lunes, 17 de agosto de 2015

‘Pronto será de noche’ de Jesús Cañadas

Estamos en lo de siempre: la novela de género y el inconveniente de hablar del argumento entrando en detalle sin desvelar lo importante, que viene siendo, casi siempre, casi todo. Me disculpen si se me escapa alguna inconveniencia.

La novela de hoy está plagada de grises. No diré que no me ha gustado. Tampoco diré que sí. A ratos entretenida, a ratos pesada, se lee con interés, digamos, creciente hasta que nos damos de bruces con un final por un lado esperado (correcto, incluso) y por otro terrible, que de puro malo baja la nota a un conjunto que ya no estaba para mucha fiesta.

Mi pulgar hoy está indeciso, pero pesa tanto mi pulgar y disfruta tanto vaciando la cuenca de tus ojos…

* * * * *

Argumento: estamos en un atasco fenomenal, pero fenomenal de tardar infinitas horas en cambiar de bache. Fenomenal de saber que cada pausa da para ver Galáctica enterita. Es decir, la madre de todos los atascos. Para el lector el motivo es desconocido (ya saben, el clásico recurso de no contar qué demonios ocurre; ser el único que no se entera, saber qué come cada hormiga pero ignorar el origen problema). Da igual: yo se lo cuento: el mundo se acaba. O eso parece. Sí amiguitos, sin medias tintas: el fin de mundo cabalga en nuestra misma dirección y henos aquí sufridos ciudadanos huyendo despavoridos y metidos en un vulgar atasco. Y lo que es peor: sin la iniciativa de buscar otra afición que follar a escondidas.

La acción se centra un reducido grupo de tres mujeres y cinco hombres, casi seis, casi siete, de ese atasco. El resto de la humanidad es, durante mucho tiempo, mero atrezzo, puro cartón piedra. Y esto no es fácil de tragar, pero tragamos. Será por tragar.

Pero, claro, resulta que el puto libro tiene 256 páginas. Es decir, tiene que pasar algo más que las horas si no queremos acabar como una película de Terrence Malick. Y pasa esto: hay un asesino entre ellos. Digan: Ohh. Y un policía que parece el protagonista de The Walking Dead (en realidad toda la novela es heredera de esa serie). Digan: Ohhhhh. Y una preñada, que da mucha cosa. Y un taxista, que da mucho asco. Y un escritor, que da mucha pena. Y una que es muy buena, y otra muy pirada, y un drogadicto y uno más listo que el hambre. Y así todos. Cañadas, sabiendo que no es novelable un congreso de contables, se asegura una fauna variadita. 

Tópico: toda novela de terror ha de contar con, mínimo, un niño. Esto es de libro. Pero las miras del autor no son precisamente estrechas: si un niño funciona, él meterá un autobús. Más niños que en Toysrus en Navidad. Con un par. Y no contento con eso los dejará sin papis, y no contento con eso los dejará a cargo de una infeliz. Y no contento con eso los dejará sin agua, sin comida, sin una triste manta y sin películas Disney. Así de mal nos lo quiere hacer pasar. 

Pero no.

Con los niños pasa como con el resto de la población: están pero no están; padecen pero no se sienten. Cumplirán una función, los sabemos, pero hasta entonces, por favor, NO MOLESTEN. Y no, no molestan. Y es tan molesta esta falta de molestia… Da la impresión de que se ha elegido un escenario demasiado complicado, que no apetece afrontar según qué cosas, que no interesa demorar la acción con personajes secundarios. Queremos algo rápido, cortito; ¡creemos en los concentrados de fruta! Y eso se paga. Se paga porque cuando ocurra algo (si ocurre) maldito si nos importará un carajo. 

A esta novela le sobra gente y le sobra espacio y la falta acción, tensión (el viaje a una fábrica que podía, en el mejor sentido, volarle al lector la cabeza y que perfectamente daba por sí sólo para otra novela, acaba en anécdota y poco más) y se echa tanto de menos un clímax… Nadie espera un Apocalipsis modelo Stephen King, que de eso tenemos para aburrir, ni historias de amor cruzadas, pero algo más de desarrollo (y lo digo sin desmerecer el que hay), tanto de personajes como de acciones, se hubiese agradecido infinito.

