jueves, 4 de abril de 2013

“Magma (Spurious)” de Lars Iyer


Ayer, tres de abril, se hizo público que Luis Goytisolo había ganado el premio Anagrama de Ensayo 2013 con una obra llamada “Naturaleza de la novela” en la que habla del declive de la novela. [Según El País] Goytisolo concluye en el epílogo que ésta “ha dejado de renovarse, de abrir nuevos caminos, y quienes de un tiempo a esta parte empiezan a cultivarlo no suelen hacer sino repetir fórmulas con mayor o menor talento”. Que se nos muere la novela tal como la conocemos, vaya. Pues por desarrollar este argumento es por lo que han dado 8.000 euros (y la dosis correspondiente de prestigio) a Goytisolo. 



A Lars Iyer, profesor de filosofía, le publican en enero de 2011 Spurious -aquí traducido, por la razón que sea, como Magma- una obra en la que Lars, digamos, noveliza una cuestión que parece preocuparle y/o interesarle mucho; aquello de lo que dice Rodríguez Marcos que hablan los novelistas cuando no están escribiendo novelas: la muerte de la novela, efectivamente. 

La cosa va de Lars Iyer hablando de aquello sobre lo que habla con su amigo W. Ambos son fanáticos de la literatura y se supone que escritores en plena crisis existencial. Nada está bien, nada funciona, todo es un desastre. La novela se muere, pobrecita, si no se ha muerto ya. Viven un momento difícil: la literatura los ha destruido: “la literatura nos destruyó: siempre hemos estado de acuerdo en esto. La tentación literaria tuvo consecuencias desastrosas.” Pasan la novela, por llamarla de alguna manera, metidos en casa, hablando por teléfono, chateando. También paseando por Europa, dando charlas, conferencias, emborrachándose con ginebras varias, reflexionando sobre el talento, el genio perdido y nunca más encontrado, la voracidad de la red, de la televisión, del exceso de ocio, de la falta de concentración, de la querencia natural a la dispersión: W. “lamenta el hecho de que ve la televisión por las noches, dice. Solía trabajar por las noches, dice. De hecho, trabajaba todo el tiempo. Una habitación con cama y un escritorio y sus libros, eso era todo. «Ese fue mi nivel más alto», dice. «¿Cuándo vas a llegar tú a tu nivel más alto? ¿Estás ahora en él? ¿Es esto tu nivel más alto?»” 

Al ser una reflexión dialogada en torno a una idea tan concreta, carece de línea argumental. W. es un hombre apasionado, voraz, un caníbal literario pero también un snob, un falso erudito, un estudioso sin la inteligencia ni la voluntad suficiente para despegar (“W. tiende a un continuo dar largas”), un reseñista que acumula cajas de libros sin abrir, que escribe lenta e inseguramente novelas mediocres que publica irregular e insatisfactoriamente aún a sabiendas de que llegarán nunca a significar nada para nadie: “«¿Cuál crees que es tu efecto en los demás?», pregunta W. «¿Los motivas, los inspiras, los estimulas? ¿Contribuyes a que piensen más de lo que podrían pensar por sí mismos? ¿Cambia el hecho de tu amistad el modo en que ven el mundo o viceversa?»”. 

Lars Iyer, que hace de sí mismo (o parecido) es el otro protagonista: dice W. que es gordo, que es imbécil, que está embrutecido, que es extremadamente prolífico pero que pierde demasiado tiempo con tonterías, que escribe demasiadas naderías. “Mientras que [Levinas y Blanchot] escribieron con gran cuidado y reflexión, yo escribo sin ningún cuidado y reflexión, sintiéndome al parecer orgulloso de mi inmensa idiotez”, dice Lars que dice W. sobre él. Con la de Levinas y Blanchot comparan su amistad, precisamente: mientras que de su amistad sobreviven apenas un puñado de cartas, de la suya, la de Lars y W., formada por obscenidades y dibujos de pollas intercambiados por Messenger, sobrevive todo, aunque no debería

Magma habla de la falta de talento y la incapacidad para alcanzar el genio de antaño (“¿Qué podríamos hacer nosotros, simples monos, sino imitar hasta agotarnos?”) y lo hace desde un estilo muy cercano al de Thomas Bernhard, tanto en el fondo como en la forma. Personajes conscientes de su estupidez (“W. me dice que me idiotez es teológica. Es vasta, omnipresente; no simplemente una carencia (de inteligencia, quiere decir), aunque tampoco es totalmente tangible ni real. […] Su idiotez, dice W. es más una especie de tozudez o indolencia. […] Su idiotez es tan solo un recordatorio de su propia incapacidad, a la que se enfrenta nuevamente cada día.”) se enfrentan día tras día a una literatura que agoniza y lo hacen desde una posición de escritores fracasados e inútiles, que ven como todo se empaña de esa humedad que se come todo, que lo va pudriendo todo desde el interior. Para Iyer, el escritor es ese imbécil que se resiste a lo inevitable cuando debería celebrar el fin del mundo: “Lo más importante, reflexiona W., es la llegada del Fin del Mundo”. La última esperanza contra esa humedad que todo lo impregna y que tienen tomada la casa de Iyer: 

“Nadie entiende la humedad. Ésta es talmúdica. La humedad es el enigma que reside en el corazón de todas las cosas. Atrapa la luz de toda explicación, de toda esperanza. La humedad dice: existo, y eso es todo. Soy la que soy, así la humedad. Te sobreviviré y sobreviviré a todas las cosas, así la humedad.” 



