este blog, "Música acuática" de TC Boyle, un novelón a rescatar del olvido (Sr Tongoy, le dejo los comentarios).
    Volviendo a Conrad y a los 2 tochos disponibles de "Narrativa breve" (Valdemar suele gastar este tipo de putadas a los lectores: sacar su volumen cuando previamente había otro; ya lo hizo con RL Stevenson, y claro, uno cae). En este caso me he quedado con el de Sexto Piso, me parecen buenas traducciones. Y no, no está "La línea de sombra", una de mis debilidades conradianas (sí "El corazón de las tinieblas" y "Con la soga al cuello", que son creo más largas que aquélla).
    Es la cuarta vez que me leo "El corazón de las tinieblas" y no deja de apabullarme una, y otra, y otra vez.

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    1. Gracias por tu cometario sobre La línea de sombra.Es una novela que me encanta pero, curiosamente, no me di cuenta de lo floja que era su traducción hasta que leí un libro de Philip Roth, Sale el espectro, en el que aparecen algunos fragmentos de la novela de Conrad. Mucha diferencia a favor del traductor de Roth que de rebote traducía a Conrad.

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    2. De T.C. Boyle he leído "El balneario de Battle Creek", "El fin del mundo", "Un amigo de la tierra", "Música Acuática", "Encierro en Riven Rock", "Oriente, Oriente", "Las mujeres" y "The inner circle" (no sé si está traducida al español) y TODAS me han parecido excelentes, lo recomiendo encarecidamente.

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    3. Al hilo de mi comentario inmediatamente anterior: Música Acuática es una de esas prioridades más prioritarias. Tiene todas las papeletas para caer el mes que viene (antes de que llegue julio y directamente deje de leer, que es lo que me suele ocurrir en julio) pero todavía tengo que decidir si me compro la nueva edición o saco de la biblio la de Galaxia Gutenberg. Y mientras me decido…

      P.D. También yo tengo el de Stevenson y también está, pues ahí, entre los inmediatos.

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    4. Pues no lo dudes. en mi modesta opinión, Música Acuática te deja el gusto de una buena lectura, al estilo de El plantador de tabaco, aunque sin llegar a su nivel. Me ha dejado con ganas de más Boyle y tengo como prioritario Las mujeres...después de terminar (ojalá no se acabara nunca)la maravillosa Su pasatiempo favorito.Descubrí al genio de Gaddis gracias a tí, después de conocer tu veneración, también compartida, con Bernhard, suficiente motivo para que te siga frecuentemente, aunque no coincidamos siempre, afortunadamente. Un abrazo

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  4. Sólo cuatro comentarios. Espabila, Carlos, despelleja a algún joven autor para que vuelvan tus carroñeros.

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    1. Bueno, ya hay alguno más, como verá, aunque sea mío. Y dígame la verdad, ¿no le parece maravilloso este silencio?

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  5. A todos los listos que escribís aquí se os pasó esto de Gonzalo Torné en EL CULTURAL:

    La poza

    Después de unos varios artículos coqueteando con las virtudes de los trolls y las ventajas del anonimato un amigo me envía, a modo casi de reprimenda, el siguiente enlace (http://lamedicinadetongoy.blogspot.com.es/2016/03/cicatriz-de-sara-mesa.html) donde el crítico-bloguero comenta la muy celebrada novela de Sara Mesa, Cicatriz. La reseña es más o menos intrascendente, sobre todo si la comparamos con el "pensamiento colectivo" que se despliega en los cerca de 150 comentarios donde cabe desde el desenmascaramiento de una "mafia sevillana" (al parecer de una capacidad de coacción e influencia que ni Hydra), insólitas formulaciones de estrategia editorial y acusaciones cruzadas de intervenir como anónimo en la discusión siendo parte interesada; y en la que comparecen afectos al desplante, enteradillos de lo que se cuece en el "mundillo" (de una ingenuidad que casi apetece abrazarlos), y dos o tres almas entregadas a la tarea (digna de Sísifo) de inyectar un poco de sentido común a la atmósfera a medio camino entre los delirios del resentimiento y el vestuario de tíos. No se lo pierdan. Por alusiones, a mí la novela me pareció buenísima.

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    1. Como habrá visto este crítico, mucha gente no comparte su opinión. Yo prefiero estos comentarios a las opiniones autorizadas incluso a las muy autorizadas. La experiencia me dice que están más cerca de la verdad.

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    2. Hola a todos!

      Es que, mon cherie "a", las opiniones autorizadas (como tú las llamas) son precisamente las de aquí. Atiendan, si no:

      "0" servidumbres con las casas editoriales. "0" servidumbres con los autores de prestigio. "0" servidumbres con el "stablishment". "0" serivdumbres con la "intelligentzia" oficial. "0" servidumbres con las camarillas de jóvenes intelectuales. Todos estos datos, no otros, son los que habrán de conferir a las opiniones en materia literaria -aquí y ahora- un marchamo de auenticidad.

      Quizás le interese leer también, en esta línea, a Ignacio Echevarria y a Andreu Jaume. Un saludo.

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    3. Anónimo y "a", si os pareció buena "cicatriz" a mí no me recomendéis libros

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  6. Existe una película de Patrice Chéreau con Isabelle Huppert. Se trata de una fiel adaptación del regreso. Casi sin acción pero inquietante hasta el final.

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  7. Olvide decir que la película se llama "Gabrielle".

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    1. Disculpa, Gloria, olvidé contestar. Leí los mensajes pero... Bueno, está en mi naturaleza, para qué nos vamos a engañar, ser bastante despistado.
      Buscaré esa película. Gracias.

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  9. Un buen detalle por tu parte, Tongoy. Por lo menos constato que me has leído.

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    1. SIEMPRE leo los mensajes, entre otras cosas porque no todo el mundo tiene sentido del humor, pero lo hago desde el móvil, y claro, entre que lo leo y me siento frente al ordenador pueden pasar sesenta olvidos.

      Gracias, de verdad.

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  10. Por favor, podrían facilitar un índice completo de dicha publicación.
    Muchas gracias

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    1. CUENTOS DE INQUIETUD

      Karain

      Los idiotas

      Una avanzadilla del progreso

      El regreso

      La laguna



      JUVENTUD: UNA NARRACIÓN

      Juventud

      El corazón de las tinieblas

      La soga al cuello



      TIFÓN Y OTRAS HISTORIAs

      Tifón

      Falk

      Amy Foster

      Mañana



      SEIS RELATOS

      Gaspar Ruiz

      El delator

      La bestia

      El anarquista

      El duelo

      El conde



      ENTRE LA TIERRA Y EL MAR

      Una sonrisa de la fortuna

      El copartícipe secreto

      Freya de las siete ínsulas



      ENTRE MAREAS

      El hacendado de Malata

      El socio

      La posada de las dos brujas

      Por causa de los dólares



      CUENTOS DE OÍDAS

      Alma de guerrero

      El príncipe Román

      El cuento

      El piloto negro

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    2. Muchas gracias. Muy amable 😊.
      Me acaba de convencer para adquirir dicha edición, la de Sexto Piso, es muy incómoda.

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