Prometía, la novela, vaya que sí. Y, bueno, siendo honestos hay que decirlo: en parte, cumple. La premisa es fenomenal; la dosis de información, correcta; el arranque es puro Ballard (eso ya no habrá quien se lo quite) y el desarrollo está sembrado de buenos momentos (aunque ejecutados con precipitación). Uno debería aspirar a algo más que entretener a golpe de brevedad. Lo peor de todo es que ese momento Jessica Fletcher en el fin del mundo, esa secuencia Walking Dead sin cadáveres, ese malote en franca decadencia tantas veces visto, esa olla a presión con fugas o ese continuo aceptar pulpo como animal de compañía terminan por llenar el guión de agujeros que sólo un bajo nivel de exigencia o un alto grado de amistad pueden disimular. 


7 comentarios:

  1. Una crítica con cara y ojos no debería menospreciar el trabajo del autor y mucho menos utilizar términos como "puto libro". Que guste o no es normal, pero insultar hace que tu "reseña" pierda todo interés, más allá del rollo "Sálvame". Sigue así, campeón.

    ResponderEliminar
  2. Lo de PUTO LIBRO es una expresión que en modo alguno busca insultar. No vea otra cosa que un pasarse de coloquial. Si no se ha entendido, mea culpa. Creo.


    Respecto a que no me ha gustado... bueno, hay mucho que matizar, empezando por esto:

    "Y, bueno, siendo honestos hay que decirlo: en parte, cumple. La premisa es fenomenal; la dosis de información, correcta; el arranque es puro Ballard (eso ya no habrá quien se lo quite) y el desarrollo está sembrado de buenos momentos (aunque ejecutados con precipitación)."

    Creo que la novela de Cañadas cumple su función de entretener, ya lo he dicho, y también creo que está plagada de buenas ideas que sospecho que el autor descarta para hacer más ágil la narración. Y creo que ese es su gran error. Mi conclusión es que a la novela de Cañadas le faltan 200 páginas. Me repito:

    "... algo más de desarrollo (y lo digo sin desmerecer el que hay), tanto de personajes como de acciones, se hubiese agradecido infinito".

    Si eso es insultar....

    En cualquier caso, gracias por la lectura y compartir su crítica.

    Un saludo,

    ResponderEliminar
  3. Tongoy, Tongoy, que te ha faltado decir que Bueso es lo mejor de Valdemar. Ya no armas la de Dios es Cristo como solías hacer,

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo mejor de Valdemar Insomnia es Kiernan. De lejos. Con esta sí fui duro.

      Y es cierto, esto es un remanso de paz. Vamos a tener que hacer algo.

      Eliminar
  4. El Rey Pálido de DFW es, casi literalmente, una novela sobre un congreso de contables... Ay, ay las pieles de ovejita que esconden un lobo. Quien pille un escritor qque entienda la ambigüedad...

    ResponderEliminar
  5. Así como la colección de western de valdemar contiene bastante títulos apreciables (pese a algún patinazo) la colección de Insomnia está siendo una decepción tremenda. La joven ahogada se salva por lo que tiene de original, pero La guardia de Jonás sin ir más lejos y por no mentar españoles... no concibo siquiera qué pinta ese título en la colección... ha de haber cosas mucho mejores que traducir en el género de terror contemporáneo... en mi opinión el editor está errando al escoger los títulos con una asombrosa insistencia. De hecho, ha consumido todo el crédito que le di cuando planteó las premisas de la colección, que no era poco.

    ResponderEliminar
  6. Para mí, lo mejor de la colección hasta el momento, es 'John muere al final' .El resto va de malo a peor. No he leído a los españoles, pero es que lo que ha caído en mis manos de ellos, publicado por otras editoriales, tampoco es que me haga estar deseando hacerlo. La colección está resultando una decepción, incluso para los que somos aficionados al género.

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.