Magma” son 165 páginas de lo mismo, lo mismo y más de lo mismo, siendo “lo mismo” esto: 

El 28 de mayo de 2012 Lars Iyer publica un extenso artículo llamado “Desnudo en la bañera, asomado al abismo (Manifiesto literario tras el fin de la literatura y los manifiestos)” en el que expone exactamente las mismas ideas que en Spurious, solo que de un modo nada críptico; donde allí todo eran analogías, símbolos y metáforas aquí es un río de aguas cristalinas. 

Que dice Iyer que “decir que la Literatura ha muerto es a la vez empíricamente falso e intuitivamente cierto” (además de una afirmación bastante chorras, añado). Esto lo argumenta con relativa calma (se toma un tiempo que yo no tengo) para terminar dando algunos consejos acerca de “qué escribir en las postrimerías”, consejos que, mira tú qué casualidad, coinciden exactamente con aquellos que él llevó a cabo con Spurious, lo cual es una demostración de integridad además de una forma ideal de acabar con la competencia. “La literatura es un cadáver”, dice, “La literatura se ha convertido en una pantomima de sí misma”. Todo por culpa de tanto escritor, que ahora cualquiera escribe, dice, a cualquiera se le publica: “Ya no se rechaza ni ignora a nadie, puesto que se publica a todo el mundo instantáneamente, sin esfuerzos ni reflexión”. Ahora hay un ejército de obreros capitalistas de la tecla dónde antes había autores. Dice. 

Se ha secado el río, dice: “El posmodernismo [..] nos ha conducido al final del juego: todo está a nuestro alcance pero nada nos sorprende”. Una frase curiosa viniendo de un escritor que en lugar de reconocer sus carencias prefiere justificarlas argumentando que ha llegado el Fin de la Novela. Qué digo la novela, ¡de la Literatura! Tampoco acabo de entender (y aquí se me cae siempre el discurso de Iyer) porqué el fin -el supuesto fin- del posmodernismo supone también el fin de la Novela, como si el posmodernismo fuese la última esperanza de la cultura o algo, como si antes de ella no hubiésemos tenido otros movimientos literarios.

Deberíamos arrojarnos desde los acantilados, admitimos. 
Pero, qué habría de bueno en ellos, en nuestros cuerpos bocabajo y sangrando sobre las rocas, las gaviotas sacándonos los ojos a picotazos? ¿Cómo podríamos disculparnos entonces? Porque eso es lo que deberíamos hacer, deberíamos pasarnos la vida no diciendo nada excepto que lo sentimos: lo sentimos, lo sentimos, lo sentimos, y a todo aquel que nos encontráramos. Sentimos los que estamos haciendo, y lo que estamos a punto de hacer, sentimos lo que hemos hecho… 

Error. Deberíais arrojaros desde los acantilados. Definitivamente, sí.



No dejo de tener la sensación de que el discurso de Iyer, por más que sea un discurso interesante y divertido (he disfrutado con él, para qué negarlo), es también un discurso excesivamente efectista -y no digamos ya catastrofista- y sobre todo un discurso dirigido a aquellos a quienes interesa este asunto, esto es, los propios escritores y aproximaciones, únicos consumidores de este tipo de productos (especialmente aquellos que, incapaces de crear, necesitan una excusa para justificar su ineptitud). Me suena, en realidad, esto de Iyer, más que a discurso, a disculpa. Su manifiesto parece una mamada a Vila-Matas, Bolaño y Bernhard (y seguidores) a quienes roba descaradamente e incorpora en una novela (Spurious) que según avanzo se va transformando, ante mis ojos, en algo que es poco más que una idea llamativa montada como un collage de homenajes bastante resultón. Sírvanse fríos algunos ejemplos: 1. Al igual que Montano, para quien Kafka era Dios, también para W. e Iyer es El Castillo la obra maestra que hace de ellos simples monos de repetición sin talento. 2. En El Malogrado de Bernhard se postula que las únicas salidas posibles para una vida dedicada a la creación artística son el suicidio, la locura o el fracaso. 3. Uno de los narradores de Bolaño dibuja enanos de penes gigantescos de igual modo que los W. e Iyer intercambian dibujos de pollas por Messenger. 

Llámenme imbécil, pero me llama la atención que Iyer, para escribir su novela-denuncia, se haya servido -supongo que con la excusa del homenaje- de las ideas con las que otros montaron sus propios artefactos, esos que él tanto admira, esos que cree imposibles de superar -siquiera igualar- toda vez que la Literatura ha muerto o está muriendo o agonizando o lo que cojones sea que le está pasando a la desgraciada. Que eso  acabe siendo su novela no sé si demuestra que la literatura está agonizando –seguramente no- pero lo que seguro que sí demuestra es que no será él quien la salve. 



64 comentarios:

  1. Demoledora la última frase, Carlos, y absurda como pocas la creencia en el final de la novela o la literatura (Nietzsche mató a Dios hace un siglo y pico, pero hasta hace poco en mi televisión solo daban imágenes del nuevo Papa día y noche).

    Me ha recordado todo esto al último artículo de VM en El País, que habrás leído pero que pongo aquí a disposición de tus fieles (para no desesperar, pues "todo pasó ya"):

    http://cultura.elpais.com/cultura/2013/04/01/actualidad/1364834689_184359.html

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    1. No, no lo había leía. La verdad es que no estoy muy al día en este tipo de artículos. suelo llegar a ellos de rebote. Pero en mi opinión tiene razón VM: "Creemos que lo que nos sucede no ha ocurrido nunca y que por primera vez llega un mundo nuevo que será muy extraño." Cierto, somo muy poco originales.

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  2. Algo que me llama la atención de este libro, que me llama la atención, es el precio: 15 euros. ¿Por qué una editorial tan pequeña se puede permitir estos precios y, en cambio, otras sacan novedades traducidas a... 28 euros (más allá de la diferencia en el número de páginas). bien por Pálido fuego; espero sinceramente que se posicione como la editorial de novedades anglosajonas más vanguardistas. Ojalá alguna vez, también, hagan alguna apuesta nacional.

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    1. Me quito el sombrero yo también. Supongo que ese precio es una forma de entrar en el mercado y supongo también que el hecho de que él sea el traductor ayuda bastante a reducir costes.

      Desde luego conmigo tienen un cliente seguro aunque el anterior todavía no lo compré. Acabé un poco saturado de tanto Wallace y preferí gastarme la pasta en otras cosas. Se lo pediré a los reyes magos.

      He visto que el lunes sale a la venta el siguiente. Confío hacerme con él este mismo mes. Veremos qué tal.

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    2. Hablando de apuesta nacional: aquí un tuit de René López Villamar ‏(@sabbatregent:

      Queremos ya la novela de @german_sierra que edita @joseluisamores. Junio es demasiada espera. (Más lo que Amazon tome.)

      ¿Por qué no me sorprende?

      Muchas ganas de leerlo, en cualquier caso.

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  3. Eso. Al diablo con las esquelas y con sus reseñas ectoplásmicas.
    Coincido con Mike: lo mejor, la conclusión. Por efectista.

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  4. A mí al final me llamarán pelota pero es que me parece que tus críticas son muy inteligentes. Será que no me entero.

    Cosa corta: la novela no se muere, quizás se muera la novela que hacen los escritores elitistas para otros escritores elitistas, editores elitistas y críticos elitistas, pero la novela no es solo eso, es mucho más. Es literatura para madres en bata y para jóvenes que leen en el Ipod, para niños que aprenden a querer leer y para ancianos a los que les gusta recordar su niñez, para mamás que practican porno (¿cómo era eso?) y para seres humanos que se identifican con los personajes o con las fábulas.

    La literatura, cada vez estoy más segura, es humanidad. Y la novela humanística o, mejor aún, humana, no se muere. Por mucho que insistan los que defienden como único arte válido el que no entienden más que unos pocos. Antes yo pensaba que pocos leían. Ha sido meterme en grupos de lectores y cambiar de opinión. Hay infinidad de gente corriente que lee doce libros al mes. Así que la literatura no se muere.

    Es que me han enviado hoy un mail que me ha hecho pensar sobre lo que se escribe y para quién se escribe y luego vas tú y sacas esto...

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    1. Pelota! ;)

      Sí, yo también creo que hay cierto elitismo en la cultura y también mucha gente interesada en hacer pasar por vanguardismo la falta de talento o el hecho de no tener nada que decir y querer decirlo a pesar de todo. Sólo hay que ver la lista de los libros más vendidos de El Corte Inglés para ver lo agotadísima que está la novela clásica.

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    2. Eso es. La elite debe retroalimentarse para existir, para guardar su sitio. Si no, se muere. La mediocridad es lo que impera en esta época, creo; hay demasiadas distracciones para generar genios al estilo antiguo y los escasos genios actuales se suelen tachar de pedantes, al menos entre los humanistas. Pero si tú realmente eres consciente de ello, de que no puedes llegar a la excelencia de los que te preceden y te preocupa tanto, sé coherente, quema tus manuscritos o bórralos y dedícate a vender seguros.

      Si sigues escribiendo a pesar de eso, será por algo, digo yo. ¿O escribiendo un libro como este, que, como tú dices, solo van a leer otros escritores como tú, crees que ya te has librado de culpa?

      Y la novela clásica está tan agotada como el Expresionismo o el Impresionismo. No hay más que ver las colas del Prado o del Thyssen para darse cuenta. Otra cosa es que los nuevos creadores, para sentirse diferentes y hacerse un hueco entre los genios, necesiten explorar nuevos caminos. Creo que eso lo llevamos en los genes, se llama evolución.

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    3. Al respecto, Amelia, haré algo tan poco elegante como citarme a mí mismo: El peso de la tradición sólo ahoga a quienes carecen de talento.

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  5. Eso de la muerte de la novela está más cadaver que yo, pero se ve que los zombies siguen de moda y todavía engañan y seducen a algunos.Para mí que lo que has dicho sobre que es una obra efectista y catastrofista da en el clavo de esta trillada cuestión. Parece que bastara con quejarse de algo para quedar libre de sospecha.
    Por cierto, tb estoy hasta las narices de oír lamentos y quejas sobre escritores frustrados. Yo soy una simple incauta pero pienso que si uno está satisfecho con lo que escribe, si está concentrado en su progreso, puede sortear la frustración bastante bien, no todo el que no publica vive amargado y lleno de resentimiento contra el mundo. Hay que aprender a mirar el fracaso de otra forma menos tremendista, no ser tan putos niños herederos de toda la mierda Disney, que es que eso lo que somos, unos infantiles de cuidado con problemas para asumir la frustración, todo lo que afecte a nuestro ego hiper mimado.
    Joder, vaya discursito me he cascao, jajaja. Debe de ser el aire de la montaña.

    Abrazo

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    1. Detente, Abraham!

      Queremos una explicación: ¿qué tiene esto que ver contigo? ¿Lo leerás? (Creo que yo sí, pero prefiero que no se entere nadie).

      Feliz respiración.




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    2. Completamente de acuerdo. Si existe algo más anodino que los dilemas de un escritor, son los dilemas de un escritor frustrado.

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  6. Agapito Martínez4 de abril de 2013, 19:11

    Tus comentarios, una vez más Carlos, me han parecido lúcidos y acertados.
    A mi "Magma" me pareció un peñazo, y eso que es cortita.
    Me suena al típico libro de escritor pedante, primerizo, que se las da de sabidillo, un tanto rebuscado, que no tiene mucho que decir salvo hablar de cuatro tópicos sobre literatura en plan manifiesto post-algo... Experimento literario, artefacto moderno, que fracasa por impostado y al que le pides garra, verdad, supurar sudor, lágrimas y risas... como en los modelos que se inspira, y de los que tu hablas; Bolaño, Vila-Matas, Bernhard... Tres autores que han revitalizado la "novela" moderna con efervescencia, fuerza y personalidad... ¿Sino tienes esos factores que puedes desear de una novela?

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    1. Gracias, Agapito.

      A mí también me suena a eso: a listillo. Y la comparación con Berhard es tremenda. Me refiero al estilo que muchas veces quiere imitar (ese "así la humedad" es hasta denunciable). De hecho, sí lees las críticas que van saliendo por ahí casi todas dicen que es una obra "divertidísima" como si eso los metiese en un club selecto de listillos.

      En cualquier caso creo que yo disfruté un poco más de la lectura que tú. Cuando vi el truco le perdí el respeto y en cierto modo le restó la aridez que noté en las primeras páginas.

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  7. ¿Que no ya la novela sino TODA la literatura está muerta? Pues no hace poco que dura el rollo el ese de darla por cadáver sin especificar la fecha de su muerte ¿Cuál fue la última? ¿Cuál es el último producto literario que marca la defunción de la literatura? Parece que más bien ardan en deseos de que sea así, o que quieran dejarla con encefalograma plano, que incordia menos.

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    1. Toda, Ire. Todita. Lo próximo será matar la Cultura en general.

      Lo divertido no está tanto en ver cuál es la última sino cuál será la primera del próximo movimiento literario todavía por definir. ¿O ya ha quedado claro que es Magma?

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  8. Pero, ¿no se había muerto la novela en los años 50?

    En fin, no veo por qué la literatura tiene que necesitar de innovación permanente (en vez de un poco de aggiornamento de vez en cuando), y el sexo puede seguir entusiasmándonos después de tantos cientos de miles de años con tan pocas innovaciones.

    Así que, totalmente de acuerdo con el post.

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    1. A ver si el problema va a ser que algunos están mal follados.

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  9. Ya veo que me toca hacer de abogado del diablo. Yo que soy un santo.

    A ver. A mí todo este afán apocalíptico tampoco me va. Me suena demasiado a gente que quiere vivir justo -ya es casualidad- en una época definitiva. Como al comienzo ya no llegan, tendrá que ser el final. Y si de paso, como dices, podemos justificar nuestras carencias, pues oiga, mire usted qué bien. Todo eso es verdad.

    Peeeeeeero. Algún problema habrá con la literatura, digo yo. Porque síntomas la niña tiene. Toda esta necesidad de renovarse constantemente, las vanguardias y la posmodernidad, desde luego no apuntan a nada bueno. ¿Era Joyce un notas comparable al Lars Iyer éste? ¿Escribió Finnegans Wake así sólo por joder o hacerse el raro?
    Yo creo que hay un problema real de fondo. Y de hecho la muerte de Dios tiene bastante que ver con él, Mike& :P . La idea sería que no sólo nos hemos quedado sin historias que contar, sino que, lo que es mucho más grave, nos hemos quedado sin la legitimidad para contarlas. Porque las historias, lo queramos o no, acaban siempre construyendo alguna forma de sentido, alguna forma de redención. Y por lo tanto son mentira. Un ejemplo medio al azar: el final de Madame Bovary. No es posible leerlo sin que surja la moralina, sin extraer conclusiones sobre qué debería haber hecho Emma con su vida. Pero la verdad es que ni ella ni nosotros ni Flaubert tenemos esa respuesta. ¿Y cómo escribe una novela un autor que reconoce que no conoce esa respuesta? ¿Cómo ser autor sin autoridad?
    Yo tengo mis ideas sobre este tema, y realmente no creo que la novela esté muerta (mucho menos la literatura). Pero si nos limitamos a despreciar la cuestión, o a despacharla con topicazos, no la entederemos. Y creo que el tema tiene bastante miga.

    Y venga, un enlace pedante para rematar este comentario suicida:

    http://www.canopycanopycanopy.com/static/images/1/ins/sfinsnydeclaration.pdf

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  10. Lo dicho por Ire arriba. Hay algunos que arden en deseos. Tal cual. Y puto Blanchot. Está hasta en la sopa. Asco de cerebritos posmodernos.

    Lo que no parece sino que queda claro es que no se ha leído Là-bas de Huysmans. Lo mismo pensaba Joris-Karl hace un siglo y le crecieron de la nada los Kafka, Joyce, Woolf, Faulkner, Papini, Mann, Rilke y la madre que me parió. Chorradas, mientras haya putas y guitones habrá literatura. Para lo único que sirve estar podrido de libros (parece mentira, señor Iyer) es para saber que la literatura ha muerto tantas veces que después de las Saturnales de Macrobio se perdió la cuenta. Y esto pasa chicos por creer que la literatura comienza en 1890 en los Estados Podridos de América. Ay, si mi Josemari Valverde levantase cabeza...

    Pero me la apunto, que soy fan del sadomasoquismo intelectualoide. Por cierto, apesta a Una canción del ser y la apariencia de Nooteboom, incluso al Moo Pak de ese puto genio llamado Gabriel Josipovici, judío tenía que ser el cabrón (una y otra pruebas irrefutables de que la literatura sigue tan viva como el primer día).

    La versión apocalíptica de Luis Goytisolo recuerda al escritor agónico de The Middle Years de Henry James. Bonita manera, por cierto, de decir: "Jovenzuelos, son ustedes unos perfectos subnormales". Me encanta.

    Un abrazo.

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    1. Bueno, bueno, relax. Antes de decidir qué se ha leído o no se ha leído en base a mi crítica deberíamos recordar que yo también puedo meter la pata. Sería raro, claro, pero entra en lo posible.

      Vince, por cierto, ayer me cagué en ti…. Verás, acababa de terminar “Muss. El gran imbécil” de Malaparte y de repente me apeteció muchísimo leer (reintentarlo veinte años después, nada menos) Moby Dick. Entonces me acordé del puto Josipovici y volví a meter el de Melville en la estantería, pobrecito, con la edición tan bonita que tengo. Culpa tuya, que lo sepas.

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    2. Lo mismo da, Carlos. Me juego la mano derecha a que bajas de 1500 y patina como todo buen posmoderno. Oh témporas, oh tumores. Lo que yo te diga: elitismo de plástico, vamos del me creo Blanchot y entiendo a Celan. Los departamentos de Teoría son un criaderos de este tipo de literato. Además me fío de tu criterio. 9 de cada 10 aciertas. Y es verdad, los pedantes no paramos de hacernos pajas. Pero hay que querernos

      Josipovici. Ése sí que es un puto animal. Pero lo dicho que a la Iyer me lanzo de cabeza. Ya sabes Dios nos cría y nosotros nos arrejuntamos.

      Melville está en el Top Ten. Eso sí, cuando se raya con el transcendentalismo en Moby Dick es incluso tan pedante como Josipovici. Hay una coña gloriosa oculta a Franklin. Cuando la leas te la cuento. Pero vamos, sin prisas. Como si no la lees. Eso de hay que leer tal o cual libro es la mayor gilipollez que he visto en vida. Por ejemplo, yo me niego a volver a leer otro libro gordo de Petete de Chickens y Tolstón. Grandes Esperanzas, Copperfield, Karenina, Resurrección, Sonata y me llega.

      Un abrazo.

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  11. Pues yo de tu crítica deduzco que el libro es un ladrillo. Uno de los primeros que habló de la muerte de la novela fue E. Mendoza hace ya mil años y pilló desprevenidos a todos. Luego aclaró que se refería a la novela de sofá (la seria) y como había certificado su defunción, olvidó sus maravillosas "La verdad sobre el caso Savolta" y "La ciudad de los prodigios", se puso a escribir bagatelas y se quedó tan campante.
    Si el que sabe no quiere ¿qué van a hacer los otros? Así nos va de bien.

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    1. No, hombre, un ladrillo no es. No siempre, al menos. Ahora bien, te tiene que interesar la cuestión. A eso me refiero cuando digo (si acaso lo dije) que es uno de esos libros escritos para la gente del medio o con intereses en el medio, especialmente amigos del escritor o el editor o aficionados a las catástrofes. Es el típico libro que no sabría a quién prestarle, lo cual supongo que tampoco dice mucho de él.

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  12. Cuándo sabremos que ha terminado de morirse la literatura? Qué tiene que pasar exactamente? La culpa es de los autores o de los lectores? La que se muere es la literatura o sólo la buena? Quién decide lo que es bueno y lo que es malo? El cine no se muere y la literatura sí? Y el fútbol ? Cualquier tiempo pasado fue mejor?

    Con Franco no pasaban estas cosas.

    Quique

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  13. Carlos, a pesar o gracias a tu reseña, tengo muchas ganas de leer este libro, y el anterior. Me parece muy sugerente. hablar de literatura con las armas de la literatura, es decir, con la intuicion, con la contradicción, con la incoherencia, con la subjetividad. Con todo excepto con la ciencia. Para eso ya están los manuales, y loc catedráticos.

    Probablemente me lleve una decepción, o quizá no, pero para hablar y no callar intuyo que-por lo que explicas- lo que hace el autor es recuperar un recurso romántico con el que identificar sus estados de ánimo con el hecho literario. Ya sabes, aquello del alma atormentada en medio de la galerna; el alma dichosa en la campiña verde...

    Seguramente la literatura es una escusa tan buena como otra para hablar de si mismo, que en definitiva es lo que hacen todos los escritores.

    Bueno, que me compro el libro, seguro.
    Gracias Carlos

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    1. Me parece genial. Yo también lo compré y no me arrepiento en absoluto. Podía haber sido mejor, pero ha sido interesante sobre todo porque lo que dicen los críticos sobre él. La importancia de su discurso está clara: ya es un libro del mes pasado.

      Ya me contarás.

      Abrazo,

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  14. ¡Hola a todos!

    Lo tengo ya dicho por ahí. A los escritores varones actuales, una mayoría, y aquí, en España, prácticamente todos, lo que les falta son "putas".

    Si en su momento alguna diosa de la carretera les hubiese puesto droja en el cola cao, unos pocos hubieran espabilado.

    Y a ellas, chuloputas ;-)

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    1. Estoy de acuerdo, Julián. Y algún que otro tripi también. El posmodernismo es una consecuencia del descubrimiento de ácido. Que se lo digan a Sartre y a Pynchon.

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  15. Tal vez lo que ha muerto (por aburrimiento del personal) es la vanguardia, la idea de que sólo es buena literatura (o buen arte) la que supone una innovación radical con respecto a lo anterior. Esa idea tiene tal vez menos de doscientos años, aunque se empezó a llevó al paroxismo hace cien.
    De lo que sí estoy seguro es de que la sinfonía clásica (la que va de Haydn a Mahler) está muchísimo más muerta que la novela.

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    1. Hombre, hay vanguardias y vanguardias. Lo único que está 'muerto' son los temas, pero porque no hay más, son los mismos desde los propios inicios de la literatura, se cuente a partir de donde se quiera y en la tradición que se desee, pero las maneras de contarlos son infinitas, o si no ya nos habríamos vuelto mudos por selección natural darwiniana : )

      Saludos

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  16. No deje pasar, estimado señor Tongoy, la reseña de Senabre sobre Espigado, tan amigo de este blog. Esto me da qué pensar: ¿Tongoy es Senabre? ¿Senabre es Tongoy? Pobre Espigado, mala suerte tuvo de no caer en manos de Care Santos.

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    1. Le había echado un ojo, ahora lo leo.
      [...]
      Jojojo! Bonita paliza. “En la novela de Espigado cuenta más lo que podía haber sido que lo que finalmente es.” Si somos lo que comemos, ¿somos también lo que escribimos? Seguramente sí.

      No me suelo fiar de la crítica y mucho menos de Senabre, pero creo que en esta ocasión haré una excepción. Ya es primavera, a ratos asoma el sol… es tiempo de buenas lecturas.

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    2. Yo creo que se ha pasado tres pueblos, que conste, no siendo yo muy de Espigado. Pero bueno, lo que no mata te hace más fuerte. Y digo yo ¿habría hecho lo mismo con Laura Fernández? Curioso que a la editorial pequeña le toque el rancio y a la grande el buenismo ilustrado.

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    3. Es Laura Fernandez, Vincent. Le toque quien le toque le iré bien. Es lo que tiene estar dentro.

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  17. Ire:
    en el arte siempre ha habido novedad, aunque no hubiera vanguardias. El gótico no es el románico, ni Brahms es Mozart. Y los artistas del futuro seguirán inventando cosas nuevas. Pero las vanguardias buscaron la renovación por la renovación. Y eso es lo que creo que no da más de sí.

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    1. 'Vanguardia' no es más que una etiqueta, Jesús, bastante anticuada, por cierto, que tuvo su sentido en el momento en que se produjo (guerras como las de antes), de ahí su nombre avant-garde. En cada uno de los corpúsculos de los 'ismos' del momento hubo gente válida y aprovechados que se subieron a la chepa de éstos, como en cualquier otro movimiento cultural.La provocación también está bien, siempre y cuando provoque, claro. Si no es un fiasco autocomplaciente de lo más aburrido, que también los ha habido siempre.

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    2. La provocación es una estupidez incluso cuando consigue provocar.

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    3. En realidad solo es un medio. Todo depende de con qué finalidad se utilice y de qué ofrezca a cambio.

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  18. Las vanguardias hacen avanzar las artes, por lo demás no sirven para nada.

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    1. El concepto de avance no tiene nada en absoluto que ver con las artes.

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  19. Me ha dado un escalofrío (de asco) al leer que intenta parecerse a Bernhard en el estilo.

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    1. Son tantos lo que intentan que sólo por eso Bernhard debería ser considerado un genio.

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  20. Aquí, entre usted y yo: no me ha convencido. Se queda en descripción de la pirueta de Lars por... pero allí, enumero hasta 28 posibles temas de los que se podría hablar.
    Hay que ver...

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    1. No seas vago, blumm, y pega el enlace. Deja, ya lo hago yo:

      http://lamaniadeleer.com/2013/04/05/es-el-mejor-entre-lo-mejor-de-los-mejores-decidimos-i/

      NO esperaba convencerte. No a tí, ni a alguno más. A poco que nos conozcamos las razones saltan a la vista.

      Sobre lo tuyo, permíteme un copipasteo parcial:

      Como me ha sucedido con otras novelas de esta editorial, siempre que me siento a escribir un post, me quedo bloqueado. Tiro de notas extraídas de la lectura y fíjense de lo que se podría hablar de Magma. Enumero, para que los lectores en diagonal lleguen antes al final:

      Declive intelectual.
      Kafka.
      Trayectorias vitales hacia la nada.
      Filosofía de la existencia pero sin Nietsche.
      Vanidad sin Vanity Fair de tono thackeriano.
      Novela comercial frente a novela cultural.
      Liderazgo.
      Poder de la literatura.
      Escritores que se creen a los veinte años.
      Perfección literaria.
      Talento literario.
      Amistad.
      Interconexión disciplinaria entre las matemáticas y la literatura.
      Suicidio -y siempre te acuerdas de Los bosques de Upsala, de Colomer-.
      Ambición humana.
      Escritura creativa.
      Uso estétito y polifacético del plural de modestia.
      Pesimismo existencial y vital.
      Asco, horror, nosotros.
      Literatura como factoría de gilipollas.
      Estupidez humana. Estulticia. Romo, de plano, corto, cipote.
      Estupidez intelectual.
      Dios y las matemáticas.
      Idiotas e idiotez. Naturaleza.
      Mujer y sal.
      Humedad como metáfora literaria.
      El borracho mesiánico.
      Citas para hacer oración: «No hay nadie más aburrido que un ateo, suspira W».

      Sería capaz de escribir un post sobre cada uno de los temas y subtemas que he enumerado, basándome en hechos reales, es decir, en el libro.


      Permíteme la maldad de la tarde (ya basta de ser bueno por hoy): serías capaz de escribir un post sobre cada uno de esos temas pero sin embargo te bloqueas cada vez que quieres escribir sobre uno de los libros de esa editorial. Hummm... Esfuerzate un poco, por el amor de Dios. Yo te invito a hablar de este: "Vanidad sin Vanity Fair de tono thackeriano.".

      Un abrazo, pollo. ;)

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  21. Si me dices el secreto -o mejor, el arcano- que guardas para sacar tiempo para leer y para escribir a este ritmo. Si me lo dices, puedo prometerte algo...
    ;-)

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    1. Hecho. Se lo quito al sexo. ¿Qué puedo decir? Soy un hombre con una misión.

      Ayudan las actividades extraescolares de mi hija y sus correspondientes tiempos de espera en la cafetería de la esquina. Esta tarde, sin ir mas lejos, me ventilé algo así como 80 páginas de Moo Pak. Pero eso no es nada; verás cuando venga el calor y con él las tardes muertas en el parque. La locura, va a ser. También sacrifico el cine, la televisión (total para lo que hay que ver)... Y duermo cinco horas al día; eso también ayuda. ¿Te van dando las cuentas? No leo tanto, de todos modos, no te creas: este año tengo una media de 65 páginas/día y un post como este no me lleva más de dos horas.

      Ahora... venga esa promesa. Me tienes en ascuas...

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  22. Me has jodido, porque tengo el libro y ahora no sé si atreverme con él. La predicción de la muerte de la novela suena a canto de sirena; más, a estas alturas.

    Sí tenían gracia Ilegales, anunciando que "Europa ha muerto" ¡en 1981!

    http://www.youtube.com/watch?v=CX1iko7Lr2c

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    1. Nononononono, no me malinterpretes. La novela me pareció curiosa y como ya dije disfrute con la lectura. Otra cosa es que esté mas o menos de acuerdo con el discurso o las formas de Iyer. Es un libro chiquitín, se lee en una patada, eso sí, recomiendo antes leer el Manifiesto dichoso.

      Creo sinceramente en dos cosas: 1. que no hay mejor crítico que uno mismo y 2. que a los críticos no hay que hacerles ni puto caso. A ninguno. Yo, el primero.

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    2. Eso ya lo doy por supuesto, Tongoy.

      Pero, dado que compro de oídas lo que publica "Pálido fuego" (como una especie de recompensa atrasada por lo mucho que disfruté de JL Amores siendo Bolmangani), no tenía ni idea de qué trataba el libro. Y, es posible (no lo sé) que el libro termine cogiendo polvo.

      La estrategia antedicha que, salvo grandes decepciones (o abusos o imprevistos o cualquier cambio que se pueda producir) pienso seguir con ella: comprar todo lo que publique, como haría si, definitivamente, te comportaras como un hombre y llevaras a cabo el proyecto que iniciaste con el libro de Quique y que se resumiría en que tendrías un comprador asegurado.

      Pero, entre la vagancia y la boquilla...

      Saludos.

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    3. Jajaja, más vagancia que boquilla. Lo de Quique (quiero decir lo de "sigueesribiendo") fue una broma, ya lo sabes. ¿Tú me ves a mí en plan editor? No, no, eso ni me lo he planteado. Yo sería el último en comprar mis propios productos. Eso no quiere decir que rescate la cuestión en un futuro, pero siempre desde el humor.

      Sobre Pálido Fuego, coincido contigo. Yo también les compraré todo lo que saquen. Y lo que es más importante: lo leeré. Les voy a hacer publicidad gratis, qué coño, que no se diga: se supone que hoy sale su cuarto libro a la venta:

      Mi primo, mi gastroenterólogo – Mark Leyner

      Páginas: 181
      P.V.P.: 15,90 €
      Fecha de publicación: 08/04/2013

      Bienvenidos a la América de Mark Leyner, en la que podrán pedir sushi de arseniuro de galio en un restaurante de carretera, muscularse con un cóctel de hormonas del crecimiento y esteroides anabolizantes, y pagarse sus adicciones apareciendo en concursos televisivos.

      Bienvenidos a Mi primo, mi gastroenterólogo, un universo narrativo brutalmente post-einsteniano en el que un logopeda tiene una chinche como mascota y, entre muchas otras apariciones estelares, hacen acto de presencia un piloto kamikaze y el grupo de samba más notoriamente nihilista de Brasil.

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    4. Pues fíjate, te diré con sinceridad, esa pregunta (la de Tongoy -Carlos- como editor) deberías hacértela a ti mismo. Dices que no te la has planteado y, aquí, en público, afirmo que eres un jodido genio haciendo preguntas (como he podido comprobar más de una vez) y supongo que deberías regalarnos con una entrada de esas tuyas (las que de verdad me gustan, las acojonantes, las que puedes leer pasado mucho tiempo; que permanecen repletas de sentido). Una pregunta que, por supuesto, debería abordar qué debe tener alguien que pretenda llamarse editor, hoy en día, dotando de sentido a su trabajo y superar el rudimentario oficio (lleno de nobleza) de ser un simple impresor.

      Como eres más listo que yo (se percibe en que sabes poner negritas y cursivas en comentarios, lo que yo intento averiguar desde que tengo un blog) y aúnas el carácter desconfiado (evasivo) propio de tu tierra, con la vagancia (a la que alguien debería dedicar los merecidos elogios), sé que encontrarás argumentos para eludir el reto, aunque se resumen en un simple "no me apetece".

      Dejo el guante tirado; avísame si es que no, para que pueda pasar a recogerlo y no tenga que salir al frío de la calle como un pequeño emperador.

      Saludos, con ganas de bronca...

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    5. No es que no me apetezca, Alberto, es que me da mucha pereza. Pero mira, hacemos una cosa. Como a mí hablar por hablar me cuesta mucho y a no ser que el tema salte cual perdiz yo no lo voy a encontrar, lo que puedo hacer es buscar por ahí, en esa lista infinita de lecturas pendientes, algo que tenga que ver con el oficio editor (y no vale Oficio Editor de Muchnick porque ya lo intenté y no funcionó) a ver si así, viniendo a cuenta de una lectura, sacamos algo en limpio.

      Y ya me estoy comprometiendo más de lo que debería, pero bien, todo sea por la causa.

      Respecto a las cursivas y negritas, es fácil: tienes que escribir, sin espacios < i > antes de una palabra para que empiecen las cursivas y < /i > al final para indicarle cuándo deben terminar:
      tal que así:
      < i > Hola < /i > resultando esto: Hola

      si en lugar de poner "i" pones "b" tendrás el efecto Negrita.

      Fin de la clase magistral. ;)

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  23. Aquí uno que piensa que la novela no habla sobre el fin de la novela (o en todo caso, lo hace de un modo paródico e irónico; es decir, que quiere decir justo lo contrario). Más bien de lo que habla es de la inanidad de la vida, la cotidianidad de la vida (¿pierden el tiempo los que no hacen nada o los que intentan una empresa seriamente?), de la ambición desmedida o el pasotismo absoluto para quién quiere ser como sus "héroes literarios" pero cuyo talento y genio no alcanza ni de lejos, y por tanto son incapaces, del sinsentido de la "trascendencia y visibilidad", etc.

    Además con humor entre absurdo y corrosivo. Al final uno duda (por lo menos yo) si es una feroz crítica o una ciega loa hacia la sociedad y la vida, en particular la de los así llamados "intelectuales". Tiene esa ambigüedad. A mí me ha molado.

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    1. En mi opinión y tal como muy bien blumm, la novela se presta a debates desde muy diferentes perspectivas. Jugar a las adivinanzas es lo que tiene. El que planteas es uno de ellos y sí, es evidente que existe, pero de fondo hay un runrún que me ha parecido que enlazaba perfectamente con su discurso expuesto en el Manifiesto, concretamente con esa parte en la que dice que “decir que la Literatura ha muerto es a la vez empíricamente falso e intuitivamente cierto”. Simplemente esta es la parte que me parecido interesante resaltar.

      Gracias por pasar. Un saludo,

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  24. Una buena noticia: me entero de que en junio Pálido fuego publicará la nueva novela de Germán Sierra. Ojalá Amores apueste por más autores nacionales, y ojalá no se convierta en la editorial de los nocilla rechazados, vaya, que no se limite a eso.

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    1. Eso. Yo le animo a Amores a que publique "Nutella's" que el original casi siempre resulta mejor que la copia.
      ;-)

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    2. Sí, lo comenté hace unos días en el caos de ahí arriba:


      "Hablando de apuesta nacional: aquí un tuit de René López Villamar ‏(@sabbatregent:

      Queremos ya la novela de @german_sierra que edita @joseluisamores. Junio es demasiada espera. (Más lo que Amazon tome.)

      ¿Por qué no me sorprende?

      Muchas ganas de leerlo, en cualquier caso."


      Insisto: no me sorprende en absoluto. Es más: confirma mis sospechas. Amores siempre ha sentido inclinación por ese sector; es casi natural que los edite a ellos antes que a otros (si acaso llega a haber otros).



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  25. ¿Sector? ¿Qué sector? ¿"Ellos"? ¿Los "otros"?

    ???

    Y sobre Magma: es que es una trilogía, oyes... (!?)

    Qué raro todo, de verdad...

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    1. Ni ellos ni los otros. Aquellos.

      !!!

      Sobre la trilogía: ¿quiere esto decir que puede pasar como con El sexto sentido? ¿Qué el último libro puede cambiar el sentido de lo leído anteriormente? cielos... no lo había pensado.

      Rarísimo todo, sí, es cierto.

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  26. La pregunta sería: ¿hasta qué punto alguien puede hacer un libro de mierda voluntariamente para denunciar la falsedad de los intelectuales y de la literatura? Sin contar que el libro es una copia de El Malogrado de Bernhard, pero en malo.

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